Estimados suscriptores y seguidores del Club de Ciencias Forenses, en esta ocasión les proponemos un resumen del artículo “Identifying Gender Specific Risk/Need Areas for Male and Female Juvenile Offenders: Factor Analyses With the Structured Assessment of Violence Risk in Youth (SAVRY)”, de los autores Ed L. B. Hilterman y Chijs van Nieuwenhuizen, de la Tilburg University, Tonia L. Nicholls, de la University of British Columbia e Ilja Bongers, del Center for Child & Adolescent Psychiatry de Eindhoven, sobre diferencias de género en la relevancia de factores de riesgo y de protección del SAVRY.
En la actualidad, las prácticas dentro de los organismos de justicia para reducir el riesgo de que un individuo lleve a cabo acciones criminales están basadas en detectar las necesidades criminógenas y los factores de riesgo dinámicos. Para esto, se han desarrollado las herramientas de valoración de riesgo estructuradas, que permiten evaluar los factores de riesgo de un individuo, y como estos afectan a la posibilidad de que lleve a cabo acciones delictivas. Sin embargo, la mayor parte de los análisis de validación de estos instrumentos se llevan a cabo en población masculina, y son posteriormente aplicados también a población femenina. Esto, por supuesto, puede comprometer la validez de un instrumento en su aplicación a un colectivo para el cual no ha sido diseñado específicamente.
Esta investigación, por tanto, estudió la estructura de los factores del cuestionario de evaluación del riesgo SAVRY, tanto en población criminal masculina como en población femenina, con el fin de determinar cuáles de estos factores (de riesgo o de protección) eran más importantes específicamente en función del género del individuo.
Para ello, se entrenó entre 2006 y 2008 a todo el sector de la justicia juvenil catalana en el uso de este instrumento de valoración del riesgo. Una vez entrenados e implementado a nivel funcional el SAVRY, todos los resultados del mismo (así como los datos sociodemográficos, provistos por la Generalitat) se guardaron en una base de datos. Esta información fue obtenida de la aplicación del propio SAVRY durante todo el proceso penal de los individuos, repetida con frecuencia durante el mismo.
Los resultados de esta investigación indicaron que, dividiendo la herramienta en cinco grandes grupos de ítems (conducta antisocial, funcionamiento familiar, personalidad, apoyo social y tratabilidad), en todos ellos se encontraba que muchos ítems realmente explicaban más varianza en un género que en otro (por ejemplo, el consumo de sustancias explicaba una gran parte del riesgo dentro de “conducta antisocial” en el caso de hombres, pero no así en el de mujeres. Lo contrario sucedía en el tipo de violencia, donde los hombres llevaban a cabo una violencia más directa, y las mujeres más social o indirecta).
Esto da lugar a que los propios investigadores presenten una propuesta de configuración del SAVRY reorganizando los ítems en función del género del individuo, y prefiriendo componer la herramienta en base a los cinco grupos de ítems nombrados anteriormente (como método más objetivo para la medición) antes que limitarse a las subescalas que hasta el momento se utilizaban. Esto puede permitir, por tanto, que la evaluación del riesgo se adapte al género del individuo concreto, y por tanto llevar a cabo una medición más realista y eficiente a la hora de determinar el riesgo de reincidencia delictiva de un individuo.
Por último, y para mejorar más la precisión a la hora de realizar las mediciones, los investigadores hacen hincapié en la necesidad de incluir más factores de protección específicos para las mujeres, dado que la mayor parte de los que el SAVRY ya incluye sirven para hombres en general, pero muy poco para las mujeres.