Familias desestructuradas y violencia. Club Ciencias Forenses.
Familias desestructuradas y violencia. Club Ciencias Forenses.

Estimados suscriptores y seguidores del Club de las Ciencias Forenses, en esta ocasión les sugerimos un resumen del artículo “Familias disfuncionales en la infancia y violencia en los adultos: Un análisis de los moderadores y mediadores”, de los autores Delphine Theobald del King’s College (RU), David P. Farrington de la Universidad de Cambridge (RU) y Alex R. Piquero de la Universidad de Texas Dallas (EE.UU.), acerca de las causas de la violencia.

Uno de los temas más estudiados por las teorías criminológicas es el papel de la familia en la socialización de los niños. En este trabajo se analiza el efecto de la ruptura familiar a causa de la separación/divorcio (hasta los 14 años de edad) en los hombres y su impacto en una posterior conducta criminal violenta. Dicha investigación es relevante para la investigación existente debido a la falta de investigaciones longitudinales sobre los efectos a largo plazo de las familias desestructuradas en adultos, sobre todo en relación al comportamiento criminal violento y puede ayudar a entender los mecanismos implicados. Este vínculo entre familias disfuncionales y delincuencia se ha establecido a lo largo de varias décadas a partir de datos de algunos estudios longitudinales importantes. Estudios más recientes han descubierto que el 60% de los niños que fueron separados de sus padres en su décimo cumpleaños fueron condenados a la edad de 50 años, en comparación con el 36% restante. Juby y Farrington (2001) señalaron que los índices de delincuencia eran mayores entre los niños que provenían de una familia desestructurada, antes de los 15 años, comparados con los que venían de familias “normales”, y los resultados fueron similares en sentencias condenatorias de menores, delincuencia juvenil autoinformada o sentencias condenatorias de adultos. Es importante destacar que estos autores concluyeron que gran parte de la investigación en este campo es “incompleta y poco concluyente”. Es posible que la estabilidad familiar después de un divorcio sea un factor importante. Según Mednick et al. (1990) un divorcio seguido de cambios en las figuras parentales predice el mayor índice de delincuencia en niños (65%) en comparación con un divorcio seguido de estabilidad (42%) y sin divorcio (28%). El proceso de desestructuración familiar puede ser un indicador importante de los resultados. Si el hecho se produce entre el nacimiento y los 4 años será especialmente predictivo de delincuencia, mientras que si la ruptura se produce en la adolescencia el efecto no será tan fuerte. Así pues, la evidencia plantea que las familias monoparentales podrían tener dificultades para mantener un entorno familiar estable en el que se fomente una buena relación padres-hijos.

Se han propuesto distintas perspectivas criminológicas acerca de los posibles mecanismos por los que una familia desestructurada puede afectar a la delincuencia. Las Teorías del ciclo vital se centran en el efecto perjudicial que una familia disfuncional puede tener sobre el apego de los padres que, a su vez, puede poner en peligro una socialización eficaz por parte de estos. Las Teorías de la selección argumentan que las familias desestructuradas producen niños delincuentes debido a las diferencias preexistentes con otras familias, como conflictos entre los padres, padres criminales o antisociales, bajos ingresos familiares o pobres métodos de crianza. Las Teorías del estrés/trauma plantean que la ruptura de la unidad familiar conduce a otros factores de estrés, como los conflictos entre los padres, la pérdida de estos, y la reducción de ingresos económicos, que producen una serie de emociones negativas que pueden provocar un comportamiento antisocial. Por lo tanto, existe una relación entre la exposición a la violencia parental y la victimización en la infancia y el posterior comportamiento antisocial y la delincuencia. Más recientemente, la investigación genética biosocial y conductual ha surgido como un prometedor mecanismo teórico que examina la relación entre familia y conducta antisocial. A continuación, se revisan tres de los mecanismos más sólidos identificados: las familias disfuncionales, el bajo autocontrol y los compañeros delincuentes. El entorno familiar puede ejercer un impacto significativo en el desarrollo conductual y emocional del individuo. Fergusson y Horwood (1998) encontraron que ser testigo de conflictos violentos entre los padres predice de manera significativa la violencia y los delitos contra la propiedad, incluso después de haber controlado otros factores de riesgo familiares tales como el abuso de sustancias y la criminalidad, tener una madre joven, el castigo físico y los bajos ingresos familiares. Un bajo control parental es un importante predictor de delincuencia. La manera en que los individuos aprenden a reaccionar ante los demás dependerá del modelo de conducta observado en la infancia. Otros han sugerido que la frustración conduce a la agresión. En cuanto al autocontrol, los niños que tienen temperamentos difíciles y problemas de comportamiento son a menudo agresivos y antisociales en casa y en la escuela, y es probable que sigan siéndolo en su adolescencia y en la edad adulta. El bajo autocontrol es uno de los rasgos más estables asociado con la conducta antisocial. Los individuos con bajo autocontrol suelen enfrentarse a los conflictos de manera agresiva y tienen dificultad para prever las consecuencias negativas de sus acciones/comportamientos. Por otro lado, según algunos investigadores los niños que sufren conflictos familiares tienen más probabilidades de asociarse con compañeros delincuentes. Suelen ser más susceptibles a la presión de los compañeros porque desean algo de seguridad en el grupo o pueden decidir, debido a los conflictos en el hogar, involucrarse en conductas desviadas como reacción a su inestabilidad familiar.

En este trabajo se han analizado los datos de un estudio longitudinal sobre el desarrollo de la conducta antisocial y se han valorado varios de los posibles mecanismos que pueden influir en el posterior comportamiento criminal violento de un niño tras sufrir la ruptura matrimonial de los padres en la infancia o en la adolescencia. Las preguntas clave que deben ser examinadas son: (1) ¿Puede la disfunción familiar, debida a una ruptura matrimonial de los padres, predecir una futura sentencia condenatoria después de haber controlado otros factores clave que predicen la delincuencia?; (2) ¿Está el efecto de una familia desestructurada, en un futuro comportamiento criminal violento, moderado por importantes factores de la infancia?; y, (3) ¿Tiene una familia disfuncional, debido a la ruptura matrimonial de los padres, un efecto directo o indirecto sobre una sentencia condenatoria? Las principales conclusiones de esta investigación sobre la relación entre familia desestructurada y violencia indican que, si se sufre antes de los 14 años, será predictiva de una sentencia condenatoria a los 50 años. El impacto de una familia disfuncional está mediado por diversas variables, siendo las más importantes la percepción subjetiva de la violencia y la hiperactividad, ambas medidas a los 14 años. Sin embargo, deben tenerse en cuenta varias limitaciones. En primer lugar, el análisis cuenta con un pequeño número de niños que provienen de una familia desestructurada a causa de la ruptura matrimonial. Por lo tanto, sería necesario replicar el estudio para evaluar la posibilidad de generalizar las conclusiones. En segundo lugar, futuras investigaciones deberían considerar más variables teóricas, incluyendo factores biosociales/genéticos que pueden ser importantes mediadores/moderadores de la relación entre familia disfuncional y criminalidad. En tercer lugar, no se pudo contar con ninguna medida sobre lo que sintió el individuo (como niño) cuando se produjo la desintegración de la familia. En cuarto lugar, puede haber algunos casos en que la ruptura familiar sea en realidad un hecho positivo. Los resultados del estudio también tienen igualmente implicaciones para las perspectivas teóricas que pueden ayudar a explicar la relación entre familia desestructurada y delincuencia. Otro enfoque teórico relevante es el probable papel que los factores biosociales/genéticos pueden jugar en la relación familia desestructurada y delincuencia. Existen evidencias acerca del papel que la biología y los genes desempeñan en el comportamiento humano en general, y en el comportamiento antisocial en particular. Con respecto a las implicaciones políticas, es bien sabido que un ambiente familiar conflictivo puede tener efectos muy negativos en los niños (absentismo escolar, abandono escolar, relaciones con amigos delincuentes, etc.). Así pues sería conveniente facilitar el acceso a los servicios de apoyo y asesoramiento para ayudar a resolver las tensiones familiares debidas al conflicto marital y la separación. En consecuencia, nunca es demasiado pronto para poner en marcha tales medidas de prevención, puesto que tal y como han demostrado varios estudios, los primeros programas de formación para familias/padres no sólo ayudan a los padres a socializar de manera más adecuada a sus hijos, sino también ayudan a los niños en los diferentes ámbitos de la vida.

Fundación Universitaria Behavior & Law – Club de Ciencias Forenses

Traducción y edición: Leticia Moreno

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