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Introducción

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Hay dos fuentes principales por las que se escapan expresiones afectivas reprimidas: expresiones sutiles y micro expresiones. En las expresiones faciales sutiles la persona muestra fragmentos de una emoción oculta utilizando sólo una parte de la musculatura de la que normalmente se utilizaría en caso de que la emoción no se ocultase. Posiblemente, esto es debido a la existencia de un grupo de músculos faciales infalibles que son muy difíciles de controlar, especialmente aquellos que se sitúan alrededor de la frente y las cejas. De manera que estos músculos  no están  presentes en las expresiones emocionales fingidas, ni se pueden reprimir ni enmascarar, lo que proporciona valiosos indicios en la detección del engaño (Ekman y Friesen, 1975). Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las expresiones contienen estos grupos de músculos infalibles (Ekman, 2001). Y por otra parte, hay personas que pueden manipular estos músculos. Otra forma de fuga de expresiones faciales de emociones reprimidas  son las micro-expresiones,  son expresiones faciales en las que se utilizan los grupos musculares completos pero que se producen sólo durante un breve instante, por lo general alrededor de una cuarta parte de un segundo (Ekman y Friesen, 1969; Frank y Ekman 1997). Tal es su brevedad que la mayoría de los observadores no las perciben, aunque su identificación se ​​puede mejorar con el entrenamiento y la práctica (Ekman y Friesen, 1974).

Debido a la dificultad que supone suprimir tanto las micro-expresiones como las expresiones sutiles, se han estudiado a fondo para proporcionar indicaciones valiosas para descubrir el engaño. De hecho, dos estudios han demostrado que los estudiantes universitarios y los profesionales que necesitan detectar mentiras, tienen una mayor capacidad de identificar las micro-expresiones y por tanto su precisión en la detección de engaño es mayor (Ekman y O’Sullivan, 1991; Frank y Ekman, 1997). Sin embargo, no hay estudios similares en cuanto a la identificación de las expresiones sutiles. Por lo que sería muy interesante  investigar si la habilidad para percibir expresiones sutiles se correlaciona a su vez con una precisión de la detección de engaño. Mientras que la identificación de micro-expresiones se basa en la percepción de una expresión emocional completa en un corto período de tiempo, la identificación de las expresiones sutiles requiere la extrapolación de una expresión emocional a partir de señales fragmentadas. Por lo tanto, en este estudio, se considera la hipótesis de que la habilidad en la identificación de las expresiones sutiles y micro-expresiones desembocaría en una precisión muy alta en la detección de la mentira.

Mientras que estudios previos (Kraut, 1980; Vrij 2000) han demostrado que los observadores no son nada precisos detectando la mentira, los resultados de este estudio mostraron una precisión media del 64%, pero sólo para la identificación de mentiras o verdades que implican respuestas emocionales a estímulos. En contraste, la tasa de precisión para los estímulos no emocionales fue significativamente peor que el azar.

Estos resultados sin duda apoyan la teoría en la que se afirma que se dejan escapar expresiones emocionales que son incongruentes con el mensaje verbal, lo que puede proporcionar indicaciones útiles para detectar la mentira. A pesar de comprobar que existe una diferencia entre la detección de la mentira emocional y aquella no emocional esta teoría tiene una aplicación sorprendente. En particular, tiene importantes implicaciones para el diseño de la investigación tradicional en la detección del engaño. Los resultados de este estudio sugieren un posible efecto moderador en el tipo e intensidad de la emoción para una mayor  precisión en detectar mentiras. Aún así, hay que reconocer que es necesario continuar investigando para comprobar el papel de las emociones y sus efectos diferenciales en la detección del engaño.

Las correlaciones significativas positivas entre la detección de la mentira emocional y el rendimiento en la SETT también apoyan resultados de investigaciones anteriores, que demostraron que los observadores que prestaban atención a las señales no verbales tenían una mayor precisión en la detección del engaño (DePaulo et al. 1983, 1988). Por lo tanto, parecería que la capacidad de leer emociones filtradas a través de expresiones sutiles se asocia con una precisión en la detección de mentira. Sin embargo, este hallazgo necesita ser revisado, dada la correlación negativa entre el rendimiento SETT y la detección de mentiras que no conllevan emociones. Parece ser que dependiendo del contexto, la identificación de las emociones a través de expresiones sutiles no siempre puede mejorar la detección del engaño. Esta propuesta tiene importantes implicaciones prácticas. Por ejemplo, la formación de los cuerpos de seguridad para identificar  expresiones sutiles no necesariamente aumentará su habilidad de detección y, de hecho, en determinadas circunstancias, su tasa de error podría en realidad aumentar.

En este estudio fue notable que los resultados obtenidos por los decodificadores detectando mentiras no emocionales estuvieron significativamente por debajo del azar. Una razón para estos malos resultados es simplemente la falta de señales emocionales observables. Pero cabe señalar otra explicación alternativa como que el pobre rendimiento de los decodificadores se produjo debido a una falsificación intencionada por parte de los codificadores. Podría decirse que, cuando el contenido emocional de los estímulos es bajo es mucho más fácil para los codificadores controlar y disimular su comportamiento no verbal, y por lo tanto inducir a error a los observadores. Otra posibilidad es que estos resultados pueden deberse a que los decodificadores malinterpretan un sentimiento negativo, debido al propio acto de mentir, en este caso relacionado en particular por el recelo a ser detectado y por la ansiedad que puedan sentir los codificadores.

A diferencia de estudios anteriores, el presente estudio no encontró una correlación significativa entre la capacidad de identificar micro-expresiones y la detección de la mentira (cf. Ekman y O’Sullivan, 1991; Frank y Ekman, 1997). Una posibilidad es que existe una falta de micro-expresiones visibles dentro del procedimiento utilizado para evaluar a los participantes. Por lo tanto, no sorprende que no haya correlación significativa entre la METT y la detección de mentiras no emocionales.

Esta disparidad entre los resultados para la SETT y la METT es obviamente un problema que será necesario abordar en futuras investigaciones. Como los codificadores saben que no hay consecuencias al mentir en este estudio, puede provocar que sus expresiones faciales no sean un reflejo fiel de la emoción. Por lo tanto, esto puede ser más similar para la SETT que para la METT, que muestra completamente (aunque breve) la emoción sin inhibiciones. Ciertamente, es necesario aclarar en futuras investigaciones la relación exacta entre la METT y la SETT. También sería útil investigar  los resultados aquí presentados para la METT y la SETT y comprobar si se repetirían con una muestra diferente. Sin embargo, los resultados de este estudio apoyan la creciente evidencia de que las personas que prestan más atención a las señales no verbales y las perciben con mayor precisión son también mejores detectores del engaño.

Un hallazgo notable fue la importante diferencia entre la detección de la mentira con emociones y sin emociones. En este estudio se comprueba que es necesario no confundir estas dos dimensiones de engaño y emotividad. Así, en general, los resultados de este estudio demuestran la importancia de tener en cuenta el tipo de mentira al evaluar las habilidades de los observadores.

La detección de mentiras es un proceso complejo, y los resultados de este estudio han demostrado que algunas de las generalizaciones de estudios previos eran erróneas y deberían someterse a un examen más exhaustivo. Sin embargo, se requiere más investigación de las habilidades no verbales que llevan a una mejor detección de la mentira, y de cómo se ven afectadas por el tipo de mentira sobre la que se está indagando. Estos avances no sólo deberían mejorar nuestra comprensión teórica, sino también mejorar nuestra capacidad práctica para formar a los profesionales en detectar mentiras puesto que es una de sus competencias más difíciles.

Club del Lenguaje No Verbal