Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, este semana presentamos el artículo “Evidence of Phone vs Video-Conferencing for Mental Health Treatments: A Review of the Literature”, de Chen, P. V.; Helm, A.; Caloudas, S. G.; Ecker, A.; Day, G.; Hogan, J. y Jan, L. (2022), en el que los autores realizan un meta-análisis en el que extraen conclusiones de literatura previa sobre los resultados positivos o negativos de las terapias psicológicas online con vídeo y telefónicas, comparándolas con la terapia presencial tradicional.

La capacidad de recibir atención de salud mental de forma remota, ya sea por vídeo y audio o sólo por teléfono, ha estado disponible desde aproximadamente 1960. Sin embargo, muchos terapeutas sintieron, ya desde esos años, que este tipo de atención era de menor calidad que la tradicional.

Precisamente este modelo tradicional se vio obligado a cambiar a principios de 2020. La pandemia de Covid-19 hizo necesarias medidas muy drásticas para la población, entre las que se encontraban el confinamiento y el aislamiento social. Por tanto, se limitó la atención sanitaria en persona y se pusieron en primera plana las modalidades de vídeo y teléfono, a medida que los pacientes y los terapeutas buscaban continuar con la terapia mientras se respetaban las medidas de seguridad y prevención. 

Sin embargo, no se sabe con exactitud si, en efecto, la atención por vídeo y/o teléfono es mejor que la presencial o no, o cuál de las dos podría ser su competencia más directa, porque sus aplicaciones han sido muy dispares. 

Por ejemplo, de abril a junio de 2020, de todos los encuentros de salud mental realizados en centros para Veteranos en Estados Unidos, el 63% se produjo por teléfono, el 21% por vídeo y el 14% de forma presencial. En una encuesta sobre el uso de los medios telemáticos por los usuarios beneficiarios de unos seguros de salud, se halló que el 56% de las visitas fueron sólo por teléfono, en comparación con el 28% de consultas realizadas por vídeo y el 16% que fue una combinación de teléfono y vídeo. 

El objetivo del artículo que presentamos esta semana fue proporcionar una revisión comparativa del uso del teléfono y del vídeo para proporcionar tratamientos de salud mental. 

Los autores extrajeron una serie de artículos sobre “vídeo-telesalud”, incluyendo aquellos publicados entre 2002 y 2022, para tener una visión lo más actual posible, y dividieron sus conclusiones en función de distintos bloques de enfermedades o problemas de salud mental.

Cuando hablamos de la ansiedad y la depresión, parece que los servicios de telesalud por vídeo pueden ser particularmente valiosos, ya que es más probable que los pacientes a los que se les diagnostica un trastorno del estado de ánimo asistan a las citas por videoconferencia antes que pacientes con otro tipo de diagnósticos. 

Además, se ha demostrado que tanto el vídeo como el teléfono son efectivos para reducir los síntomas relacionados con los trastornos del estado de ánimo. La terapia telefónica para la depresión es más eficaz que la ausencia de tratamiento, o incluso más que el tratamiento habitual; y los tratamientos para la ansiedad realizados por teléfono son, al menos, moderadamente efectivos para reducir los síntomas en comparación con la ausencia de tratamiento o el tratamiento tradicional.

En los pacientes con trastorno de estrés postraumático, la efectividad del tratamiento de vídeo es comparable a la atención en persona, y da como resultado una mejoría de los síntomas. Para los tratamientos por teléfono, los pacientes informaron también de una disminución de los síntomas.

Parece ser que los pacientes, por otro lado, están menos satisfechos con los terapeutas cuando se trata de atención telefónica y, además, los tratamientos a través de vídeo tuvieron mayores tasas de abandono. 

Para los tratamientos por uso de sustancias no hay diferencias significativas en la efectividad cuando los pacientes reciben tratamiento por vídeo o por teléfono, comparándolo con la atención en persona. Los pacientes que recibieron terapia grupal en persona o por vídeo tuvieron tasas positivas comparables en sus pruebas de detección de orina, duración similar de la abstinencia y cantidades similares de tiempo dedicado al asesoramiento intensivo.

Los estudios sobre tratamientos administrados de forma remota para dejar de fumar, muestran que no se han encontrado diferencias en la efectividad del tratamiento entre la terapia por teléfono, la terapia por vídeo y la terapia presencial, en lo relativo a tasas de abstinencia, cigarrillos por día e intentos de dejar de fumar. En conjunto, las terapias para dejar de fumar se pueden administrar de forma muy efectiva por medios no presenciales. 

En cuanto al trastorno obsesivo compulsivo, tanto el teléfono como el vídeo son modalidades viables de atención para su tratamiento. En dos ensayos controlados, se comparó el tratamiento telefónico y presencial y se vio que, para ambos, la reducción de los síntomas persistió 6 meses después del tratamiento. Además, aquellos que recibieron tratamiento para el TOC por teléfono, informaron de una alta satisfacción con su tratamiento en comparación con los pacientes en persona. 

Si bien se necesitan más estudios comparativos entre la terapia por vídeo y la terapia por audio, se puede concluir con que ambas tienen un porcentaje de efectividad muy similar al de la terapia presencial. Aunque es necesario dedicar más esfuerzos a estudiar aspectos como la comunicación no verbal en las terapias no presenciales, por ejemplo, para establecer relaciones sólidas entre paciente y terapeuta. 

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