Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el resumen del estudio “Neuropsychological and criminological features of female homicide offenders” de Fox, Brook, Heilbronner, Susmaras y Hanlon; en él nos hablan de las características tanto neuropsicológicas como criminales de las mujeres que han cometido un asesinato, así como una comparación con sus homólogos masculinos y las diferencias que pueden presentar las autoras de crímenes premeditados y la de los impulsivos.

En todo el mundo el 80% de los homicidios son cometidos por hombres, esto ha provocado que las mujeres homicidas no hayan sido tan estudiadas. Es cierto que del cómputo general de homicidas la representación de las mujeres es escasa, pero, si solo se examina las mujeres criminales, el 30% de ellas han sido condenadas por homicidio frente al 23% de los hombres, según datos del Bureau of Justice Survey del 2014. Estas cifras arrojan que un porcentaje bastante alto de mujeres delincuentes han cometido un homicidio, por tanto, es interesante estudiar a este tipo de criminal.

Estudios anteriores mostraban como las mujeres autoras de un homicidio pertenecían a minorías étnicas o raciales y habían tenido una infancia difícil ya que podían tener padres delincuentes y una de cada tres había sufrido abusos psicológicos y la mitad de ellas abusos sexuales durante la infancia.

Generalmente, tenía un nivel de estudios inferior a la media de la población y provenían de zonas con un nivel socioeconómico bajo. También presentaban abuso de sustancias y trastorno de la personalidad antisocial en mayor medida que la población femenina general, al igual que tenían antecedentes penales previos y un inicio temprano en la conducta criminal. En el momento de la comisión del crimen estaban desempleados o trabajaban como prostitutas y presentaban abuso de sustancias o trastornos mentales.

La motivación para el homicidio generalmente es la resolución de un conflicto interpersonal y por ello, las víctimas suelen ser familiares, sus parejas o sus propios hijos. Cuando son sus parejas, en muchos casos, es para acabar con una historia de abuso. Son escasas las mujeres que matan a extraños, en estos casos suelen presentar mayor número de antecedentes penales juveniles y una personalidad psicopática.

Las mujeres asesinas tienen gran prevalencia de los factores de riesgos de deterioro cognitivo. Se ha comprobado que los traumas y el abuso de sustancias incrementan la impulsividad y dificultan la regulación emocional.

Los homicidas en general pueden caracterizarse por tener diferencias estructurales y de función cerebral. Un estudio por neuroimagen hecho en 270 homicidas encontró que un 18% presentaban anormalidades en la estructura cerebral como atrofia cortical o cambios en la materia blanca. Aunque esto no ha sido estudiado concretamente en agresoras femeninas se presupone que ocurre en el mismo modo.

En otro estudio se encontró que aquellos que cometieron crímenes premeditados tenían mayores puntuaciones en inteligencia, memoria, atención y funcionamiento ejecutivo que los que cometieron crímenes impulsivos.

En un estudio de autoinforme concluyó que las reclusas tenían más dificultades cognitivas, específicamente en memoria, comparada con los reclusos varones. También se ha concluido que el deterioro cognitivo en relación a la velocidad de procesamiento y atención de las reclusas se asocia a problemas de conducta. Es necesario mayor investigación en cuento a la capacidad cognitiva en mujeres delincuentes violentas.

En el estudio de Fox et al. se buscaba explorar las características cognitivas e históricas únicas de los homicidas. Para ello primero se examinaron las diferentes características demográficas, neurológicas, psiquiátricas, de abuso de sustancias, criminales y victimológicas de un grupo de agresores masculinos y otro femenino. Después, se pasó a realizar el perfil cognitivo del grupo de homicidas femeninas para después compararlo con el del grupo masculino. Para acabar, compararon los perfiles cognitivos de las homicidas impulsivas con las que cometieron el crimen con premeditación.

Para llevar a cabo el estudio se contó con 27 mujeres y 81 hombres con edades entre los 15-67 años, que estuvieran cumpliendo condena por asesinato en primer grado. Dividiéndolos luego en función del sexo y de si su crimen era premeditado o impulsivo.

Todos los participantes se sometieron a una entrevista clínica y a una batería de pruebas cognitivas, en seis dominios: funciones intelectuales, atención, memoria de trabajo y velocidad de procesamiento, razonamiento y funcionamiento cognitivo, función de memoria anterógrada, funciones de lenguaje y habilidades visoespaciales.

Un alto porcentaje de las mujeres presentaban trastornos del estado de ánimo, trastorno límite de personalidad y abuso. En cambio, un alto porcentaje de los hombres presentaban trastorno de la personalidad antisocial y abuso de drogas, concretamente de marihuana. No se encontraron otras diferencias en las características sociodemográficas o criminales.

En lo relativo al perfil cognitivo las mujeres tuvieron un rendimiento deteriorado en la función ejecutiva que estaba basada en el lenguaje, así como en comprensión lectora y memoria verbal para información no estructurada. Obtuvieron puntuaciones bajas, aunque dentro de los límites normales, para el test de inteligencia, de comprensión verbal, razonamiento perceptual, memoria de trabajo y velocidad de procesamiento.

En cuanto a las diferencias entre homicidas hombres y mujeres se ha visto que las mujeres obtienen peores resultados que los hombres en la codificación y el recuerdo diferido de la información verbal no estructurada, aunque se comprobó que estos últimos no eran significativos. No se ha encontrado diferencias entre el resto de dominios cognitivos.

En lo relativo a la premeditación, los hombres cuyos homicidios fueron predeterminados superaron a los impulsivos en todos los dominios, mientras que las mujeres de homicidios predeterminados superaron a las impulsivas en memoria de trabajo y dominio del lenguaje.

Como conclusión se puede decir que unas habilidades verbales disminuidas pueden estar asociadas a violencia extrema en mujeres. Aunque aquellas que cometen un crimen premeditado presenta puntuaciones mayores en las mismas.

Las mujeres con historial de abuso sexual tienen un lenguaje más pobre, una alta prevalencia de lesión cerebral, y menores niveles de premeditación. Se puede establecer, por tanto, una evidencia preliminar entre una reducción de las habilidades verbales y las lesiones craneales como potencial factor de riesgo en asesinatos de primer grado impulsivos cometidos por mujeres con un historial de abuso sexual.

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