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Paula Atienza

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Nonverbal Synchrony: An Indicator of Clinical Communication Quality in Racially-Concordant and Racially- Discordant Oncology Interactions”, de Hamel, L. M.; Moulder, R.; Ramseyer, F. T.; Penner, L. A.; Albrecht, T. L.; Boker, S. y Eggly, S. (2022), en el que los autores utilizan dos estudios anteriores para estudiar cómo influye la sincronía no verbal en los procesos comunicativos de las interacciones entre médicos y pacientes cuando sus razas coinciden y cuando no coinciden.

La comunicación, tanto verbal como no verbal, es la clave de las interacciones sociales en todas las áreas, incluida la sanidad.

Una buena comunicación médico paciente de alta calidad se asocia, como ya hemos señalado en anteriores artículos, a una buena adherencia al tratamiento. Por el contrario, la mala comunicación puede conducir a peores resultados de los tratamientos, con consecuencias como la discontinuidad de la atención, insatisfacción del paciente y mayores costos en general.

Desafortunadamente, parece ser que la calidad de la atención clínica también se ve influenciada por la raza del paciente. Los pacientes negros, por ejemplo, experimentarían con mayor frecuencia una comunicación de peor calidad en comparación con los pacientes blancos.

En el caso de los casos de oncología, las investigaciones anteriores señalan que los médicos tienden a estar menos centrados en el paciente, ser verbalmente más dominantes, más polémicos y, además, dan menos información durante interacciones con pacientes negros.

La investigación ha demostrado consistentemente la relación entre la comunicación verbal y no verbal médico-paciente y los resultados en la salud del paciente, teniendo en cuenta elementos como la confianza, la satisfacción, la comprensión, la resolución de los síntomas…

Por ejemplo, se ha demostrado que, cuando se trata de centrarse en el paciente, relacionarse con él, desarrollar una relación empática y tener conciencia de los problemas psicológicos que pueda tener, el contacto visual es un gran aliado.

Otro ejemplo del efecto de la comunicación no verbal, es que el equipo de trabajo de los autores observó que, en un entorno de oncología, si los pacientes y médicos sonríen y muestran posturas abiertas a la interacción, los resultados de ésta serán más positivos.

En el estudio que esta semana nos ocupa, los autores quisieron investigar la naturaleza dinámica, interdependiente e inconsciente de la comunicación interpersonal no verbal, durante las interacciones oncológicas con pacientes negros en contextos racialmente discordantes y, por otro lado, con pacientes blancos en contextos racialmente concordantes.

¿Y cómo hicieron esto? Utilizaron un software que conseguía medir la sincronía de las interacciones médico-paciente, basándose en la coordinación del movimiento. Se entiende que, a mayor sincronía, mayores son las probabilidades de que la comunicación se esté realizando de forma efectiva y beneficiosa para ambas partes.

La gente sincroniza más con aquellos con quienes tienen relaciones positivas existentes, o bien con aquellos con quienes quieren desarrollarlas. Los niveles más altos de sincronía no verbal dan como resultado más afecto positivo posterior y simpatía.

El análisis de este artículo se llevó a cabo utilizando datos de dos estudios recientes. El primero de ellos se llevó a cabo entre 2002 y 2006 y el segundo entre 2012 y 2014. Ambos estudiaban distintos aspectos e influencias de la comunicación no verbal en pacientes de Oncología e incluían datos en vídeo.

El número total de pacientes analizados alcanzó un número total de más de 220 personas. Numerosas investigaciones han demostrado que los procesos inconscientes afectan al resultado de las interacciones humanas. Los hallazgos de los autores sugieren que, entre los pacientes negros y los médicos no negros, estaban operando procesos inconscientes para superar las posibles barreras culturales y raciales y, de esta manera, ayudar a crear una mayor sincronía no verbal. Estas motivaciones pueden haber estado ausentes en interacciones racialmente concordantes entre médicos negros y pacientes negros.

Existen evidencias de que las personas con niveles más altos de sesgo racial implícito pueden esforzarse más para controlarlo durante interacciones interraciales.

Por otro lado, parece ser que los pacientes negros que habían sufrido niveles más altos de discriminación previa, eran más activos verbalmente cuando se comunicaban con sus médicos blancos o no negros, lo que puede sugerir que los pacientes negros pueden usar estrategias verbales y no verbales, consciente e inconscientemente, para tener más controlada la interacción médica.

Lo ideal sería que la discordancia o la concordancia racial no afectase a la calidad de la comunicación en las interacciones oncológicas. La realidad es, sin embargo, bastante diferentes. Los autores llegaron a la conclusión de que existen diferencias en la comunicación no verbal que, casi con certeza, se encuentran fuera del control consciente.

Una idea importante que se debe tener en cuenta para los estudios futuros es que se debe estudiar si las diferencias encontradas en la sincronía no verbal en interacciones racialmente discordantes y concordantes se replican en otro tipo de interacciones médicas. Si lo hacen, entonces se debería investigar por qué se dan estas diferencias en Sanidad y cómo combatirlas. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Nonverbal synchrony in subjects with hearing impairment and their significant others”, de Völter, C.; Oberländer, K.; Mertens, S. y Ramseyer, F. T. (2022), en el que los autores realizan un estudio para saber cuál es el nivel de la sincronía no verbal entre personas con problemas auditivos y sus parejas o, en general, sus personas más allegadas.

La discapacidad auditiva es la tercera enfermedad crónica más común y tiene numerosos efectos sobre la salud física, mental y social, provocando una disminución de la calidad de vida hasta en un 49% de las personas afectadas.

La comunicación efectiva, que es crucial para la interacción social, es muy complicada en personas con discapacidad auditiva (de ahora en adelante, PDA), y puede generar frustración y resentimiento, lo que, a su vez, puede afectar a la calidad de la interacción social de estas personas.

Los problemas son numerosos e incluyen malentendidos en la comunicación en general y, más específicamente, cambios en la frecuencia y/o el tipo de comunicación. Las conversaciones a menudo se ven obstaculizadas por la pérdida de espontaneidad y la dificultad para compartir pequeñas observaciones inesperadas en las interacciones cotidianas, lo que tiene un fuerte impacto en las relaciones conyugales, por ejemplo. 

Parece ser que, con respecto a la relación comunicativa entre las PDA y sus cónyuges hay tres factores de riesgo específicos: en primer lugar, la satisfacción de la relación; después, la diferencia de edad entre los cónyuges; y por último, la percepción de los cónyuges con capacidades auditivas típicas sobre la discapacidad de sus parejas

Debido a esto, la investigación está intentando proponer intervenciones específicas para ayudar a las PDA y sus allegados a implementar en sus relaciones estrategias de afrontamiento más efectivas, ya que la sincronía interpersonal es fundamental para el ser humano, entre otras cosas, para constituir conexiones sociales y sentimientos de comprensión.

Estos procesos son esenciales para nuestro desarrollo en el mundo social; de hecho, uno de los beneficios de la sincronía no verbal es que funciona como una especie de “pegamento social” que fortalece la conexión entre las personas. Y es importante tener en cuenta que esta coordinación no verbal ocurre generalmente en ausencia de control consciente

En la última década, la sincronía no verbal ha recibido una atención creciente desde distintas áreas. Por ejemplo, desde la psicoterapia. La sincronía no verbal proporciona información valiosa sobre la relación paciente-terapeuta y su compromiso con las sesiones. 

Los autores mencionan que un método objetivo para medir la sincronización es el análisis de energía de movimiento (MEA). A través de un determinado software, se suman las cantidades de píxeles que cambian en los fotogramas y se extraen aproximaciones simples del movimiento. 

Hasta ahora, la sincronía de la comunicación no verbal entre PDA y sus seres queridos rara vez ha sido el foco de investigación, relacionándose, además, con la rehabilitación auditiva. 

Una observación que se obtuvo hace unos años, en un estudio de 2005, señalaba que si la pareja consideraba que la pérdida auditiva de su cónyuge era baja, la relación era significativamente mejor, ocurriendo lo contrario si la pareja percibía que la discapacidad era mayor. 

En términos generales, comprender la etiología del problema y ser capaz de expresar emociones y tener cierta sincronía no verbal, parece ser imprescindible para unas buenas relaciones interpersonales. 

Para esta investigación, los autores reunieron a un total de 39 adultos con discapacidad auditiva y a sus seres queridos. Se pidió a las parejas que hablaran, durante 10 minutos y siendo grabados, sobre una fiesta imaginaria que iban a organizar juntos. 

Los resultados arrojan conclusiones interesantes. Por ejemplo, parece ser que las parejas formadas entre una persona con discapacidad auditiva y una persona con una capacidad auditiva típica poseen una sincronía no verbal comparable a la sincronía no verbal entre dos personas sin discapacidad auditiva, y es más alta que la generalmente reportada en sesiones de psicoterapia general.

Para los datos sobre personas sanas y sesiones de psicoterapia se tuvieron como referencia varios estudios señalados en el artículo original, de 2011, 2014 y 2021.

La interpretación de los autores teniendo en cuenta este hallazgo, es que muchas personas con problemas de audición han podido experimentar un retiro de ciertas actividades sociales y por tanto, sus esfuerzos sociales han podido dedicarse más a fortalecer sus relaciones cercanas. 

Además, es interesante señalar que en las parejas heterosexuales en las que la persona con discapacidad auditiva es un hombre, quien tomó la posición de liderazgo comunicativo fue la compañera femenina. Esto puede reflejar que el impacto de la discapacidad auditiva es mayor en estas parejas.

Otro dato interesante, es que en las parejas con poca diferencia de edad aparece una sincronía aún mayor. 

Los autores señalan que es necesario destinar más esfuerzos y recursos a investigar cómo las habilidades comunicativas, tanto verbales como no verbales, de las personas con discapacidad auditiva pueden mejorarse para que éstas gocen de una calidad de vida similar a la de aquellas personas con una capacidad auditiva típica. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Prediction of Communication Effectiveness During Media Skills Training Using Commercial Automatic Non-Verbal Recognition Systems”, de Pereira, M.; Meng, H. y Hone, K. (2022) en el que los autores realizan un estudio con tecnología comercial para saber si, con ella, se pueden detectar las señales que son útiles para dar discursos o entrevistas en los medios de comunicación. 

Ser capaces de comunicar de forma efectiva en las entrevistas con los medios de comunicación es importante en multitud de roles laborales. De hecho, se realizan grandes inversiones para mejorar las habilidades de comunicación de las personas, de forma que se muestren positivamente. 

Esto no nos sorprende, ya que desde hace unos años se sabe que la comunicación verbal representa un pequeño porcentaje de la comunicación social, donde cobran especial importancia las señales no verbales. 

Por ello, es importante que las observaciones precisas y objetivas de señales no verbales se incorporen en la evaluación del desempeño de las personas en las entrevistas en los medios de comunicación, y en las intervenciones para mejorar las habilidades de estas personas de forma que el éxito sea más sencillo de alcanzar. Sin embargo, las herramientas actuales para esto, son más limitadas de lo que parecen.

Investigaciones anteriores sobre la comunicación no verbal se basaron únicamente en la observación y el análisis meticuloso de grabaciones de vídeo. El problema es que este método es propenso a caer en la subjetividad y requiere mucho tiempo. 

En este artículo, los autores proponen la alternativa de utilizar tecnologías comerciales y al alcance de prácticamente cualquier persona, para realizar una medición más rápida y objetiva de elementos no verbales.

Pero, antes de llegar a este punto, hacen una pequeña revisión de los aspectos más básicos del lenguaje no verbal. 

Por ejemplo, mencionan que el lenguaje no verbal cumple con una función importante desde el punto de vista evolutivo, mostrando emociones y beneficiando con ello tanto a los emisores como a los receptores del mensaje en las relaciones sociales. 

Explican, además, los canales que existen: las expresiones faciales, la prosodia (el comportamiento vocal), los gestos, las posturas… 

También mencionan la existencia de Ekman y sus investigaciones, además del sistema FACS de codificación facial, del que ya hemos hablado en varias ocasiones. 

Dentro de la prosodia, comentan la importancia de las vocalizaciones no lingüísticas y lingüísticas, así como la calidad de la voz o el silencio. Por ejemplo, la entonación puede cambiar un mensaje de forma que sea irónico o sarcástico. 

Los gestos a menudo se usan para regular las interacciones, cambiando los movimientos de los brazos, las piernas, las posturas, todo ello para mostrar emociones. 

Además, se sabe que la comunicación entre dos interlocutores depende del objetivo de ésta y del contexto. Por ejemplo, la señal no verbal que se identifica como más importante en una entrevista de trabajo es sonreír más, mientras que en el aula, las claves no verbales más importantes son la calidad de la voz y la actividad gestual. 

En algunos manuales se hacen recomendaciones para las entrevistas en los medios de comunicación. Por ejemplo, la falta de contacto visual, la velocidad rápida del habla, la voz monótona, influyen negativamente en cómo la audiencia percibe al entrevistado. Se recomienda, por lo contrario, imitar los movimientos del entrevistador, mantener el contacto visual y sonreír. 

Lo que ocurre es que, si se utilizan softwares para analizar esto, son de alto coste y de difícil acceso. Es por eso por lo que los autores mencionan la utilidad de programas accesibles y comerciales como Emotients FACET, Affectiva o Microsoft Kinect.

Los objetivos de este trabajo son dos. Por un lado, investigar qué combinaciones de señales no verbales son importantes en una entrevista con los medios y, por otro, presentar un posible método más objetivo de capturar señales sociales durante las entrevistas con los medios. 

Para la investigación se usaron entrevistas grabadas en vídeo de 39 participantes. En una primera sesión se grabaron 17 y en otra 22. 

Los resultados sugieren que la posición del cuerpo, las expresiones faciales, las señales vocales y los gestos con las manos son, como ya suponíamos, relevantes para el contexto de las entrevistas con los medios. 

Parece ser que se considera que las personas que están aparentemente relajadas y tranquilas, proyectan mayor honestidad y comodidad. 

Los resultados sobre las expresiones faciales sugieren que aquellos que mostraron más ira y asco fueron clasificados como mejor comunicadores. Esto puede ser porque el descenso de la frente y las cejas puede entenderse a menudo como concentración, sugiriendo que los sujetos están escuchando y con una actitud reflexiva.

Con el estudio se demuestra que la tecnología comercial utilizada, detallada en el artículo, se puede utilizar de forma exitosa para la medición de señales verbales de distintos canales, lo cual se puede utilizar para ayudar a los capacitadores brindándoles un mecanismo más sencillo para proporcionar a los alumnos una retroalimentación objetiva en su formación. 

También puede ser relevante para investigadores de psicología social, que necesitan evaluaciones de alta calidad de entrevistas en medios de comunicación. 

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Amigos del Club de Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Online communication and body language” de Paradisi, P.; Raglianti, M. y Sebastiani, L. (2021), en el que los autores comentan unas hipótesis e ideas sobre los cambios que la comunicación online está trayendo a la comunicación no verbal.

El progreso de las tecnologías digitales está teniendo un profundo impacto en la comunicación interpersonal.

La emergencia de la Covid-19 sacó a relucir la necesidad de explotar más las tecnologías digitales en línea para trasladar a este contexto las relaciones interpersonales. Debido a la necesidad de aislamiento físico, nos vimos obligados, además, a adaptarnos mediante un proceso muy rápido.

Por ello, la modalidad natural de la interacción cara a cara, hoy en día a menudo se reemplaza por interacciones a través de plataformas de comunicación online.

De hecho, este tipo de plataformas se utilizan ahora de manera mucho más rutinaria para reuniones, cursos, etcétera, todos ellos en diferentes contextos: entornos laborales, educativos, y en general para cualquier actividad que implique interacción social.

Incluso las personas mayores, que eran sólo usuarios marginales de estas tecnologías, se vieron obligadas a utilizarlas como su única oportunidad de mantener contacto social con sus allegados.

Esta nueva forma de comunicarnos ha traído consigo una gran mejora en las posibilidades de interacción social al superar las limitaciones del tiempo y el espacio. Sin embargo, también han modificado las reglas de la comunicación, por ejemplo, las relacionadas con la proxémica.

¿Cómo es esto? Cuando nos comunicamos mediante plataformas de vídeo online, la distancia que separa la imagen de la pantalla y al interlocutor real es de unas pocas decenas de centímetros, que es menor que la distancia entre las personas involucradas en una conversación cara a cara.

Tal cercanía, presupondría una intimidad entre personas que realmente no existe y una predisposición mutua al uso potencial del canal táctil (apretón de manos, abrazo, etcétera).

Los problemas señalados sugieren que los cambios de comunicación online son complejos y se deben estudiar en profundidad.

Los movimientos corporales y el lenguaje son cruciales tanto en comunicación no verbal basada en emociones, como en las interacciones sociales basadas en la cognición. Por ello, es previsible que el uso extensivo de tecnologías en línea pueda tener efectos importantes en los procesos cognitivos, no sólo en los relacionados con actividades educativas, sino también los relacionados con las relaciones emocionales en la vida social.

Un ejemplo que proponen los autores es la “terapia de baile”. En esta terapia se emplean los movimientos corporales para promover el bienestar personal y social. El componente social a través de la interacción corporal tiene un papel crucial en este tipo de terapia: se juega con las distancias, las perspectivas y la reciprocidad, creando un contexto comunicativo donde tiene lugar el movimiento.

Se han realizado previamente estudios que han demostrado que la meditación online es compatible con la idea de trabajar con uno mismo, pero con respecto a las interacciones con los demás miembros del grupo no ocurre lo mismo.

Los autores sugieren que el toque humano juega un papel crucial en el establecimiento de un sentido de proximidad entre las personas, además, facilita el comportamiento afiliativo y la vinculación social. De hecho, estudios previos han demostrado una estrecha relación entre un toque social agradable y la liberación de oxitocina (modulador del comportamiento social y las emociones).

El sentido del olfato también está involucrado en la comunicación social no verbal de los humanos; de hecho, a través de éste, podemos transmitir involuntariamente información personal. Y este sentido también se vería perjudicado por la comunicación online.

Por tanto, los autores concluyen con que en las interacciones sociales en línea el olfato y el tacto están ausentes, los estímulos visuales se limitan a una percepción en 2d, mientras que los auditivos prácticamente no varían; hay cambios en la relación entre las distancias percibidas y el conocimiento y no hay interacciones corporales directas.

Cuando las personas están en línea, quienes interactúan no pueden recuperar la mayoría de las características relevantes del entorno y el comportamiento corporal de los demás, adaptando el suyo en consecuencia.

Estos cambios pueden socavar los aspectos emocionales y empáticos de la comunicación interpersonal.

Una mejor comprensión de estos aspectos podría requerir una revisión parcial de las teorías clásicas de la comunicación, para considerar las nuevas modalidades introducidas por las interacciones online.

Una cuestión abierta, que los autores consideran que se merece más investigaciones, es la cuantificación de las distancias virtuales percibidas en las interacciones en línea.

Aunque parece que sólo se observan puntos negativos, los autores animan a que enfoquemos el asunto de forma diferente. No debemos pensar en lo que perdemos, sino en qué nos depara y qué hay de nuevo en este contexto inexplorado.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Nonverbal Auditory Cues Allow Relationship Quality to be Inferred During Conversations”, de Dunbar, R. I. M.; Robledo, J. P.; Tamarit, I.; Cross, I. y Smith, E. (2021) en el que los autores se preguntan si es posible inferir la calidad de la relación entre las personas que conversan a través de señales auditivas no verbales, y si es así, cómo.

El lenguaje es, sin duda, uno de los desarrollos evolutivos más importantes logrados por la raza humana. Aparte del papel obviamente central que tiene en el enriquecimiento de la cultura, tiene también un valor incalculable como medio a través del cual transmitimos información, negociamos la cooperación o transmitimos emociones.

Desde hace ya unos años, ha habido un interés creciente en estudiar cuáles son los aspectos del habla que tienen más peso, si los verbales o los no verbales.

Las primeras investigaciones afirmaban que predominaban los elementos no verbales. Mehrabian estaba entre los expertos que afirmaban esta idea, pues decía que, al menos con respecto a la comunicación de los afectos, más del 90% de la conversación se transmitía por señales no verbales, como la entonación, el volumen o las expresiones faciales.

Aunque hay otros muchos expertos que niegan esta versión, nadie duda de que las señales no verbales proporcionan una gran cantidad de información durante los intercambios verbales. De hecho, son las que nos permiten inferir el significado de un enunciado.

Esto también tiene que ver con Mehrabian y su famosa afirmación de que sólo el 7% del significado de cualquier enunciado se encuentra en su componente verbal.

Por otro lado, otros expertos encontraron, tras realizar sus experimentos, que tanto los canales de audio como los visuales, informan de forma independiente de características como el dominio social o la confiabilidad.

Los autores señalan que la crítica que más han recibido los estudios previos sobre el tema, es que se han centrado en la transferencia de información de un nivel muy bajo, como sería el reconocimiento de estados emocionales. Reconocer simplemente la expresión de una emoción, o una disposición afectiva, no es comparable con, por ejemplo, reconocer el grado de compenetración entre dos individuos que están manteniendo una conversación.

Un intento reciente de superar este desafío, descubrió que escuchar un clip breve de dos personas riendo juntas, era suficiente para permitir al oyente predecir si la pareja tenía una relación de amistad o eran extraños, con una precisión entre 53-67%, en 24 culturas diferentes.

Aunque esto está apenas por encima del nivel del azar, los resultados nos sugieren que puede ser posible inferir cierta información sobre la calidad de la interacción social a partir de señales únicamente no verbales.

El estudio de los autores se diferencia de los demás en que se utilizan grabaciones naturales de situaciones reales en las que interactúan dos o más personas. Los estudios anteriores, se centraban en cómo interpretamos información emocional con la declaración de un solo hablante.

El hecho de que se utilicen conversaciones naturales garantiza que los estímulos sean ecológicamente válidos y no incluyan exageraciones prosódicas como las que los actores introducen convencionalmente en los estudios de laboratorio.

Por otro lado, mientras que la mayoría de estudios anteriores se han centrado en las señales emocionales de las expresiones, los autores se centran en interpretar la calidad de la relación.

El estudio tiene como objetivo, por tanto, evaluar en qué medida se requiere información semántica y prosódica para que los oyentes identifiquen la calidad de la relación entre los hablantes.

Los participantes escucharon tres versiones distintas del mismo clip de audio: el clip original, con todas las señales prosódicas y verbales conservadas; una versión en la que se conservaron las pistas prosódicas pero se eliminó el contenido verbal; y una versión en la que el flujo de audio se convirtió únicamente en tonos y ritmo.

En él, participaron 199 hablantes nativos de inglés y 139 hablantes nativos de español para determinar si la familiaridad con el idioma tenía algún efecto.

Los autores hicieron tres predicciones: si el contenido verbal es primordial, esperaban que el rendimiento y aciertos estuviesen por encima del azar cuando los participantes escuchasen el audio completo; mientras que si las señales no verbales juegan un papel tan importante, el rendimiento estará por encima del azar incluso cuando el contenido verbal esté degradado.

Por otro lado, si el contenido verbal es crucial, los autores esperaban que los participantes tuviesen un mejor rendimiento al escuchar su propio idioma, con el que están más familiarizados.

Al clasificar los clips, los participantes podían elegir entre situaciones positivas, como: acuerdo libre, diferencias de opiniones (donde aún así los hablantes desean mantener una buena relación), comunión fática (los hablantes no están preocupados por el tema de conversación, sino simplemente pasan tiempo juntos) y provocación/broma amistosa.

También podían elegir entre interacciones negativas, como acuerdos forzados, desacuerdos sin consideración, chismes maliciosos o provocación agresiva.

El primero de los resultados sorprendió a los autores, ya que no concordaba con sus predicciones: no hubo diferencias significativas en el desempeño de hispanohablantes y angloparlantes al escuchar su propio idioma y el otro.

Las tasas más bajas de respuestas correctas las obtuvieron los clips que efectivamente correspondían a acuerdos forzados y chismes maliciosos. Esto puede deberse a que se necesita una gama más amplia de señales para aclarar el significado de la interacción en estos casos.

También había una tendencia a clasificar erróneamente la provocación/broma amistosa como acuerdos amistosos, y viceversa, lo que parece una alternativa razonable.

En los clips deslexicalizados, los participantes acertaron en un 80% cuando se trataba de clasificarlos como pertenecientes a interacciones positivas o negativas (es decir, tomaban una decisión binaria).

Los resultados generales confirmaron que las señales no verbales de los intercambios conversacionales por sí solas brindan información significativa sobre la calidad de la relación entre aquellos que interactúan.

Este estudio es interesante porque, entre otras cosas, puede tener muchas implicaciones para comprender los mensajes online, donde tenemos menos canales verbales y no verbales disponibles, según la interacción.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “The Impact of Poor Nonverbal Social Perception on Functional Capacity in Schizophrenia”, de Chapellier, V.; Palivdou, A.; Maderthaner, L.; von Känel, S. y Walther, S. (2022), en el que los autores realizan un estudio con personas con esquizofrenia para saber si su capacidad para reconocer señales no verbales es la misma que la de aquellas personas que no conviven con la enfermedad.

La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico grave, que afecta a casi el 1% de la población mundial. Se caracteriza por delirios, alucinaciones y, en general, síntomas negativos que deterioran la cognición social. 

Generalmente, por cognición social entendemos los procesos psicológicos que nos permiten decodificar los comportamientos e intenciones de los demás. Además, su deterioro no sólo es frecuente en pacientes con esquizofrenia, sino también en pacientes con psicosis. 

Se supone que los déficits cognitivos sociales son un rasgo estable que precede y, por tanto, ayuda a predecir la aparición de la esquizofrenia. Y además, informa sobre la frecuencia de recaída de los pacientes. 

Por lo tanto, estas deficiencias juegan un papel clave, no sólo en el desarrollo del trastorno sino también en el resultado funcional de los pacientes. 

La percepción social no verbal, que es la capacidad de decodificar señales interpersonales relevantes y no verbales, parece estar alterada en pacientes con esquizofrenia, según varios estudios de hace algunos años (la referencia a éstos se encuentra en el artículo original). 

La interpretación correcta de, por ejemplo, las expresiones faciales y los movimientos corporales, limita enormemente la comunicación de los pacientes con esquizofrenia: tienen una mayor tendencia a percibir los gestos ambiguos y la mirada directa como autorreferenciales o incluso amenazantes. 

A pesar de los intentos por comprender estos déficits cognitivos sociales en personas con esquizofrenia, el papel de la percepción social no verbal sigue siendo poco conocido. 

Un estudio de 2002 menciona que la percepción social no verbal alterada está relacionada con síntomas de desorganización, lo cual, a su vez, podría asociarse con la esquizofrenia.

Además, los déficits en la percepción social no verbal se han asociado en algunos estudios con un mal resultado funcional, y esto está relacionado, a su vez, con malas habilidades adaptativas relevantes en el mundo real para el funcionamiento diario de las personas. 

El objetivo de este estudio fue determinar si los pacientes con esquizofrenia tienen mayor éxito desempeñando tareas de reconocimiento de señales no verbales, además de explorar brevemente las ideas anteriores. 

Para ello, contaron con 41 pacientes clínicos que padecían esquizofrenia y 30 personas sin la enfermedad para actuar como grupo de control. Los datos se recopilaron entre diciembre de 2019 y junio de 2021. 

La percepción social no verbal se evaluó utilizando vídeos con sonido y escalas con validez psicológica con subescalas para obtener información acerca de la precisión a la hora de interpretar expresiones faciales, prosodia emocional y movimientos corporales. 

Los autores obtuvieron datos que les permitieron confirmar que los pacientes con esquizofrenia tienen, efectivamente, peor precisión en la percepción social no verbal en comparación con el grupo de control. 

Lo más interesante es que su desempeño empeora notablemente cuando se trata de reconocer las señales prosódicas. Con respecto a otros canales de expresión no verbal, las diferencias no fueron muy acusadas. 

Además, como los autores esperaban, la percepción social no verbal alterada se asoció con una capacidad funcional limitada. Esto repercute en, por ejemplo, habilidades de cuidado personal deficientes, pocas actividades en general o habilidades laborales deterioradas. 

Por tanto, la dificultad para decodificar señales no verbales en pacientes con esquizofrenia es clave para que su vida diaria funcione con total normalidad. 

Los autores proponen que los estudios futuros intenten determinar si hay algún tipo de intervención que alive estos déficits de percepción no verbal. Esto es tremendamente importante para mejorar el funcionamiento social y comunitario de las personas que conviven con la esquizofrenia, además de ayudarles a tener, en general, una mayor calidad de vida, similar a la de aquellos que tienen la suerte de no padecer esta enfermedad. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Looking guilty: Handcuffing suspects influences judgements of deception”, de Zloteanu, M.; Salman, N. L.; Krumhuber, E. G. y Richardson, D. C. (2022), en el que los autores realizan un estudio con oficiales de policía y ciudadanos civiles para saber cómo afecta al juicio de los entrevistadores el observar que el sujeto al que están interrogando lleva esposas o no.

La detección del engaño puede ser crucial en contextos de investigación forense, donde la decisión del juez y/o el jurado puede depender de la credibilidad del testimonio de la víctima, el testigo o el sospechoso. 

Sin embargo, los juicios de veracidad son un gran desafío, especialmente para aquellos cuya decisión es la que condenará o absolverá a un acusado. 

Como ya hemos comentado varias veces, las personas tendemos a ser malas detectando la mentira. Nuestro juicio está sesgado hacia la sobreestimación de la honestidad de los demás y a confiar demasiado en nosotros mismos. 

Dada la enorme importancia de estos juicios en el contexto legal, es vital examinar el papel de los factores situacionales en este proceso. 

Por este motivo, los autores decidieron utilizar un escenario experimental en el que simularon un interrogatorio real. Esposaron a algunas personas que iban a tener el rol de sospechosos, y examinaron cómo ésto podía afectar a los juicios de veracidad de quienes tenían que decidir si el sospechoso estaba mintiendo o no.

Antes de explicar el estudio y las conclusiones, los autores hacen un breve repaso por la literatura existente. 

La realidad es que quienes realizan estos juicios de veracidad (de ahora en adelante los llamaremos “jueces”) lo hacen con una calidad mejorable. Esto es algo que se ha atribuido, en parte, a la falta de señales conductuales confiables que diferencien a los mentirosos de los que dicen la verdad. 

Por ejemplo, las personas creen que los mentirosos se tocan más a sí mismos, se mueven más, tienden a apartar la mirada y, en general, están ansiosos y nerviosos. Sin embargo, estas creencias rara vez coinciden con la realidad. 

De hecho, uno de los motivos por los que los autores eligieron este tema para su estudio, fue que, según estudios de 2006, 2007 y 2004, los mentirosos suelen hacer menos movimientos con manos y dedos y utilizan menos gestos ilustradores en comparación con quienes dicen la verdad. Por lo tanto, la idea de restringir los movimientos de los “sospechosos” en este estudio, puede tener impacto en la discriminabilidad de los mentirosos y quienes dicen la verdad. 

Es decir, en este caso, la realidad contrastada por distintos estudios es contraria a la creencia popular.

Por otro lado, la literatura sobre detección del engaño ha pasado por alto, en gran medida, el impacto de los factores situacionales (elementos externos que influyen en el proceso) en los mentirosos y en los que dicen la verdad. Es decir, que la situación en la que se encuentran puede afectar a su comportamiento

Por ejemplo, manipular la vestimenta de las personas puede afectar a la empatía de los jueces con respecto al sospechoso. Y llevar gafas puede aumentar la percepción que el juez tiene sobre el sospechoso en relación a su inteligencia, honestidad y confiabilidad.

Los autores decidieron incluir agentes de policía en este estudio porque la investigación con profesionales de este área suele ser escasa en el campo de la detección del engaño. 

Los datos disponibles sugieren que los oficiales de policía muestran un desempeño similar al del resto de ciudadanos. Esto puede deberse a que los agentes de policía se basen en señales para determinar el engaño que no sean del todo correctas. 

En el estudio que nos ocupa se obtuvo un número de 83 personas que tomarían el rol de “jueces”; de estas, 23 eran policías. Los sospechosos fueron 19 personas, que aleatoriamente fueron distribuidos en dos grupos: personas esposadas y personas sin esposar. 

Antes del interrogatorio, los sospechosos completaron cuatro ítems de un cuestionario utilizado para medir diferencias individuales en el maquiavelismo. Posteriormente, dos de estas cuatro respuestas fueron modificadas, de forma que el sospechoso tuviera dos respuestas honestas y dos deshonestas.

Antes del interrogatorio, se les permitió leer las respuestas modificadas y se les indicó que debían justificarlas ante el entrevistador llegado el momento. 

Tal y como esperaban los autores, parece ser que la manipulación de las esposas afectó tanto a los agentes de policía como a aquellos que no trabajaban en este campo. Las declaraciones hechas por sospechosos esposados fueron más difíciles de clasificar para ambos grupos. Es decir, la probabilidad de que un sospechoso esposado se clasificase erróneamente en términos de la veracidad de su declaración fue de casi un 65%.

Un resultado que los autores consideraron preocupante, fue que los agentes de policía mostraron una mayor confianza en sus decisiones, sin ser más precisos que el grupo de ciudadanos civiles.

En general, tanto policías como no policías tuvieron un peor rendimiento en su tarea cuando el sospechoso estaba esposado, lo que respalda las afirmaciones de los autores de que los factores situacionales pueden afectar negativamente.

Es decir, los resultados ilustran que los elementos situacionales pueden afectar la percepción y el juicio de las personas. Reducir el impacto de estos factores podría mejorar las prácticas forenses y, sobre todo, los procedimientos de detección del engaño, al tiempo que reduciría el riesgo de posibles errores judiciales. 

Los autores recomiendan que las futuras investigaciones en esta línea se dediquen a estudiar más en profundidad cómo afecta que el sospechoso esté esposado o no cuando se trata de hacer juicios de veracidad. También señalan como muy interesante el centrarse en la capacidad del sospechoso para gesticular.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Intentional-Deception Detection Based on Facial Muscle Movements in an Interactive Social Context”, de Dong, Z.; Wang, G.; Lu, S.; Dai, L.; Huang, S. y Liu, Y. (2022), en el que los autores realizan un estudio utilizando la técnica de la electromiografía facial para estudiar la musculatura facial de la mentira.

La detección del engaño ha sido un tema social de interés durante toda la historia de la humanidad, en el que las expresiones faciales han tenido un papel clave. 

El rostro se puede utilizar como pista para interpretar la actividad mental de una persona y, por tanto, puede ser útil para saber si estamos ante un discurso honesto o no. 

En alguna ocasión ya hemos hablado de que existen dos tipos de expresiones faciales, según su duración: las macroexpresiones y las microexpresiones. Las macroexpresiones son más frecuentes, duran más y, por tanto, se controlan y suprimen más fácilmente. Por el contrario, las microexpresiones son breves, sutiles y más discretas. Éstas surgen del intento fallido de ocultar o reprimir emociones. Por tanto, se cree que son las pistas más confiables para detectar la deshonestidad. Ekman argumentó, sobre este tema, que los movimientos musculares incontrolables y rápidos en el área de la frente pueden ser pistas importantes para detectar mentiras.

Una de las técnicas con mayor tasa de éxito para el estudio de las microexpresiones y su relación con la mentira es el análisis de expresiones faciales en vídeo. Sin embargo, en este tipo de análisis es necesario un algoritmo que clasifique las expresiones, por ejemplo, utilizando las unidades de acción facial (AU) y, por tanto, la anotación manual sigue siendo en cierto modo necesaria. 

Lo cierto es que la precisión de los humanos en la detección de mentiras no suele superar el azar, según investigaciones anteriores, llegando a poco más del 50% de aciertos. Pero ¿qué ocurre si nos ayudamos de medios computarizados? Según los expertos, la precisión puede aumentar hasta alcanzar aproximadamente el 70% de aciertos. 

Estos medios computarizados, como el polígrafo, normalmente se centran en analizar las respuestas fisiológicas como la temperatura facial, el pulso, la frecuencia cardíaca, la presión arterial… Se entiende que el mentiroso sufrirá momentos de estrés emocional porque estará asustado, nervioso y ansioso al mentir, y eso es precisamente con lo que se relacionan estos indicadores.  

El problema es que las personas inocentes que dicen la verdad también pueden estar asustadas y nerviosas en una situación en la que se está juzgando su honestidad. Por tanto, este método no es completamente fiable. 

Otros estudios de detección de mentiras se han basado en técnicas de imágenes cerebrales, como la electroencefalografía, y han tenido resultados muy positivos. Sin embargo, este método requiere de la utilización de sensores y maquinaria poco accesible. 

En los últimos años se ha propuesto la electromiografía facial como método para investigar los movimientos musculares faciales y la asociación de éstos con la mentira. Ha tenido resultados positivos, aunque debe explorarse más a fondo su utilidad en este campo. 

Precisamente es este el método de análisis que ponen a prueba los autores del artículo, realizando un experimento con 22 voluntarios a los que dividieron por parejas, en un total de 11. 

La actividad consistía en una dinámica en la que cada una de las dos personas de la pareja tomaría un rol. Una de ellas sería el informante y la otra sería el detective. El detective haría una serie de preguntas autobiográficas sencillas y otras más extensas de preferencias personales. En una segunda etapa del experimento se intercambiaron los roles para, finalmente, en una tercera, intentar reconocer quién estaba mintiendo y cuándo mentía. Mientras esto ocurría, a los participantes se les realizaba una electromiografía facial. 

Los autores obtuvieron varias ideas interesantes. En primer lugar, parece ser que los humanos tendemos a utilizar el músculo cigomático en las expresiones asociadas a emociones positivas y para ocultar emociones mientras mentimos. 

Por otro lado, el músculo corrugador se asoció con expresiones relacionadas con emociones negativas (por ejemplo, fruncir el ceño). 

Además, lo más interesante es que parece ser que quienes mintieron en este experimento tuvieron una mayor actividad del músculo cigomático.

Por tanto, dado que este músculo se asocia con las expresiones de las emociones positivas, los autores infieren que los mentirosos pueden estar experimentando una cierta alegría por haber tenido éxito en su mentira

Una idea que apoyaría esta propuesta de los autores, es la sonrisa de Duchenne, que con la activación del músculo cigomático es una indicadora de emociones felices. 

Tanto el músculo cigomático como el músculo corrugador se encuentran en la zona facial superior y los músculos de este área están sujetos a un menor control volitivo por la corteza motora que se encarga de su movimiento. Como resultado, algunos investigadores creen que cuando las personas mienten, sus músculos faciales superiores filtran las emociones con mayor facilidad. Esta idea sería apoyada por los resultados del experimento de los autores, que, si bien invitan a continuar investigando sobre el tema, arrojan información reveladora que se debe tener en cuenta. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Nonverbal Communication in Virtual Reality: Nodding as a social signal in virtual interactions”, de Aburumman, N.; Gillies, M.; Ward, J. A. y Hamilton, A. F. C. (2022), en el que los autores realizan una serie de experimentos para saber cómo influye el hecho de asentir en la percepción que tienen los usuarios de los avatares humanos en contextos de realidad virtual.

La interacción cara a cara es una parte central de la vida humana, se utiliza para transmitir ideas, compartir información, comprender las intenciones de los demás y sus emociones, generar confianza, tomar decisiones… 

Un objetivo importante para los investigadores en ciencias computacionales es el diseño de los entornos virtuales, incluidos los humanos virtuales y los contextos de realidad virtual inmersiva, que pueden simular una conversación real cara a cara. También es un objetivo importante para los investigadores en psicología comprender cómo se comportan los humanos durante las interacciones y probar teorías sobre qué aspectos de estas interacciones son más significativos.

Ya sea en una configuración física o virtual, la comunicación humana implica tanto intercambios verbales como comportamientos no verbales.

La comunicación no verbal es una herramienta eficaz y expresiva que se emplea para enviar y recibir señales sociales que los humanos han estado usando durante miles de años antes de que se desarrollara la capacidad de comunicación con palabras. Por tanto, tanto el análisis como la síntesis de la comunicación no verbal, constituye una parte esencial de la investigación de la interacción humano-ordenador.

Aunque la comunicación física sigue siendo más poderosa, la comunicación moderna está frecuentemente mediada por la tecnología, y se lleva a cabo virtualmente.

La realidad virtual es una forma digital de comunicación que puede facilitar la creación de una interacción inmersiva en tiempo real y mejorar la presencia social en entornos virtuales. 

En el presente estudio se empleó la realidad virtual en los experimentos ya que los autores consideraron que tenía un potencial sinigual para impactar en el futuro de numerosos sectores, como por ejemplo las conferencias virtuales, la educación, la consultoría, la rehabilitación social, la atención médica…

También se incluyó la comunicación no verbal, que incluye aspectos tan dispares como asentir con la cabeza, mantener el contacto visual, inclinarse hacia adelante o atrás, la orientación del cuerpo, entre otros muchos. En particular, asentir con la cabeza juega un papel importante en la regulación de una interacción, señalando quién debe tomar el turno de palabra, por ejemplo, o si alguien está interesado o no en un elemento en particular. 

Este tipo de señalización se denomina comúnmente backchannelling, y a menudo se produce para enviar mensajes sutiles en una interacción cara a cara. Por tanto, incluir este elemento en entornos virtuales, puede ser muy importante para hacer que el interlocutor se sienta cómodo y escuchado.

En este artículo, los autores llevan a cabo varios experimentos que involucran la interacción virtual entre un avatar controlado por humanos y un humano virtual cuyo comportamiento está controlado por un programa de ordenador. En estos experimentos, los autores se enfocan en cuatro tipos diferentes de señales no verbales que son muy importantes en la interacción humana cara cara: el parpadeo, asentir con la cabeza, expresiones faciales y cambio de la mirada. Además, manipularon específicamente el comportamiento de asentir con la cabeza entre dos humanos virtuales diferentes.

Los experimentos se llevaron acabo en el laboratorio de interacción social del University College London. Se pudieron recopilar datos de 21 participantes, de los cuales 15 eran mujeres y 6, hombres, con una edad media de 24 años.

El estilo de los avatares virtuales era poco realista, parecido a los dibujos animados, ya que este tipo de humanos virtuales es preferido antes que aquellos más realistas.

En la primera tarea, se dijo a los participantes que tendrían una conversación con dos humanos virtuales diferentes en realidad virtual, y discutirían una serie de hechos sobre algunos estados de Estados Unidos. El participante conoce a la primera humana virtual (Anna). Ésta se presenta, y le pide al participante que se presente. Después, Anna realiza un monólogo de 45-55 segundos, donde lee datos sobre un estado de EEUU y después, durante 35-45 segundos, Anna y el participante debaten. Después, el proceso se realiza al contrario. En total, el participante debe completar cuatro intentos con Anna y cuatro con la otra humana virtual, Beth. 

Diseñamos estos dos seres humanos virtuales para proporcionar idénticos parpadeos, expresiones faciales y comportamientos cambiantes de la mirada.

La única diferencia entre el comportamiento de las dos humanas virtuales es que una de ellas manifiesta un comportamiento naturalista de asentir que depende de las acciones de su pareja, mientras que la otra solamente muestra un movimiento de cabeza preconfigurado. 

La segunda tarea utilizó un laberinto virtual para medir implícitamente la proximidad, la confianza y la atracción que el participante siente hacia las humanas virtuales. 

Las humanas virtuales Anna y Beth se colocan en ocho puntos de decisión de la laberinto; el participante puede optar por acercarse a una o a otra para obtener consejos sobre cómo completar la actividad. 

Se encontró un impacto positivo del asentimiento naturalista, mostrando que a los participantes les gustaba más, y confiaban más en la humana virtual que asentía de esta manera, ya que fue calificada con una puntuación significativamente más alta que la otra humana virtual. 

Cuando se preguntó a los participantes por qué humana virtual había mostrado más atención a lo que estaba diciendo, las opiniones siguieron en esta línea, y la humana virtual con un asentimiento naturalista fue percibida como más comprometida con la interacción.

Además, en el experimento del laberinto, los participantes se acercaron más a la humana virtual que asentía más. 

Estos resultados apoyan la afirmación de que el mimetismo funciona como una especie de pegamento social, y que al copiar las acciones de otra persona es posible generar confianza y simpatía. 

Los estudios futuros podrían probar cómo esto se extiende a otros tipos de conversación y otros grupos sociales, por ejemplo, introduciendo la variable del género. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, este semana presentamos el artículo “Evidence of Phone vs Video-Conferencing for Mental Health Treatments: A Review of the Literature”, de Chen, P. V.; Helm, A.; Caloudas, S. G.; Ecker, A.; Day, G.; Hogan, J. y Jan, L. (2022), en el que los autores realizan un meta-análisis en el que extraen conclusiones de literatura previa sobre los resultados positivos o negativos de las terapias psicológicas online con vídeo y telefónicas, comparándolas con la terapia presencial tradicional.

La capacidad de recibir atención de salud mental de forma remota, ya sea por vídeo y audio o sólo por teléfono, ha estado disponible desde aproximadamente 1960. Sin embargo, muchos terapeutas sintieron, ya desde esos años, que este tipo de atención era de menor calidad que la tradicional.

Precisamente este modelo tradicional se vio obligado a cambiar a principios de 2020. La pandemia de Covid-19 hizo necesarias medidas muy drásticas para la población, entre las que se encontraban el confinamiento y el aislamiento social. Por tanto, se limitó la atención sanitaria en persona y se pusieron en primera plana las modalidades de vídeo y teléfono, a medida que los pacientes y los terapeutas buscaban continuar con la terapia mientras se respetaban las medidas de seguridad y prevención. 

Sin embargo, no se sabe con exactitud si, en efecto, la atención por vídeo y/o teléfono es mejor que la presencial o no, o cuál de las dos podría ser su competencia más directa, porque sus aplicaciones han sido muy dispares. 

Por ejemplo, de abril a junio de 2020, de todos los encuentros de salud mental realizados en centros para Veteranos en Estados Unidos, el 63% se produjo por teléfono, el 21% por vídeo y el 14% de forma presencial. En una encuesta sobre el uso de los medios telemáticos por los usuarios beneficiarios de unos seguros de salud, se halló que el 56% de las visitas fueron sólo por teléfono, en comparación con el 28% de consultas realizadas por vídeo y el 16% que fue una combinación de teléfono y vídeo. 

El objetivo del artículo que presentamos esta semana fue proporcionar una revisión comparativa del uso del teléfono y del vídeo para proporcionar tratamientos de salud mental. 

Los autores extrajeron una serie de artículos sobre “vídeo-telesalud”, incluyendo aquellos publicados entre 2002 y 2022, para tener una visión lo más actual posible, y dividieron sus conclusiones en función de distintos bloques de enfermedades o problemas de salud mental.

Cuando hablamos de la ansiedad y la depresión, parece que los servicios de telesalud por vídeo pueden ser particularmente valiosos, ya que es más probable que los pacientes a los que se les diagnostica un trastorno del estado de ánimo asistan a las citas por videoconferencia antes que pacientes con otro tipo de diagnósticos. 

Además, se ha demostrado que tanto el vídeo como el teléfono son efectivos para reducir los síntomas relacionados con los trastornos del estado de ánimo. La terapia telefónica para la depresión es más eficaz que la ausencia de tratamiento, o incluso más que el tratamiento habitual; y los tratamientos para la ansiedad realizados por teléfono son, al menos, moderadamente efectivos para reducir los síntomas en comparación con la ausencia de tratamiento o el tratamiento tradicional.

En los pacientes con trastorno de estrés postraumático, la efectividad del tratamiento de vídeo es comparable a la atención en persona, y da como resultado una mejoría de los síntomas. Para los tratamientos por teléfono, los pacientes informaron también de una disminución de los síntomas.

Parece ser que los pacientes, por otro lado, están menos satisfechos con los terapeutas cuando se trata de atención telefónica y, además, los tratamientos a través de vídeo tuvieron mayores tasas de abandono. 

Para los tratamientos por uso de sustancias no hay diferencias significativas en la efectividad cuando los pacientes reciben tratamiento por vídeo o por teléfono, comparándolo con la atención en persona. Los pacientes que recibieron terapia grupal en persona o por vídeo tuvieron tasas positivas comparables en sus pruebas de detección de orina, duración similar de la abstinencia y cantidades similares de tiempo dedicado al asesoramiento intensivo.

Los estudios sobre tratamientos administrados de forma remota para dejar de fumar, muestran que no se han encontrado diferencias en la efectividad del tratamiento entre la terapia por teléfono, la terapia por vídeo y la terapia presencial, en lo relativo a tasas de abstinencia, cigarrillos por día e intentos de dejar de fumar. En conjunto, las terapias para dejar de fumar se pueden administrar de forma muy efectiva por medios no presenciales. 

En cuanto al trastorno obsesivo compulsivo, tanto el teléfono como el vídeo son modalidades viables de atención para su tratamiento. En dos ensayos controlados, se comparó el tratamiento telefónico y presencial y se vio que, para ambos, la reducción de los síntomas persistió 6 meses después del tratamiento. Además, aquellos que recibieron tratamiento para el TOC por teléfono, informaron de una alta satisfacción con su tratamiento en comparación con los pacientes en persona. 

Si bien se necesitan más estudios comparativos entre la terapia por vídeo y la terapia por audio, se puede concluir con que ambas tienen un porcentaje de efectividad muy similar al de la terapia presencial. Aunque es necesario dedicar más esfuerzos a estudiar aspectos como la comunicación no verbal en las terapias no presenciales, por ejemplo, para establecer relaciones sólidas entre paciente y terapeuta. 

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