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Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje no Verbal, esta semana les proponemos el resumen del artículo “Posturas de poder frente a roles de poder: ¿Cuál es la correlación aproximada entre pensamiento y comportamiento?” de los autores Li Huang y Adam D. Galinsky de la Universidad Northwestern (EE.UU.) y, Deborah H. Gruenfeld y Lucía E. Guillory de la Universidad de Stanford (EE.UU.) que versa sobre los roles y la postura corporal.

En este estudio se han llevado a cabo tres experimentos que exploran el impacto de la postura corporal y el rol jerárquico en las demostraciones de poder. El rol jerárquico y la postura corporal han sido manipulados de forma independiente y se han examinado sus efectos en dos de las consecuencias más importantes a nivel individual del poder, la acción en el comportamiento y la abstracción en el pensamiento. El poder puede definirse como el control asimétrico sobre los recursos valorados en las relaciones sociales. Puede derivarse de muchas fuentes y puede determinarse en cualquier situación dada por las relaciones interpersonales específicas y los recursos valorados.

Una fuente de poder es el papel o rango de un individuo dentro de la jerarquía de una organización; a menudo denominado poder legítimo. El rol jerárquico se asocia con el poder de premiar o castigar. La investigación ha indicado que desempeñar un rol de poder tiene efectos dramáticos sobre el pensamiento y la conducta. Tener asignado el rol de directivo en una organización simulada o real conduce a la gente a actuar y tomar riesgos, a esforzarse en las tareas, y a pensar de manera más abstracta y optimista. Por otra parte, las tendencias cognitivas y conductuales asociadas con el poder se activan cuando las personas desempeñan roles de alto poder o incluso cuando simplemente recuerdan una experiencia de rol de poder.

Investigaciones recientes sugieren que el estado psicológico de poder radica no sólo en los roles jerárquicos, sino también en el cuerpo. De hecho, la receptividad corporal en adultos se relaciona positivamente con la dominación. Entre las especies, el poder se expresa e infiere a través de posturas expansivas. Con respecto a los seres humanos, la investigación ha encontrado asimismo que las posturas expansivas provocan sentimientos relacionados con el poder, la cognición y la conducta, así como con cambios en niveles hormonales que normalmente se asocian con un alto cargo. Los hallazgos plantean que la adopción de una postura expansiva conduce a percepciones, comportamientos, e incluso a respuestas fisiológicas que son normalmente observados en individuos que poseen un rol de poder.

Numerosos hallazgos muestran que el rol de poder y las posturas expansivas van generalmente de la mano: desempeñar un rol de alto poder conduce a posturas corporales expansivas, y los individuos que adoptan estas posturas a menudo actúan como si estuvieran al mando o son percibidos por los demás como poseedores de poder. Sin embargo, el rol de poder y la postura física pueden diferir. De hecho, las expresiones corporales de los jefes no siempre corresponden con sus roles jerárquicos. El hecho de que las posturas físicas y los roles jerárquicos no se correspondan siempre ha llevado a cuestionarse si el rol de poder y la postura tienen que ser congruentes entre sí para influir en el pensamiento y la conducta, o si tienen efectos independientes. En consecuencia, la postura del cuerpo puede ser uno de los correlatos más aproximados de comportamiento y por lo tanto puede tener una influencia más directa que el rol en conductas relacionadas con el poder. Parece plausible que la expansividad del cuerpo tiene un efecto directo sobre el comportamiento igual que otras sensaciones corporales (por ejemplo, el dolor).

Así pues, se plantea que la expansividad del cuerpo es uno de los correlatos más aproximados de comportamiento y en consecuencia activa la conducta de poder de forma rápida y directa. En los tres experimentos que se han realizado, en concreto, se ha puesto a prueba la hipótesis de que la postura tiene un efecto más significativo que el rol jerárquico en dos de las consecuencias más importantes de poder, tendencias de acción y pensamiento abstracto. En los dos primeros experimentos se manipuló el rol de poder a través de tareas de dirección-subordinación así como el poder representado a través de posturas expansivas y constreñidas. En el último estudio, se comparó el poder recordado con el poder representado haciendo que los participantes recordaran verbalmente una experiencia en la que tenían un alto o bajo poder, mientras variaba su postura.

En el experimento 1 se examinó si la postura (expansiva frente a constreñida) y el rol jerárquico (alto poder frente a bajo poder) activaban implícitamente el constructo de poder y afectaban a la sensación explícita de poder. Finalmente, se estableció que afectan de forma independiente a la sensación de poder, y que solo la postura afecta a la activación implícita de poder. El experimento 2 fue diseñado para probar los efectos que la postura y el rol podrían tener en el pensamiento y la conducta. Para ello se examinaron dos grandes tipos de efectos que posee el poder: la abstracción en el pensamiento y la acción en comportamiento.

Tal y como se ha mencionado anteriormente, el poder no sólo se encuentra en roles y posturas, sino también en la mente, a través de los recuerdos y experiencias pasadas. El recuerdo de la experiencia de desempeño de un papel de alto poder lleva a pensar y a comportarse como si se desempeñara actualmente ese rol. El experimento 3 fue diseñado para replicar el efecto diferencial de la postura en la acción pero con el rol de poder manipulado mediante el recuerdo de una experiencia pasada de rol de poder.

En los tres experimentos, la postura importó más que el rol en la determinación del pensamiento y del comportamiento. Al comparar el desempeño con el recuerdo de la experiencia de un rol de alto poder, el rol representado tuvo efectos más fuertes en dos de las consecuencias clave mencionadas antes. La investigación reciente sugiere que la expansividad de la postura puede producir cambios neuroendocrinos, activar la sensación de poder, y provocar cambios en el comportamiento. Los experimentos amplían significativamente estos hallazgos al mostrar que la postura en realidad tiene un efecto más relevante que el rol de poder en las demostraciones conductuales y psicológicas de poder.

Para pensar y actuar como una persona con poder, no es necesario poseer un rol de poder o recordar el desempeño de ese rol. Por lo tanto, teniendo en cuenta los resultados anteriores sobre los efectos del rol de poder en la acción y la abstracción, es sorprendente que no se hayan encontrado efectos directos de estas variables. La estrecha relación entre la postura de expansión y el poder puede estar fuertemente relacionada con individuos que «silencian» el efecto del rol cuando las posturas están suficientemente destacadas. Las investigaciones anteriores en otras áreas también parecen apoyar el predominio del cuerpo. Los resultados de este estudio plantean asimismo que el cuerpo tiene una conexión más estrecha con muchos procesos psicológicos importantes. El cuerpo parece ser el correlato más aproximado de comportamiento de poder.

Estos experimentos son los primeros en comparar los efectos de diferentes fuentes de poder en la acción y la abstracción. A pesar de los hallazgos consistentes sobre los mayores efectos de la postura, las investigaciones futuras deberían analizar los contextos en los que el rol pueda superar a la postura. Además, dado que la postura y el rol suelen ser coherentes entre sí, las investigaciones futuras deberían explorar si la adopción de posturas expansivas en roles de bajo poder lleva a reaccionar de forma negativa por no saber cual es su sitio y si las interacciones entre un jefe con una postura de constricción y un subordinado con una postura expansiva son embarazosas. Los resultados actuales sugieren que si se quiere predecir cómo actuarán las personas en un momento dado, puede tener sentido observar su postura en lugar de su cargo.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje no Verbal

Traducción y edición: Leticia Moreno

Club del Lenguaje No Verbal