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Romper las reglas para alcanzar el poder. Club Lenguaje No Verbal.
Romper las reglas para alcanzar el poder. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, esta semana les ofrecemos un resumen del artículo “Romper las reglas para alcanzar el poder: Cómo los infractores de normas alcanzan el poder de cara a los demás”, de los autores Gerben A. Van Kleef , Astrid C. Homan, Catrin Finkenauer, Seval Gündemir y Eftychia Stamkou de la Universidad de Amsterdam (NL), sobre la transgresión de normas y la percepción de poder.

Tal vez sea de esperar que los que detentan el poder al romper las reglas caigan en desgracia y lo pierdan. Pero, ¿es posible que el hecho de romper las reglas en realidad alimente la percepción de poder? En este trabajo se explora esta paradójica posibilidad, centrándose en los efectos de la violación de las normas sobre la percepción de poder. Las normas son reglas o principios entendidos por los miembros de un grupo y que guían y/o restringen el comportamiento, sin la coerción de las leyes, para generar una conducta adecuada y aceptable. Así pues, la violación de la norma se define como una conducta que infringe uno o más principios de comportamiento apropiado y aceptable.

En base a la teoría del poder de activación/inhibición y al trabajo empírico se plantea la hipótesis de que las personas que violan las normas son percibidas como más poderosas que las que no lo hacen. Según esta teoría, los individuos poderosos son relativamente libres de comportarse como quieren. Encuentran menos limitaciones sociales y más entornos con recursos (dinero, conocimiento, apoyo). Esto estimula su sistema de activación conductual, que se acompaña de desinhibición conductual. Al contrario, los individuos con poco poder, sufren más limitaciones sociales, amenazas y castigos. Esto activa su sistema de inhibición conductual, que restringe sus acciones.

De hecho, los individuos con poder parecen actuar a voluntad sin temor a las consecuencias negativas. Esta desinhibición conductual hace que los individuos más poderosos sean propensos a exhibir una conducta socialmente inapropiada. Es más, a pesar de imponer estrictas normas morales a los demás, ellos por el contrario no suelen respetarlas.Debido a que se cree que ciertos comportamientos están asociados con el poder, las señales en sí mismas pueden indicar poder. Por lo tanto, cuando las personas perciben a los que se encuentran a su alrededor, pueden utilizar este tipo de señales para inferir su nivel de poder.

En este trabajo se ha querido poner a prueba esta hipótesis en cuatro estudios.

En el primer estudio se estableció un escenario en el que un sujeto mostraba una conducta de violación de normas (o no), y se midieron las percepciones de los encuestados acerca “del poder” de esa persona. Los resultados proporcionaron evidencia inicial sobre que el hecho de transgredir las normas puede alimentar la percepción de poder, incluso aunque se trate de un comportamiento negativo (asocial, inmoral, inadecuado y grosero).

El estudio 2, para examinar la posibilidad de generalizar el efecto, se centró en un tipo diferente de infracción de la norma que se llevó a cabo en un contexto institucional. Además, se investigó si el efecto de las transgresiones sobre la percepción de poder está mediado por inferencias intencionadas. El estudio mostró que la violación de normas puede alimentar la percepción de poderes ya que indica que se es libre de actuar como uno quiere, una libertad que se asocia con un poder elevado.

En el estudio 3 se empleó una violación de normas distinta y una metodología diferente para establecer la fuerza del efecto. Según las investigaciones sobre estereotipos emocionales, se prevé que los individuos poderosos reaccionen con más rabia y menos tristeza ante acontecimientos negativos que los individuos menos poderosos y, por consiguiente exhibir tendencias de acción más activas (aproximación, confrontación) y menos pasivas (inhibición, impotencia). Se ha usado esta idea para desarrollar una discreta representación de percepción de poder, esperando que la transgresión llevaría a índices más altos de ira y tendencias de activación e índices más bajos de tristeza y tendencias de inhibición.

Para profundizar en la robustez y generalización de los hallazgos, en el estudio 4 se investigó si los efectos se dan igualmente en una interacción cara a cara. Los resultados indicaron que el efecto de la violación de normas sobre el poder está mediado por inferencias intencionadas.

En consecuencia, la presente investigación revela que la violación de normas hace que los individuos sean percibidos como más poderosos. El análisis de mediación mostró que el efecto de la transgresión puede ser explicado en términos de inferencias intencionadas: los infractores de normas son vistos con la libertad de actuar como les plazca, lo que alimenta la percepción de poder. El trabajo empírico ha descubierto varios predictores de poder, que van desde rasgos de personalidad tales como extraversión y dominancia a características demográficas y comportamiento no verbal. Se ha logrado mostrar que los individuos pueden ganar poder de cara a los demás infringiendo las normas.

Este estudio apunta a un nuevo mecanismo a través del cual la jerarquía social y organizativa se refuerza y perpetúa. Puesto que lleva a la desinhibición conductual, los poderosos son más propensos a violar las normas. Al hacerlo, otros individuos les ven poderosos, tal y como se ha demostrado. A medida que los individuos alcanzan el poder, su comportamiento se vuelve aún más libre, llevando posiblemente a más transgresiones, y por lo tanto provocando un proceso de auto-refuerzo. La gente suele detectar rápidamente el poder de los demás, pero del mismo modo debilitan la posición de poder de una persona cuando creen que es ilegítima. De acuerdo con la influencia recíproca del modelo de poder, los individuos detentan el poder cuando actúan en interés del grupo.

Por tanto, infringir la normas por el interés del grupo puede ser una buena manera de elevar la posición. Una última cuestión se refiere al papel de la acción. Los individuos que muestran una mayor propensión a actuar tienden a ser percibidos como más poderosos. Puede ser que el papel de la acción dependa del contexto, de manera que el tipo de (in)acción que indique mayor libertad probablemente genere percepción de poder. Futuros estudios podrían explorar esta posibilidad.

En conclusión, violar las normas puede aumentar el poder de un individuo de cara a los demás. A medida que los individuos obtienen poder, sienten una mayor libertad para infringir las normas vigentes. Paradójicamente, estas transgresiones no socavan el poder del individuo sino que lo incrementan, originando así un círculo vicioso junto con la inmoralidad.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje no Verbal


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El 93% de la comunicación es No Verbal… ¿Mito o realidad? Club Lenguaje No Verbal.
El 93% de la comunicación es No Verbal… ¿Mito o realidad? Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana tenemos el placer de ofrecerles un resumen del artículo «El 93% de la comunicación es No Verbal… ¿Mito o realidad?» de los autores Rafael López Pérez, Alicia Martos Garrido y Ana Sutil Gutiérrez de la Fundación Universitaria Behavior & Law (España). Ante la petición y el desconocimiento generalizado sobre las investigaciones de Mehrabian y la gran cantidad de errores sobre éstas que circulan en la red, los autores han decido realizar un artículo resumiendo el origen y la realidad de sus investigaciones.

Es necesario remontarse al año 1967 para descubrir, el origen del famoso porcentaje en los estudios sobre comportamiento no verbal del psicólogo Albert Mehrabian, conocido por su trabajo pionero en el campo de la comunicación no verbal. Llevó a cabo experimentos sobre actitudes y sentimientos y encontró que en ciertas situaciones en que la comunicación verbal es altamente ambigua, solo el 7 por ciento de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38 por ciento se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55 por ciento al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración, etc.). Dando lugar a la conocida “regla 7%-38%-55%”.

En el primer estudio que realizó con Morton Wiener, se dedicó a investigar cómo la gente juzga los sentimientos del emisor cuando éste dice algo incompatible con el tono de voz utilizado. Mehrabian quería saber qué era más importante el contenido (las palabras) o el tono. En el experimento participaban dos locutoras, mujeres, que debían leer 9 palabras diferentes. Cada una de ellas en un tono diferente (positivo, neutral y negativo). A continuación, se les pedía a los participantes que escucharan las grabaciones y calificaran el grado de actitud positiva del hablante. Los resultados indican que cuando la actitud comunicada por el contenido contradice la actitud comunicada por un tono negativo, todo el mensaje se juzga en base a una actitud negativa. Por lo tanto, el tono usado al hablar es más importante y significativo que las propias palabras individuales.

El segundo experimento se llevó a cabo con Susan Ferris y trataba asimismo, de cómo la gente juzga los sentimientos del emisor. Pero, esta vez, en lugar de buscar la importancia del tono frente al contenido, Mehrabian y Ferris buscaron la relativa trascendencia del tono frente a la expresión facial. En esta ocasión, tres tonos de voz (grabaciones de tres locutoras pronunciando la palabra «quizás» de tres maneras diferentes) se combinaban con tres expresiones faciales (fotos de tres modelos femeninos). Hallaron que las expresiones faciales fueron aproximadamente 1,5 veces más importantes que el tono de voz juzgado por la actitud del emisor. Al final de su último trabajo de investigación, Mehrabian y Ferris intentaron integrar los resultados de ambos experimentos. Ambos autores manifestaron que el supuesto efecto combinado de forma simultánea entre: comunicación verbal (emociones y sentimientos), vocal (entonación, proyección, tono, énfasis, pausas, ritmo, etc.) y facial (gestos, posturas, mirada, movimiento, respiración, etc.), será una suma ponderada de sus efectos independientes, con los coeficientes de .07, .38 y .55 respectivamente.

Mehrabian siempre ha sido consciente de las limitaciones de sus estudios respecto a su aplicación. Según el mismo afirmó las conclusiones referentes a la relativa aportación del componente tonal de un mensaje verbal, pueden ser generalizadas solamente para situaciones comunicativas en las cuales no existe información adicional acerca de las relaciones entre el emisor y el receptor. Mehrabian deja claro que su fórmula solo se aplica cuando están en juego sentimientos o actitudes. Por lo tanto, no será válida en otras situaciones. En consecuencia, es difícil llegar a conclusiones a partir de estos experimentos. Algunos investigadores han criticado la metodología de sus estudios: 1. Sólo utilizan dos o tres personas como emisores. 2. No tienen en cuenta el grado en que los altavoces reproducen el tono requerido de voz. 3. Se trata de situaciones artificiales, sin contexto. 4. El modelo de comunicación en el que se basaron, ahora se ha demostrado que es demasiado simple. 5. No tienen en cuenta las características de los observadores que realizan los juicios. 6. El propósito de los experimentos no se oculta a los participantes.

En 1977 Archer y Akert afirmaron que: esta conclusión se apoya en una base experimental altamente específica, el uso de secuencias naturales de comportamiento nunca se ha abordado de manera más general. Según Krauss, Apple, Morency, Wenzel y Winton (1981), los estudios de Mehrabian se basan en el supuesto de que la persona estímulo es capaz de comunicar “expresión facial y contorno vocal” en aquello que es identificado por otros como la representación específica afectiva (sentimientos). Teniendo en cuenta que la información afectiva no se transmite a través de un canal concreto, no es muy probable que el canal influya en la percepción de afecto o sentimientos. Walbott y Scherer (1986), valoran el problema de los resultados naturales “estímulo material” para considerarlos en estos experimentos. Según estos autores la naturalidad se ve afectada puesto que los emisores reciben material verbal estándar y se les pide pronunciarlo con varios significados emocionales por un micrófono.

Al resultar una situación bastante atípica, sobre todo para actores no profesionales, es difícil obtener representaciones emocionales realistas. Así pues, Walbott y Scherer diseñaron un experimento para comprobar esas diferencias entre los emisores utilizando actores profesionales. Sus hallazgos mostraron que existían grandes diferencias en las habilidades para expresar emociones particulares. Jones y LeBaron (2002), en relación a los estudios de mensajes verbales y no verbales en la década de 1960 señalan que en general estas investigaciones se basaron en un modelo de “adición o suma del canal”. Más adelante se demostró que este modelo era demasiado simple. Jeremy Dean, estudiante de Doctorado en Psicología y psychology blogg declaró que una de las críticas más destacables está relacionada con las “características de la demanda” (cuando los participantes en un experimento actúan de la forma que ellos piensan que el experimentador quiere que actúen). Generalmente la gente tiende a actuar de forma complaciente y en consecuencia no lo hacen de manera espontánea.

En conclusión, las palabras, la voz y el cuerpo tienen que ser coherentes entre sí. Esta incoherencia puede ser percibida, de ser así es menos probable que la gente se crea lo que se está diciendo. En cuanto a la fórmula, es aplicable «exclusivamente» cuando: 1. La conversación es de índole emocional (sentimientos y actitudes) 2. Cuando surge en este proceso una incongruencia entre lo verbal y lo no verbal (primando en este caso la comunicación no verbal).

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club de Ciencias Forenses


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Mentiras arriesgadas en casos de desaparición de personas. Club del Lenguaje no Verbal
Mentiras arriesgadas. Lenguaje corporal y detección de mentiras. Club del Lenguaje no Verbal

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, en esta ocasión os ofrecemos un resumen del artículo «La identificación de las consecuencias de las mentiras arriesgadas en el comportamiento» de los autores Leanne Ten Brinke y Stephen Porter de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) que nos acerca al sugerente tema de las mentiras arriesgadas en los casos de desaparición de personas.

El engaño ha evolucionando como un aspecto fundamental de la interacción social humana. Numerosos estudios han analizado las señales del engaño en el comportamiento, pero la mayoría se han desarrollado en un contexto de laboratorio. Sin embargo hasta la fecha, este es el estudio más amplio acerca de las consecuencias en el comportamiento de las mentiras arriesgadas, comparando manifestaciones reales sinceras por medio de tres canales de comunicación: discurso, lenguaje corporal y expresiones faciales emocionales. Para ello se ha utilizado una muestra de individuos que aparecieron en medios de comunicación suplicando por el retorno de un ser querido supuestamente desaparecido. Los intentos fallidos de simular la tristeza y la falta de felicidad revelan emociones encubiertas en los sujetos.

En el caso de las mentiras arriesgadas, los mentirosos se enfrentan a una tarea difícil, ya que el que engaña debe construir una historia coherente y detallada y comunicar la información falsa a través de la expresión facial, del habla, y del lenguaje corporal, de una manera que refuerce su aparente credibilidad. Las mentiras arriesgadas pueden ir acompañadas de fuertes emociones, miedo, remordimiento, rabia e incluso nerviosismo, que deben ser inhibidas o convincentemente fingidas.

Pensemos en el marido que públicamente implora por el retorno de su esposa desaparecida que el mismo ha asesinado. Debe controlar su lenguaje corporal y enmascarar sus genuinas expresiones faciales emocionales mientras inventa una historia creíble y toma en cuenta las graves consecuencias de ser descubierto. Dada la dificultad de esta tarea, las señales “filtradas” del aumento de la carga cognitiva, la excitación emocional, la gestión del impacto, y el distanciamiento psicológico pueden revelar la dualidad del mentiroso.

La cara es un lienzo dinámico en el que los seres humanos expresan los estados emocionales y de la que se infieren los estados de los demás. Sin embargo, los humanos han evolucionando para alterar sus expresiones faciales y facilitar el engaño. Aunque los intentos de fingir o inhibir las expresiones emocionales a menudo tienen éxito, desde hace tiempo se sabe que al prestar atención a ciertos aspectos de la expresión facial tal dualidad puede verse comprometida.
Gracias a diversos estudios, se ha podido averiguar que algunos movimientos musculares faciales asociados con emociones fuertes están fuera del control voluntario y no pueden ser completamente inhibidos. Además, ciertos músculos faciales no pueden ser activados intencionalmente durante la simulación emocional. Un planteamiento relacionado es que las microexpresiones, expresiones de la cara completa que revelan las verdaderas emociones, y que pueden ser rápidamente reprimidas por un mentiroso, son una señal válida de engaño. Igualmente las expresiones involuntarias son generalmente sutiles y aparecen solamente en la parte superior o inferior de la cara (por ejemplo, una sonrisa de suficiencia cuando se está intentando parecer triste), y las «microexpresiones» son escasas.

La preparación de una mentira es una tarea mentalmente ardua, el asesino debe ocultar la verdad, tiene que preparar una coartada plausible y coherente con los hechos conocidos por la policía y evitar verse implicado en el crimen. Por el contrario, el que dice la verdad simplemente debe recordar lo que ha pasado. Además, generalmente los mentirosos tienen tendencia a controlar con más detenimiento su discurso, su lenguaje corporal, y sus expresiones faciales que quien dice la verdad, aumentando la demanda cognitiva asociada con la propuesta de una coartada falsa.

Las manifestaciones conductuales que suponen una mayor cargar cognitiva conllevan un discurso lento, pausas más largas, y el aumento de las vacilaciones del habla (ej: eh, eh, eh), proporcionando al mentiroso más tiempo para construir un historia creíble. La dificultad de la tarea también puede llevar al aumento de errores en el discurso o a descuidar el lenguaje no verbal. Por lo que generalmente se asocia el engaño con un menor número de movimientos de la mano y del brazo que acompañan normalmente al discurso para ilustrar el contenido de la narrativa.

Los intentos de crear una distancia psicológica entre el mentiroso y la verdad, posiblemente en un esfuerzo inconsciente para aumentar la facilidad de engaño, pueden dar lugar a un uso característico de palabras en el engaño. Usando un software de lingüística informatizada, estudios de laboratorio han descubierto que los mentirosos tienden a usar menos pronombres en primera persona (para evitar aceptar la responsabilidad), más palabras sobre emociones negativas (revelando sentimientos de culpa), y más palabras imprecisas como “quizá” o “tal vez” (evitando el compromiso con la mentira). Dado que se presume que estas señales se producen de manera inconsciente, son menos susceptibles a la manipulación y por lo tanto también aparecen en mentirosos relativamente sofisticados (poblaciones penales) y en situaciones de la vida real.

En este estudio se examinaron vídeo grabaciones de conductas de una gran muestra de individuos que rogaban, emocionados, públicamente por el retorno de un familiar desaparecido. Con el fin de garantizar la validez interna del estudio, para determinar que un sujeto estaba engañando e incluirlo en la muestra, se exigían pruebas irrefutables de que estaba involucrado en el asesinato de la persona desaparecida. Aproximadamente en la mitad de los casos, el “reclamante” era culpable de haber asesinado al familiar antes del llamamiento público. La mentira crucial que cuentan estos asesinos mentirosos aparece durante el llamamiento directo en el que piden ayuda para encontrar a la persona desaparecida, sabiendo que nunca va a ser así.

Durante los llamamientos, los indicadores de activación emocional de la conducta (discurso, lenguaje corporal y expresiones faciales emocionales), la carga cognitiva, el intento de controlar la conducta y la distancia psicológica fueron exhaustivamente codificados gracias a un software capaz de registrar señales de comportamiento y expresiones faciales emocionales de engaño (tocarse la cara, parpadear, rascarse, desviar la mirada, etc.). Durante el llamamiento, los asesinos mentirosos eran más propensos a expresar indignación que tristeza, al contrario que los “reclamantes” sinceros. Del mismo modo, los “reclamantes” que mentían usaban más palabras imprecisas para evitar (inconscientemente) el compromiso con sus palabras y distanciarse de la transgresión. Sin embargo, no se han podido evidenciar diferencias en los indicadores verbales de activación cognitiva, ni tampoco en las señales de lenguaje corporal, salvo en el momento en que el asesino hacia el llamamiento directo para solicitar ayuda en la búsqueda de la persona desaparecida.

El estudio de los indicadores analizados en este trabajo puede servir como guía para dirigir búsquedas o investigar desapariciones en las que se sospecha la implicación de un familiar. Se podría incluso formar a personal de seguridad para que fueran capaces de detectar este tipo de señales de engaño. Los resultados ofrecen de este modo un importante y novedoso avance en nuestra comprensión de la comunicación humana involuntaria.

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Los músculos faciales revelan el engaño. Club Lenguaje No Verbal.
Los músculos de la cara revelan el engaño. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, en esta ocasión les ofrecemos un resumen del artículo «Darwin el detective : contracciones observables de los músculos faciales revelan mentiras emocionales trascendentes» de los autores Leanne ten Brinke, Stephen Porter y Alysha Baker de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) que nos acerca una vez más al apasionante tema de la detección de mentiras mediante los gestos faciales.

Entre algunas de sus afirmaciones, Darwin (1872) argumentó que las expresiones emocionales se heredan, manifestaciones involuntarias de nuestro estado interior. Además, de todos los canales a través de los cuales las señales emocionales pueden expresarse, consideró el rostro como el principal. En promedio, las personas mienten dos veces al día; las razones más comunes incluyen el altruismo, el manejo de impresiones, o el beneficio personal del mentiroso. Tal engaño a menudo tiene éxito; los observadores son capaces de determinar si una persona dice la verdad o si una expresión facial particular es verdadera o falsa. Sin embargo, la poderosa motivación por parecer creíble, junto con la complejidad de crear y mantener una mentira consecuente, puede conducir a una mayor filtración de señales conductuales y a la probabilidad de detección en contextos determinantes.

Darwin sugirió que algunos movimientos de los músculos faciales asociados con la emoción no pueden ser completamente inhibidos a pesar de los esfuerzos realizados por el poseedor de la emoción. Propuso además que el intento de contraer ciertos músculos faciales durante la simulación emocional sería un fracaso. En conjunto, estas proposiciones forman la hipótesis de la inhibición. Porter y ten Brinke (2008) revelaron que es más probable que ocurran filtraciones sutiles de emociones en las expresiones simuladas. Asimismo, un reciente estudio de seguimiento descubrió que la verdadera emoción es particularmente difícil de suprimir, y es más probable que se manifieste a través de la cara cuando es fuerte, en relación con estados emocionales más débiles.

Dados los limitados recursos cognitivos existentes y la dificultad para realizar las múltiples tareas necesarias durante el engaño, se plantea que la filtración emocional ocurre probablemente cuando la mentira es compleja y/o relacionada con una emoción fuerte que se oculta o falsea. Concretamente, se prevé que los músculos faciales menos sometidos al control voluntario tenderán a fallar. Por lo tanto, serán los músculos faciales superiores los primeros en fallar durante el engaño emocional.

En el primer estudio que examina las señales faciales de engaño en la vida real, engaño emocional trascendente, se han analizado los comportamientos grabados en vídeo de una gran muestra internacional de individuos implorando públicamente el regreso de un familiar desaparecido, la mitad de los cuales se determinó más tarde habían asesinado al familiar antes del llamamiento público. Sin embargo, los resultados de este estudio no permitieron alcanzar conclusiones definitivas precisamente sobre qué músculos fallaron en los imploradores que mentían. El estudio actual investiga por primera vez los músculos faciales que son menos susceptibles al control voluntario durante el engaño emocional trascendente. Se analizó la activación muscular asociada con tristeza, felicidad y sorpresa (frontalis, corrugator supercilii, orbicularis oculi, zygomatic major, y depressor anguli oris) en los llamamientos en televisión por el regreso de un familiar, un nuevo paradigma en el estudio del engaño trascendente.

La expresión de las emociones a menudo se manipula conscientemente para facilitar el engaño y puede tener importantes consecuencias cuando no se detecta. A pesar de que a veces se logra el engaño emocional, las señales conductuales pueden desenmascarar la falsa cara en situaciones cognitivamente exigentes. La hipótesis de la inhibición de Darwin, junto con el conocimiento de la inervación facial y las limitaciones cognitivas, parece ser un conciso resumen de la conducta facial de engaño en este contexto. En particular, se previó que el «fallo muscular»de la frente, bajo un control cortical limitado, revela la falsa cara.

De este modo, cuando los asesinos que mentían intentaron replicar los gestos faciales de tristeza de la parte superior, su activación del frontal fue con frecuencia exagerada. Los imploradores que mentían también eran más propensos a mostrar una activación del cigomático mayor que los imploradores verdaderamente afligidos. A diferencia de los asesinos embusteros, los imploradores auténticos mostraron una activación de los músculos asociados con la aflicción innata interculturalmente relacionados con la tristeza y sobre los que se planteó la hipótesis de que servían para algún beneficio funcional así como para facilitar la comunicación humana.

Por otra parte, este hallazgo revela que los imploradores que mentían fueron incapaces de mantener la activación del músculo superior de la cara, supuestamente debido a su reducida conectividad cortical y a otros estímulos que limitan el control cognitivo sobre esta contracción. En resumen, la presencia de gestos faciales innatos relacionados con la tristeza es un indicador fiable de auténticos sentimientos de aflicción y sinceridad en llamamientos públicos.

Por lo tanto, mientras que la cara no representa la “panacea” en la detección de mentiras, el análisis de los gestos faciales puede combinarse con otros indicadores de engaño para documentar las predicciones de credibilidad. Este estudio utilizó un nuevo paradigma para afrontar la falta de investigación sobre el engaño trascendente en la vida real, para apoyar el enfoque de la filtración emocional bajo una carga cognitiva. De hecho, estos hallazgos sostienen la idea de que el rostro humano está marcado por su propia historia y los intentos de ocultar las emociones en un acto engañoso probablemente fracasen.

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Proxémica entre culturas. Club Lenguaje No Verbal.
Proxémica entre culturas. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, esta semana os proponemos un resumen del artículo «Introducción a la proxémica entre las culturas» de los autores Natalia Borysenko y Petro Borysenko de la Universidad Pedagógica Estatal de Pereyaslav Khmelnytsky (Ucrania) en el que se aborda interesante tema de la proxémica.

En muchos casos, cuando se viaja al extranjero, se encuentran peculiaridades de la cultura de acogida que pueden parecer extrañas, inquietantes, o incluso hostiles. Tales características provocan respuestas que pueden estar muy alejadas de las que se consideran adecuadas. Se pueden superar esas reacciones negativas adaptándose suave y eficazmente a la cultura del país anfitrión. La mejor manera de hacerlo es aprender las desconocidas particularidades de la cultura de acogida y llegar a entenderse o incluso a hacer amistad. La mayoría de los hablantes y/u oyentes no son conscientes del hecho de que, en realidad, la comunicación no verbal envía y recibe mensajes de muchas maneras tanto voluntaria como involuntariamente sin recurrir al lenguaje verbal. Cada elemento de la comunicación no verbal tiene su propio código estrechamente relacionado con la cultura que representa.

A fin de comprender el mensaje no verbal del hablante nativo de esa cultura, hay que ser capaz de descodificar esos elementos de la comunicación no verbal. Uno de los medios de comunicación no verbal que a menudo se pasa por alto, pero que es muy importante para controlar las interacciones cotidianas es la proxémica (o proxemia). Acuñado por el sociólogo Edward T. Hall a principios de los 60, el término hace referencia al estudio de como nos comunicamos unos con otros a través del espacio. La proxémica también se refiere a la forma en que el espacio personal está estructurado, incluyendo el espacio dentro de las habitaciones, edificios, recintos y ciudades, o la distancia entre las personas durante una conversación o interacción. Hall ha distinguido cuatro distancias en la proxémica, teniendo cada una de ellas fases cercanas y lejanas:

  1. Distancia íntima, desde 15 cm en la fase cercana y de 15 a 45 cm en la fase lejana. Esta distancia se utiliza generalmente con amigos cercanos y familiares.
  2. Distancia personal, que puede variar de 45 a 76 cm en la fase cercana y de 76 a 121 cm en la lejana. Dicha distancia se puede observar normalmente en conversaciones informales con amigos.
  3. Distancia social/socio-consultiva, que varía de 1,21 a 2,13 m en la fase cercana y de 2,13 hasta 3,65 m en la lejana. Se utiliza principalmente para los negocios y las reuniones sociales.
  4. Distancia Pública, que puede variar desde 3,65 hasta 7,62 m en la fase cercana y de 7,62 m o más en la fase lejana. Se suele establecer alrededor de figuras públicas importantes o durante actos públicos.

Cuando las personas no son conscientes de estas distancias y de sus significados, las transgresiones pueden ocurrir como resultado de la tensión y la desconfianza. Las preferencias espaciales varían cuando las personas son de diferentes edades, generación, clase social, género, etc. Por otra parte, se ha podido observar que la gente de las ciudades tiene tendencia a arrimarse a los demás a fin de acortar las distancias, mientras que la gente del campo se mantiene tan separada que debe inclinarse hacia adelante para poder estrechar las manos. El temperamento de los interlocutores también influye en la distancia entre ellos. Así, los extrovertidos suelen mantener distancias más cortas que los introvertidos. Estudios recientes han demostrado que el espacio entre interlocutores puede relacionarse directamente con la interpretación o el significado de los mensajes procedentes del emisor.

Las cuatro distancias proxémicas varían dependiendo de la cultura. Por ejemplo, cuanto más de contacto es una cultura, menor distancia se requiere en la comunicación y cuanto menos de contacto es, mayor sera la distancia en la comunicación. Los árabes, los latinoamericanos, y los italianos, como representantes de las culturas de alto contacto están acostumbrados al alcance de la distancia personal en la comunicación, que equivale a la distancia íntima en las culturas de bajo contacto tales como la americana, la canadiense, la norte-europea y la asiática. No es de extrañar, por tanto, que durante una comunicación un argentino se vaya acercando cada vez más para sentirse cómodo, y un noruego inconscientemente se aleje. En Arabia Saudita, una persona puede encontrarse prácticamente nariz con nariz con un socio de negocios porque el espacio social árabe equivale al propio espacio íntimo.

La proxémica también se aplica a todas las cosas materiales que nos rodean, a la forma en la que esas cosas están dispuestas tanto en el exterior como en el interior, reflejando nuestras actitudes culturales, preferencias y posibilidades. Por ejemplo, para los japoneses cuyo territorio es relativamente pequeño, el espacio es un bien escaso. El otro problema en la proxémica entre las culturas es como de estricta es una cultura hacia las relaciones íntimas en público. Mientras que en Estados Unidos, Canadá, y Europa es aceptable que un hombre y una mujer establezcan entre ellos un contacto íntimo en público, sin embargo en algunos países de Oriente, como la India y Pakistán, las mujeres no pueden comportarse tan libremente con los hombres.

La interacción entre la proxémica y la comunicación es bastante compleja. Al variar enormemente entre culturas, el uso del espacio es una fuente continua de malas interpretaciones en la comunicación intercultural. Los comunicadores hábiles saben cómo utilizar el espacio para su beneficio influyendo en el comportamiento de los demás y descodificando los mensajes que les envían los demás a través de su uso del espacio. La transgresión de las reglas de la proxémica hace que los demás se sientan incómodos impidiendo de este modo la comunicación.

Al advertir y reconocer estas diferencias culturales se mejora el entendimiento intercultural y se ayuda a eliminar el malestar, se puede sentir de esta manera si la distancia interpersonal es demasiado grande («distante») o demasiado pequeña (invasiva). Hoy en día, todavía es complicado seguir firmemente las «leyes» de la proxémica en la comunicación entre culturas, porque las definiciones del espacio varían mucho entre los representantes de las diferentes culturas, y pueden asimismo ser malinterpretadas por los individuos que comparten una misma cultura, pero que tienen diferentes edades, creencias y experiencias.

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Tecnicas de deteccion de amenazas. Club Lenguaje no Verbal
Detección de amenazas. Club Lenguaje no Verbal

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, en esta ocasión os ofrecemos un extracto del artículo «Seguridad en fronteras y aduanas. Entrenamiento y tecnología en identificación de amenazas» de los autores Lee Wakefield de Sentir Global Incorporated (EE.UU.) y Akshay Pottathil de la Universidad Estatal de San Diego (EE.UU.) en el que se aborda el interesante mundo de la seguridad en aduanas y fronteras.

Este artículo trata sobre la detección de amenazas, instrumento fundamental para agentes de la ley, aduanas y fronteras. La investigación detallada en el artículo se centra en cuestiones específicas relacionadas con las funciones cerebrales y sus conexiones con el lenguaje no verbal. Los autores recalcan que el reconocimiento de la comunicación no verbal puede aumentar la eficacia en la seguridad de aduanas y fronteras.

Un alto porcentaje de lo que se comunica y percibe durante la interacción con otros está basado en señales no verbales. Leer el lenguaje corporal es igualmente un excelente modo de evaluar lo que se dice aunque no coincida con el comportamiento no verbal y puede reflejar de manera muy precisa el estado emocional de un individuo y permitir percatarse inmediatamente de cualquier cambio en el estado.
En las dos últimas décadas, la mayoría de la soluciones propuestas e implantadas en las aduanas han estado centradas en la tecnología (escáneres, sistemas de cámaras, bases de datos internacionales, etc.), ignorando el mejor sistema de reconocimiento de patrones que tenemos: el cerebro humano. El entrenamiento de los agentes de aduana puede ser una de las mejores herramientas para combatir las actividades ilícitas.

La búsqueda de anomalías es la clave para predecir futuros acontecimientos, amenazas u otras situaciones. El objetivo es observar el entorno, detectar anomalías y darles sentido en el contexto de la situación dada. La detección de cambios es fundamental en el desarrollo de una mejor seguridad. Como cualquier otra habilidad se desarrolla con el tiempo, la lectura de comunicación no verbal supone entrenamiento y práctica continua para no solo maximizar la habilidad de reconocer señales, sino también responder adecuadamente para mitigar las situaciones de amenaza.
La tecnología de vigilancia utiliza softwares y hardwares para capturar movimientos y/o audio humanos. Sin embargo, no proporciona un análisis pormenorizado del comportamiento no verbal. Estos sistemas serían extremadamente efectivos si se usaran conjuntamente con analistas humanos entrenados.

Los comportamientos son manifestaciones de pensamientos, emociones y situaciones. Para entender como el cerebro dirige al cuerpo para mostrar sus emociones con gestos no verbales, hay que explorar el centro cognitivo del ser humano. En el sistema límbico reside el epicentro emocional humano que manda señales a los músculos que reflejan gestos conductuales. Generalmente, cuando nos enfrentamos a una amenaza, tenemos algo que ocultar que causa una respuesta límbica que nos prepara para enfrentarnos a esa situación. Sin embargo, cuando la amenaza ha pasado nos relajamos. Entonces al acercarse un segundo agente buscando ese comportamiento y dando de nuevo el alto, es cuando, supuestamente pasada la amenaza, nos coge por sorpresa y se filtran las emociones, teniendo más posibilidades de descubrir el engaño o contrabando que se intentaba ocultar.
Por otra parte, es bien sabido que las mujeres tienen una mejor capacidad para utilizar e interpretar la comunicación no verbal que los hombres. Por tanto, sería altamente aconsejable que se involucrara a muchas más mujeres en este tipo de tareas.
Asimismo, observando más detenidamente y buscando específicamente comportamientos no verbales de comodidad o incomodidad, se pueden evaluar mejor las intenciones de una persona, los niveles de estrés o incluso los pensamientos. Saber interpretar conductas de tranquilidad es crucial para determinar el estado emocional y ayuda a decidir como  responder ante cualquier situación. Tenemos tendencia a huir de situaciones o personas que nos desagradan o de posibles amenazas. Este comportamiento puede ser una clave inmediata de como se siente alguien hacia los demás en una dinámica de grupo.

La “expresión territorial” es una conducta no verbal que se usa para establecer el control y dominio. Por ejemplo, un agente de policía debe mostrar ese control separando los pies y apoyando las manos en las caderas o en el arma. Esa postura indica autoridad, confianza y control. En base a eso, un agente de aduanas debería sospechar de alguien que está frente al mostrador mientras que sus pies apuntan hacia la salida. Sus pies indican un deseo de abandonar la zona mientras que el torso, orientado hacia el agente trata de disimularlo. La respuesta normal ante una amenaza o ante una persona que no nos agrada es crear una distancia física. La detección de emociones, depende tanto de las señales contextuales como de la posición del cuerpo, la entonación de la voz, las expresiones faciales o la coyuntura social que permite discernir correctamente la situación.

Las emociones básicas son similares en las diferentes culturas, de hecho muchos comportamientos no verbales son universales. Aunque en algunas culturas las emociones pueden expresarse de manera diferente o su demostración difiere dependiendo de la situación. A pesar de esas diferencias, en cualquier parte del mundo, encogerse de hombros significa lo mismo. Por tanto, es tan importante tener un completo entendimiento y entrenamiento en lenguaje corporal como tener en cuenta las diferencias culturales.

En la interpretación del lenguaje corporal y en la distinción de conductas no verbales, la cara puede revelar una cantidad significativa de información. Es la parte más expresiva del cuerpo humano con alrededor de 40 músculos diferentes implicados. El Dr. Ekman ha identificado un total de siete emociones que tienen expresiones universales (tristeza, rabia, sorpresa, miedo, asco, desprecio y felicidad). Interpretar esas siete emociones en conjunción con otras conductas no verbales puede determinar de manera precisa el estado emocional de un individuo en un momento concreto. En el ámbito de las aduanas, la habilidad de leer las expresiones faciales y el comportamiento no verbal de los individuos forma parte de las habilidades requeridas que ayudan en la prevención del contrabando, el tráfico de seres humanos, y el transporte ilegal de armas o cargamento a través de las fronteras. El Dr. Ekman ha desarrollado igualmente la teoría de que las emociones se muestran más frecuentemente cuando los humanos se sienten amenazados. Con entrenamiento constante, es posible reconocer esas emociones para determinar potenciales engaños, amenazas o simplemente que se trata de la ansiedad normal en una situación dada. Cuanto más preciso sea un agente de aduanas determinando el estado emocional de un individuo mejor decisión podrá tomar al respecto.

Este artículo se centra en el reconocimiento de amenazas, la conciencia de la amenaza y el papel que juegan en la comprensión de la infinidad de interacciones humanas. La detección de señales de lenguaje corporal es crucial para incrementar la eficacia en la seguridad de las aduanas y las fronteras. La actividad cerebral y sus conexiones con el comportamiento no verbal explica porque los humanos son propensos a una desatención ciega en situaciones particularmente azarosas. El reconocimiento de comunicación no verbal mejora la habilidad de interpretar el comportamiento humano. La tecnología también juega un papel importante en la interpretación del comportamiento. Sin embargo, pocas organizaciones disponen del equipo necesario y requeriría mucho tiempo poner en marcha una colaboración entre proveedores de servicios, entidades gubernamentales, compañías privadas, etc. Quizá sea ese el acuerdo al que llegar para poder ser más eficaces en la persecución de las actividades delictivas que se comenten en las fronteras.


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¿Las mujeres interpretan mejor las emociones? Club del Lenguaje no Verbal.
¿Las mujeres interpretan mejor las emociones? Club del Lenguaje no Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, en esta ocasión os presentamos el artículo «¿Son las mujeres más acertadas que los hombres interpretando las emociones?» de la autora Kyra Trimble de la Universidad de Colorado del Norte (EE.UU.) que nos introduce de nuevo en el mundo de las emociones.

Existen diversos meta-análisis que han concluido que las mujeres son más acertadas leyendo las emociones que los hombres, especialmente en el reconocimiento del comportamiento no verbal reflejado en las expresiones faciales. El objetivo de este estudio es explorar más profundamente este efecto de congruencia entre el género del blanco (el estímulo) y el género del que percibe (el participante), y la precisión en la lectura del comportamiento no verbal.

El reconocimiento de las emociones a través de las expresiones faciales es el medio destacado por el que los humanos se comunican de manera no verbal para inferir el estado emocional de otra persona. El ser humano tiene la necesidad de obtener información de las caras. Desde que se analizan este tipo de expresiones, se han desarrollado patrones de precisión en los géneros. La bibliografía anterior ha demostrado que las mujeres aventajan a los hombres identificando emociones sobre todo cuando ejecutan diferentes tareas de reconocimiento emocional. Este artículo revelará las habilidades que el ser humano ha adquirido entre géneros y culturas. Reddy, Wilken y Koch señalaron la preferencia del reconocimiento facial por encima del de los objetos. Finkbeiner y Palermo sugieren que las caras se procesan incluso cuando no prestamos conscientemente atención a ellas.

El ser humano utiliza esta preferencia por las caras para obtener el máximo de información de ellas, incluyendo el reconocimiento específico de emociones. Estudios meta-analíticos han confirmado la superioridad de las mujeres en la identificación de emociones durante tareas de reconocimiento facial. En cuanto a la actividad cerebral, las mujeres muestran igualmente una mayor actividad cuando realizan este tipo de tareas que los hombres. Aunque existe una pequeña evidencia de que los hombres podrían tener la misma habilidad que las mujeres cuando identifican a sujetos de su respectivo género.

Los investigadores han encontrado una correlación entre la cultura en la que un individuo nace y su habilidad para reconocer emociones faciales. La cultura podría ser un indicador de cuan acertado se puede ser describiendo emociones. Cabe mencionar que la estructura patriarcal puede haber influido en como las mujeres parecen interpretar mejor las emociones que los hombres. Existen estereotipos socialmente reforzados que han sido formados y aceptados como habilidades sociales de hombres y mujeres. Los hallazgos han revelado que se da por hecho que las mujeres tienen mejores habilidades de contacto social cercano, incluyendo observar caras y emociones.

Los hombres, por el contrario tienen menos habilidades sociales de ese tipo. Demtl et al., investigaron si había una mayor activación de la amígdala al realizar una tarea de reconocimiento de emociones. Participantes de culturas occidentales y orientales visionaban imágenes tanto de individuos culturalmente “cruzados” como de sus respectivas culturas. Los resultados evidenciaron que no existían diferencias significativas en la activación de la amígdala entre los géneros del grupo étnico de cada individuo. Lo cual indica cierta dificultad en la identificación de emociones de otras culturas que no sean la propia.

Un estudio llevado a cabo por Merten indicó como la cultura puede influir en el reconocimiento facial entre géneros. El estudio contaba con participantes de países de todo el mundo. Los investigadores concluyeron que en la mayoría de los países las mujeres acertaban más en el reconocimiento de emociones que los hombres. Esto evidencia que no importa de que cultura provenga una persona, las mujeres siguen teniendo más probabilidades que los hombres de identificar correctamente las emociones.

Ahora veremos la influencia que tiene cada tipo de estímulo en el género a la hora de describir correctamente una emoción. Se ha demostrado en estudios previos mencionados en este artículo la superioridad de las mujeres identificando emociones generalmente en condiciones invariables. Estas tienen igualmente ventaja identificando las emociones de estímulos femeninos. Los estudios revelan asimismo que cuando las caras se muestran a través de fotografías, el estímulo es eficaz representando esos patrones consistentes. Sin embargo, no hay estudios que evidencien esta diferencia de acierto en la identificación de emociones a través de vídeos. Este experimento pretendía ver si existía una patrón de congruencia de género que apareciera tanto con vídeos como con estímulos.

El presente estudio tiene como propósito identificar si los datos obtenidos son consistentes con los hallazgos de la bibliografía anterior. Las principales cuestiones examinadas son: (1) ver si los resultados de este estudio demuestran que las mujeres son más acertadas identificando emociones en general y (2) obtener una congruencia de géneros donde las mujeres son capaces de identificar emociones femeninas con más frecuencia de la que los hombres identifican estímulos masculinos.

El objetivo de este estudio es descubrir una posible relación entre el género de los estímulos presentados y el género de los participantes en relación a la precisión con la que identifican las emociones correctas en tareas de reconocimiento facial. Se planteó la hipótesis de que las mujeres generalmente lo harían mejor identificando emociones en todas las tareas propuestas. Se planteó asimismo la hipótesis de que las mujeres tendrían una tendencia de género al identificar mejor emociones femeninas de lo que los hombres identifican emociones masculinas. Sin embargo, los resultados no apoyan esta hipótesis y no han mostrado una diferencia significativa.

El resultado de este proyecto no confirma plenamente las conclusiones de la bibliografía anterior. No existen diferencias significativas en el hecho de que las mujeres sean más aventajadas identificando emociones en distintas condiciones. En cuanto a las limitaciones, podría decirse que no ha habido una representación precisa de la población y solo una cantidad limitada de gente ha tenido acceso al grupo de estudio.

Por otro lado, los participantes tenían conocimiento previo acerca de los objetivos del estudio lo cual podría haber influido en sus respuestas y, las sesiones al ser largas podrían haber provocado cansancio. En cuanto a futuras investigaciones, para mejorar el estudio la muestra debería aumentarse significativamente, especialmente los participantes masculinos, para controlar la validez. Con el fin de obtener una variedad más amplia de estímulos utilizados, se podría incorporar el uso de técnicas de transformación o “metamorfosis”. Si este estudio fuera replicado, sería interesante ver si con estas técnicas se repite el patrón de superioridad de las mujeres al identificar emociones y la misma tendencia sexual hacia las mujeres.


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Señales no verbales en el deporte: ¿victoria o derrota?
Señales no verbales en el deporte. Club del Lenguaje no Verbal.

No podía faltar, queridos amigos del Club del Lenguaje no Verbal, un artículo que tratara el comportamiento no verbal en el ámbito del deporte. El presente artículo, se lo debemos a Philip Furley de la German Sport University Cologne (Alemania) y a Geoffrey Schweizer de la Universidad de Heidelberg (Alemania).

La conducta no verbal sugiere que los seres humanos mostramos señales no verbales que pueden ser perfectamente interpretadas por los demás. Mediante la comparación de este fenómeno en diferentes grupos de edad, se evidencia que incluso los niños pequeños son capaces de discriminar entre atletas ganadores y perdedores a través de la decodificación de las señales no verbales más sutiles, proceso que se sigue desarrollando con la experiencia y la maduración personal. Al ver, por ejemplo, la retransmisión televisiva de los acontecimientos deportivos es común escuchar a los comentaristas referirse al lenguaje corporal de los jugadores que compiten, a la vez que especulan sobre los estados mentales de los mismos.

Los seres humanos hemos evolucionado para poder comunicar importantes estados internos de modo no verbal. La presente investigación se ocupa de si los eventos deportivos están asociados a señales no verbales que se entiendan e interpreten fácilmente como signos de victoria o derrota. Actualmente no existe ninguna investigación sobre los cambios de expresión no verbales asociados a vencer o perder en una competición y, lo que es más importante, si la gente es capaz de interpretar con precisión y acierto estos signos. El contexto deportivo parece altamente adecuado para investigar la capacidad de predicción de ciertas señales no verbales en relación al rendimiento y a resultados definidos objetivamente a través de puntuaciones. En este experimento se probó este extremo tras visionar vídeos de deporte, baloncesto, balonmano y tenis de mesa, entre espectadores sin experiencia en esas disciplinas; en concreto fueron dos grupos de niños (de 4 a 8 años y de 9 a 12 años) y un tercero de estudiantes universitarios (20 varones y 20 mujeres). El objetivo del estudio era investigar si los participantes eran capaces de detectar quién había quedado primero o último en una competición deportiva basándose únicamente en las señales no verbales.

¿De qué manera los atletas líderes reaccionan, por ejemplo, ante la derrota de su oponente? La investigación demuestra que los atletas adquieren más confianza al observar gestos de sumisión o ansiedad en su contrario antes de comenzar la competición. Las personas están bien preparadas para percibir estas situaciones en el entorno de disputas deportivas, tanto individuales como de equipo.

Los resultaron demostraron que los niños de entre 4 y 12 años de edad fueron capaces de distinguir de forma bastante fiable a aquellos atletas que estaban perdiendo de los que iban ganando, a través de las expresiones no verbales que estos reflejaban. Los adultos participantes obtuvieron una puntuación ligeramente superior a la infantil, lo que evidencia que la percepción e interpretación de las señales no verbales sutiles continúan desarrollándose hasta la edad adulta. Fueron suficientes las emisiones breves de vídeos para conseguir una interpretación correcta de las emociones específicas de los deportistas. Sólo se encontraron diferencias entre los adultos y los niños participantes, y no entre los niños pequeños y mayores, quedando en evidencia  que la adolescencia puede ser una fase de gran importancia en el  desarrollo de la decodificación de las conductas no verbales.

Hasta ahora, la investigación sobre el comportamiento no verbal en deportes se había centrado en las expresiones emocionales post- desempeño o en las correspondientes al pre – rendimiento. En contraste, esta investigación sugiere que las señales no verbales que ocurren durante las diferentes etapas del juego pueden ser interpretadas como signos elocuentes a la hora de descubrir quién es el líder y quién va a la zaga. Un punto fuerte de esta investigación es la obtención de resultados a través del análisis de tres deportes diferentes, tanto individuales como de equipo: tenis de mesa, baloncesto y balonmano. No a todos los observadores se les mostraron los mismos estímulos visuales y, además, los diferentes participantes fueron asignados al azar para plantearles diferentes subconjuntos de señales concretas.

Para corroborar los hallazgos, sería necesario que otros grupos de investigación replicaran y ampliaran este experimento. Por otra parte, se ha visto que la decodificación de las señales no verbales tiene un componente educativo y sociocultural importante. El criterio para determinar las predicciones no puede evaluarse de manera objetiva. La principal limitación de este estudio fue el potencial sesgo de selección con respecto al material de estímulo presentado, problema común en la literatura psicológica. Aunque se pone mucha atención al respecto cuando se selecciona dicho material, no puede descartarse por completo la posibilidad de que los resultados puedan ser influenciados por terceras variables, como que algunos atletas sean más expresivos que otros o que algunos clips de vídeo contengan más información que otros, etc.


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Relacion entre emocion y estilo de movimiento del cuerpo al caminar. Club del Lenguaje no Verbal.
Relacion entre emocion y estilo de movimiento del cuerpo al caminar. Club del Lenguaje no Verbal.

Queridos amigos del Club del Lenguaje no Verbal, nos place poder ofrecerles el curioso artículo de Elizabeth A. Crane y M. Melissa Gross, ambas de la Universidad de Michigan (USA), en el que se analizan las características del movimiento del cuerpo al caminar en relación a cinco emociones, destacando la importancia de la calidad del movimiento en la expresión corporal de las emociones y demostrando la eficacia del análisis de las variables Esfuerzo-Forma del movimiento, para distinguir entre las diferentes emociones en función del estilo de movimiento.

De los diversos estudios que se han llevado a cabo para analizar el movimiento del cuerpo, se ha concluido que el análisis de una sola característica del movimiento corporal, por ejemplo la forma, no puede ser utilizado como única cualidad para la identificación de la emoción específica. Así, Wallbott (1998) observó que “los hombros hacia arriba” se podría asociar tanto con la ira como con la alegría eufórica. Esto es, la expresión corporal en relación a las emociones puede ser descrita como un conjunto de características que asociadas, dan lugar a una emoción.

Las cualidades del movimiento de los estudios de Wallbott (1998) y Muijer (1989) presentan un gran parecido con los componentes Esfuerzo-Forma del Análisis del Movimiento de Laban, un sistema ya existente y bien establecido para describir el movimiento del cuerpo, desarrollado originalmente para las tareas relacionadas con el trabajo y más tarde aplicado a la coreografía (Dell 1977 ; Laban y Ullmann 1988 ). El análisis ES (Effort-Shape), proporciona un método fantástico para evaluar la dinámica del movimiento del cuerpo y el estilo expresivo. Así, el esfuerzo se divide en cuatro categorías: energía (fuente o luz), tiempo (sostenido o rápido), espacio (enfocado o errante) y flujo (tenso o relajado). Otra de las características importantes del Análisis E-S es que cada categoría se define como un continuo entre dos extremos.

Los autores realizaron un estudio con 16 individuos que grabaron en vídeo mientras los sujetos caminaban. Después se realizó una descripción de sus movimientos y se les pidió que definieran las emociones que sentían durante la marcha. Además, se utilizaron varios grupos de observadores externos que realizaron la decodificación del movimiento, de manera simultánea. Con todo, el objetivo de este estudio fue proporcionar una caracterización lo más completa posible sobre las cualidades expresivas del movimiento mediante el análisis E-S en 5 emociones y evaluar si un perfil de movimiento concreto se asoció a una emoción específica.

Participaron en el estudio 42 codificadores (52% mujeres, entre 18-32 años) y se les pidió que empezaran a caminar a la vez que sentían una determinada emoción. Esta marcha, de unos 5 metros, fue grabada lateral y frontalmente. Las emociones fueron ira y tristeza (negativas) y alegría y felicidad (positivas). Se utilizó una emoción neutral, también. Se aseguró que la emoción fuera la sentida durante la caminata a través de un autoinforme que tenían que realizar al terminar la marcha. Previamente tuvieron que escribir un relato de su propia vida en la que recordaran cada una de las cuatro emociones objetivo, y un momento neutral. Así, por ejemplo para evocar la emoción de alegría se les pidió que recordaran un momento eufórico o de juego. Se les permitía revisar estas notas para recordar estos momentos, antes de comenzar a caminar. El número total de decodificaciones por cada emoción objetivo fue de 1260. Para determinar si cada una de las emociones objetivo se decodificaban con exactitud a niveles superiores al azar, se utilizó un modelo de regresión logística para ajustar la probabilidad de emoción reconocida mediante la técnica de estimación de ecuaciones generalizadas (GEE).

Como conclusiones principales podemos observar que la ira y la alegría fueron ambas codificadas de manera correcta, pero en la experimentación de la alegría, frente a la ira, la energía era más fuerte y contundente. Así, las emociones de alta excitación, fueron las más expresivas, enérgicas y de gran actividad (más rápido y expresivo), y las emociones de tristeza y de felicidad fueron las menos expresivas, enérgicas y activas.

El objetivo de este estudio era el caracterizar los diferentes estilos de los movimientos del cuerpo, producidos como una influencia directa de los estados emocionales. Efectivamente, se observó la evidencia de estos patrones de movimiento, a través de una emoción específica, observados y caracterizados en base a las cualidades del análisis E-S. Una contribución principal de este estudio era demostrar los cambios relacionados con las emociones en el estilo durante un solo movimiento. Así, las diferencias en las características del estilo del movimiento pueden atribuirse a la emoción experimentada en lugar de a las propias diferencias del movimiento en sí mismo.


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¿Ventanas del alma? Contacto visual deliberado como señal de engaño. Club del Lenguaje no Verbal.
¿Ventanas del alma? Contacto visual deliberado como señal de engaño. Club del Lenguaje no Verbal.

Estimados suscriptores del Club del Lenguaje no Verbal, el artículo que esta vez presentamos rompe con el tópico de que cuando se miente no se mira a los ojos. Efectivamente, aunque la gente cree que las personas mentirosas evitan el contacto visual, recientes estudios  han demostrado que no existe una relación significativa entre la mirada y el engaño.

En el presente experimento, llevado a cabo por Samantha Mann, Aldert Vrij, Sharon Leal, Lara Warmelink, Dave Forresterel, todos pertenecientes al Departamento de Psicología de la Universidad de Portsmouth (UK) y por  Pär Anders Granhag de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), se midieron los movimientos oculares de una manera innovadora: se codificó la medida en que los entrevistados establecieron deliberadamente contacto visual con el entrevistador.

Los mentirosos pretenden ser convincentes y, por lo tanto, son más propensos a supervisar al entrevistador para determinar si les ha creído. Por lo tanto, los mentirosos contactarán visualmente de manera deliberada con mayor asiduidad que los que dicen la verdad; esta certeza se opone a la creencia estereotipada de que los mentirosos miran habitualmente para otro lado. En esta experiencia, además de la variable contacto visual deliberado, se codificó la cantidad de tiempo que los entrevistados desviaron la mirada del entrevistador. Los mentirosos mostraron un contacto visual más deliberado que las personas que decían la verdad, mientras que la cantidad de desviación de la mirada no difirió entre ambos perfiles.

Los datos se obtuvieron tras un análisis efectuado sobre sujetos pertenecientes a 10 etnias, teniendo en cuenta dos formas diferentes de medir los movimientos oculares (desviación de la mirada y contacto visual deliberado) como variables dependientes. Participantes de Europa Occidental y de Asia Central mostraron relativamente poca desviación de la mirada, pero sus porcentajes se diferenciaron significativamente de los de los participantes de Europa del Este. Se ha comprobado en el pasado que en las interacciones cotidianas la raza blanca caucásica muestra menos desviación de la mirada que los negros afrocaribeños. Los participantes de Europa Occidental muestran menos desviación de la mirada (11,94% del tiempo) frente a los participantes de África Oriental (20,94%). Los mentirosos no exhibieron ni más ni menos desviación de la mirada que los que dijeron la verdad en general, teniendo en cuenta todas las razas a la hora de demostrar este extremo.

En el presente experimento se midió también si los participantes daban la impresión de haber establecido contacto visual deliberado con sus entrevistadores. Como se preveía, los mentirosos lo hicieron con más frecuencia que quienes decían la verdad. Además, se examinó el contacto visual mediante la medición de la cantidad de tiempo que los entrevistados apartaban la mirada del entrevistador y no se encontraron diferencias entre los mentirosos y los que decían la verdad. Como se pudo comprobar, las señales no verbales de engaño a menudo no se encuentran porque no se miden con suficiente precisión.

De todas formas, un único instante de contacto con los ojos no debe utilizarse para inferir el engaño. Lo que el presente trabajo muestra es que los mentirosos dan la impresión de hacer contacto visual más deliberadamente que quienes dicen la verdad. Aunque las diferencias culturales surgieron en la desviación de la mirada, no resultaron relevantes. Ni los participantes de Europa Occidental ni los de África Oriental mostraron excesiva desviación de la mirada. Los participantes fueron miembros de la población que dijo la verdad en general, pero que mintió en un entorno de su vida acerca de un evento concreto. Este experimento se diferencia de otros en que los participantes de éstos suelen ser estudiantes universitarios que hablan de temas que en realidad no están relacionados directamente con ellos, con lo que resulta poco concluyente.

El deseo de ser convincente y la inclinación a controlar a los entrevistadores pueden aumentar entre quienes dicen la verdad cuando los riesgos aumentan, lo que aportaría en esta ocasión un equilibrio entre quienes dicen la verdad y los mentirosos, dando lugar a resultados similares a los reportados en el presente experimento.

En otro experimento reciente, en el que se examinó el comportamiento de participantes sospechosos de delitos graves durante sus entrevistas con la policía, se encontraron patrones de contacto ocular similares a los de anteriores estudios, sin obtener diferencias en la longitud de la desviación de la mirada. La conclusión vuelve a ser que aumenta tanto el deseo de ser convincente como la inclinación a controlar a los entrevistadores más en las personas que dicen la verdad que en los mentirosos.

Otra deducción extraída a raíz de esta experiencia es que es probable que algunos mentirosos hubieran tenido ya una experiencia similar en el pasado y, por lo tanto, confiaran en ella a la hora de ser capaces de construir una mentira. Esto aumenta la validez del experimento, ya que este comportamiento es el que los mentirosos suelen reflejar en la vida real. Al contar sus mentiras, en lugar de fabricar una historia completa, hacen referencia concreta a un hecho específico que realmente han experimentado en el pasado.

El hallazgo de que el contacto visual deliberado proporciona una señal clara para diagnosticar un eventual engaño es un dato muy importante dentro de la investigación sobre el engaño no verbal. Un beneficio adicional de dicho indicio, por encima de otras señales de comportamiento, es que resulta fundamental que pueda codificarse de forma instantánea durante la entrevista, en tiempo real. Dentro de los propios sujetos se hallan herramientas de detección de gran potencial, que logran dominar y percibir las diferencias individuales en el comportamiento y en el lenguaje de las personas. Esto podría suponer uno de los aspectos más interesantes para ser examinado en futuras investigaciones.

Aunque este experimento se ha centrado en el contacto visual deliberado, y así ha quedado plasmado en este artículo, no significa que se recomiende, por ejemplo, que el personal de seguridad en los aeropuertos u otros profesionales se centre de forma única y exclusiva en ello. Los detectores de mentiras deberán fijarse en una variedad de señales mucho más amplia, así que el contacto visual deliberado debe ser incorporado, como una más, al elenco de herramientas predominantemente verbales de detección de mentiras, aunque señalando algunos matices. El contacto visual deliberado es una señal de que existe el engaño y que consigue delatar algunos perfiles mentirosos.


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