Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el artículo “Characterizing trajectories of anxiety, depression, and criminal offending in male adolescents over the 5 year following their first arrest”, de Baker, A. E.; Padgaonkar, N. T.; Galván, A.; Frick, P. J.; Steinberg, L. y Cauffman, E. (2022), en el que los autores realizan un estudio para saber cómo la ansiedad, la depresión y otros factores relacionados con la salud mental, influyen en la vida de los jóvenes que delinquen por primera vez, tomando como punto de partida su primer arresto.

 La posibilidad de entrar en prisión y ser juzgado por un delito no es agradable para nadie. Por ello, no es de extrañar que los jóvenes que entran en contacto con el sistema de justicia experimenten niveles más altos de internalización de síntomas como la ansiedad y la depresión, en comparación con los jóvenes que no delinquen.

Las tasas de ansiedad y depresión en esta población son especialmente preocupantes: casi la mitad de los jóvenes implicados en la justicia cumplen con criterios clínicos de internalización de problemas psicológicos.

Y aproximadamente la mitad de los hombres adultos en la misma situación experimentan trastornos de salud mental mientras cumplen condena, e incluso una vez que son liberados.

Además, los problemas de salud mental van de la mano con los problemas criminológicos: las personas que continúan delinquiendo después de la adolescencia tienen casi tres veces más probabilidades de experimentar problemas de salud.

Otro dato importante, es que los jóvenes en el sistema de justicia rara vez reciben tratamiento, lo cual se relaciona con un mayor riesgo de abuso de sustancias, fracaso académico y trastornos emocionales que perdurarán en la edad adulta, incluso un mayor riesgo de suicidio.

Es un tema muy importante y que se debe tratar, debido a que la mayoría de trastornos psiquiátricos aparece durante la adolescencia o la adultez temprana, un periodo en el que los comportamientos de riesgo también alcanzan su punto máximo.

Pero ¿qué dice la literatura existente sobre ello? Los resultados de un estudio de 2019 sugieren una cascada temporal en la que los problemas de conducta en la infancia se traducen en resultados sociales negativos, que contribuyen a la depresión en la adolescencia y esta a su vez, puede contribuir a la delincuencia adolescente o adulta posterior.

En una muestra que se siguió durante seis años hasta 2012, los jóvenes que mostraban altos niveles de depresión estaban en riesgo de aumentar su comportamiento disruptivo, y los jóvenes que mostraban altos niveles de comportamiento disruptivo estaban, a su vez, en riesgo de desarrollar síntomas de depresión mucho más altos.

Lo que este trabajo se plantea es averiguar si la trayectoria de los síntomas y la trayectoria ofensiva cambian con el ingreso de los jóvenes en el sistema de justicia y cómo lo hacen.

Primero, los autores buscaron caracterizar la trayectoria media de la internalización de síntomas y conductas delictivas de los jóvenes después de su primer contacto con el sistema de justicia. Dado que la prevalencia de los trastornos de salud mental tiende a aumentar después del primer contacto con el sistema de justicia, los autores plantearon la hipótesis de que el grupo mostraría un aumento progresivo de éstos.

Además, debido al aumento en el comportamiento delictivo durante la adolescencia y la edad adulta joven, también se planteó la hipótesis de la continuación de la delincuencia en la adultez.

El segundo objetivo, era examinar si el cambio en la salud mental está relacionado con el cambio en la delincuencia, o al revés, y describir esta relación.

Para todo esto, 1216 adolescentes varones fueron evaluados durante los cinco años posteriores a su primer arresto. Estos arrestos se produjeron por delitos leves de mediano alcance, como robo de bienes, agresiones simples o vandalismo. Fueron evaluados cada seis meses durante los primeros tres años, después las entrevistas se dieron de forma anual.

Los resultados del estudio indicaron que la ansiedad y la depresión cambian junto con las conductas delictivas en los adolescentes varones después de su primer arresto, de modo que una mayor mejora en la salud mental, se relaciona con un nivel más alto de disminución de la delincuencia, y viceversa. Estos hallazgos resaltan la naturaleza entrelazada de los síntomas de internalización y los comportamientos de externalización, y subrayan la importancia de considerar la salud mental en los estudios de reincidencia juvenil.

Cuando los jóvenes entraron en contacto con el sistema de justicia, se vio una disminución inicial de la ansiedad y la depresión, seguida de un aumento en los síntomas unos años más tarde.

Esto último sugiere que la participación en el sistema de justicia influye en la trayectoria de los síntomas y los empeora a medida que los jóvenes se desarrollan.

Además, cuando los jóvenes se habían criado en barrios pobres y problemáticos, presentaron una mayor gravedad en la ansiedad y depresión sufrida, lo que está en línea con estudios anteriores que destacan que la desorganización del barrio y la exposición a la violencia pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental en adolescentes.

A pesar de la utilidad de este estudio, una limitación es que se realizó únicamente con jóvenes varones, por lo que quizás los resultados no pueden aplicarse al sexo femenino, por tanto, los autores recomiendan explorar esta dimensión.

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