Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el resumen del estudio “A cognitive approach to lie Detection: A meta-analysis” de Vrij, Fisher y Blank; en él hacen un metaanálisis sobre el enfoque cognitivo para la detención de mentiras. Se centra en tres técnicas: imponer una carga cognitiva, alentar a los entrevistadores a decir más y hacer preguntas inesperadas.

El enfoque cognitivo para la detección de las mentiras parte de la observación de que mentir es más agotador mentalmente que decir la verdad. Para llevar a cabo este análisis se tuvieron en cuenta los estudios que se centraban en detectar la mentira a través de la observación del comportamiento de alguien o escuchando el discurso de una persona cuando no hay de fondo otra información relevante.

Esta teoría se centra en que se pueden magnificar las diferencias en las señales (no)verbales indicativas de la carga cognitiva mostradas por las personas sinceras y los mentirosos a través de intervenciones sobre los principios cognitivos que hacen que la tarea de mentir sea aun más exigente cognitivamente. Las estrategias que pueden ayudar a la detección de mentiras serían. Imponer una carga cognitiva, alentar a los entrevistados a proporcionar más información y hacer preguntas inesperadas.

Imponer una carga cognitiva hace alusión a hacer que las entrevistas sean más difíciles mentalmente. Al mentir se gastan más recursos cognitivos, al aumentar la dificultad mental se reducen los recursos, si se sigue aumentando puede llegar el momento en que no sean capaces de hacer frente a las solicitudes que se les hagan y por tanto no poder mentir. Algunas de las tácticas que se usarían serían: contar sus historias en orden inverso, mantener el contacto visual con el entrevistador, hacer dos tareas simultáneamente (coger algo y hablar) o si hay varias personas contar su historia por turnos según vaya decidiendo el entrevistador.

Pedir más información, por un lado, sirve para contrastar detalles o encontrar nuevas pistas, y, por otro lado, a los mentirosos les podría resultar complicado añadir más detalles que a los sinceros. Además, los detalles que añaden pueden ser de menor calidad o ser menos creíbles. Hay cuatro estrategias que funcionan para forzar el añadir más detalles: el uso de otro investigador adicional, el dar una respuesta modelo (que tenga muchos detalles), el uso de dibujos y la aplicación de la entrevista cognitiva.

La última técnica mencionada, el hacer preguntas inesperadas, se basa en que los mentirosos se preparan previamente las respuestas en base a las preguntas que creen que les harán, ya que eso hace que mentir tenga una menor carga cognitiva. El hacer una pregunta inesperada les obligará a crear una respuesta en ese mismo momento y ahí presentarán mayores niveles de carga cognitiva mientras que los sinceros tendrán los mismos niveles para las respuestas esperadas como para las inesperadas.

Para comprobar su efectividad se calculó el tamaño del efecto reflejando la diferencia en las tareas de precisión obtenidas con los enfoques estándar y de detección cognitiva de la mentira. Y luego se integraron siguiendo la metodología metaanalítica estándar. Se realizaron los cálculos separando la precisión de detección de la verdad y de la mentira para posteriormente sacar también la precisión total. Se utilizaron de medición los odd ratio y la d de Cohen.

Para incluirse en el metaanálisis los estudios debían cumplir los siguientes criterios de inclusión: emplear alguna forma de manipulación de detección cognitiva de la mentira e informar de alguna medida de exactitud de detección de mentira. En total se obtuvieron 14 estudios experimentales que reunían esas condiciones.

Como resultados se encontró que el enfoque de detección de mentiras cognitivas era superior al enfoque estándar para las tres medidas de precisión de detección. Para la verdad fue de 67% frente al 57%, para la mentira fue de 67% frente al 47% y para el combinado fue de 71% frente al 56%. Este porcentaje de detección estándar del 56% se encuentra muy próximo a la tasa del 54% que se encuentra típicamente en la investigación del engaño (Bond y DePaulo, 2006), sin embargo, el enfoque cognitivo es bastante superior con un 71%.

Se analizó también si los juicios sobre la precisión eran realizados por humano o por algoritmos, y la efectividad de las técnicas cognitivas mencionadas anteriormente. Los resultados basados en los odd ratios y en la d de Cohen mostraron que la manera de tomar decisiones (humanos o algoritmos) no importaba mucho para la precisión final. Para la precisión de la verdad funcionaba mejor el enfoque cognitivo cuando está basado en criterios objetivos y mostró una escasa ventaja sobre el enfoque estándar para los observadores humanos. Lo contrario ocurría con la detección de la mentira, el enfoque cognitivo funcionaba mejor cuando los jueces eran humanos. Esto puede ser debido a que las personas presentamos un sesgo de verdad, tendemos a pensar que la persona objetivo está diciendo la verdad y por ello, para los humanos hay un mayor margen de mejora para aumentar la precisión de la mentira.

En lo que respecta a las técnicas empleadas no tuvieron un efecto moderador significativo en la precisión total. Para la detección de la verdad la técnica más efectiva fue alentar a los entrevistados a decir más, seguido de las preguntas inesperadas y, por último, imponer una carga cognitiva. Por el contrario, para la detección de la mentira la más eficaz fue imponer una carga, seguida de hacer preguntas inesperadas y, por último, alentar a decir más.

Estos resultados coinciden con la justificación teórica. Alentar a los entrevistados a decir más animaría particularmente a los que cuenta la verdad a hablar más. Debido a ello se obtienen mejores resultados con esa técnica cognitiva que con la estándar en la detección de la verdad. Además, se señaló que los mentirosos tendrían mayores problemas al hacer frente a una carga cognitiva, como se ha demostrado, lo que significa que también las técnicas cognitivas tienen mejores resultados que la técnica estándar para la detección de la mentira.

En resumen, los hallazgos metaanalíticos confirmaron la superioridad del enfoque de detección cognitiva de la mentira. Condujo a una mejor precisión de detección total (71% vs 56%), una mejor detección de la verdad (67% vs 57%) y de la mentira (67% vs 47%) que el enfoque estándar. Los humanos se beneficiarán más de la detección cognitiva de mentiras. Además, se demostró que cada técnica tiene una ventaja diferente, siendo más eficaz la carga cognitiva para detectar mentiras y el alentar a hablar para detectar la verdad.

En cuanto a la aplicación de estas técnicas se recomienda que sean basadas en un contexto de entrevista de recuperación ininterrumpida y no en el típico acusatorio de la policía, basado en el falso mito de que el sospechoso no quiere hablar. Además, se ha demostrado que el enfoque de recuperación ininterrumpida aumenta significativamente la probabilidad de una confesión verdadera y disminuye la probabilidad de confesiones falsas con respecto a la técnica acusatoria.

Auqnue es verdad que la técnica cognitiva mejora la detección, sus índices no superan el 70%, lo que hace que todavía tenga un gran margen de mejoría y que no sea útil en su aplicación en el uso clínico o para la detección masiva en los controles fronterizos, ya que en esos casos su tasa de error tendría que ser mucho más baja. Pero este es un problema que ninguna herramienta de evaluación actual ha conseguido resolver.

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