Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Communicatie deficits associated with maladaptive behavior in individuals with deafness and special needs”, de Fellinger, J.; Dall, M.; Weber, C. y Holzinger, D. (2022), en el que los autores realizan un estudio para saber si existe una relación entre ser sordo y tener un comportamiento social desadaptativo en el que, además, haya déficits en la calidad de la comunicación. 

Las tasas de prevalencia de hipoacusia oscilan entre el 15 y el 25% de la población adulta. La pérdida auditiva que comienza antes de la adquisición del lenguaje, puede tener un gran impacto en la comunicación y el desarrollo socioemocional y cognitivo.

Los primeros años de vida son críticos para el lenguaje y el desarrollo en general. Si un niño no tiene acceso suficiente al lenguaje hablado o de señas durante ese período, esto puede tener efectos negativos duraderos en su capacidad futura de aprender un idioma, y esta privación del idioma, puede derivar en aislamiento social que, a su vez, afecta gravemente a la salud mental durante toda la vida. 

Aproximadamente entre el 33 y el 50% de las personas con sordera prelingual o con dificultades auditivas en general, tiene otras discapacidades adicionales, por ejemplo, trastornos del neurodesarrollo como trastornos del espectro autista o trastorno por déficit de atención con hiperactividad, u otros trastornos neurológicos. 

Este hecho hace que las dificultades de comunicación y salud mental sean aún más pronunciadas. La combinación de sordera y discapacidades intelectuales es un doble riesgo y tiene un impacto mucho mayor en la vida de las personas. 

En un estudio danés, los niños con sordera y necesidades especiales tenían tres veces más probabilidades de padecer problemas psicosociales en comparación con niños con sordera pero sin necesidades adicionales. 

Los problemas emocionales y de comportamiento de los niños sordos y cómo estos se relacionan con el lenguaje están, en general, bien documentados en la literatura, pero es cierto que estos dos elementos asociados con la comunicación social y el comportamiento desadaptativo no son tan populares, por ello, los autores se decantaron por la convergencia de estos temas. 

La comunicación, con sus elementos verbales y no verbales, tiene un papel esencial en nuestras vidas, como ya hemos señalado en muchas ocasiones, pero además, también en los procesos neurocognitivos, incluida la atención, el aprendizaje, las normas sociales… 

En la literatura, cuando se habla de un comportamiento desadaptativo, se hace referencia a un comportamiento que interfiere con las actividades de la vida diaria de un individuo o con su capacidad para adaptarse y participar en entornos. Usando esta definición, los autores realizaron un análisis de la prevalencia del comportamiento desadaptativo y cómo éste se asocia con las habilidades del lenguaje verbal y no verbal y la comunicación social en adultos con sordera y necesidades especiales. 

La muestra estuvo compuesta por 61 participantes con sordera y discapacidad intelectual y/u otros trastornos del neurodesarrollo. Todos los participantes tenían en común que, antes de los 6 años, cuando se inscribieron en una escuela para niños con sordera, casi no habían tenido acceso a la lengua de signos. Crecieron sin un acceso adecuado al lenguaje y sólo con un mínimo de lenguaje expresivo. En la mayoría de las familias sólo se usaba un número limitado de señas y gestos sencillos, lo que conducía a una grave privación del lenguaje durante la infancia. 

Los hallazgos mostraron que hubo una tasa de prevalencia de comportamiento desadaptativo elevado del 41% y una puntuación especialmente alta en el 18% de los participantes. Es una tasa bastante elevada, teniendo en cuenta que los participantes vivían en un entorno que había sido adaptado a sus necesidades.

Se encontró que los retrasos en el lenguaje, sobre todo en el de señas, eran significativamente más pronunciados cuanto más intensa la dificultad neurológica del paciente. 

Se demostró que las habilidades del lenguaje y la comunicación social explican un 14% de la varianza en la tendencia a tener más o menos comportamientos desadaptativos, lo que confirma la hipótesis de los autores de que tiene una influencia bastante intensa. 

Los resultados enfatizan la importancia de tener acceso temprano al lenguaje, sean cuales sean las circunstancias del niño, y la promoción constante de las habilidades comunicativas verbales y no verbales, ya que aquellas personas con mejores habilidades lingüísticas y de comunicación social, demostraron niveles más bajos de un comportamiento desadaptativo. 

Además, los hallazgos destacan la necesidad de fomentar el desarrollo de la comunicación social en todas las personas, sin importar cómo sea su funcionamiento cognitivo. 

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