Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el artículo “Where should pólice forces target their residential burglary reduction efforts? Using official victimisation data to predict burglary incidences at the neighbourhood level”, de Hunter, J.; Ward, B.; Tseloni, A. y Pease, K. (2021), en el que los autores exponen algunos datos interesantes de factores riesgo y protección a la hora de sufrir robos en hogares de áreas residenciales.
El robo en el domicilio es uno de los delitos frente a los que nos sentimos más impotentes. En nuestros hogares estamos cómodos y protegidos, y si alguien entra a robarnos, sentimos una gran violación de nuestra privacidad, espacio y derechos.
La criminología ha aportado herramientas de análisis a los cuerpos de seguridad que llevan ya unos años implementando y tienen que ver con este asunto.
En concreto, nos referimos al análisis de concentración espacial del crimen. Este tipo de análisis se suele hacer con mapas de los llamados puntos calientes, que son lugares en los que la tasa de criminalidad, de cualquier tipo, es mayor que en otros y requiere especial atención.
Este tipo de mapas de concentraciones delictivas ofrecen a las fuerzas policiales la oportunidad de centrarse en las intervenciones dentro de zonas críticas para reducir la incidencia criminal.
Aunque este método no ha sido del todo inútil, es cierto que la simple designación de un área como punto caliente en función de la cantidad de delitos registrados por la policía, descuida gran parte de los datos de las dinámicas de los robos.
Por ejemplo, la victimización repetida o una difusión anticipada de los posibles beneficios.
Los autores de este artículo se apoyan precisamente en este punto. Consideran que asignar recursos policiales reactivos y/o proactivos basándose simplemente en el análisis de puntos calientes pasan por alto aspectos cruciales. Estarían olvidando la importancia de las características de las personas, los hogares y los barrios.
Teniendo en cuenta que este tipo de delitos tienen un fuerte componente de victimización para las personas que lo sufren, los autores del artículo se preguntan si es posible aplicar la victimología para arrojar luz sobre ellos y mejorar su prevención.
Algunos de los conceptos a los que se refieren podrían ser el comportamiento de los residentes, el ambiente de la zona, el lugar exacto o la motivación de los ladrones.
En este artículo, los autores intentan crear unos mapas de predicción de robos y describirlos, para abordar la ausencia de la consideración de los factores que consideran importantes y olvidados por las fuerzas de seguridad.
Los lugares representados en los mapas y, por tanto, de estudio, son Inglaterra y Gales.
Los datos utilizados son recopilados de una encuesta realizada a nivel nacional sobre el crimen y experiencias relacionadas con él. Fue llevada a cabo por la ONS (Office for National Statistics, u Oficina Nacional de Estadística) de Reino Unido. En total, los datos procedían de más de 130.000 unidades familiares.
Se obtuvieron resultados que merece la pena tener en cuenta a la hora de actuar para prevenir este tipo de delitos. Las estructuras de oportunidad que dan forma al riesgo de victimización por robo están influenciadas, como ya hemos comentado, por muchos factores.
Algunos de ellos son la hora y el día de la semana, el tipo de propiedad, pistas visuales que se ofrecen a los delincuentes, el trayecto que deben hacer éstos hasta el lugar del crimen y sus decisiones de comportamiento, e incluso las propias respuestas policiales para reducir los robos, como la vigilancia de los puntos calientes.
Basándose en las encuestas ya mencionadas sobre delincuencia, los autores intentan identificar los tipos de hogares que son más robados y el perfil sociodemográfico de las áreas en las que se encuentran.
Los factores que parecen propiciar la comisión de robos incluyen, por un lado, características individuales. Por ejemplo, parece que en el área de estudio las personas asiáticas corren más peligro.
También habría que tener en cuenta qué personas forman parte del hogar y sus circunstancias. Aquellos con más riesgo son los mayores de 65 años que viven solos, las familias monoparentales o los que viven en alquileres sociales.
Tener más de tres coches o no tener ninguno también llamaría la atención de los ladrones, así como tener alguna enfermedad, especialmente las limitantes. Ocurriría lo mismo con haberse mudado en el último año o vivir en áreas con un complicado acceso al sector servicios.
Por lo contrario, los hogares de familias negras o con una mujer como cabeza de familia, al igual que tener un solo coche o vivir en zonas urbanas o con servicios accesibles, reduciría el riesgo.
Además, influyen factores importantes que señala la criminología sobre la oportunidad. Por ejemplo, el estado de salud física de la víctima, vulnerabilidades percibidas (como dificultades de la víctima para comunicarse con los demás) e incluso la potencial inmunidad de los ladrones.
Con todos estos datos, los autores generan un mapa que consideran muy útil para que las fuerzas de seguridad utilicen a la hora de destinar recursos para prevenir este tipo de delitos.
Existen limitaciones en este artículo, como que no se tiene toda la información deseada de las encuestas, como la presencia o ausencia de dispositivos de seguridad en los hogares.
Las futuras investigaciones deberán ir encaminadas a la solución o corrección de estas limitaciones y, además, los autores sugieren que se haga lo mismo para otro tipo de delitos, ya que se podría obtener información muy útil.
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