Coleccionistas: Delincuentes sexuales en serie que conservan pruebas de sus crimenes. Club de las Ciencias Forenses.
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Estimados seguidores del Club de las Ciencias Forenses, una vez más, es un placer poder mostrarles un artículo que despierta  nuestro interés y curiosidad, como en este caso el realizado por Park E. Dietz, Robert R. Hazelwood y Janet I. Warren de la Universidad de Virginia (EE.UU.) que versa sobre el terrorífico mundo de los delincuentes sexuales que coleccionan recuerdos de sus víctimas.

Un comportamiento coleccionista es contrario a la intuición, ya que representa una prueba irrefutable de la responsabilidad de un sujeto en la comisión de un delito grave. El proceso de reunión de estos artículos y el hecho de mantenerlos juntos cerca del delincuente parece suponer una experiencia psicológica fundamental para la motivación a la hora de cometer los crímenes.

Entre los comportamientos asociados a las parafilias se encuentra la búsqueda de la estimulación a través de imágenes y materiales adquiridos hasta conformar una colección personal. Los delincuentes sexuales en serie que cumplen sus deseos parafílicos (conocidos por la policía como delincuentes sexuales rituales) no son una excepción a esta regla. En la investigación de este tipo de delincuentes se ha observado un fenómeno extraordinario: algunos intencionalmente graban, conservan y archivan numerosos detalles de sus crímenes sexuales. Sus métodos incluyen grabación en vídeo, cintas de audio, fotografías, dibujos, redacciones en diarios, cartografía, anotaciones en calendarios, largas descripciones y conservación de ropa interior, joyas u otros objetos pertenecientes a la víctima, incluso líquidos y/o partes de su cuerpo.¿Qué mueve a los delincuentes a preservar las pruebas fehacientes que confirman sus crímenes, algo que amenaza su libertad y su vida? Se ha encontrado un patrón de conservación de artículos de los crímenes en serie entre asesinos sádicos sexuales, asesinos, violadores, necrófilos y pederastas. Los delincuentes utilizan una variedad de modalidades para la grabación y archivo de sus crímenes y algunos de ellos utilizan más de una modalidad. Esto no constituye una tipología de los delincuentes, ya que dichas modalidades no son ni mutuamente excluyentes dentro del repertorio ni recoge todas las posibilidades existentes.

Algunos delincuentes acumulan material a modo de catálogo de posibles futuras víctimas. Esto les proporciona una fantasía pre-delito, además de identificar a un grupo de víctimas que pueda estar disponible cuando se decidan a actuar. La búsqueda incesante de una nueva adquisición les genera entusiasmo, ansiosas expectativas y emoción. Este proceso de seleccionar víctimas potenciales tiene el doble objetivo de crear un catálogo entre las que elegir y generar una fantasía de oportunidades y conquistas sexuales interminables. Poseer algo que pertenece a la víctima, que simboliza a la víctima, valida su conquista o victoria sobre ella a modo de trofeo. Los objetos cumplen una función de enlace, manteniendo al delincuente psicológicamente conectado con la víctima a pesar de la terminación del delito o incluso de la muerte de la víctima. Por otra parte, las colecciones permiten revivir la experiencia, refinar futuros delitos sexuales y generar pornografía para uso personal o para compartir con otros. Una vez que la víctima se añade a su archivo, el crimen se vuelve interminable y la víctima es capturada en un perpetuo estado de victimización.

La importancia psicológica de las colecciones de los delincuentes sexuales en serie es extraordinaria para ellos, ya que arriesgan sus vidas y su libertad mediante la preservación de las pruebas de sus crímenes. Hay un impulso para mantener la colección a mano y disponible para poder verla y manejarla a su antojo, vincularla a sus víctimas y disfrutar de los beneficios psicológicos de la misma (captura, posesión, fantasía sexual, recuerdo y poder). Desde una perspectiva más amplia, estos hechos ilustran la multiplicidad de trastornos parafílicos demostrados por delincuentes sexuales violentos y la conexión entre la conducta fetichista y los asesinatos en serie. Esta es una conexión documentada hace muchos años en varios estudios de asesinos en serie en los que se refleja la conexión entre los asesinatos en serie, el travestismo y otras formas específicas de conducta fetichista.

Este hallazgo también tiene relevancia para los profesionales del orden público, la salud mental o la comunidad forense, que deberían considerar si un delincuente sexual o una persona que presenta parafilias, a priori inofensivas, podría tener en el futuro impulsos y conductas más peligrosas. Deberán estar especialmente vigilantes sobre aquellos que tienen un historial de actos criminales, trastornos de la personalidad, enfermedad mental, abuso de sustancias o trauma sexual personal. La probabilidad de reincidencia en delincuentes en serie es muy alta y no existe ningún tratamiento capaz de reconstituir sus personalidades con el fin de hacerlas inocuas. En 1930, Wilhelm Stekel, en su obra Las aberraciones sexuales, argumentó que este tipo de delincuente debe ser “entregado a un especialista para un tratamiento después de un examen preliminar”. Desgraciadamente, no existe antídoto alguno para erradicar las perversiones violentas junto a trastornos de personalidad. Por lo tanto, la rápida identificación y aprehensión es lo mejor que puede hacerse ante el estado actual de conocimiento.

Seríamos negligentes si no resaltáramos que solo porque algunos delincuentes en serie amasen una colección de materiales de fantasía no significa que todos los que tengan colecciones de este tipo vayan a delinquir. Existen individuos no delincuentes cuyas colecciones están disponibles para el estudio y recogen gran cantidad de, por ejemplo, pornografía especializada. Estas colecciones son obviamente de naturaleza sexual, pero no están asociadas a la violencia, al menos hacia una víctima real. Sin embargo, existe un riesgo claro de que las personas que no entiendan bien la naturaleza del deseo o de las parafilias inocuas confundan una colección de material de fantasía con un catálogo de posibles víctimas.

Existe una obvia relación entre la parafilia, teniendo en cuenta el factor secreto de este comportamiento sexual, y una colección inanimada que ayude a preservar las experiencias de su propietario. En conclusión, esta tendencia que se da entre algunos delincuentes parafílicos en serie constituye una importante área de estudio psicológico y criminológico. Gracias a ello se revela parte de la motivación del delincuente y su fantasía sexual esencial y puede corroborar su asociación con la víctima, que a menudo ha fallecido antes de que se descubra la colección.

Fundación Universitaria Behavior & Law – Club de las Ciencias Forenses

Traducción: Nahikari Sánchez

Edición: Belén Alcázar

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