Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Communication training is inadequate: the role of deception, non-verbal communication and cultural proficiency” de Baugh, A. D.; Vanderbilt, A. A. y Baugh, R. F. (2020), en el que los autores explican por qué consideran que es necesario mejorar el entrenamiento comunicativo en el contexto de la medicina. 

El artículo de esta semana parte de la pregunta de: ¿estamos entrenando bien a nuestros médicos para que la comunicación sea efectiva con todo tipo de paciente? 

Los sistemas de salud de todas las sociedades tienen interés en mejorar la capacidad de sus médicos para dar una atención competente a todos los usuarios del sistema, sin importar cuál sea su cultura. 

Las Naciones Unidas han reconocido que se deben abordar las desigualdades a las que se enfrentan las poblaciones marginadas y ha incluido el asunto en su agenda. 

Más del 20% de las personas desplazadas o pertenecientes a colectivos marginados afirman haber renunciado a buscar atención médica por completo, debido a las dificultades que encontraron en el camino y a malas experiencias previas, lo que demuestra la importancia de una atención culturalmente sensible. Además, identificaron el racismo como una de las principales causas de insatisfacción.

Lo que los autores defienden, teniendo todo esto en cuenta, es que los fallos en la comunicación son lo que subyace a estos problemas, y tienen sus raíces en la demografía cambiante y heterogénea de la cultura actual y las actitudes de los médicos. Además, consideran que la comunicación intercultural efectiva nace del conocimiento de las diferencias culturales y de un deseo genuino de comunicarse de forma activa y correcta.

Para ello, es importante tener en cuenta que la socialización durante la infancia imparte valores y tendencias sociales que arraigan en nosotros y guían nuestro comportamiento en la vida, a pesar de la educación, las experiencias posteriores, etcétera. 

Los estudiantes de medicina a menudo carecen de exposición intercultural, debido a la tendencia a la autosegregación residencial, económica y cultural. En ausencia de esto, predomina la tendencia a privilegiar la propia y se presagia un efecto negativo en las actitudes interculturales cuando se exponen a la diversidad. Y la creciente desigualdad sólo emporará la situación. 

La comunicación, un pilar fundamental de la interacción social humana, y por tanto también para la práctica de la medicina, requiere de la alineación y sincronización del hablante y el oyente. 

La comunicación efectiva entre dos personas requiere la superposición de señales verbales y no verbales, que pueden ser, en ocasiones, culturalmente específicas. 

La sanidad debe aspirar a algo más alto: la creación de una realidad compartida entre el médico y el paciente

Las influencias culturales surgen a raíz de muchos factores: el origen étnico, la religión, la edad, el estatus socioeconómico, o el nivel educativo entre otros. 

Tanto la aspiración a una realidad compartida, como las complejidades inherentes a la práctica de la medicina y las influencias culturales, hacen que confiar únicamente en señales verbales o no verbales sea una estrategia poco exitosa, sino que ambas son necesarias. 

Por ejemplo, debido a que la mayor parte de la comunicación no verbal es inconsciente, se pueden usar de forma predeterminada señales que quizá no sean las adecuadas y, por tanto, frustrar los intentos de mejorar la comunicación. 

También está el punto de que, los daños en las relaciones médico-paciente también se relacionan con la capacidad del paciente para percibir una comunicación deshonesta. 

El comportamiento o la comunicación no verbal incongruente es lo que subyace a la mayoría de la detección de mentiras. Por ejemplo, existen diferencias detectables a partir de la activación o no de ciertos músculos del rostro para saber si una sonrisa es falsa o es genuina (la llamada “sonrisa de Duchenne”). 

Los pacientes aprecian las incongruencias no verbales de los médicos y las pueden entender como señales de deshonestidad. 

Además, los encuentros médicos representan situaciones tensas o de riesgo, que hacen más probable la detección de falta de sinceridad. 

Para remediar todo esto, se ha visto que los estudiantes adquieren fluidez cultural de forma más lenta cuando se hace en pequeñas dosis, por ejemplo, en encuentros médicos; mientras que ocurre lo contrario si pasan un tiempo inmersos en una cultura diferente. Además, cuanto mayor y más extensa sea la exposición previa y la interacción con otra cultura, menores serán los sesgos inconscientes. 

Hay algunas escuelas que imparten cursos de lenguaje médico, reconociendo la relación del lenguaje y la cultura, sin embargo, tienen una accesibilidad limitada y sería muy positivo facilitarla más. 

Se debe entrenar a las escuelas de medicina para rediseñar la capacitación en comunicación, de manera que los estudiantes sean más conscientes de estas debilidades y se busque cómo cambiarlas.

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1 Comment

  1. Desde luego yo siempre me he encontrado una falta de tacto por parte de doctores descomunal.
    De forma verbal y no verbal.
    Es curioso que personas tan formadas, tengan tan pobres habilidades sociales.

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