Edward T. Hall, en el año 1966 acuñó el término PROXEMIA para designar el conjunto de teorías y observaciones interrelacionadas acerca del uso del espacio por los hombres como muestra de una especializada elaboración cultural. Este autor es el referente en PROXEMIA y no existe en la actualidad ninguna obra con mayor trascendencia en este terreno que su libro «La dimensión oculta». Las dos claves de la aportación de Hall son por una parte el establecimiento y concreción de las distancias del ser humano y por otra el concepto de que el espacio es entendido por las distintas culturas de diferentes maneras.
La distancia íntima. Es el espacio de aire existente a nuestro alrededor. Entrar en este espacio sólo es aceptable para las personas con relación más íntima. La medida dependerá de cada cultura. En Norteamérica este espacio abarcaría 45 centímetros alrededor de nuestro cuerpo. Las culturas latina o mediterránea ven reducidas a distancia en unos 5 ó 10 centímetros. Es la distancia del acto de amor y de la lucha, de la protección y el confortamiento. Dentro de la distancia íntima podremos distinguir la fase cercana y la fase lejana. En la fase cercana a cualquier parte de nuestro cuerpo puede tocar el cuerpo de la otra persona. En la fase lejana difícilmente podremos alcanzar a la otra persona con alguna parte de nuestro cuerpo pero sí podremos hacerlo fácilmente con las manos. Debido al gran abanico de estímulos sensoriales recibidos, penetrar en esta zona incrementa los niveles de adrenalina y las pulsaciones, causa nerviosismo y hace cambiar a la persona su forma habitual de comportamiento.
La distancia personal. Podemos asimilar este espacio como nuestra esfera o burbuja protectora. Para la población norteamericana es el espacio existente a partir de 45 cm y hasta 1,2 m. En nuestra cultura este espacio también se reduce de manera proporcional. En esta distancia igualmente podremos distinguir entre una fase cercana y una fase lejana. Una fase cercana estirando el brazo podríamos tocar a la persona y en la fase lejana ya estaría fuera de nuestro alcance. Sólo nos sentiremos cómodos si la persona que penetra en nuestra burbuja de aire es de confianza.
La distancia social. Es la zona de las relaciones interpersonales. En Norteamérica se extiende desde los 1,2 m hasta los 3 m. En nuestra cultura también se verá proporcionalmente reducida esta distancia. En una cultura mediterránea o latina mantener una conversación con una persona a una distancia superior a 2 m no es una situación muy habitual.
La distancia pública. En esta distancia las personas están fuera de su círculo de implicación, compromiso o envolvimiento. Para los estadounidenses hablaríamos la distancia superior a los 3 m.
Es evidente que en el terreno de las emociones las distancias que toman mayor importancia son la íntima y la personal. Actuando sobre estas distancias estaremos actuando sobre las emociones.
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Rafael López Pérez – Socio director PotenZiaT – Director Club Lenguaje No Verbal