Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el resumen del estudio “Homicides and Weapons: Examining the Covarities of Weapon Choice” de Pelletier y Pizarro; en él nos hablan de las variables que se tienen en cuenta para la elección de arma a la hora de cometer un homicidio.

En Estados Unidos aproximadamente un 70% de los homicidios son cometidos por armas de fuego. A pesar de haberse estudiado en profundidad la relación entre las armas de fuego y la violencia letal, no hay un análisis profundo sobre los factores que afectan a la elección del arma. Poco se sabe sobre si el delincuente lleva el arma con intención de usarla o si es una elección oportunista y el delincuente lo encuentra en la escena.  Es necesario un mayor conocimiento de las covariables de la elección del arma y la dinámica de las transacciones situacionales que conducen al homicidio. El propósito de este estudio es analizar estas covariables y, además, determinar los factores situacionales más comunes que llevan a la decisión inicial de usar tipos de armas específicos.

Durante los homicidios es habitual el uso de algún tipo de armas. El más común es el de las armas de fuego, aunque parece variar en función del motivo del homicidio. Se ha encontrado una relación entre el uso de armas de fuego y el motivo instrumental en incidentes que involucraban a familiares, amigos cercanos. También se descubrió que era más probable que el motivo fuera expresivo en homicidios por conocidos que involucraban fuerza física y en homicidas extraños involucraban armas de fuego. Los homicidios domésticos tienen menor posibilidad de involucrar un arma de fuego. Los homicidios relacionados con drogas o con pandilleros también tienen más posibilidades de estar involucrada un arma de fuego, ya que es habitual que estos porten armas de ese tipo para su protección. A su vez también hay más posibilidades de que estén involucrados este tipo de armas en homicidios, cuando víctima y autor se habían desplazado hasta esa ubicación con la intención de cometer alguna actividad ilícita. También, se ha encontrado mayor prevalencia en el uso de armas de fuego por parte de los homicidas varones que de las mujeres, lo mismo ocurre en homicidios entre extraños que aquellos que son entre conocidos. Otros estudios han demostrado que es más posible que se utilice un arma de fuego cuando la víctima es un varón.

A pesar de no ser necesarias para cometer un homicidio, las armas, ya sean cuchillos, objetos cortantes, armas de fuego o de cualquier otro tipo facilitan la comisión de acto violento. En concreto las armas de fuego garantizan la victoria en una acción coercitiva debido a su letalidad. Además, las armas de fuego dificultan la identificación del autor, ya que no tiene que tener un contacto tan directo con la víctima y, por tanto, tienen menos riesgo de dejar evidencias. Las armas de fuego también hacen que tanto los delincuentes como las víctimas se envalentonen y cometan acciones que no tenían pensado cometer.

El uso del arma de fuego en homicidios premeditados encaja perfectamente con la teoría de elección racional, ya que este tipo de armas les hace aumentar las posibilidades de éxito de su cometido reduciendo los costes que pueda tener para ello y aumentando sus posibilidades de escapar con éxito.

En el presente estudio se usaron los archivos de investigaciones de homicidios de los departamentos de policía de Newark (Nueva Jersey) y Rochester (Nueva York). Se analizaron dos preguntas: ¿Qué factores influyen en el uso de un tipo particular de arma en un homicidio? Y ¿Cómo afecta el método de recuperación del arma, o su falta, a la elección de la misma?

Newark es una de las ciudades más violentas del estado de Nueva Jersey con un promedio de 102 homicidios por año. Generalmente estos crímenes se concentran en barrios caracterizados por el aislamiento racial y la privación económica. Esta ciudad no solo presenta problemas de violencia sino también sociales, con un 25% de sus residentes viviendo por debajo del umbral de pobreza y un 47% de la población de más de 16 años sin trabajo.

La tasa de homicidios en Rochester es más baja, 52 homicidios al año, aún siendo más baja es considerada como “la capital de asesinato de Nueva York”, ya que es la ciudad con el índice más alto del estado. También presenta problemas sociales con un 33% de sus residentes viviendo por debajo del umbral de pobreza y una tasa de paro del 47%.

Para la investigación se analizaron 821 homicidios que se resolvieron con el arresto del culpable en estas dos ciudades. Los homicidios de Newark (436) fueron estudiados desde enero de 1999 a diciembre de 2007, y los de Rochester (385) de enero de 2000 a diciembre de 2014. Se recopiló información de los archivos de la investigación, de los que se extrajeron datos sobre raza y género de la víctima y del victimario, motivo y modo del homicidio, tipo de arma y estilo de vida de ambos. También se recopilaron datos narrativos del informe del incidente, de las declaraciones del testigo y del delincuente. En el estudio en un 68’2% de los casos estaba presentes las armas de fuego y en un 64% de los mismos fue el delincuente el que llevó el arma a la escena.

El hecho de que en la mayoría de homicidios estuviera presente un arma de fuego y que en casi la totalidad de ellos fuera portada por el agresor apoya la hipótesis de que el victimario elige el arma con más capacidad de fuerza bruta para matar y que tiene el menor nivel de riesgo para él. Además, también nos indica que portar un arma facilita que se acabe cometiendo un homicidio.

En relación a la primera pregunta ¿Qué factores influyen en el uso de un tipo particular de arma en un homicidio? Se descubrió que los factores dinámicos específicos relacionados con la situación del homicidio y las características de las víctimas y de los delincuentes tuvieron un impacto en el tipo de arma que se utilizaba en el homicidio. Los hombres afroamericanos más jóvenes que eran narcotraficantes y/o pandilleros utilizaron más las armas de fuego para la comisión de un homicidio. También tenían más posibilidades de ser víctimas de un arma de este tipo.

En cuanto a la segunda pregunta, es más probable que las armas de fuego sean llevadas por el agresor a la escena, mientras que los cuchillos, objetos contundentes y otros tipos de armas son más propensos a ser armas de oportunidad encontradas en la propia escena del crimen. Los hallazgos demuestran que cuando el crimen era premeditado y la intención del autor era su comisión era más posible que se utilizara un arma de fuego.

Una de las limitaciones del estudio, es que los datos fueron extraídos de los informes de las investigaciones policiales y, por tanto, puede estar sesgados debido a los sesgos que presentaran los agentes que se encargaron de la investigación.

Futuros estudios deberían investigar si es el método de recuperación del arma el que influye en el tipo elegido o al revés. También debería estudiarse si existen diferencias basadas entre el tipo de homicidio y la intención del delincuente.

 

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