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Romper las reglas para alcanzar el poder. Club Lenguaje No Verbal.
Romper las reglas para alcanzar el poder. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, esta semana les ofrecemos un resumen del artículo “Romper las reglas para alcanzar el poder: Cómo los infractores de normas alcanzan el poder de cara a los demás”, de los autores Gerben A. Van Kleef , Astrid C. Homan, Catrin Finkenauer, Seval Gündemir y Eftychia Stamkou de la Universidad de Amsterdam (NL), sobre la transgresión de normas y la percepción de poder.

Tal vez sea de esperar que los que detentan el poder al romper las reglas caigan en desgracia y lo pierdan. Pero, ¿es posible que el hecho de romper las reglas en realidad alimente la percepción de poder? En este trabajo se explora esta paradójica posibilidad, centrándose en los efectos de la violación de las normas sobre la percepción de poder. Las normas son reglas o principios entendidos por los miembros de un grupo y que guían y/o restringen el comportamiento, sin la coerción de las leyes, para generar una conducta adecuada y aceptable. Así pues, la violación de la norma se define como una conducta que infringe uno o más principios de comportamiento apropiado y aceptable.

En base a la teoría del poder de activación/inhibición y al trabajo empírico se plantea la hipótesis de que las personas que violan las normas son percibidas como más poderosas que las que no lo hacen. Según esta teoría, los individuos poderosos son relativamente libres de comportarse como quieren. Encuentran menos limitaciones sociales y más entornos con recursos (dinero, conocimiento, apoyo). Esto estimula su sistema de activación conductual, que se acompaña de desinhibición conductual. Al contrario, los individuos con poco poder, sufren más limitaciones sociales, amenazas y castigos. Esto activa su sistema de inhibición conductual, que restringe sus acciones.

De hecho, los individuos con poder parecen actuar a voluntad sin temor a las consecuencias negativas. Esta desinhibición conductual hace que los individuos más poderosos sean propensos a exhibir una conducta socialmente inapropiada. Es más, a pesar de imponer estrictas normas morales a los demás, ellos por el contrario no suelen respetarlas.Debido a que se cree que ciertos comportamientos están asociados con el poder, las señales en sí mismas pueden indicar poder. Por lo tanto, cuando las personas perciben a los que se encuentran a su alrededor, pueden utilizar este tipo de señales para inferir su nivel de poder.

En este trabajo se ha querido poner a prueba esta hipótesis en cuatro estudios.

En el primer estudio se estableció un escenario en el que un sujeto mostraba una conducta de violación de normas (o no), y se midieron las percepciones de los encuestados acerca “del poder” de esa persona. Los resultados proporcionaron evidencia inicial sobre que el hecho de transgredir las normas puede alimentar la percepción de poder, incluso aunque se trate de un comportamiento negativo (asocial, inmoral, inadecuado y grosero).

El estudio 2, para examinar la posibilidad de generalizar el efecto, se centró en un tipo diferente de infracción de la norma que se llevó a cabo en un contexto institucional. Además, se investigó si el efecto de las transgresiones sobre la percepción de poder está mediado por inferencias intencionadas. El estudio mostró que la violación de normas puede alimentar la percepción de poderes ya que indica que se es libre de actuar como uno quiere, una libertad que se asocia con un poder elevado.

En el estudio 3 se empleó una violación de normas distinta y una metodología diferente para establecer la fuerza del efecto. Según las investigaciones sobre estereotipos emocionales, se prevé que los individuos poderosos reaccionen con más rabia y menos tristeza ante acontecimientos negativos que los individuos menos poderosos y, por consiguiente exhibir tendencias de acción más activas (aproximación, confrontación) y menos pasivas (inhibición, impotencia). Se ha usado esta idea para desarrollar una discreta representación de percepción de poder, esperando que la transgresión llevaría a índices más altos de ira y tendencias de activación e índices más bajos de tristeza y tendencias de inhibición.

Para profundizar en la robustez y generalización de los hallazgos, en el estudio 4 se investigó si los efectos se dan igualmente en una interacción cara a cara. Los resultados indicaron que el efecto de la violación de normas sobre el poder está mediado por inferencias intencionadas.

En consecuencia, la presente investigación revela que la violación de normas hace que los individuos sean percibidos como más poderosos. El análisis de mediación mostró que el efecto de la transgresión puede ser explicado en términos de inferencias intencionadas: los infractores de normas son vistos con la libertad de actuar como les plazca, lo que alimenta la percepción de poder. El trabajo empírico ha descubierto varios predictores de poder, que van desde rasgos de personalidad tales como extraversión y dominancia a características demográficas y comportamiento no verbal. Se ha logrado mostrar que los individuos pueden ganar poder de cara a los demás infringiendo las normas.

Este estudio apunta a un nuevo mecanismo a través del cual la jerarquía social y organizativa se refuerza y perpetúa. Puesto que lleva a la desinhibición conductual, los poderosos son más propensos a violar las normas. Al hacerlo, otros individuos les ven poderosos, tal y como se ha demostrado. A medida que los individuos alcanzan el poder, su comportamiento se vuelve aún más libre, llevando posiblemente a más transgresiones, y por lo tanto provocando un proceso de auto-refuerzo. La gente suele detectar rápidamente el poder de los demás, pero del mismo modo debilitan la posición de poder de una persona cuando creen que es ilegítima. De acuerdo con la influencia recíproca del modelo de poder, los individuos detentan el poder cuando actúan en interés del grupo.

Por tanto, infringir la normas por el interés del grupo puede ser una buena manera de elevar la posición. Una última cuestión se refiere al papel de la acción. Los individuos que muestran una mayor propensión a actuar tienden a ser percibidos como más poderosos. Puede ser que el papel de la acción dependa del contexto, de manera que el tipo de (in)acción que indique mayor libertad probablemente genere percepción de poder. Futuros estudios podrían explorar esta posibilidad.

En conclusión, violar las normas puede aumentar el poder de un individuo de cara a los demás. A medida que los individuos obtienen poder, sienten una mayor libertad para infringir las normas vigentes. Paradójicamente, estas transgresiones no socavan el poder del individuo sino que lo incrementan, originando así un círculo vicioso junto con la inmoralidad.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje no Verbal


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El 93% de la comunicación es No Verbal… ¿Mito o realidad? Club Lenguaje No Verbal.
El 93% de la comunicación es No Verbal… ¿Mito o realidad? Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana tenemos el placer de ofrecerles un resumen del artículo «El 93% de la comunicación es No Verbal… ¿Mito o realidad?» de los autores Rafael López Pérez, Alicia Martos Garrido y Ana Sutil Gutiérrez de la Fundación Universitaria Behavior & Law (España). Ante la petición y el desconocimiento generalizado sobre las investigaciones de Mehrabian y la gran cantidad de errores sobre éstas que circulan en la red, los autores han decido realizar un artículo resumiendo el origen y la realidad de sus investigaciones.

Es necesario remontarse al año 1967 para descubrir, el origen del famoso porcentaje en los estudios sobre comportamiento no verbal del psicólogo Albert Mehrabian, conocido por su trabajo pionero en el campo de la comunicación no verbal. Llevó a cabo experimentos sobre actitudes y sentimientos y encontró que en ciertas situaciones en que la comunicación verbal es altamente ambigua, solo el 7 por ciento de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38 por ciento se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55 por ciento al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración, etc.). Dando lugar a la conocida “regla 7%-38%-55%”.

En el primer estudio que realizó con Morton Wiener, se dedicó a investigar cómo la gente juzga los sentimientos del emisor cuando éste dice algo incompatible con el tono de voz utilizado. Mehrabian quería saber qué era más importante el contenido (las palabras) o el tono. En el experimento participaban dos locutoras, mujeres, que debían leer 9 palabras diferentes. Cada una de ellas en un tono diferente (positivo, neutral y negativo). A continuación, se les pedía a los participantes que escucharan las grabaciones y calificaran el grado de actitud positiva del hablante. Los resultados indican que cuando la actitud comunicada por el contenido contradice la actitud comunicada por un tono negativo, todo el mensaje se juzga en base a una actitud negativa. Por lo tanto, el tono usado al hablar es más importante y significativo que las propias palabras individuales.

El segundo experimento se llevó a cabo con Susan Ferris y trataba asimismo, de cómo la gente juzga los sentimientos del emisor. Pero, esta vez, en lugar de buscar la importancia del tono frente al contenido, Mehrabian y Ferris buscaron la relativa trascendencia del tono frente a la expresión facial. En esta ocasión, tres tonos de voz (grabaciones de tres locutoras pronunciando la palabra «quizás» de tres maneras diferentes) se combinaban con tres expresiones faciales (fotos de tres modelos femeninos). Hallaron que las expresiones faciales fueron aproximadamente 1,5 veces más importantes que el tono de voz juzgado por la actitud del emisor. Al final de su último trabajo de investigación, Mehrabian y Ferris intentaron integrar los resultados de ambos experimentos. Ambos autores manifestaron que el supuesto efecto combinado de forma simultánea entre: comunicación verbal (emociones y sentimientos), vocal (entonación, proyección, tono, énfasis, pausas, ritmo, etc.) y facial (gestos, posturas, mirada, movimiento, respiración, etc.), será una suma ponderada de sus efectos independientes, con los coeficientes de .07, .38 y .55 respectivamente.

Mehrabian siempre ha sido consciente de las limitaciones de sus estudios respecto a su aplicación. Según el mismo afirmó las conclusiones referentes a la relativa aportación del componente tonal de un mensaje verbal, pueden ser generalizadas solamente para situaciones comunicativas en las cuales no existe información adicional acerca de las relaciones entre el emisor y el receptor. Mehrabian deja claro que su fórmula solo se aplica cuando están en juego sentimientos o actitudes. Por lo tanto, no será válida en otras situaciones. En consecuencia, es difícil llegar a conclusiones a partir de estos experimentos. Algunos investigadores han criticado la metodología de sus estudios: 1. Sólo utilizan dos o tres personas como emisores. 2. No tienen en cuenta el grado en que los altavoces reproducen el tono requerido de voz. 3. Se trata de situaciones artificiales, sin contexto. 4. El modelo de comunicación en el que se basaron, ahora se ha demostrado que es demasiado simple. 5. No tienen en cuenta las características de los observadores que realizan los juicios. 6. El propósito de los experimentos no se oculta a los participantes.

En 1977 Archer y Akert afirmaron que: esta conclusión se apoya en una base experimental altamente específica, el uso de secuencias naturales de comportamiento nunca se ha abordado de manera más general. Según Krauss, Apple, Morency, Wenzel y Winton (1981), los estudios de Mehrabian se basan en el supuesto de que la persona estímulo es capaz de comunicar “expresión facial y contorno vocal” en aquello que es identificado por otros como la representación específica afectiva (sentimientos). Teniendo en cuenta que la información afectiva no se transmite a través de un canal concreto, no es muy probable que el canal influya en la percepción de afecto o sentimientos. Walbott y Scherer (1986), valoran el problema de los resultados naturales “estímulo material” para considerarlos en estos experimentos. Según estos autores la naturalidad se ve afectada puesto que los emisores reciben material verbal estándar y se les pide pronunciarlo con varios significados emocionales por un micrófono.

Al resultar una situación bastante atípica, sobre todo para actores no profesionales, es difícil obtener representaciones emocionales realistas. Así pues, Walbott y Scherer diseñaron un experimento para comprobar esas diferencias entre los emisores utilizando actores profesionales. Sus hallazgos mostraron que existían grandes diferencias en las habilidades para expresar emociones particulares. Jones y LeBaron (2002), en relación a los estudios de mensajes verbales y no verbales en la década de 1960 señalan que en general estas investigaciones se basaron en un modelo de “adición o suma del canal”. Más adelante se demostró que este modelo era demasiado simple. Jeremy Dean, estudiante de Doctorado en Psicología y psychology blogg declaró que una de las críticas más destacables está relacionada con las “características de la demanda” (cuando los participantes en un experimento actúan de la forma que ellos piensan que el experimentador quiere que actúen). Generalmente la gente tiende a actuar de forma complaciente y en consecuencia no lo hacen de manera espontánea.

En conclusión, las palabras, la voz y el cuerpo tienen que ser coherentes entre sí. Esta incoherencia puede ser percibida, de ser así es menos probable que la gente se crea lo que se está diciendo. En cuanto a la fórmula, es aplicable «exclusivamente» cuando: 1. La conversación es de índole emocional (sentimientos y actitudes) 2. Cuando surge en este proceso una incongruencia entre lo verbal y lo no verbal (primando en este caso la comunicación no verbal).

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club de Ciencias Forenses


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Mentiras arriesgadas en casos de desaparición de personas. Club del Lenguaje no Verbal
Mentiras arriesgadas. Lenguaje corporal y detección de mentiras. Club del Lenguaje no Verbal

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, en esta ocasión os ofrecemos un resumen del artículo «La identificación de las consecuencias de las mentiras arriesgadas en el comportamiento» de los autores Leanne Ten Brinke y Stephen Porter de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) que nos acerca al sugerente tema de las mentiras arriesgadas en los casos de desaparición de personas.

El engaño ha evolucionando como un aspecto fundamental de la interacción social humana. Numerosos estudios han analizado las señales del engaño en el comportamiento, pero la mayoría se han desarrollado en un contexto de laboratorio. Sin embargo hasta la fecha, este es el estudio más amplio acerca de las consecuencias en el comportamiento de las mentiras arriesgadas, comparando manifestaciones reales sinceras por medio de tres canales de comunicación: discurso, lenguaje corporal y expresiones faciales emocionales. Para ello se ha utilizado una muestra de individuos que aparecieron en medios de comunicación suplicando por el retorno de un ser querido supuestamente desaparecido. Los intentos fallidos de simular la tristeza y la falta de felicidad revelan emociones encubiertas en los sujetos.

En el caso de las mentiras arriesgadas, los mentirosos se enfrentan a una tarea difícil, ya que el que engaña debe construir una historia coherente y detallada y comunicar la información falsa a través de la expresión facial, del habla, y del lenguaje corporal, de una manera que refuerce su aparente credibilidad. Las mentiras arriesgadas pueden ir acompañadas de fuertes emociones, miedo, remordimiento, rabia e incluso nerviosismo, que deben ser inhibidas o convincentemente fingidas.

Pensemos en el marido que públicamente implora por el retorno de su esposa desaparecida que el mismo ha asesinado. Debe controlar su lenguaje corporal y enmascarar sus genuinas expresiones faciales emocionales mientras inventa una historia creíble y toma en cuenta las graves consecuencias de ser descubierto. Dada la dificultad de esta tarea, las señales “filtradas” del aumento de la carga cognitiva, la excitación emocional, la gestión del impacto, y el distanciamiento psicológico pueden revelar la dualidad del mentiroso.

La cara es un lienzo dinámico en el que los seres humanos expresan los estados emocionales y de la que se infieren los estados de los demás. Sin embargo, los humanos han evolucionando para alterar sus expresiones faciales y facilitar el engaño. Aunque los intentos de fingir o inhibir las expresiones emocionales a menudo tienen éxito, desde hace tiempo se sabe que al prestar atención a ciertos aspectos de la expresión facial tal dualidad puede verse comprometida.
Gracias a diversos estudios, se ha podido averiguar que algunos movimientos musculares faciales asociados con emociones fuertes están fuera del control voluntario y no pueden ser completamente inhibidos. Además, ciertos músculos faciales no pueden ser activados intencionalmente durante la simulación emocional. Un planteamiento relacionado es que las microexpresiones, expresiones de la cara completa que revelan las verdaderas emociones, y que pueden ser rápidamente reprimidas por un mentiroso, son una señal válida de engaño. Igualmente las expresiones involuntarias son generalmente sutiles y aparecen solamente en la parte superior o inferior de la cara (por ejemplo, una sonrisa de suficiencia cuando se está intentando parecer triste), y las «microexpresiones» son escasas.

La preparación de una mentira es una tarea mentalmente ardua, el asesino debe ocultar la verdad, tiene que preparar una coartada plausible y coherente con los hechos conocidos por la policía y evitar verse implicado en el crimen. Por el contrario, el que dice la verdad simplemente debe recordar lo que ha pasado. Además, generalmente los mentirosos tienen tendencia a controlar con más detenimiento su discurso, su lenguaje corporal, y sus expresiones faciales que quien dice la verdad, aumentando la demanda cognitiva asociada con la propuesta de una coartada falsa.

Las manifestaciones conductuales que suponen una mayor cargar cognitiva conllevan un discurso lento, pausas más largas, y el aumento de las vacilaciones del habla (ej: eh, eh, eh), proporcionando al mentiroso más tiempo para construir un historia creíble. La dificultad de la tarea también puede llevar al aumento de errores en el discurso o a descuidar el lenguaje no verbal. Por lo que generalmente se asocia el engaño con un menor número de movimientos de la mano y del brazo que acompañan normalmente al discurso para ilustrar el contenido de la narrativa.

Los intentos de crear una distancia psicológica entre el mentiroso y la verdad, posiblemente en un esfuerzo inconsciente para aumentar la facilidad de engaño, pueden dar lugar a un uso característico de palabras en el engaño. Usando un software de lingüística informatizada, estudios de laboratorio han descubierto que los mentirosos tienden a usar menos pronombres en primera persona (para evitar aceptar la responsabilidad), más palabras sobre emociones negativas (revelando sentimientos de culpa), y más palabras imprecisas como “quizá” o “tal vez” (evitando el compromiso con la mentira). Dado que se presume que estas señales se producen de manera inconsciente, son menos susceptibles a la manipulación y por lo tanto también aparecen en mentirosos relativamente sofisticados (poblaciones penales) y en situaciones de la vida real.

En este estudio se examinaron vídeo grabaciones de conductas de una gran muestra de individuos que rogaban, emocionados, públicamente por el retorno de un familiar desaparecido. Con el fin de garantizar la validez interna del estudio, para determinar que un sujeto estaba engañando e incluirlo en la muestra, se exigían pruebas irrefutables de que estaba involucrado en el asesinato de la persona desaparecida. Aproximadamente en la mitad de los casos, el “reclamante” era culpable de haber asesinado al familiar antes del llamamiento público. La mentira crucial que cuentan estos asesinos mentirosos aparece durante el llamamiento directo en el que piden ayuda para encontrar a la persona desaparecida, sabiendo que nunca va a ser así.

Durante los llamamientos, los indicadores de activación emocional de la conducta (discurso, lenguaje corporal y expresiones faciales emocionales), la carga cognitiva, el intento de controlar la conducta y la distancia psicológica fueron exhaustivamente codificados gracias a un software capaz de registrar señales de comportamiento y expresiones faciales emocionales de engaño (tocarse la cara, parpadear, rascarse, desviar la mirada, etc.). Durante el llamamiento, los asesinos mentirosos eran más propensos a expresar indignación que tristeza, al contrario que los “reclamantes” sinceros. Del mismo modo, los “reclamantes” que mentían usaban más palabras imprecisas para evitar (inconscientemente) el compromiso con sus palabras y distanciarse de la transgresión. Sin embargo, no se han podido evidenciar diferencias en los indicadores verbales de activación cognitiva, ni tampoco en las señales de lenguaje corporal, salvo en el momento en que el asesino hacia el llamamiento directo para solicitar ayuda en la búsqueda de la persona desaparecida.

El estudio de los indicadores analizados en este trabajo puede servir como guía para dirigir búsquedas o investigar desapariciones en las que se sospecha la implicación de un familiar. Se podría incluso formar a personal de seguridad para que fueran capaces de detectar este tipo de señales de engaño. Los resultados ofrecen de este modo un importante y novedoso avance en nuestra comprensión de la comunicación humana involuntaria.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Strong, but Wrong: Lay People’s and Police Officers’ Beliefs about Verbal and Nonverbal Cues to Deception” de Bogaard, G.; Meijer, E. H.; Vrij. A. y Merckelbach, H. (2016), en el que los autores realizan un estudio para saber cómo de equivocados están policías y ciudadanos civiles con respecto a las pistas para detectar una mentira. 

La mentira es la gran protagonista de la comunicación no verbal. Hay estudios que informan de que decimos unas dos mentiras al día. Sin embargo, otros más recientes han demostrado que existen muchas diferencias a nivel individual cuando se trata de mentiras y no se puede considerar esta afirmación como absoluta. 

A pesar de esto, lo que todas las investigaciones afirman es que tenemos mucha experiencia en mentir y que nos mientan y, aún así, nuestra capacidad de detectar el engaño no suele superar el nivel del azar, incluidos los policías.

Una posible explicación puede ser que las personas a menudo tienen creencias incorrectas sobre qué señales son diagnósticas del engaño. Por ejemplo, la creencia de que los mentirosos tienden a apartar la mirada se ha demostrado errónea, pero aún así, la mayoría de las personas confía en ella. Strömwall y Granhag informaron de que la aversión a la mirada y un aumento del movimiento del cuerpo eran, para policías, jueces y fiscales, fuertes señales de engaño. 

Las personas tienden a depender en gran medida de las señales no verbales cuando emiten veredictos de engaño. Sin embargo, una gran cantidad de investigaciones muestra que el engaño no se puede inferir de forma confiable sólo a través del comportamiento. Se necesita, además, prestar atención a las señales verbales. 

Masip (que ha sido en varias ocasiones profesor de nuestro máster en Comunicación No Verbal y Detección de la Mentira) y Herrero, realizaron un estudio en el que preguntaron a policías y ciudadanos civiles cómo se pueden detectar mentiras. Ambos grupos mencionaron que confiaban, principalmente, en señales no verbales.

Como las personas tienden a confiar en las señales no verbales, el contenido verbal se suele ignorar en gran medida, a pesar de que las investigaciones muestran que la precisión del diagnóstico se puede mejorar cuando se confía en el contenido. Sorprendentemente, poca investigación ha analizado las creencias sobre este tipo de señales. 

Se han desarrollado varios métodos de evaluación de la veracidad que se basan específicamente en el contenido de una declaración, como el análisis de contenido basado en criterios (CBCA) o el reality monitoring (RM). 

El CBCA consta de 19 criterios que se espera que estén más presentes en las declaraciones verdaderas que en las inventadas. Por ejemplo, hay evidencia de que los mentirosos generalmente cuentan una historia menos coherente y es menos probable que hagan correcciones espontáneas en sus historias. Además, tienden a describir menos reproducciones de conversaciones. 

El CBCA se desarrolló originalmente para evaluar los testimonios de niños en casos de presuntos abusos sexuales, pero se ha utilizado en numerosos estudios con adultos en contextos distintos de forma exitosa. 

El RM se utiliza para evaluar si un recuerdo se ha originado a partir de una experiencia real o un evento imaginario. La razón de esto, es que es un recuerdo de una experiencia real surge de la percepción y, en consecuencia, contendrá más información sensorial, contextual y afectiva que los recuerdos que se originan en la imaginación.

Se ha encontrado apoyo en estudios previos para algunos criterios de RM, como por ejemplo, que los mentirosos incluyen menos información perceptiva, espacial y temporal en sus relatos, y que las historias de los mentirosos son menos plausibles que las historias de los que dicen la verdad.

En el estudio que nos ocupa, los autores exploran los puntos de vista de los participantes sobre las señales verbales y no verbales a través de preguntas abiertas, y, además, para examinar más a fondo su opinión sobre las señales verbales, se les hizo una serie de preguntas cerradas, obtenidas del CBCA y el RM. 

La muestra estuvo conformada por 95 policías y 104 estudiantes universitarios de los Países Bajos. Los agentes de policía eran detectives o interrogadores profesionales con una media de experiencia de 22 años. 

Cuando los estudiantes y oficiales de policía tuvieron la oportunidad de enumerar las señales que creían que indicaban engaño, hablaron de las señales no verbales estereotipadas y sin apoyo científico, como la aversión de la mirada, el nerviosismo, el movimiento exagerado o la sudoración. 

Además, mencionaron más señales no verbales que verbales para el diagnóstico de la mentira, lo cual está en línea con las investigaciones previas. 

En las preguntas abiertas, los policías mencionaron menos pistas que los estudiantes en general, pero dentro de aquellas que mencionaron, predominaban las pistas verbales

La mayoría de señales de comportamiento que mencionaron los participantes, se remontan a la idea de que mentir hace que los mentirosos se angustien, y esta angustia se muestra en sus expresiones faciales (se sonrojan, sudan, parpadean…), o en sus gestos (están inquietos, su cuerpo se mueve, aparecen gestos ilustradores…). Sin embargo, la gente subestima la importancia de los factores situacionales que pueden influir en el comportamiento de alguien. Por ejemplo, los que dicen la verdad también pueden estar nerviosos por otras razones además del engaño, si por ejemplo el estilo de la entrevista es intimidatorio o tienen miedo a no ser creídos. 

Los oficiales de policía son más cautos al hablar de señales de engaño, probablemente porque para ellos cometer errores en su trabajo es algo más serio que para los estudiantes entrevistados. 

Probablemente, estas creencias sean tan persistentes por la falta de feedback. Es decir, nadie confiesa si efectivamente ha estado mintiendo o no después de una entrevista y menos en un entorno policial. 

Una limitación del estudio es que sólo se investigaron las creencias sobre las mentiras y no se observó el rendimiento real de la detección del engaño. 

Aunque varios estudios ya han demostrado los peligros de confiar en señales no verbales estereotipadas, el estudio actual revela que las personas aún creen que estas señales son útiles para desenmascarar a los mentirosos. Para los profesionales, estas creencias son especialmente dañinas. Ser consciente de ellas podría ser suficiente para cambiar poco a poco su atención a las señales verbales, sobre las cuales, según los hallazgos de este artículo y literatura previa, deberían ser más precisas. 

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La expresion de las emociones a traves del comportamiento no verbal en las visitas medicas. Club del Lenguaje no Verbal.
La expresión de las emociones a través del comportamiento no verbal entre médico y pacientes. Club del Lenguaje no Verbal.

En esta ocasión, apreciados amigos del Club del Lenguaje no Verbal, tenemos el placer de mostrarles otro campo donde se manifiesta la importancia del comportamiento no verbal, la relación médico-paciente. El presenta artículo ha sido elaborado por Debra L. Roter  de la Escuela  de Salud Pública de Johns Hopkins Bloomberg de Baltimore (EE.UU.), Richard M. Frankel  de la Universidad de Indiana (EE.UU.), Judith A. Hall de la Universidad de Northeastern de Boston (EE.UU.) y David Sluyter del Instituto John E. Fetzer en Kalamazoo(EE.UU.).

El conocimiento y la experiencia que el médico y el paciente importan de sus respectivos ámbitos de competencia, así como su expresión y percepción de las emociones durante el encuentro entre ambos son elementos que se integran en el proceso de atención a través de la comunicación verbal y no verbal. El contexto emocional de la atención está especialmente relacionado con la comunicación no verbal y las habilidades de comunicación con las emociones, incluyendo el envío y recepción de mensajes no verbales y la autoconciencia emocional.

Recientes estudios sostienen que el comportamiento no verbal tiene un gran significado dentro de la relación terapéutica e influye notablemente en factores tan importantes como la satisfacción, el cumplimiento y los resultados clínicos. Los médicos son expertos en las formas técnicas y cognitivas propias de su capacitación, mientras que los pacientes lo son en la historia y experiencia de su enfermedad, personalidad, estilo y entorno de vida, valores y expectativas. Esta relación se basa en tres principios fundamentales:

Las relaciones en materia de salud deben incluir la personalidad de los participantes
El afecto y la emoción son componentes esenciales de estas relaciones
Todas las relaciones sobre el cuidado de la salud se producen en un contexto de influencia recíproca
Las emociones y sus fenómenos relacionados, como los deseos, estados de ánimo y sentimientos pueden ser revelados a través de la conducta no verbal, por lo que este comportamiento tiene un papel muy relevante en la atención médica. La conducta no verbal incluye, entre otros aspectos, la expresividad facial, la sonrisa, el contacto visual, los asentimientos con la cabeza y diversos gestos o posturas. Por lo tanto, a través del comportamiento no verbal se transmite gran cantidad de información afectiva y emocional. En este entorno también es preciso tener en cuenta las características paralingüísticas más importantes del habla, como la velocidad de la voz, el volumen, el tono, las pausas, la fluidez o las interrupciones.

Tanto los médicos como los pacientes tienen emociones y las muestran, siendo la capacidad de juzgar las expresiones emocionales del otro una de las facetas básicas que definen el concepto de inteligencia emocional.

Uno de los hallazgos más destacados está relacionado con el género, ya que las mujeres son mejores a la hora de juzgar las señales no verbales y transmitir emociones a través de ellas. Por ello las médicas mostrarán niveles más altos de sensibilidad no verbal que los médicos de sexo masculino, enfatizando que los facultativos con esta sensibilidad son menos propensos a sufrir desgaste profesional.

En varios estudios se han estudiado las habilidades no verbales de los médicos en cuanto a la codificación (capacidad de transmitir mensajes emocionales con precisión como se pretendía) y decodificación (capacidad de reconocer las emociones de los demás con precisión).Los médicos más hábiles en la tarea expresiva de codificación emocional tenían pacientes que los consideraban más comprensivos, empáticos, solidarios y sensibles que otros facultativos. Además, los médicos más precisos en la descodificación de los movimientos del cuerpo recibieron altas calificaciones de satisfacción por parte de sus pacientes, a la vez que éstos cancelaban menos citas.

En este estudio se indica que una combinación de las palabras del médico y su tono de voz son capaces de predecir la satisfacción del paciente. Parece que los encuentros médicos con algún grado de afecto negativo (sobre todo ansiedad en la voz del médico), combinados con palabras de consuelo, pueden ser vistos por los pacientes como positivos para la relación, lo que refleja sinceridad percibida, dedicación y competencia. En resumen, el papel de las emociones en la visita médica, que se refleja en la sensibilidad no verbal y en diferentes comportamientos, es muy significativo. Recientes estudios reflejan una amplia variación en cuanto a la disposición y capacidad de los médicos a la hora de poder y saber juzgar con precisión distintas emociones.

Un área importante de la investigación que nos atañe es el papel de la emoción y el comportamiento no verbal en el paciente y en la toma de decisiones del médico. Parece posible, e incluso probable, que los médicos que empleen conducta no verbal influirán significativamente en los pacientes, incluso en la probabilidad de decidir a favor o en contra de las opciones de un tratamiento recomendado.

También existe un gran interés en observar el efecto de las emociones sobre una amplia variedad de resultados, con implicaciones que van desde la calidad de la atención a los problemas de financiación de la atención a la salud, asignación de recursos, juicios por mala praxis y agotamiento del médico. Las vías para conseguir dichos resultados, incluyendo género, cultura, origen étnico, alfabetización, clase social, edad, estado de salud, confianza, continuidad de la atención y especialidad del médico son analizadas con frecuencia, aunque rara vez se entienden bien del todo. Incluso la relación más amplia entre la adquisición de habilidades en el dominio verbal y no verbal presenta interesantes retos de enseñanza en un plazo inmediato. Mientras que los estudios hasta la fecha han tendido a tratar la conducta verbal y no verbal como algo separado y distinto, en realidad, ambos se producen y se influyen mutuamente en un mismo contexto de comunicación.

La relevancia de esta investigación radica en su aplicabilidad al mundo cotidiano de los pacientes y los médicos. Este trabajo tiene el potencial de mejorar tanto los procesos como los resultados de la atención médica para ambos grupos de individuos. El poder curativo, todavía sin explotar, de la conexión emocional entre los pacientes y los médicos puede aportar significado y fuerza a la relación terapéutica. Tal vez el más importante de los retos del futuro es el que puede aprenderse acerca de la optimización de las relaciones de cuidado en relación con la práctica diaria y la cotidianeidad de la medicina.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje no Verbal

Traducción: Nahikari Sánchez


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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Detecting deception using comparable truth baselines” de Bogaard, G.; Meijer, E. H.; Vrij, A. y Nahari, G. (2022), en el que los autores realizan un par de experimentos para saber cómo afecta a la detección de la mentira el utilizar líneas base veraces. 

Ya hemos visto en varias ocasiones a lo largo de los diferentes posts cómo la capacidad humana para detectar mentiras es bastante pobre. Tanto la habilidad de los legos como la habilidad de los profesionales no suele superar los niveles del azar y la casualidad. 

Entre las posibles razones que explicarían la deficiencia de estas habilidades se encuentra la idea de que las personas prestamos demasiada atención a las señales de comportamiento, como la aversión a la mirada y los movimientos corporales. La realidad es que no hay tanta relación como se cree entre estas señales y el engaño.

La investigación también ha demostrado que, para mejorar la precisión en la detección de verdades y mentiras, los observadores deben centrarse principalmente en el contenido de las declaraciones de las personas, ya que se ha mostrado como una técnica más prometedora. 

Sin embargo, incluso las herramientas de detección de mentiras verbales tienen una tasa de error importante, y una fuente potencial de esta tasa de error son las diferencias individuales en el comportamiento verbal del mentiroso; la investigación metaanalítica así lo ha mostrado.

Es decir, que los observadores sean capaces de detectar una mentira depende en gran medida de las cualidades de las habilidades para decir mentiras de alguien. 

Por ejemplo, las personas propensas a la fantasía son mejores para formular mentiras creíbles, y las personas con habilidades verbales se salen con la suya con más frecuencia porque tienden a incluir más detalles en sus historias falsas. 

Esto concuerda con el hallazgo de que los buenos mentirosos informan de que confían mucho en las estrategias verbales cuando mienten. 

Una forma de incluir las diferencias individuales y verbales de los mentirosos en un procedimiento de detección de mentiras es a través de la línea base. Esto es, utilizando una declaración que se sabe que es verdadera, o parte de una declaración verdadera, para comparar entre ésta y la mentira. 

La idea es que las personas dicen la verdad durante una pequeña charla trivial, y cualquier diferencia de comportamiento entre ésta y la parte de la entrevista que trata sobre el tema importante que se está investigando, se interpreta como una señal a la que se debe prestar atención y como un posible indicador de engaño. 

El problema es que esta comparación es confusa. Los temas que se tratan en las charlas triviales son distintos a los que se investigan y, según el tema y la relevancia personal, las personas pueden responder de manera diferente. Además, lo que está en juego contrasta sustancialmente. 

Por ello, existe la llamada “línea base veraz comparable”. Esta línea base se utiliza para poder considerarla comparable al tema de investigación.

Estudios previos arrojan la idea de que los mentirosos cuyas mentiras están acompañadas de verdades incluyen más detalles. Es decir, los buenos mentirosos calibran sus respuestas engañosas en función de información veraz. Por tanto, aparecen dos ideas contradictorias. Por un lado, si los mentirosos calibran la cantidad de detalles que informan en su mentira en función de una respuesta veraz anterior, un LBVC podría disminuir la discriminabilidad entre la mentira y la verdad. Sin embargo, si los mentirosos no pueden calibrar  sus respuestas, el uso de una LBVC tiene la posibilidad de mejorar la discriminación entre mentira y verdad. 

Es por ello que, en dos experimentos, se investigaron dos aspectos: primero, si proporcionar una LBVC influye en el detalle de una declaración posterior proporcionada por la misma persona; y segundo, si usar una declaración de LBVC mejoraría la capacidad de detección de mentiras gracias a las señales verbales. 

En el primer experimento participaron 171 personas; en el segundo, 138. En ellos básicamente se asignaba a los participantes el rol de decir la verdad o mentir según unas determinadas condiciones, bien explicadas en el artículo original, para después pasar su declaración completa por una herramienta utilizada para evaluar la credibilidad del discurso, que es el Reality Monitoring.

Los análisis mostraron la existencia de un patrón verbal interesante: las declaraciones objetivo (las principales y referentes a los temas de investigación) de los que dicen la verdad suelen incluir más detalles temporales y auditivos que su declaración de referencia, o su LBVC, mientras que los resultados de los mentirosos mostraban el patrón opuesto. 

En el primero de los experimentos no apareció ninguna evidencia de que el uso de una LBVC mejore la precisión a la hora de detectar verdades y mentiras. 

En el experimento número 2, los observadores que usaron la LBVC se volvieron peores en la detección de verdades, pero igualmente precisos en la detección de mentiras, en comparación con aquellos que no usaron la LBVC. 

Sin embargo, los autores mencionan que sus resultados deben interpretarse con cautela, porque el apoyo de éstos es débil y parece prematuro utilizarlos como referencia. Por tanto, animan a que otros investigadores continúen ahondando en este tema, y dejan la puerta abierta a futuros experimentos relacionados. 

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Tecnica neurologica de deteccion de mentiras, Club Lenguaje no Verbal.
Tecnica neurologica de deteccion de mentiras. Club Lenguaje no Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, en esta ocasión os ofrecemos un extracto del artículo «Construyendo el órgano de engaño. La retórica de la resonancia magnética funcional (fMRI) y la huella digital del cerebro» de la autora Melissa Littlefield, de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), en el cual se aborda el interesante ámbito de las neurociencias aplicadas a la detección de mentiras.

La resonancia magnética funcional (fMRI) y la electroencefalografía (EEG), basada en la tecnología de huellas digitales del cerebro, han sido aclamados en Estados Unidos de América como las mejores tecnologías de detección de mentiras, sobre todo tras los atentados terroristas del 9 de septiembre de 2001. En efecto, los resultados obtenidos por estas nuevas técnicas se consideran mucho mejores que el polígrafo, que medía cambios en el sistema nervioso autónomo, correlacionando con emociones como la ansiedad, el miedo o la culpa. Así, la huella digital cerebral se centra, solamente, en el cerebro, aumentando la subjetividad de la prueba.

El polígrafo se creó a principios del S XX y ha disfrutado de cierta popularidad en las diferentes agencias de los Estados Unidos de América. Sin embargo, tras los atentados de 2001, el gobierno de los Estados Unidos y tanto investigadores como científicos observaron la necesidad de detectar con más precisión y rapidez las diferentes amenazas a la seguridad nacional que se les planteaban. Con todo, esta tecnología, desarrollada en los años 90, se vio impulsada, debido a que permitía “desbloquear” el cerebro de terroristas sospechosos (Gammage, 2002; Shuman, 2002; Bowden, 2003, Cavouto, 2003).

La posibilidad de detección del engaño mediante el análisis del cerebro se realiza mediante el estudio de las diferentes conexiones cuantificables entre el cerebro (mente y biología) y el comportamiento humano. Las alteraciones en la hemodinámica del cerebro y de la actividad eléctrica representan los orígenes fisiológicos del engaño. Así, sobre la base del EEG, la huella digital del cerebro fue desarrollada y patentada por Lawrence Farwell, un psicólogo egresado de Harvard y uno de los muchos profesionales que trabajan en la aplicación del EEG en la detección de mentiras. La técnica de Farwell mide la actividad eléctrica del cerebro cuando un individuo se expone a un estímulo. Para ello se utiliza un casco provisto de una serie de electrodos y el sujeto debe centrarse en una pantalla donde aparecen ciertas imágenes, palabras y sonidos. En el momento del reconocimiento de alguno de estos elementos el sujeto deberá pulsar el botón SI, si no lo reconoce, el botón NO. Con todo, las respuestas conscientes no son necesarias para que la prueba funcione. La señal eléctrica utilizada es la P300, fuera del control consciente. La huella digital del cerebro produce un registro de reconocimiento del estímulo a través del catálogo de información almacenada en el cerebro del sujeto analizado.

Por otra parte, el BOLD-fMRI, mide los cambios en los niveles de oxigenación de la sangre. Si la actividad neuronal requiere oxígeno, las neuronas activas reciben más oxígeno de la sangre que las neuronas inactivas. Así, la mayor actividad neuronal hará aumentar la oxigenación de la sangre. Podemos observar que mediante el fMRI y la huella digital cerebral, lo que analizamos es la memoria, a huella digital dejada en el cerebro a través de estímulos determinados. Al determinar cualquier negación consciente de la memoria, se observa el engaño. Con el objetivo de realizar este estudio, se utiliza el GKT (Prueba Conocimiento Culpable) que se compone de tres elementos denominados estímulos sonda, estímulos objetivos y estímulos neutros. Los estímulos neutros son palabras e imágenes irrelevantes que ayudan a establecer la línea base desde la que poner a prueba las diferentes reacciones. La sonda es la información correspondiente al crimen que solamente es posible que conozca el autor de los hechos. Los objetos serán aquellas informaciones sobre el crimen que han podido estar expuestas en prensa. En este último caso será reconocido, pero no se tratara de autoinculpación. Así, utilizando el GKT solamente los involucrados en un determinado hecho delictivo tendrán reacciones cerebrales ante estímulos sonda.


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Los músculos faciales revelan el engaño. Club Lenguaje No Verbal.
Los músculos de la cara revelan el engaño. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, en esta ocasión les ofrecemos un resumen del artículo «Darwin el detective : contracciones observables de los músculos faciales revelan mentiras emocionales trascendentes» de los autores Leanne ten Brinke, Stephen Porter y Alysha Baker de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) que nos acerca una vez más al apasionante tema de la detección de mentiras mediante los gestos faciales.

Entre algunas de sus afirmaciones, Darwin (1872) argumentó que las expresiones emocionales se heredan, manifestaciones involuntarias de nuestro estado interior. Además, de todos los canales a través de los cuales las señales emocionales pueden expresarse, consideró el rostro como el principal. En promedio, las personas mienten dos veces al día; las razones más comunes incluyen el altruismo, el manejo de impresiones, o el beneficio personal del mentiroso. Tal engaño a menudo tiene éxito; los observadores son capaces de determinar si una persona dice la verdad o si una expresión facial particular es verdadera o falsa. Sin embargo, la poderosa motivación por parecer creíble, junto con la complejidad de crear y mantener una mentira consecuente, puede conducir a una mayor filtración de señales conductuales y a la probabilidad de detección en contextos determinantes.

Darwin sugirió que algunos movimientos de los músculos faciales asociados con la emoción no pueden ser completamente inhibidos a pesar de los esfuerzos realizados por el poseedor de la emoción. Propuso además que el intento de contraer ciertos músculos faciales durante la simulación emocional sería un fracaso. En conjunto, estas proposiciones forman la hipótesis de la inhibición. Porter y ten Brinke (2008) revelaron que es más probable que ocurran filtraciones sutiles de emociones en las expresiones simuladas. Asimismo, un reciente estudio de seguimiento descubrió que la verdadera emoción es particularmente difícil de suprimir, y es más probable que se manifieste a través de la cara cuando es fuerte, en relación con estados emocionales más débiles.

Dados los limitados recursos cognitivos existentes y la dificultad para realizar las múltiples tareas necesarias durante el engaño, se plantea que la filtración emocional ocurre probablemente cuando la mentira es compleja y/o relacionada con una emoción fuerte que se oculta o falsea. Concretamente, se prevé que los músculos faciales menos sometidos al control voluntario tenderán a fallar. Por lo tanto, serán los músculos faciales superiores los primeros en fallar durante el engaño emocional.

En el primer estudio que examina las señales faciales de engaño en la vida real, engaño emocional trascendente, se han analizado los comportamientos grabados en vídeo de una gran muestra internacional de individuos implorando públicamente el regreso de un familiar desaparecido, la mitad de los cuales se determinó más tarde habían asesinado al familiar antes del llamamiento público. Sin embargo, los resultados de este estudio no permitieron alcanzar conclusiones definitivas precisamente sobre qué músculos fallaron en los imploradores que mentían. El estudio actual investiga por primera vez los músculos faciales que son menos susceptibles al control voluntario durante el engaño emocional trascendente. Se analizó la activación muscular asociada con tristeza, felicidad y sorpresa (frontalis, corrugator supercilii, orbicularis oculi, zygomatic major, y depressor anguli oris) en los llamamientos en televisión por el regreso de un familiar, un nuevo paradigma en el estudio del engaño trascendente.

La expresión de las emociones a menudo se manipula conscientemente para facilitar el engaño y puede tener importantes consecuencias cuando no se detecta. A pesar de que a veces se logra el engaño emocional, las señales conductuales pueden desenmascarar la falsa cara en situaciones cognitivamente exigentes. La hipótesis de la inhibición de Darwin, junto con el conocimiento de la inervación facial y las limitaciones cognitivas, parece ser un conciso resumen de la conducta facial de engaño en este contexto. En particular, se previó que el «fallo muscular»de la frente, bajo un control cortical limitado, revela la falsa cara.

De este modo, cuando los asesinos que mentían intentaron replicar los gestos faciales de tristeza de la parte superior, su activación del frontal fue con frecuencia exagerada. Los imploradores que mentían también eran más propensos a mostrar una activación del cigomático mayor que los imploradores verdaderamente afligidos. A diferencia de los asesinos embusteros, los imploradores auténticos mostraron una activación de los músculos asociados con la aflicción innata interculturalmente relacionados con la tristeza y sobre los que se planteó la hipótesis de que servían para algún beneficio funcional así como para facilitar la comunicación humana.

Por otra parte, este hallazgo revela que los imploradores que mentían fueron incapaces de mantener la activación del músculo superior de la cara, supuestamente debido a su reducida conectividad cortical y a otros estímulos que limitan el control cognitivo sobre esta contracción. En resumen, la presencia de gestos faciales innatos relacionados con la tristeza es un indicador fiable de auténticos sentimientos de aflicción y sinceridad en llamamientos públicos.

Por lo tanto, mientras que la cara no representa la “panacea” en la detección de mentiras, el análisis de los gestos faciales puede combinarse con otros indicadores de engaño para documentar las predicciones de credibilidad. Este estudio utilizó un nuevo paradigma para afrontar la falta de investigación sobre el engaño trascendente en la vida real, para apoyar el enfoque de la filtración emocional bajo una carga cognitiva. De hecho, estos hallazgos sostienen la idea de que el rostro humano está marcado por su propia historia y los intentos de ocultar las emociones en un acto engañoso probablemente fracasen.

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Proxémica entre culturas. Club Lenguaje No Verbal.
Proxémica entre culturas. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, esta semana os proponemos un resumen del artículo «Introducción a la proxémica entre las culturas» de los autores Natalia Borysenko y Petro Borysenko de la Universidad Pedagógica Estatal de Pereyaslav Khmelnytsky (Ucrania) en el que se aborda interesante tema de la proxémica.

En muchos casos, cuando se viaja al extranjero, se encuentran peculiaridades de la cultura de acogida que pueden parecer extrañas, inquietantes, o incluso hostiles. Tales características provocan respuestas que pueden estar muy alejadas de las que se consideran adecuadas. Se pueden superar esas reacciones negativas adaptándose suave y eficazmente a la cultura del país anfitrión. La mejor manera de hacerlo es aprender las desconocidas particularidades de la cultura de acogida y llegar a entenderse o incluso a hacer amistad. La mayoría de los hablantes y/u oyentes no son conscientes del hecho de que, en realidad, la comunicación no verbal envía y recibe mensajes de muchas maneras tanto voluntaria como involuntariamente sin recurrir al lenguaje verbal. Cada elemento de la comunicación no verbal tiene su propio código estrechamente relacionado con la cultura que representa.

A fin de comprender el mensaje no verbal del hablante nativo de esa cultura, hay que ser capaz de descodificar esos elementos de la comunicación no verbal. Uno de los medios de comunicación no verbal que a menudo se pasa por alto, pero que es muy importante para controlar las interacciones cotidianas es la proxémica (o proxemia). Acuñado por el sociólogo Edward T. Hall a principios de los 60, el término hace referencia al estudio de como nos comunicamos unos con otros a través del espacio. La proxémica también se refiere a la forma en que el espacio personal está estructurado, incluyendo el espacio dentro de las habitaciones, edificios, recintos y ciudades, o la distancia entre las personas durante una conversación o interacción. Hall ha distinguido cuatro distancias en la proxémica, teniendo cada una de ellas fases cercanas y lejanas:

  1. Distancia íntima, desde 15 cm en la fase cercana y de 15 a 45 cm en la fase lejana. Esta distancia se utiliza generalmente con amigos cercanos y familiares.
  2. Distancia personal, que puede variar de 45 a 76 cm en la fase cercana y de 76 a 121 cm en la lejana. Dicha distancia se puede observar normalmente en conversaciones informales con amigos.
  3. Distancia social/socio-consultiva, que varía de 1,21 a 2,13 m en la fase cercana y de 2,13 hasta 3,65 m en la lejana. Se utiliza principalmente para los negocios y las reuniones sociales.
  4. Distancia Pública, que puede variar desde 3,65 hasta 7,62 m en la fase cercana y de 7,62 m o más en la fase lejana. Se suele establecer alrededor de figuras públicas importantes o durante actos públicos.

Cuando las personas no son conscientes de estas distancias y de sus significados, las transgresiones pueden ocurrir como resultado de la tensión y la desconfianza. Las preferencias espaciales varían cuando las personas son de diferentes edades, generación, clase social, género, etc. Por otra parte, se ha podido observar que la gente de las ciudades tiene tendencia a arrimarse a los demás a fin de acortar las distancias, mientras que la gente del campo se mantiene tan separada que debe inclinarse hacia adelante para poder estrechar las manos. El temperamento de los interlocutores también influye en la distancia entre ellos. Así, los extrovertidos suelen mantener distancias más cortas que los introvertidos. Estudios recientes han demostrado que el espacio entre interlocutores puede relacionarse directamente con la interpretación o el significado de los mensajes procedentes del emisor.

Las cuatro distancias proxémicas varían dependiendo de la cultura. Por ejemplo, cuanto más de contacto es una cultura, menor distancia se requiere en la comunicación y cuanto menos de contacto es, mayor sera la distancia en la comunicación. Los árabes, los latinoamericanos, y los italianos, como representantes de las culturas de alto contacto están acostumbrados al alcance de la distancia personal en la comunicación, que equivale a la distancia íntima en las culturas de bajo contacto tales como la americana, la canadiense, la norte-europea y la asiática. No es de extrañar, por tanto, que durante una comunicación un argentino se vaya acercando cada vez más para sentirse cómodo, y un noruego inconscientemente se aleje. En Arabia Saudita, una persona puede encontrarse prácticamente nariz con nariz con un socio de negocios porque el espacio social árabe equivale al propio espacio íntimo.

La proxémica también se aplica a todas las cosas materiales que nos rodean, a la forma en la que esas cosas están dispuestas tanto en el exterior como en el interior, reflejando nuestras actitudes culturales, preferencias y posibilidades. Por ejemplo, para los japoneses cuyo territorio es relativamente pequeño, el espacio es un bien escaso. El otro problema en la proxémica entre las culturas es como de estricta es una cultura hacia las relaciones íntimas en público. Mientras que en Estados Unidos, Canadá, y Europa es aceptable que un hombre y una mujer establezcan entre ellos un contacto íntimo en público, sin embargo en algunos países de Oriente, como la India y Pakistán, las mujeres no pueden comportarse tan libremente con los hombres.

La interacción entre la proxémica y la comunicación es bastante compleja. Al variar enormemente entre culturas, el uso del espacio es una fuente continua de malas interpretaciones en la comunicación intercultural. Los comunicadores hábiles saben cómo utilizar el espacio para su beneficio influyendo en el comportamiento de los demás y descodificando los mensajes que les envían los demás a través de su uso del espacio. La transgresión de las reglas de la proxémica hace que los demás se sientan incómodos impidiendo de este modo la comunicación.

Al advertir y reconocer estas diferencias culturales se mejora el entendimiento intercultural y se ayuda a eliminar el malestar, se puede sentir de esta manera si la distancia interpersonal es demasiado grande («distante») o demasiado pequeña (invasiva). Hoy en día, todavía es complicado seguir firmemente las «leyes» de la proxémica en la comunicación entre culturas, porque las definiciones del espacio varían mucho entre los representantes de las diferentes culturas, y pueden asimismo ser malinterpretadas por los individuos que comparten una misma cultura, pero que tienen diferentes edades, creencias y experiencias.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Sitting in judgment: How Body Posture Influences Deception Detection and Gazing Behavior”, de Zloteanu, M.; Krumhuber, E. G. y Richardson, D. C. (2021), en el que los autores estudian si cambiar la postura corporal afecta a la habilidad de las personas de percibir e interpretar el comportamiento de los demás.

Un campo de estudio muy popular dentro de la comunicación no verbal es la detección del engaño.

La realidad es que, aunque nos creamos muy buenos para ello, somos bastante malos. Nuestras probabilidades de acierto están en torno al azar, aunque tengamos ciertos estudios destinados a detectar la mentira. Y, además, tendemos a considerar como verdad lo que se nos cuenta.

Investigaciones recientes citadas en el artículo, han demostrado que los cambios de postura parecen tener efectos sistemáticos y causales en cómo vemos el mundo y cómo nos vemos a nosotros mismos. Un ejemplo de esto sería el “power-posing” que se ha venido dando a conocer en los últimos años.

Entonces, si existen estudios que corroboran que mantener una postura en concreto durante determinado tiempo puede hacernos sentir más seguros y poderosos, ¿podrá también la postura hacernos mejores o peores detectores de mentiras?

Este es el interrogante que se plantean los autores del artículo, y el motivo por el cual creen que la investigación es tan importante.

Las posturas transmiten mucha información en lenguaje no verbal, por ejemplo, amistad u hostilidad. Afectan a cómo somos percibidos, cómo percibimos nosotros y cómo interpretamos información. Incluso tienen efectos a nivel cognitivo y de memoria, según algunas investigaciones.

Los autores se preguntan cuáles son las diferencias que aparecerían en nuestra capacidad de detectar mentiras según si adoptamos una postura de apertura o de cierre cuando observamos al objetivo a analizar.

Pero ¿qué es una postura de apertura o cierre?

Tradicionalmente se ha venido entendiendo como postura de apertura, por ejemplo, sentarse con los brazos y piernas descruzados, con el cuerpo ligeramente reclinado. Básicamente, sería una postura con la que transmitimos tranquilidad e interés por la interacción.

Por otro lado, una postura de cierre sería una en la que nos sentamos con brazos y piernas cruzados, con el cuerpo rígido. Sería una postura que adoptaríamos cuando nos sentimos amenazados, incómodos o aburridos; en definitiva, no habría interés por la interacción.

La hipótesis de la que parten los autores y que pretenden comprobar con sus estudios es la siguiente: si la postura influye en los encuentros sociales, aquellos “jueces” (entendiendo por jueces a las personas que deben descubrir si alguien está mintiendo o no) que adopten una postura abierta deberían prestar mayor atención a la información no verbal e integrarla de forma óptima en los juicios sobre veracidad que deban hacer.

¿Ocurrirá tal y como los autores esperan?

Para responder a esto realizaron dos estudios. El primero de ellos tenía como objetivo saber si adoptar una postura de apertura o cierre influye en los juicios sobre el engaño. El segundo, introduce la variable de la mirada, para saber a qué lugares se dirige según tengamos una u otra postura.

A los participantes de ambos estudios se les hizo visionar un total de 12 vídeos, en 6 de ellos la persona que aparecía estaba mintiendo y en los otros 6, decía la verdad.

Los sujetos fueron instruidos brevemente acerca de las microexpresiones faciales que se identifican con cada una de las emociones básicas y además, realizaron un test sobre empatía, ya que como sabemos, este es un elemento importante a la hora de inferir emociones.

Tras el primer estudio, parece ser que adoptar una postura de apertura resulta en una mayor discriminación entre verdades y mentiras, comparado con adoptar posturas de cierre. Este efecto era más visible cuando la persona en cuestión tenía unos niveles más altos de empatía.

En el segundo estudio, cuando las personas adoptaban posturas de apertura, parece que no miraban tanto a las manos como las personas que adoptaban posturas de cierre. En general, con posturas de apertura se les prestaba menos atención a los canales de comunicación no verbal, en contra de lo que en principio podría parecernos lógico.

La explicación que encuentran los autores para este último dato es que quizá, cuando la gente adopta posturas de apertura, le dedica más recursos a procesar información social. De esta forma, la postura podría afectar a cómo los jueces procesan la información que les llega, pero no a cómo inspeccionan a sus objetivos.

Como suele pasar, siempre hay alguna limitación en el estudio que se debe mencionar. Por ejemplo, no se midió la capacidad de cada sujeto para reconocer las emociones que mostraban las personas de los vídeos. Por otro lado, tampoco se estudiaron posibles sesgos de género.

Los autores recomiendan que las investigaciones futuras subsanen estos puntos para obtener resultados más prometedores. Además, señalan la importancia de continuar investigando esta área de aplicación del lenguaje no verbal. Porque a todos nos interesa reconocer cuándo nos mienten y cuándo no, ¿verdad?


Las personas no siempre dicen lo que piensan, pero el cuerpo lo revela todo. Aprende a interpretar estos mensajes ocultos con el Máster en Comportamiento No Verbal. Este programa es 100% online, lo que te permite estudiar desde cualquier lugar. Obtén tu título de Evidentia University, una universidad con licencia en Estados Unidos, que garantiza una formación de calidad bajo los más altos estándares internacionales. Todo desde solo $208 USD al mes.

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