Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el resumen del estudio “Injury-Related Helathcare Use and Risk of Filicide Victimizaction: A population – based case – control study” de Bäckstrom, Hedlund, Masterman y Sturup; en él nos hablan de si el uso de la atención médica previa por lesiones influye en el riesgo de filicidio.

Los homicidios de niños se han dado en cualquier época histórica, si bien es cierto que en la actualidad son escaso, son acontecimientos que atraen una gran atención mediática. Generalmente ocurren en el ámbito familiar, siendo el filicidio el tipo más común. Hay factores asociados a este tipo de homicidios como la presencia de psicosis en el agresor, la necesidad del homicida de causar dolor psicológico en el otro progenitor y una escalada de abuso físico que acaba con la muerte de la víctima. El filicidio – suicidio generalmente va aparejado a un trastorno mental en el agresor y es extraño que sea el resultado de un proceso de abuso continuado. Hay que destacar que muchos de los homicidios de niños los autores acaban suicidándose y generalmente pueden ser causa de ellos problemas con la pareja o problemas legales aparte de los ya mencionados problemas mentales.

Un estudio australiano encontró que la mitad de los filicidas tenían un historial de violencia física o verbal hacía las víctimas y un tercio habían entrado en contacto con el sistema sanitario o social en relación a sus problemas con la violencia física. Esto puede ser un importante hallazgo en el campo de la prevención. Un estudio en EE. UU descubrió que aquellos niños que habían muerto o aquellos que habían sufrido graves heridas presentaban signos de hematomas centinelas (lesiones previas, sin explicación) lo que puede ser signo de abuso continuado que ha ido incrementándose. El tema de la prevención ha sido largamente debatido por los especialistas, pero al tratarse de un fenómeno relativamente escaso dificulta el poder llegar a conclusiones decisivas.

La mayor parte de los estudios se han centrado en las características de los agresores y poco en la de las propias víctimas de filicidio. Un estudio sueco encontró que el nacimiento múltiple podría ser un factor de riesgo, pero hay que tener precaución ya que el grupo estudiado es muy reducido. Otro estudio señala que los niños víctimas de homicidio han acudido más a los servicios médicos que aquellos que murieron de muerte natural, pero la naturaleza de las quejas médicas no fue útil para detectar niños maltratados.

El presente estudio está basado en el caso – control, abarca un total de 19 años que van desde 1994 a 2012 se explora los posibles factores de riesgo asociados con las víctimas de los filicidios al investigar si el uso de la atención médica previa para lesiones influye o no en el riesgo de filicidio.

La información para el estudio se recabó de la Junta Nacional de Medicina Forense (NBFM) que cubre todas las autopsias médico – legales que se realizan en Suecia, el Consejo Nacional de Prevención del Delito (NCCP) que mantiene información de las condenas penales y el Registro Nacional de Pacientes (NPR) que tiene información a nivel individual de toda la atención hospitalaria y ambulatoria. Además, se recabaron informes policiales y judiciales de los casos.

En lo relativo al estudio se define niño como un individuo que no ha cumplido los 15 años y padre son, no solo los biológicos sino también padrastros o padres adoptivos o cualquier persona que cuide al niño en una posición semejante a la de un padre. El filicidio se define como la matanza paterna de un niño, ósea un acto que ha sido juzgado como homicidio en un tribunal penal o cuando se ha llevado a cabo una investigación policial que acabó con el suicidio del autor del filicidio.

Se estudiaron todos los casos que iban desde el 1 de enero de 1994 al 31 de diciembre de 2012. Se contó con un total de 71 víctimas (35 hombres y 36 mujeres). Se manejaron 5 casos de control por cada caso de homicidio, resultando un total de 355 casos control. Los datos médicos relativos a las lesiones estaban definidos con el código de “lesiones, intoxicaciones y otras consecuencias de causas externas” o bajo de “asalto” según el NPR. Las víctimas fueron agrupadas de acuerdo con la violencia que recibieron: “trauma por objeto cortante”, “traume por objeto contundente”, “asfixia”, “traumatismo por arma de fuego”, “incendio” (incluyendo intoxicación por monóxido de carbono provocado por el fuego) y “otros medios” (caídas, accidentes de tráfico, intoxicaciones por motores y envenenamiento por sustancias).

El 58% de las víctimas tenía menos de 4 años, el 4% tenía más de 13 o 14 años. El 35% de los agresores fueron mujeres y el 65% hombres. El 37% de los casos acabo con el suicidio del autor. El 32% de los casos la causa de la muerte fue la asfixia, en el 18% fue trauma por objeto cortante, el 17% trauma por objeto contundente. La muerte por asfixia fue la más común en todas las víctimas, aunque tiene mayor preponderancia en los hombres, seguida de la muerte por objeto cortante. En el caso de las mujeres la segunda más común fue el trauma por objeto contundente.

En 10 de los 71 casos habían tenido al menos un contacto previo con el sistema sanitario por lesiones o envenenamiento. En seis de las víctimas este contacto se produjo más de un mes antes del homicidio. De las cuatro víctimas restantes, una fue atendida una semana antes del hecho.

La atención previa por lesiones en pacientes hospitalizados confirió un riesgo estadísticamente significativo de cinco veces la victimización por filicidio. Sin embargo, la atención ambulatoria o cualquier otro contacto con el sistema sanitario no supuso un aumento del riesgo estadísticamente significativo. En lo que respecta a la estratificación por sexos, para los hombres no se encontraron aumentos del riesgo significativos, en cambio, para las mujeres la atención hospitalaria significó un aumento siete veces del riesgo y la atención médica ambulatoria supuso un aumento cinco veces. Esto último a pesar de las cifras no se puede considerar muy elevado y, además, se comprobó que ningún médico había considerado las lesiones previas como un posible abuso físico.

Por tanto, se puede decir que el haber sido hospitalizado previamente por lesiones aumenta hasta cinco veces el riesgo de sufrir un filicidio, y especialmente las mujeres.

 

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