Lucilia Silvarum. Club de las Ciencias Forenses
Lucilia Silvarum. Club de las Ciencias Forenses

Apreciados amigos del Club de las Ciencias Forenses, el artículo que hoy les ofrecemos nos presenta a una nueva especie para la entomología forense, la Lucilia Silvarum. Este interesantísimo artículo lo debemos a Heike Fremdt, Richard Zehner, Jens Amendt, todos ellos pertenecientes a la Universidad Johann Wolfgang Goethe en Frankfurt (Alemania), a Krzysztof Szpila de la Universidad Nicolaus Copernicus en Torun (Polonia), a Johannes Huijbregts del Centro de Biodiversidad Naturalis (Holanda) y a Anders Lindström perteneciente al Instituto Nacional de Veterinaria de Uppsala (Suecia).

Como sabemos, la entomología forense es el estudio de insectos y otros artrópodos asociados con cadáveres, que se utiliza, entre otros propósitos, para estimar el tiempo transcurrido desde la muerte o intervalo postmorten y la identificación de los posibles traslados del cuerpo, así como las características de las zonas de procedencia.

Existen dos métodos para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte usando la evidencia de los artrópodos, el primero utiliza la edad y tasa de desarrollo de larvas; el segundo método utiliza la sucesión de artrópodos en la descomposición del cuerpo. Ambos métodos se pueden utilizar por separado o conjuntamente siempre dependiendo del tipo de restos que se están estudiando. Por lo general, en las primeras fases de la descomposición las estimaciones se basan en el estudio del crecimiento de una o dos especies de insectos, particularmente dípteros, habiéndose convertido la Lucilia Silvarum en una de las especies de mayor importancia para la entomología forense.

Así, la Lucilia Silvarum es una mosca de la familia Calliphoridae (moscas carroñeras, moscardones, greenbottles o moscas de grupo) del orden díptera. Esta mosca fue descubierta por primera vez por Johann Wilhelm Meigen en 1826 y se encuentra sobre todo en Europa. Hasta cuatro especies, L. ampullacea, L. caesar, L. illustris y L. sericata, se encuentran regularmente en cadáveres humanos en Europa. A pesar de la importancia de la entomología dentro de la disciplina forense, todavía, a día de hoy, no tenemos un conocimiento completo de la biología y el desarrollo de la mayoría de estas especies. Esto es debido a que la cría artificial de las moscas en el laboratorio no es fácil y, además, la identificación de determinados marcadores moleculares en las etapas inmaduras es complicada y costosa.

Con todo, para el desarrollo del estudio entomológico, y cuando el objetivo es realizar estimaciones de intervalo post-mortem utilizando la L. Silvarum, se necesitan datos de generación de calor .El primer paso es la identificación precisa por medios morfológicos y moleculares. De esta manera, es esencial disponer de la máxima información posible relacionada con la biología y el desarrollo de las moscas azules necrófagas, así como identificar correctamente los individuos de la muestra. Como hemos apuntado, hasta el momento actual la L. Silvarum no tenía una especial importancia en la entomología, pero se ha convertido en la actualidad en un elemento entomológico de investigación clave, sobre todo en la tercera etapa larval. Para su identificación, incluso en los casos más difíciles, se está utilizando el marcador mitocondrial Citocromo Oxidasa I (COI).

Los autores del presente artículo recogen tres casos forenses de diferentes países europeos que han informado, por primera vez, de L. Silvarum en cadáveres humanos que fueron encontrados cerca de lagos, pantanos o riberas. El primero de los casos se produjo el 13 de julio de 2008, cuando un hombre fue encontrado muerto en una playa, en una zona industrial a las afueras de una ciudad de Suecia. Al día siguiente, y durante la autopsia, se recogieron larvas. Nourteva, a lo largo de sus estudios entomológicos, señaló que se necesitan 26 días para el desarrollo desde el huevo hasta el adulto de la L. Silvarum, a una temperatura media de 16,6ºC. Suponiendo que el tiempo para alcanzar el tercer estadio es de aproximadamente el 20% del total de tiempo de su desarrollo (como la mayor parte de las moscas azules), tardaría, en el caso forense que nos ocupa, un mínimo alrededor de 5 días. Así pareció confirmarse según los testigos que vieron por última vez a este hombre con vida. Había fallecido por causas naturales.

El segundo de los casos se produjo en agosto de 2008, cuando un hombre fue encontrado muerto cerca de Amsterdam, en las aproximaciones de una zona con abundante agua dulce. Se trataba de un fallecimiento por sobredosis. Su cabeza estaba repleta de larvas en el segundo y tercer estado, de L. Silvarum, L. Illustris y L. Ampullacea. No se podía llevar a cabo una estimación muy estable al no disponer de información sobre su desarrollo larvario a diferentes temperaturas. Con todo, se estimó en, aproximadamente unos 5 días, desde el estado de larva hasta llegar a la longitud del gusano más grande encontrado (12mm), a una temperatura media de 20ºC.

En el tercer caso, mayo de 2009, se trató del cuerpo de una mujer de 67 años, localizada en un campo de grano cerca de Gütersloh (Alemania). Había sido vista con vida 3 días antes, en una granja cercana a la escena del crimen. La autopsia determinó que fue el estrangulamiento la causa de su muerte y el médico forense determinó que había fallecido entre 8 y 24 horas antes del descubrimiento del cadáver. Se encontraron dos larvas de L. Silvarum en su boca. El estudio realizado llevó a la determinación de que fue asesinada en su camino de vuelta a casa, tras una fiesta en la granja vecina. Este caso sigue abierto.

Con todo, las moscas de estudio se obtuvieron de cadáveres humanos, utilizando cebo mixto de carne de hígado de vacuno y dimetil trisulfuro. Las muestras se almacenaron al 95% de EtOH. Dos patas fueron analizadas de cada muestra, y se llevó a cabo la extracción de ADN.

Por otra parte, los autores del presente estudio nos muestran la clave de identificación para la L. Silvarum, dotándonos de un excelente material entomológico para la identificación morfológica de larvas de tercer estadio en moscardones europeos.

Club de las Ciencias Forenses

Traducción: Nahikari Sánchez

Edición: Belén Alcázar

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