Las autoras Cutica y Bucciarelli del Centro de Ciencia Cognitiva de la Universidad de Turín nos acercan hoy al mundo de los gestos. Cuando una persona habla, lo más habitual es que despliegue ciertos movimientos corporales, ademanes, gestos, señas, etc., acompañando así lo que dice verbalmente. Para nosotros parece una conducta totalmente normal pero las últimas investigaciones sobre este fenómeno revelan que hay una función bastante interesante que tiene que ver con la correcta o incorrecta formación de modelos mentales. Un modelo mental es una representación analógica de una situación descrita o percibida, conformada por elementos que representan estas entidades descritas o percibidas, los cuales se interconectan entre ellos y crean así relaciones entre las entidades.
Numerosos estudios han señalado que la profunda comprensión de un discurso involucra la construcción y manipulación de representaciones mentales que reproducen la situación descrita. También han revelado que los ademanes desplegados por un orador favorecen la construcción del modelo mental del discurso en los oyentes o espectadores, y además ayudan al orador a organizar su línea de pensamiento a la hora de hablar.
Basándose en estas ideas, se realizó un estudio para corroborar la hipótesis de que una persona que escucha un discurso acompañado de gestos, desplegará menos gestos a la hora de recordarlo y contarlo que una persona que ha escuchado un discurso, que no va acompañado de ademanes de ningún tipo, puesto que lo que se piensa es que una persona que ha sido expuesta a un mensaje verbal acompañado de gestos, ha sido capaz de formular un mejor modelo mental del discurso y por lo tanto ha tenido una mejor comprensión del mensaje, por lo que no requiere de acompañar su relato con ademanes a la hora de reproducirlo o recordarlo.
Para ello se realizaron dos experimentos, uno donde se reclutaron 38 estudiantes (32 mujeres y 6 hombres) de 23 años a los que se expuso a dos vídeos de aproximadamente 6 minutos en los cuales un actor narraba una serie de sucesos ocurridos en un carnaval. El actor relataba el mismo discurso en ambos vídeos, sólo que en uno lo hacía acompañado de ademanes espontáneos y en el otro lo narraba sin hacer ningún gesto. Los estudiantes se dividieron en dos grupos y cada grupo vio uno de los vídeos.
Los resultados arrojados por este experimento confirmaron la hipótesis sostenida por los investigadores quedando demostrado que los estudiantes que habían observado el vídeo con la narración acompañada de gestos, a la hora de recordar lo visto lo hacían produciendo menos gestos (41% de los relatos acompañados de gestos), que el otro grupo que vio el vídeo sin gestos lo relataba con más gestos (56% de los relatos acompañados de gestos).
Debido a su tema, el contenido del discurso narrativo de este experimento sugiere descripciones espaciales y de movimiento, y según algunos estudios, existe un nexo particular entre la producción de gestos espontáneos y los contenidos que involucran imaginaciones visuales o dinámicas, es decir espaciales y de movimiento, por lo que para el segundo experimento lo que se hizo fue reclutar a otros 30 estudiantes (24 mujeres y 6 hombres) de 23 años y hacer una replica del primer experimento sólo que para éste se manejo un contenido mucho más técnico, hablando sobre la percepción del color, un tema de menor “espacialidad y motricidad”.
Los resultados de este experimento también confirmaron la hipótesis, los participantes que vieron el vídeo con ademanes hicieron menos gestos al recordarlo (45% de los relatos acompañados con gestos) mientras que los participantes expuestos al vídeo sin ademanes recurrieron a más gestos a la hora de recordarlo (78% de los relatos acompañados con gestos).
Como conclusiones generales, el estudio nos dice que el propósito de los gestos que acompañan al lenguaje verbal, desde ambas perspectivas, tanto del oyente como del orador, sirven para apoyar la organización de los pensamientos a través de la construcción de un modelo mental del discurso.
También es evidente que la comprensión profunda del discurso por parte del escucha y la buena organización de las ideas por parte del orador, recaen en la creación de modelos mentales completos y correctamente articulados, integrando tanto información lingüística como los gestos que acompañan al discurso.
Quizás lo que queda pendiente es investigar más a fondo la forma en que los gestos pueden dirigir la atención del receptor hacia la información verbal que acompañan.
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