Amigo del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Effects of handshake duration on other nonverbal behavior” de Nagy E., Farkas T., Guy F. y Stafylarakis A. (2019), en el cual se analiza el efecto de la duración de un apretón de manos en las interacciones sociales.

En los libros de etiqueta, el adecuado acto de darse la mano suele ser descrito detalladamente. En cambio, experimentos sobre este comportamiento no verbal (CNV) siguen siendo escasos en número. La mayoría de los CNV encierran un significado compartido y aceptado socialmente. Particularmente, darse la mano refleja confianza interpersonal.

Existen diferentes descripciones sobre las características que debería tener este CNV en pos de transmitir y provocar sensaciones positivas en los interlocutores, así como evitar las negativas. Se ha dicho, por ejemplo, que dar la mano fuertemente transmite una mezcla de dominancia y agresividad. No obstante, incluso si el comportamiento de alguien se percibe globalmente como negativo o poco amistoso, cuando ese alguien da la mano con su interlocutor es percibido más positivamente que en ausencia de este gesto.

Darse la mano tiene consecuencias duraderas. La calidad de esta acción se ha visto asociada a contrataciones después de una entrevista de trabajo. Pequeños toques al interlocutor y, hasta cierto punto, darse la mano, aumentan la disposición de tomar riesgos financieros. Un paciente que cierra la consulta con un apretón de manos refleja su satisfacción con la atención médica.

Algunas características del apretón de manos, como cuánto tiempo debería durar y las consecuencias de violar los patrones esperados, rara vez se han estudiado. En cualquier caso, el análisis de muchos CNV (y otros tipos de comportamientos) muestran una duración adecuada compartida: 2-3 segundos.

Vamos a describir algunos ejemplos. El análisis de 1542 movimientos corporales en 3 culturas distintas mostró que el 93% de estos duran 2-3 segundos. Gestos como despedirse con la mano o el apretón también suelen mostrar patrones rítmicos de 3 segundos de duración. El intervalo de 3 segundos se corresponde con lo que experimentamos como el ahora en la sucesión continua de momentos presentes de nuestra vida. Ya hace mucho, el padre de la psicología científica, Wilhelm Wundt, determinó que si el intervalo temporal entre dos grupos de estímulos es mayor de 5-6 segundos, las personas perciben dichos estímulos como separados.

En la misma línea, el cambio atencional de un estímulo a otro lleva 2-3 segundos. En la percepción visual, se necesitan unos 3 segundos para cambiar la perspectiva cuando se observan estímulos ambiguos. Las unidades de entonación en el discurso suelen durar unos 2 segundos. Frases de 2-3 segundos se pueden identificar como protoconversación con niños/as muy pequeños/as. Y, por último, las frases musicales suelen llevar 2-3 segundos para cantarlas.

Dada la importancia que parece tener esa duración en algunos comportamientos, los autores de este estudio analizan si y cómo reaccionan las personas cuando no se respeta esa duración óptima en el apretón de manos. El experimento tiene lugar en condiciones de entrevista y participan 34 personas. Cada uno de los participantes entran en una sala y se sientan delante de una entrevistadora (E1). La distancia entre sus caras es de aproximadamente 115 centímetros.

 Ocurre una conversación simple y, luego, cada participante completa cuestionarios relativos a ansiedad y empatía. Al finalizar, la E1 da paso una segunda experimentadora (E2), que es la que llevará a cabo la entrevista. La E2 lleva a cabo una entrevista semiestructurada y pregunta sobre aspectos relativos al empleo. Por ejemplo, elecciones sobre la carrera, experiencia laboral, planes de tiempo libre y objetivos a corto y largo plazo.

Existen 3 condiciones en cuanto a la interacción inicial con la E2. Cuando entra en la sala, antes de que empiece la entrevista, la E2 saluda sin dar la mano (grupo control, GC), da la mano con el participante durante 2-3 segundos (grupo del apretón normal, GAN) o da la mano con el participante durante 5-6 segundos (grupo del apretón prolongado, GAP).

A lo largo del experimento también se registran otros comportamientos no verbales de los participantes. Por ejemplo, mirar a los ojos del interlocutor o duración del discurso. Otros son presencia y duración de risa y sonrisas, gestos con las manos y pies y tocarse cara/cuerpo/pelo.

Se obtienen diferentes resultados destacables. Primero, violar la expectativa natural de un apretón de manos de aproximadamente 2 segundos impacta en el CNV de los participantes y provoca diferentes manifestaciones en sus estados de ánimo. Por ejemplo, los participantes del GAP se rieron menos en la entrevista que los del GC y GAN.

Una posible explicación es que se experimenta menos disfrute, cercanía y/o amabilidad cuando el apretón de menos tiene una duración antinaturalmente prolongada. La risa espontánea en situaciones sociales muestra una actitud de relajación. Y es probable que ese apretón de manos prolongado genere tensión.

Por otro lado, e inesperadamente, se registraron menos sonrisas en los participantes del GAN. Una explicación podría ser que la sonrisa es parte del saludo y contacto inicial. Una vez pasado ese momento, el enfoque cambia: más seriedad, escucha, atención al interlocutor, etc. Es decir, tiene mucha relevancia en la fase inicial de socialización, pero cuando esta finaliza, el contexto formal de entrevista da lugar a otros CNVs. En cualquier caso, es importante saber que las sonrisas en entrevistas de trabajo pueden marcar diferencias en la decisión de ser aceptado o rechazado para un puesto.

Segundo, el apretón de manos prolongado fue el único asociado a un aumento de movimientos de las manos. Más específicamente, lo que aumentó fue el tiempo que cada participante dedicó a tocarse una mano con la otra, como agarrándose su propia mano. La condición del GAP también fue en la que se observaron menores duraciones en gestos que implican tocarse el propio cuerpo.

Los gestos de frotarse las manos o agarrarlas entre ellas, así como tocarse el cuerpo son conductas que, en su conjunto, reflejan ansiedad y/o nervosismo (aun así, no olvidarse de interpretar teniendo en cuenta el contexto). Los gestos con las manos también son bastante difíciles de controlar y suelen revelar estados de ánimo. Cuando no se dan, suele interpretarse como muestra de auto-control o inhibición deliberada. Y en condiciones de detección de mentira, su análisis tiene bastante importancia.

Tercero, la duración del CNV relativo a tocarse la cara disminuyó a continuación del apretón de manos de duración normal. En situaciones formales, como las entrevistas de trabajo, se ha visto que nos tocamos menos la cara que en situaciones informales. Por eso, el hecho de que los participantes del GAN se tocaran menos la cara puede indicar que se sintieran como en una situación formal normal, sin tensión destacable.

En cuanto a características de personalidad relativas a ansiedad y empatía, no se encontraron relaciones significativas. Es decir, no se registran relaciones entre ser una persona más o menos ansiosas/empática y el CNV posterior al apretón de manos.

Como conclusión, se plantea que un apretón de manos prolongado (>3’’) impacta negativamente en el CNV posterior de los participantes. Ese impacto negativo se traduce en su conjunto en una mayor incomodidad o malestar emocional. No obstante, los autores son cautos y destacan que, con tan pocos datos, solo pueden especular. A primera vista, parece que la longitud del apretón de manos se traduce en más o menos señales de ansiedad del receptor de dicho apretón.

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1 Comment

  1. Muy lógica conclusión que obvio se da en culturas occidentales pero además yo diría en educación tal vez universitaria para arriba o ambientes de negocios.
    He notado comportamientos distintos del apretón de manos en bajas clases sociales y en gente de campo agricultores denominados campesinos.
    Dr Carlos La Bandera
    carlos.bandera@exedem.com

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