Como ya os avanzamos la semana pasada esta es la 2ª parte del artículo “El lenguaje no verbal y los negocios”. En este fragmento los autores Hui Zhou y Tingquin Zhang nos desvelan cómo podemos usar el lenguaje no verbal para hacer negocios y también cómo entender a las otras partes que intervienen en el proceso.
Lo que nos cuentan estos investigadores es que los buenos negociadores saben cómo utilizar el lenguaje corporal a su favor y también saben leer el código no verbal de los demás para llevárselos a su terreno. Brazos cruzados, cejas levantadas, mirada errática – todo significa algo. Si prestamos atención nos sorprenderemos de lo que podemos aprender acerca de lo que realmente está pasando en la negociación independientemente de lo que se dice con palabras.
En cuanto a la lectura de los gestos, Hui Zhou y Tingquin Zhang dicen que hay que tener especial cuidado en interpretarlos y usarlos. Un gesto que significa una cosa en una cultura puede significar algo completamente diferente en otra. Hay muchas probabilidades de encontrarse con diferentes interpretaciones cuando se está negociando con alguien de otra parte del mundo. Por ejemplo, la señal de OK uniendo el pulgar con el dedo índice de uso común en Estados Unidos es un gesto obsceno en algunos países.
Durante una relación comercial, una vez que nos damos cuenta de los mensajes no verbales de la otra persona, podemos modificar nuestra propia comunicación no verbal. Con tan solo colocar nuestras notas encima de la mesa, inclinarnos hacia delante en la silla, y descruzar las piernas, podemos cambiar nuestra posición y mostrarnos mucho más receptivos. Una vez que comenzamos a manejar nuestro comportamiento no verbal y el de nuestro interlocutor, empezaremos a cosechar los beneficios de «hablar el idioma.» El lenguaje no verbal refleja los verdaderos sentimientos de las personas. Cuanto mejor comprendamos este lenguaje, más capaces seremos de utilizarlo en nuestro propio beneficio.
En una negociación, podemos utilizar el conocimiento del lenguaje no verbal de varias maneras: mientras preparamos el discurso de la negociación, debemos revisar brevemente los elementos fundamentales del lenguaje corporal con el resto de miembros del equipo. Lo más importante que podemos observar en una sala llena de gente es el espacio personal que cada persona ocupa. La naturaleza humana dicta que las personas consideradas con más poder suelen adjudicarse más espacio personal que el resto de gente que se encuentra en la sala. El uso de la silla dominante (generalmente la que se sitúa en la cabecera de la mesa) puede ser el signo más evidente de poder. Una vez que las relaciones espaciales están establecidas, no son fáciles de cambiar. Es aconsejable pensar qué tipo de relación queremos establecer con los demás asistentes y sentarnos en el lugar que más se adecúe a nuestros intereses.
Para iniciar la primera toma de contacto los autores del artículo recomiendan empezar cada reunión con una buena comunicación no verbal. Aconsejan mostrar entusiasmo y energía, mirar directamente a los ojos si hablamos con alguien y a la hora de saludar que el apretón de manos sea firme y contundente (sin estrujar la otra mano).
Dicen que, cuanto antes prestemos atención al lenguaje corporal en una reunión de negocios, antes podremos detectar señales de lo receptivo que pueda estar la otra parte (es decir, si está preparado para escuchar y si se muestra abierto a nuestras ideas). Las personas receptivas se muestran relajadas con las manos abiertas, mostrando las palmas de las manos, lo que indica apertura a la negociación. Se inclinan hacia adelante, ya sea estando sentadas o de pie. Los negociadores receptivos se desabrochan sus abrigos. Por el contrario, las personas que no están dispuestas a escuchar se inclinan hacia atrás en la silla o se cruzan de brazos protectoramente.
El aprendizaje de la comunicación no verbal es casi tan difícil como hablar con fluidez un idioma extranjero. Leer el lenguaje corporal es tal vez la más poderosa forma de comunicación humana. Y ser capaz de leer el lenguaje corporal, significa que casi se puede leer la mente de las personas. Además de estudiar nuestros propios gestos y el significado que estamos transmitiendo, también debemos ser conscientes de lo que nuestra contraparte transmite.
Volviendo otra vez a los gestos, muchos escépticos argumentan que es difícil saber lo que alguien está pensando teniendo en cuenta solo un gesto, y están en lo correcto. Un solo gesto es como una sola palabra, su significado verdadero es difícil de entender fuera de contexto. Sin embargo, cuando los gestos son abundantes, su significado se hace más claro. Por ejemplo, si una persona está inquieta puede que no signifique nada, sin embargo, si esa persona evita el contacto visual, pone las manos alrededor de su boca, se toca la cara constantemente y está inquieta, hay buenas razones para pensar que quiere ocultar algo.
Los movimientos involuntarios de las manos pueden ser especialmente reveladores. La gente a menudo se toca la nariz, la barbilla, la oreja, el brazo o la ropa cuando están nerviosos. Respecto al uso de las piernas, cuando a la gente se la pregunta por qué cruzan las piernas, la mayoría dicen que lo hacen por comodidad. Aunque sea verdad, esta información es parcialmente correcta. Cruzar las piernas durante mucho tiempo es una posición muy incómoda. El estudio de lo que las personas en una reunión con fines comerciales se están diciendo es fundamental para lograr un buen resultado.
En el artículo los autores destacan que un aspecto potente del lenguaje corporal que podemos controlar es la cercanía entre nosotros mismos y el comprador. Al terminar un acuerdo es necesario que haya un sentimiento de conexión. Si el comprador está situado lejos de nuestra mesa o sentado inclinado hacia atrás, deberíamos colocar algunos papeles sobre la mesa lo suficientemente lejos como para que tenga que acercarse a nosotros. A continuación, hay que imitar su acción y acercarnos nosotros también. El resultado final es que estaremos en una mejor posición para llegar a un acuerdo.
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