Tag

salud

Browsing

Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el artículo “Aggressive challenging behavior in adults with intellectual disability: An electronic register-based cohort study of clinical outcome and service use”, de Smith, J.; Baksh, R. A.; Hassiotis, A.; Sheehan, R.; Ke, C.; Wong, T. L. B.; Strydom, A. e investigadores de PETAL (2022), en el que los autores recopilaron información sobre pacientes con discapacidad intelectual para conocer mejor cómo se presentan los comportamientos desafiantes agresivos en este tipo de población.

La discapacidad intelectual es una condición para toda la vida, caracterizada por un deterioro en la cognición, el lenguaje y las habilidades sociales, que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial.

Se estima que el comportamiento desafiante, que incluye autolesiones, agresiones, amenazas, violencia física y conducta sexualmente agresiva, entre otros, tiene una prevalencia de aproximadamente el 10% entre los adultos con discapacidad intelectual, y tiende a persistir en el tiempo, con una tasa aproximada del 25% a los 2 años. 

El comportamiento desafiante agresivo es una razón común para la derivación de adultos con discapacidad intelectual a servicios de salud, y puede tener consecuencias graves, desde el estrés de la familia y los cuidadores, hasta el contacto de la persona con discapacidad con el sistema de justicia penal.

Algunos estudios previos que han explorado los factores asociados con el comportamiento desafiante agresivo en adultos con discapacidad intelectual han demostrado que el género masculino, algún trastorno del espectro autista comórbido, problemas de comunicación y el agravamiento de la discapacidad, se asocian con niveles más altos de la agresividad

El objetivo de los autores en este estudio fue actualizar la información disponible sobre los factores asociados al comportamiento desafiante agresivo en adultos con discapacidad intelectual.

Para ello, se tuvieron en cuenta datos del South London and Maudsley (SLaM) National Health Service (NHS) Foundation Trust de Reino Unido. SLaM es uno de los mayores proveedores de atención de salud mental del área europea. 

Se tuvieron en cuenta datos de pacientes mayores de edad. Éstos debían haber tenido un episodio de atención ambulatoria que incluyera contacto directo con un equipo especializado en salud mental, más específicamente, en discapacidad intelectual, todo ello entre enero de 2014 y diciembre de 2018. Fueron un total de 1.225 registros de pacientes los que se analizaron.

Algunas de las ideas más interesantes que arrojó el estudio fue que los episodios con alta frecuencia de agresión fueron de mayor duración que aquellos episodios con menor frecuencia (más de 2 años vs. aproximadamente 4 meses). 

Los adultos más jóvenes, de una media aproximada de 31 años, presentaron una mayor frecuencia de episodios de alta agresión. 

La inestabilidad del estado del ánimo, la irritabilidad y la agitación se asociaron fuertemente con una mayor aparición de conductas desafiantes agresivas. 

Casi el 60% de los pacientes tuvieron en algún momento un diagnóstico de trastorno generalizado del desarrollo.

Los autores encontraron que el comportamiento desafiante agresivo ocurre en la mayoría de los episodios de atención clínica que requieren la participación de un equipo sanitario especializado en discapacidad intelectual. 

Parece ser que, tal y como hemos comentado unas líneas más arriba, ser más joven, tener un diagnóstico de trastorno generalizado del desarrollo y la inestabilidad e irritabilidad del ánimo influyen y son factores de riesgo. 

Otros factores de riesgo incluyeron la presencia de un trastorno mental común, trastornos de la personalidad y agitación durante los episodios agresivos. 

La cantidad de atención social y sanitaria brindada, aunque es muy importante para las familias, realmente no resultó ser un factor de riesgo.

Un punto muy importante que señalan los autores, es que a menudo no se diagnostican enfermedades mentales o problemas de salud mental en personas con discapacidad por las manifestaciones conductuales atípicas que ya existen. Es decir, algunos comportamientos que pueden informar de un trastorno mental, se toman por consecuencias propias de la discapacidad intelectual. Por tanto, existe un alto nivel de incertidumbre diagnóstica. 

En un estudio reciente basado en un grupo de 142 personas con discapacidad intelectual, se mostró que casi un tercio de los participantes tenía algún tipo de problema de salud mental no diagnosticado, siendo los trastornos depresivos mayores y de ansiedad los más comunes. 

Los autores señalan la importancia de dedicar esfuerzos y recursos a la investigación sobre personas con discapacidad intelectual, primero, para entender la condición sanitaria con la que viven y, en segundo lugar, para ayudar a que su calidad de vida se acerque lo máximo posible a la de aquellas personas con un desarrollo intelectual típico. 

Además, comprender por qué surgen los comportamientos agresivos ayudaría no sólo a estas personas sino también a su entorno y sus relaciones interpersonales, que ganarían estabilidad y calidad.

Es importante considerar el comportamiento desafiante agresivo como un problema de salud pública que necesita más investigación e inversión clínica, así como formas más efectivas de intervención y apoyo individualizados. 

Si quieres saber más sobre Criminología, Perfilación Criminal y el ámbito de las Ciencias Forenses no te pierdas nuestro Master of Science in Criminal Profiling o el Master of Science in Anti-Fraud Behavioral Analysis, programas 100% online, que puedes cursar en inglés o español. ¡Pregunta por nuestras becas!

Amigos del Club de Ciencias Forenses, esta semana presentamos el artículo “Corona crimes: How pandemic narratives change criminal landscapes” de Sandberg, S. y Fondevila, G. (2020) en el que los autores hacen una revisión acerca de cómo la pandemia que a día de hoy seguimos sufriendo, ha afectado a las dinámicas del crimen, enfocándose en el contexto de México.

En el artículo escogido para esta semana vamos a explorar la dimensión criminógena de la pandemia de coronavirus contra la que todavía seguimos luchando. 

Si bien la delincuencia es siempre el resultado de un contexto social e histórico particular, y está en constante negociación, esto es particularmente evidente durante las crisis y los grandes cambios sociales. Estos momentos pueden dar lugar a nuevos tipos de delitos o reavivar los antiguos.

Es decir, lo que se define como crimen está siempre en constante cambio, y depende de las definiciones estatales y legales y de las percepciones populares. Decimos que está en negociación, también constante, porque es lo que se da entre los medios de comunicación, la política y la opinión pública para definir el crimen.

La pandemia de Covid-19 cambió los patrones establecidos en la delincuencia tradicional. Durante las primeras fases de la pandemia, también surgieron nuevas dinámicas delictivas y resurgieron otras antiguas. 

En América Latina, donde existen gobiernos muy frágiles, algunas comunidades bloquearon carreteras de forma ilegal para prevenir la propagación de la enfermedad o se atacó a los trabajadores de la salud, entre otros muchos incidentes. 

La pandemia hizo que se introdujesen nuevas leyes para limitar la interacción social y la movilidad y, por tanto, también se rompieron toques de queda. No usar la mascarilla en público o violar otras regulaciones estatales también han sido sucesos muy comunes. 

Es decir, se han producido una serie de cambios relacionados con la criminalidad a muchos y diferentes niveles con motivo de esta crisis sanitaria mundial. 

Atendiendo a la fragilidad relativa del estado de México, los autores deciden llevar a cabo una investigación con el objetivo de reflexionar y comprender mejor la criminología de estos últimos meses en el país. 

La narrativa apocalíptica es particularmente interesante para los autores. Éstas vienen con una intensa polarización del carácter, resaltando las más altas y más bajas emociones humanas. Crean una atmósfera de catástrofe, a veces afirmando que el mundo tal como lo conocemos está llegando a su fin, y enfrentan el bien supremo contra el mal supremo. 

Estas historias exigen acciones heroicas. Es en estos contextos donde surgen el terrorismo, la rebelión, los levantamientos o las guerras. La ideación apocalíptica implica un sentido de urgencia, y esta urgencia hace que las personas se planteen hacer cosas que en otras circunstancias no harían. Es decir, la crisis crea un entorno narrativo donde, lo que de otro modo se hubiera considerado radical o imposible, puede aceptarse o incluso parecer inevitable. 

Además, la psicología epidémica describe cómo las epidemias pueden ser una vorágine emocional y extraordinaria, que desencadena plagas de miedo, pánico, sospecha y estigma, con impacto individual y colectivo. 

Las muertes, las descripciones detalladas de escenarios en hospitales superpoblados, la amenaza de un malestar social y la incertidumbre sobre el riesgo, se unieron para crear una situación que justificó un sacrificio masivo en toda la sociedad. 

El primer caso de coronavirus se confirmó en México en febrero de 2020. Aproximadamente un mes después de notificar este caso, el gobierno implementó una serie de medidas destinadas a prevenir y controlar la propagación de la infección. Algunas fueron la suspensión de determinadas actividades económicas, la prohibición de concentraciones masivas o la recomendación de que la población permanezca en casa. 

Al mismo tiempo que se luchaba contra el coronavirus, México también luchaba contra la pobreza, las desigualdades sociales y unas estadísticas crecientes de homicidios y delincuencia

El hecho de que existiesen restricciones de movilidad y contacto social, dio lugar a incidentes en los que grupos de ciudadanos intentaron cerrar ilegalmente carreteras u otros puntos de acceso para proteger a sus comunidades. También se trató de obstaculizar la movilidad humana para evitar el contagio. Armados, los residentes bloqueaban el paso de cientos de municipios de todo el país, señalando la delgada línea existente entre la autoprotección y el vigilantismo. 

Las narrativas apocalípticas que hemos mencionado anteriormente, crean un ambiente de pánico y sospecha en el que las personas pueden estar dispuestas a tomar medidas drásticas para frenar la enfermedad. Además, el miedo puede ser la razón de ataques a grupos estigmatizados. 

Por ejemplo, los trabajadores de salud han tenido, y tienen, contacto directo con la enfermedad. A pesar de ser considerados héroes, en muchos lugares se reportaron ataques hacia ellos por estar en primera línea combatiendo al virus. 

También se deben mencionar las violaciones generalizadas de las regulaciones estatales. Por ejemplo, se cerraron áreas públicas, o negocios durante meses, y aún así las personas siguieron con una actividad normal, haciendo caso omiso de estos mandatos. 

Por otro lado, algunos grupos criminales aprovecharon las tensiones entre el gobierno y la población para crear asociaciones de ayuda e incluso hospitales de emergencia. Estos actos pueden verse como un intento de asumir el papel del Estado y cambiar las historias dominantes en la sociedad. Los cárteles y bandas criminales intentaron, de esta forma, aprovechar la oportunidad que brindaba la crisis para redefinir su papel y pasar de héroes a villanos. 

A pesar de contar con limitaciones, como que este estudio no puede aplicarse en zonas como Europa o América del Norte, la investigación aborda la cuestión narrativa criminológica de cómo los crímenes pueden ser mantenidos, instigados y despertados por situaciones de crisis. 

Comprender cómo el crimen se impulsa, se incorpora y se negocia, puede ser útil para implementar políticas y medidas pandémicas y post-pandémicas de prevención. 

Si quieres saber más sobre Criminología, Perfilación Criminal y el ámbito de las Ciencias Forenses no te pierdas nuestro Máster de Criminal Profiling, nuestro curso en Criminal Profiling o nuestro Experto Universitario en Investigación Criminológica, programa 100% online y certificado por la Universidad a Distancia de Madrid, con becas especiales para lectores del Club de Ciencias Forenses

Club de Ciencias Forenses