Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el artículo “Non-intimate Relationships and Psychopathic Interpersonal and Affective Deficits as Risk Factors for Criminal Career: a Comparison Between Sex Offenders and Other Offenders”, de Ferretti, F.; Pozza, A.; Carabellese, F.; Schimmenti, A.; Santoro, G.; Mandarelli, G.; Gualtieri, G.; Carabellese, F.; Catanesi, R. y Coluccia, A. (2021), en el que los autores realizan un estudio para saber cómo las relaciones no íntimas y los déficits psicopáticos interpersonales y afectivos pueden funcionar como factores de riesgo que influyan en la carrera delictiva de los delincuentes sexuales, comparándolos con otros.
Desde los inicios de la criminología siempre se ha considerado un tema de gran interés la historia de los delincuentes, el patrón de desarrollo de sus carreras y los factores de riesgo que los conducen a esos destinos.
Por ejemplo, la relación entre las experiencias traumáticas de las víctimas de abuso sexual y el surgimiento de comportamientos sexuales disfuncionales fue investigada por numerosos expertos, con la conclusión de que se deben buscar otras causas subyacentes a los delitos sexuales, porque el paradigma víctima/agresor es demasiado reduccionista.
También se le ha prestado atención a los trastornos psiquiátricos, que juegan un papel importante; en el caso de los delincuentes sexuales sobre todo la esquizofrenia, el trastorno bipolar y los trastornos del estado de ánimo y la personalidad.
Por otro lado, aparece la psicopatía, cuya relevancia en el comportamiento delictivo y la conducta violenta está ampliamente reconocida en la literatura. Se suele evaluar generalmente mediante la Lista de Verificación de Psicopatía Revisada (PCL-R), que abarca los factores de los déficits interpersonales y afectivos y el comportamiento antisocial.
La asociación de la psicopatía con los delitos sexuales no es algo nuevo. En un estudio se encontró que la presencia de la psicopatía en agresores sexuales constituye un factor predictivo de la reincidencia delictiva en este y otro tipo de delitos.
Otros estudios han demostrado que los fallos relacionales de los cuidadores y figuras de apego, como por ejemplo descuidos o abandonos, pueden llevar al niño a experimentar dificultades en su autorregulación interpersonal. Estas dificultades podrían constituir un riesgo para los adultos al fomentar comportamientos agresivos, dificultades en la regulación emocional y problemas sexuales, como se puede encontrar en muchos casos de psicopatía, sadismo y parafilias.
Como vemos, hay tanta variedad de ideas que es difícil identificar con exactitud los factores de riesgo que pueden afectar al comportamiento sexual disfuncional de los delincuentes sexuales.
El objetivo de este estudio fue explorar la relevancia de los eventos vitales en el desenlace delictivo, comparando agresores sexuales con otro tipo de delincuentes. Se estudiaron las vivencias relacionadas con problemas de violencia, conductas antisociales, problemas de relaciones personales, de uso de sustancias, experiencias traumáticas y estilos de crianza.
Participaron un total de 88 delincuentes sexuales y 102 personas cumpliendo condena por otro tipo de delitos.
Dentro de los delincuentes sexuales, la gran mayoría (76%) de los reclusos cumplían condena por abuso de menores.
En la categoría de otros delincuentes, se incluían condenados por homicidio, agresión, delitos contra la propiedad y contra el estado, pero no sexuales.
Se utilizó un conjunto de ítems de la escala HCR-20 V3 para evaluar los factores de riesgo.
Se obtuvieron hallazgos como que los delincuentes no sexuales mostraron una mayor probabilidad de tener antecedentes de problemas de violencia y comportamiento antisocial en la adolescencia y la edad adulta, junto con problemas de abuso de sustancias. Sólo un factor de riesgo, la ausencia de problemas en las relaciones no íntimas, diferencia la carrera delictiva de los delincuentes no sexuales y los agresores sexuales.
Estas relaciones no íntimas se definen como vínculos con los miembros de la familia, amigos o conocidos, que no involucran ningún tipo de dimensión sexual. El aislamiento social, la distancia emocional, la inestabilidad, el conflicto, la manipulación de los demás, la sexualización inapropiada y la violencia en las relaciones no íntimas son indicadores a tener en cuenta.
En comparación con el grupo de delincuentes no sexuales, los agresores sexuales mostraron niveles más altos de déficits psicopáticos interpersonales y afectivos, y niveles más bajos de comportamientos antisociales.
Con el estudio se confirmó la importancia de las relaciones no íntimas deficientes en la predicción de la carrera delictiva de los delincuentes sexuales. Sobre todo, por la sexualización inapropiada, la violencia y la escalada de problemas en este contexto.
Los autores consideran que los programas de tratamiento para los delincuentes sexuales deberían estar destinados a prevenir la reincidencia, y por tanto, deben abordar estos déficits en las relaciones no íntimas, y apuntar a los rasgos psicopáticos, específicamente los rasgos interpersonales y afectivos. Por ejemplo, a través de la terapia cognitivo-conductual, que se ha revelado como un tratamiento eficaz para los rasgos psicopáticos.
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