Estimados suscriptores y seguidores del Club de las Ciencias Forenses, en esta ocasión les presentamos un resumen del artículo “Predicting the knowledge–recklessness distinction in the human brain”, de los autores Iris Vilares, Michael J. Wesley, Woo-Young Ahn, Richard J. Bonnie, Morris Hoffman, Owen D. Jones, Stephen J. Morse, Gideon Yaffe, Terry Lohrenz y P. Read Montague, en un estudio conjunto de las universidades de Londres, Virginia, Kentucky, Ohio, Denver, Nashville, Pennsylvania y Yale, que estudian cómo utilizar técnicas de neuroimagen para distinguir el conocimiento y la imprudencia en el cerebro.

Se suele decir que “la intención es lo que cuenta” y en temas legales no es menos. La mayoría de los delitos requiere lo que legalmente se conoce como “mens rea”, que en latín significa “mente culpable”. En otras palabras, lo que el acusado estaba pensando y sus intenciones al cometer el delito son importantes para juzgarle. Este elemento permite al sistema diferenciar entre quien no tenía intención de cometer un delito y alguien que deliberadamente quería cometerlo, aunque en ambos casos el delito sucedido sea el mismo.

Pongamos por ejemplo a dos conductores que atropellan y matan a un peatón. El conductor 1 no vio a la persona hasta que fue demasiado tarde, hizo todo lo posible para frenar, pero no pudo hacer nada para detener el accidente y terminó matando al peatón. El conductor 1 sigue siendo responsable, pero probablemente sólo deba responder ante un tribunal civil por daños económicos. El conductor 2, por su parte, había salido en busca del peatón y, al verlo, se dirigido hacia él, piso el pedal del acelerador, se lanzó contra él y se lo llevó por delante, matándolo en el acto. El conductor 2 probablemente tenga responsabilidad penal porque tenía la intención de matar al peatón, o al menos tenía la intención de causarle lesiones corporales graves. A pesar de que el peatón muere en ambas situaciones (el resultado es el mismo), las intenciones de los dos conductores no eran las mismas y, en consecuencia, sus castigos serán sustancialmente diferentes.

Pero, ¿qué ocurre cuando no tenemos claro qué estaba pensando el acusado? Obviamente lo normal es que tanto los detenidos de la situación 1 como los de la situación 2 se coloquen a sí mismos en la posición que les traerá las consecuencias menos graves y achacarán siempre los delitos a negligencias, accidentes o defensa propia, por ejemplo. Es aquí donde entra el equipo de Vilares y nos trae la interesante hipótesis de que puede distinguir a los dos tipos de personas con una resonancia magnética funcional de sus cerebros.

Para este experimento formaron parte 40 participantes, que fueron divididos en dos grupos de 20 personas (10 hombres, 10 mujeres). A uno de los grupos se les mostraron cinco maletas y se les informó que contenían algo “valioso” (documentos, procesadores de microchips, etc) y sólo una de las cinco contenía contrabando. Después se les preguntaba si estarían dispuestos a pasar la aduana con una de ellas elegidas al azar (condición “imprudente”). Al otro grupo sólo se les presentó una maleta y se les dijo que llevarían contrabando (condición “conocimiento”).

Una vez habían elegido llevar la maleta se les realizaba una resonancia magnética funcional para comprobar si se activaban zonas cerebrales distintas. Los que están en la condición de “conocimiento” (que sabían que llevaban de contrabando) eran más propensos a “iluminar” en la resonancia la ínsula anterior y el área dorsomedial de la corteza prefrontal del cerebro. Los que están en la condición “imprudente” eran más propensos a “iluminar” la corteza occipital. Es decir, que ambas condiciones se aprecian de manera diferente en el cerebro.

Sin embargo, hay que tratar estos resultados con cautela ya que la muestra fue muy reducida y no se trataba de una situación real sino de una simulación. En palabras de los propios autores, ni siquiera estamos seguros de si se estaba viendo una diferencia entre ambas condiciones o si era una respuesta al nivel de riesgo. Pero es un resultado muy interesante en el que sería importante seguir profundizando para extrapolarlo a los casos reales.

Write A Comment

Club de Ciencias Forenses