Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “The Role of Emoticons in the Comprehension of Emotional and Non-emotional Messages in Dyslexic Youth: a Preliminary Study”, de Lesniak, E. y Grzybowski, S. J. (2021), en el que los autores realizan un estudio preliminar para valorar la comprensión de los mensajes escritos con emoticonos en los jóvenes con dislexia.
De todas las discapacidades del aprendizaje, la dislexia es la más común, con una tasa de prevalencia de hasta el 17% de la población mundial, con muchos niños y jóvenes en edad escolar sin diagnosticar.
Además de ser un problema de aprendizaje, también es una fuente de complicaciones conductuales, emocionales y psicosociales, incluso puede llegar a serlo a largo plazo.
La dislexia se caracteriza por una precisión y/o fluidez escasas en la lectura, que, junto a una mala ortografía y decodificación, impactan de lleno en la comprensión lectora.
Se ha demostrado que estos déficits afectan negativamente a las funciones ejecutivas, como la atención selectiva. Hay algunos datos que indican, incluso, que la dislexia del desarrollo podría estar relacionada con problemas más graves en los mecanismos cognitivos, como la atención ejecutiva y la memoria de trabajo.
La dislexia genera problemas en la escuela, pero también en el ámbito personal y social, donde los adolescentes pueden ser un grupo más vulnerable, dado que una gran mayoría de sus contactos sociales consisten en escribir y leer mensajes en línea (redes sociales).
Es importante investigar sobre cómo desempeñan los jóvenes disléxicos tareas de la vida diaria, como leer mensajes de distintos tipos, y cómo los factores que poseen los sistemas de mensajería online les afectan.
Una de las características distintivas de los sistemas de mensajería en línea es la presencia de ayudas no verbales para las comunicaciones verbales. Estas ayudas son los emoticonos.
Realizan funciones no verbales en la comunicación online y se utilizan para expresar no sólo emociones y humor, sino también para fortalecer los contenidos verbales del mensaje, al tiempo que afectan a su interpretación. Además, transmiten aspectos específicos de los actos de habla, como las intenciones del usuario. Su propósito es hacer que el mensaje sea lo más comprensible posible.
Además, la mayoría de los jóvenes nacidos después de 1980 (los llamados millennials) conocen bien el uso de los emoticonos y dependen en gran medida de ellos en sus intercambios diarios de mensajes escritos.
Por ello, los autores consideran que merece la pena examinar el papel y los beneficios (si los hay) de los emoticonos en la comprensión lectora de los jóvenes disléxicos, que dependen de las aplicaciones de mensajería online en su vida diaria, especialmente con la situación pandémica y pospandémica, que obliga a mantener el aislamiento social.
Para el experimento, los autores reunieron a un total de 32 alumnos de primaria y secundaria, de entre 11 y 15 años. 16 de ellos fueron clasificados en el equipo de jóvenes con dislexia, y los otros 16 fueron el grupo de control.
Se les mostraron una serie de mensajes cortos, con emoticonos, emulando a la plataforma de mensajería “Messenger”.
Los autores compararon la comprensión de los mensajes escritos con o sin emoticonos con los tiempos de reacción y la precisión de las respuestas dadas tanto en el grupo experimental como en el de control.
Los tiempos de respuesta más largos se dieron en el grupo experimental, con jóvenes con dislexia. Esto podría señalar los problemas que pueden tener para conseguir la información adecuada. Además, se podría tener en cuenta como un punto a favor para brindar más tiempo durante el proceso educativo a jóvenes con dislexia, incluidos los exámenes escritos.
Las respuestas más rápidas se dieron en ambos grupos, cuando había emoticonos presentes en los mensajes. Por el contrario, los mensajes que carecían de pistas no verbales y sin contenido emocional, parecían ser los más difíciles de procesar.
Los análisis y observaciones mostraron que las respuestas a los mensajes con emoticonos no estándar (eso es, aquellos que no representan emociones) fueron las más precisas. Posiblemente, sean estos emoticonos los que más beneficien a las personas con esta discapacidad, ya que son signos puramente no verbales que sirven como transcripciones gráficas del contenido verbal y ayudan en la comprensión del mensaje.
Como tales, se podrían implementar en programas educativos y estudios online como ayudas en tareas de comprensión lectora.
Por otro lado, los emoticonos tradicionales (que transmiten estados emocionales básicos, como felicidad, tristeza o sorpresa), podrían verse como de naturaleza más compleja, ya que agregan una interpretación, o una intención, al mensaje.
Sin embargo, este último punto debe abordarse con cautela porque no hubo diferencias significativas entre la precisión de las respuestas de mensajes con emoticonos tradicionales y mensajes con emoticonos no tradicionales.
Una limitación de este estudio es que, debido a la naturaleza exploratoria y preliminar de este, el tamaño de la muestra es pequeño, lo cual limita la interpretación de los datos y los resultados obtenidos, y es un punto en el que se deberían enfocar las futuras investigaciones.
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