Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Can I have your number? Men’s perceived effectiveness of pick-up lines used by women”, de Fisher, L. M.; Coughlin, S. y Wade, T. J. (2020), en el que los autores se preguntan cuáles de las frases que utilizan las mujeres para flirtear con hombres son las más efectivas, según la opinión de estos.

Uno de los ámbitos en los que el conocimiento del lenguaje y la conducta no verbales es más interesante es en el del coqueteo.

Tanto a hombres como mujeres les preocupa cómo son percibidos por el sexo que les interesa, y no son pocos aquellos que intentan trabajar para mejorarlo. De hecho, estamos seguros de que prácticamente todos hemos llevado a cabo alguna estrategia para ser más atractivos al ojo de nuestro objetivo amoroso o sexual.

Y uno de los puntos más interesantes de la conducta no verbal aplicada al flirteo, es cómo se inician las conversaciones de este tipo. ¿Qué aproximación nos asegurará el éxito? ¿Cuál debemos evitar a toda costa?

La mayoría de estudios hasta ahora se centraban en cómo los hombres heterosexuales usaban estas primeras palabras, del primer encuentro, para impresionar a las mujeres. Por ello, los autores deciden realizar su experimento enfocándose en lo contrario, en la otra parte: las mujeres percibidas por los hombres.

De todas las clasificaciones de estas primeras palabras, la que utilizan los autores a lo largo del artículo es: las líneas directas (por ejemplo: “Me pareces guapo, ¿me das tu número?”), las líneas inocuas (“¿Me recomiendas una bebida?”), y las líneas divertidas o poco serias (“¿Te puedo hacer una foto para enseñarle a Santa Claus lo que quiero por Navidad?”).

Generalmente, las mujeres son más receptivas a líneas inocuas, seguidas de líneas directas. Por lo contrario, las que menos les gustarían son las líneas divertidas o poco serias. Se sugiere que sea porque las mujeres perciben estas últimas como típicas de personas poco inteligentes y que no son dignas de confianza.

Los hombres, por otro lado, y según investigaciones anteriores, serían más receptivos a líneas directas, seguidas de las divertidas o poco serias; sintiéndose menos atraídos por las inocuas. Es posible que esto suceda porque estas últimas no expresan de forma explícita el coqueteo.

Sin embargo, los estudios hasta el momento se han centrado históricamente en estas primeras palabras y no han tenido en cuenta la apariencia de la persona que las pronunciaba. Por ello, los autores han decidido hacer una aproximación teniendo en cuenta lo atractiva y promiscua que es la persona para el observador.

Las hipótesis que se plantean los autores son dos. En primer lugar, si las mujeres que usan líneas directas serían percibidas como las más efectivas en el contexto del coqueteo. En segundo lugar, si sería más importante para los hombres el considerar a las mujeres atractivas y promiscuas, antes que las palabras que utilizan para coquetear con ellos por primera vez.

Para comprobar estas hipótesis realizan dos estudios piloto que les sirven para recabar información y realizar su experimento principal.

El primero de estos estudios sirvió para asegurarse de que las mujeres utilizan unas primeras palabras para acercarse a los hombres con los que quieren coquetear y cuáles son. Se llevó a cabo planteándoles a un grupo de mujeres una situación hipotética en la que tienen que pensar qué decirle a un hombre con quien pretenden flirtear en un bar. Se obtuvieron una serie de frases que posteriormente, serían utilizadas en el experimento principal.

El segundo experimento piloto, sirvió para determinar qué fotografías se utilizarían para el experimento. A los participantes (todos masculinos) se les mostraron una serie de fotografías de mujeres y se les pidió que las clasificasen según lo atractivas y promiscuas que les parecían. Con los resultados obtenidos, los autores seleccionaron doce de estas imágenes; tres en cada una de las cuatro categorías siguientes: percibidas como muy atractivas y promiscuas, percibidas como muy atractivas y no promiscuas, poco atractivas y promiscuas, y ni atractivas ni promiscuas.

En el experimento principal participaron 130 hombres heterosexuales a los que se les presentó un cuestionario con las doce imágenes seleccionadas, clasificadas en cuatro categorías mencionadas en el segundo experimento piloto, cada categoría con tres fotografías. Además, a cada una de estas imágenes se le asignó un tipo de palabras utilizadas para iniciar los primeros encuentros: directas, inocuas y divertidas o poco serias.

Se les propuso una situación hipotética, en la que debían decir cuál creían que era la eficacia de cada una de las doce mujeres de las fotografías a la hora de flirtear con un hombre heterosexual, teniendo en cuenta también su atractivo y cómo de promiscuas parecían estas mujeres a ojos de los participantes.

Los resultados obtenidos sugieren que los hombres prefieren las líneas directas antes que las divertidas o las inocuas (estas serían las que menos les gustarían).

Además, el atractivo juega un papel muy importante en la efectividad de estas primeras palabras, más que la promiscuidad percibida.

Las mujeres con una alta promiscuidad y un gran atractivo percibidos obtuvieron la mayor puntuación de eficacia en el experimento.

Es decir, se confirmarían las hipótesis que se plantearon los autores al comienzo del artículo.

Las líneas divertidas o poco serias merecen especial atención porque los resultados con respecto a ellas son ligeramente contradictorios.

Por ejemplo, los resultados de las investigaciones previas sugieren que las mujeres prefieren hombres divertidos con un gran sentido del humor, inteligentes y creativos. Esto nos haría pensar que las líneas divertidas o poco serias deberían ser las favoritas de las mujeres, cuando es justo lo contrario.

Con respecto a los hombres, no tendrían preferencias especiales hacia las mujeres más divertidas, sino que preferirían mujeres que disfruten con su sentido del humor. Esto sugeriría que los hombres serían menos receptivos ante las líneas divertidas o poco serias, cuando la realidad parece ser que, si bien no son sus favoritas, las prefieren antes que las líneas inocuas.

Existen limitaciones en este estudio, como que las mujeres de las fotografías eran todas modelos y por tanto no representaban el grueso de la sociedad femenina. Por otro lado, el experimento consistió en cuestionarios sobre situaciones hipotéticas, que difieren de las conversaciones reales donde otros elementos, como la prosodia, cobran especial importancia.

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