Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el artículo “Could Expanding and Investing in First-Episode Psychosis Services Prevent Aggressive Behaviour and Violent Crime?” de Hodgins, S. (2022), en el que la autora realiza una revisión de literatura ya existente, sobre tratamientos que han recibido personas con esquizofrenia para tratar la conducta agresiva. 

La esquizofrenia es una enfermedad mental muy compleja y difícil de tratar, que causa sufrimiento a quien la padece y a sus seres queridos. 

Algunas personas que la desarrollan o la presentan, se involucran en conductas agresivas y, en ocasiones, delictivas.

La mayoría de estos individuos sufren un primer episodio de psicosis que marca un antes y un después, pero ya antes de este episodio suelen mostrar conductas con un cierto nivel de agresividad. 

Sin embargo, los servicios destinados a atender los primeros episodios de psicosis han mejorado la atención clínica de estas personas, al intervenir temprano en el curso de la enfermedad. Esto ayudaría también con la conducta violenta, ya que algunas personas con esquizofrenia tienen antecedentes de comportamientos violentos e incluso de comportamientos antisociales desde la infancia, por lo que tendrían mayores necesidades de tratamiento. 

Aún así, la realidad es que muchos servicios de atención al primer episodio de psicosis no tratan ni evalúan la conducta agresiva, por lo que los pacientes continúan manifestándola dentro y fuera de los servicios psiquiátricos. 

En muchas ocasiones, cuando esta conducta agresiva explota y alguien sale herido, el perpetrador es acusado de un delito violento. Algunas de estas personas son juzgadas como no responsables penalmente debido al trastorno mental que sufren, y son enviados a hospitales psiquiátricos forenses. Otros, son declarados culpables y sentenciados a prisión en un centro convencional

Es decir, los costes humanos de la incapacidad para identificar y tratar a estos pacientes cuando acuden por primera vez a los servicios clínicos son enormes. 

La literatura existente indica que los servicios de atención al primer episodio psicótico tienen el potencial de prevenir muchas manifestaciones de estas conductas agresivas y, por tanto, delitos violentos por parte de personas con esquizofrenia.

Esto reduciría el sufrimiento humano de pacientes y víctimas, así como los costes policiales, de los tribunales, centros penitenciarios y otros recursos de atención social, ayudando, además, a reducir el estigma contra las personas con enfermedades mentales. 

Existen evidencias que confirman que las personas con esquizofrenia son más propensas que sus pares de misma edad y sexo a participar en conductas agresivas (lo que, a su vez, puede dar lugar a acciones penales). Tienen un mayor riesgo de ser condenados por delitos no violentos, violentos, y, en especial, de ser condenados por homicidio. Sin embargo, los servicios de salud mental para personas con esquizofrenia no evalúan ni tratan las conductas agresivas. 

Un metaanálisis demostró que el 35% de las personas que se comunicaron con los servicios de atención al primer episodio de psicosis, habían cometido previamente al menos una agresión. 

Por ejemplo, un estudio con más de 200 personas tratadas por estos servicios, realizado en Reino Unido, demostró que un tercio de los hombres y un 10% de las mujeres habían sido condenados o declarados no culpables por enfermedad mental en al menos un delito violento. Es decir, parece que la mayoría de pacientes con esquizofrenia que muestra un comportamiento agresivo está, efectivamente, en mayor riesgo de delinquir. 

En general, entre los pacientes que presentan un primer episodio de psicosis y sufren esquizofrenia, existen dos grupos: uno de ellos son personas que tienen un largo historial de problemas de conducta violenta que a veces han podido terminar convirtiéndose en delitos, y por otro lado, están las personas que recientemente manifiestan este tipo de conducta agresiva. 

Otro dato significativo lo aporta un estudio realizado en Canadá, que informa de que la mayoría de personas declaradas no responsables penalmente debido a un trastorno mental, entre los años 2000 y 2005, fueron hombres con un diagnóstico de esquizofrenia que habían cometido un delito violento

Un metaanálisis mostró que, de los pacientes atendidos en clínicas de asistencia a primeros episodios de psicosis, un 29-38% consumían cannabis de forma regular. Otro metaanálisis encontró que, entre las personas con enfermedades mentales graves, el riesgo de actitudes violentas se incrementaba entre dos y cinco veces con el consumo de cannabis. Esto sugiere que es posible que estas personas sufran también algún trastorno de adicción. 

Por otro lado, los adultos con esquizofrenia muestran niveles más altos de victimización que sus vecinos, incluso después de ser conscientes de su propia criminalidad, y tienen también más riesgo de ser víctimas de homicidio. 

Se ha demostrado que, cuando se aplica tratamiento para estos pacientes que además de estar enfocado en la esquizofrenia también se enfoca en la conducta violenta, su estado de salud mental mejora y se reducen los episodios agresivos.

Por tanto, toda la evidencia disponible sugiere que identificar y tratar esta conducta, además de la psicosis, reduciría el sufrimiento de los pacientes, y los costos humanos y económicos secundarios. Además, promovería la seguridad de los pacientes y sus seres queridos y les ayudaría con su independencia y autonomía. 

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