Amigos del Club de Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “The role of nonverbal communication behaviors in clinical trial and research study recruitment” de Morgan S. E., Mouton A., Occa A. y Potter J. (2016), en el cual se analizan los comportamientos no verbales más eficaces a expresar en la tarea de reclutamiento de muestras para investigaciones clínicas.

Para cumplir los objetivos de muchas investigaciones, se necesitan personas que actúen como sujetos de estudio. En el caso de los ensayos clínicos, conseguir una muestra es imprescindible en la mayoría de los casos. Además, si hablamos de muestras de sujetos con alguna enfermedad, aparecen complicaciones.

Cerca del 40% de los ensayos clínicos enfocados en el cáncer se anulan debido a la falta de muestra suficiente. Otro problema es la pérdida de sujetos de muestra después de que ya se haya iniciado el estudio. También ocurre que muchos de los sujetos que podrían participar en un estudio no tienen la oportunidad de inscribirse. Solo un 20% de los pacientes enfermos de cáncer están informados sobre los ensayos disponibles en los que podrían participar.

Para los ensayos clínicos, los médicos pueden no cumplir con el reclutamiento necesario debido a diferentes razones. Falta de conocimiento de los ensayos existentes o el reembolso deficiente de los gastos asociados con la inscripción de pacientes. La incomodidad con la discusión de los ensayos y la falta de tiempo también pueden ser barreras para ello.

No obstante, el trabajo más pesado de los ensayos clínicos, incluido el reclutamiento, suele ser tarea de personal no médico (o en proceso de formación). Encontramos estudiantes de enfermería o coordinadores de investigación. También se contratan reclutadores entrenados a conversar con muestras potenciales sobre una amplia variedad de temas de estudio.

A pesar de la amplia actividad de reclutamiento de los últimos, se ha prestado poca atención a su comportamiento comunicativo. Es decir, hubo mayor interés en establecer qué decir y mucho menos para cómo decirlo.

Para reclutar personas, las actitudes y las creencias del reclutador sobre el ensayo del que se trate influyen significativamente. Lo obvio, pero que sigue siendo un problema, es ofrecer la participación en el estudio a los pacientes. Para ello, se deben tener habilidades de comunicación para describir debidamente la investigación. Y también importa la cantidad de información que se ofrece.

El cómo de cualquier acto comunicativo suele definirse en base al lenguaje no verbal. No se trata de que lo verbal no sea importante. Contar la utilidad de estudiar un tema es algo que no debería faltar en la comunicación con participantes potenciales. No obstante, también influye si se habla sobre esa utilidad como si fuera un tema aburrido o un tema útil e interesante. Y, muchas veces, esa parte no verbal es la que determina la eficacia de la comunicación.

Por eso, los autores del estudio analizan el papel del lenguaje no verbal de los reclutadores en las conversaciones con pacientes y participantes potenciales. Asimismo, se analiza la relación entre los comportamientos no verbales identificados y el éxito de reclutamiento.

En el estudio participaron 63 reclutadores con experiencia. Se organizaron 11 grupos focales formados por 3-9 reclutadores. Se les informó de que el objetivo del estudio es aumentar el conocimiento sobre el proceso de reclutamiento. Todo ello podría ayudar a mejorar las tasas de participación en estudios y ensayos clínicos. La sesión de cada grupo focal fue grabada en video y duró entre 1,5 y 2 horas.

Los grupos focales se desarrollaron en torno a dos cuestiones. Primero, cada reclutador informa sobre estrategias verbales ya utilizadas para describir conceptos complejos relativos a la investigación para la cual reclutaban. Segundo, informan sobre comportamientos no verbales ya utilizados y considerados como útiles. Los resultados del estudio describen este segundo punto.

Lectura de los participantes potenciales. Muchos de los reclutadores consideran que ser capaz de leer al interlocutor determina el éxito de convertirlo en participante. Esta lectura se basa en analizar señales no verbales del otro y ser capaz de adaptarse a ellas. Por ejemplo, si alguien es tímido hay que hacer que se abra y que confíe. Pero, antes de hacer eso, primero hay que ser capaz de captar esa timidez a través del lenguaje no verbal.

Se incluye aquí la elección de momentos oportunos para informar y conversar con un posible participante. Y, para ello, una vez más los reclutadores consideran que deben fijarse en lenguaje no verbal. Un ejemplo simple es que si alguien está llorando seguramente no sea un buen momento para intentar iniciar una conversación.

Comportamientos no verbales en espejo. Esa adaptación antes mencionada se basa muchas veces en copiar algunas señales no verbales. El tono, los gestos y muchas otras señales pueden converger y generar mayor conexión entre reclutador y participante. La utilidad de esta convergencia coincide con la Teoría de la Acomodación en la Comunicación (TAC) de Howard Giles. Esta explica el impacto del comportamiento no verbal en la calidad de las interacciones entre individuos.

La convergencia es una función de la atracción, similitud percibida y aceptación e implica un lenguaje no verbal en espejo. Los reclutadores aciertan en la necesidad de una acomodación en la interacción. Hacen falta, por ejemplo, similitudes en la rapidez y tono del discurso de los que interaccionan. Y, verbalmente, puede darse un estilo de discurso similar o una mutua autorrevelación.

En el contexto de la salud, la acomodación en convergencia es lo deseable y comprobada como eficaz. No obstante, hay situaciones en las que no es lo más adecuado. La convergencia emocional es algo que no siempre se desea. Por ejemplo, una sesión de terapia en la cual el/la psicólogo/a llora casi a la par con el/la paciente puede perder eficacia debido a la convergencia emocional. En este caso, una adecuación entre elementos de convergencia y divergencia sería más eficaz al comunicarse con los pacientes.

Los otros elementos de la TAC son la divergencia y la sobreacomodación. La divergencia supone una acentuación de las diferencias. Ocurre, por ejemplo, cuando alguien se expresa de forma muy técnica y el otro no tiene los mismos conocimientos. Aparece una distancia social que suele indicar una confrontación en términos de pertenencia a grupos distintos.

La sobreacomodación provoca una comunicación basada en prejuicios y estereotipos. Por ejemplo, gritar siempre cuando hablemos con personas mayores, basándonos en el estereotipo de persona mayor = problemas de audición. Otro ejemplo es un habla infantilizadora, que afecta negativamente a la autoestima, autoconcepto y autoeficacia de las personas mayores. Si nos comunicamos en base a prejuicios y estereotipos, se requiere mucho esfuerzo para entregar y recibir un mensaje.

Comportamientos no verbales específicos. Los reclutadores del estudio destacan la necesidad de ser empático y amable. Una muestra de ello es la sonrisa que, además, muestra fácilmente la convergencia con el otro (se devuelve o no). La sonrisa es un elemento clave en el reclutamiento a través del teléfono. No obstante, es más importante adecuar las expresiones faciales para cada situación. La sonrisa tiene sus variaciones para cada situación.

En cuanto a la voz, los reclutadores cuidan y adaptan el tono, el volumen y la rapidez del habla. Un reclutador menciona que ya tiene su voz de reclutador, cambios en su patrón del habla normal para estas situaciones. Un tono monótono puede indicar que el reclutador no cree el estudio para el cual recluta. Un volumen del habla relativamente bajo hace que el interlocutor sienta que su privacidad es valorada.

En cuanto a la posición del cuerpo, los reclutadores piensan que es necesario posicionarse al mismo nivel de sus interlocutores. Marcarse un papel de dominancia o autoridad a través del cómo y dónde se sienta el reclutador dificulta el reclutamiento. En el tema de tacto vuelve la importancia de adaptarse. A veces el tacto debe seguir la divergencia, por ejemplo, debido a su significado social de atracción sexual.

El contacto visual tiene un papel amplio permite y transmite mensajes a lo largo de toda la interacción. Sirve para esa lectura antes mencionada y también para verificar la comprensión de la información. Es un elemento clave para crear un lenguaje no verbal en espejo. Asimismo, puede transmitir que el reclutador no tiene nada que esconder sobre el estudio para el cual recluta.

El mayor desacuerdo entre los reclutadores aparece en cuanto a la apariencia física. Muchas veces no tienen elección y deben llevar una bata de laboratorio con el nombre de la institución impreso. La bata de laboratorio representa para algunos un elemento positivo que genera credibilidad. En cambio, para otros representa una señal de autoridad que no facilita las cosas. Estos últimos considera que tener una apariencia de estar en la calle aumenta la identificación en términos de pertenencia grupal.

El perfil del reclutador eficaz sería el siguiente. Un contacto visual moderado, no excesivo, con una postura corporal al mismo nivel físico que el reclutado. El uso del tacto se restringe a muestras de compasión, coincidiendo con una norma cultural en este sentido. Utilizar un tono de voz que refleje el estado de ánimo o mental del reclutado. Sonreír de manera cálida y frecuentemente. Utilizar elementos de apariencia física que indiquen credibilidad, adecuándolos al contexto y al tipo de población a reclutar.

La información recogida de esta muestra de reclutadores indica que la acomodación en la comunicación es importante. Todas las señales no verbales implicadas en la interacción sirven para conectar con los reclutados. Pero también sirven para facilitar la comprensión de la información y ofrecer confianza y seguridad. La adecuación del comportamiento no verbal del reclutador puede ser aún más importante cuando se trata de minorías, pacientes enfermos y personas en riesgo de exclusión social.

 

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