Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Strong, but Wrong: Lay People’s and Police Officers’ Beliefs about Verbal and Nonverbal Cues to Deception” de Bogaard, G.; Meijer, E. H.; Vrij. A. y Merckelbach, H. (2016), en el que los autores realizan un estudio para saber cómo de equivocados están policías y ciudadanos civiles con respecto a las pistas para detectar una mentira. 

La mentira es la gran protagonista de la comunicación no verbal. Hay estudios que informan de que decimos unas dos mentiras al día. Sin embargo, otros más recientes han demostrado que existen muchas diferencias a nivel individual cuando se trata de mentiras y no se puede considerar esta afirmación como absoluta. 

A pesar de esto, lo que todas las investigaciones afirman es que tenemos mucha experiencia en mentir y que nos mientan y, aún así, nuestra capacidad de detectar el engaño no suele superar el nivel del azar, incluidos los policías.

Una posible explicación puede ser que las personas a menudo tienen creencias incorrectas sobre qué señales son diagnósticas del engaño. Por ejemplo, la creencia de que los mentirosos tienden a apartar la mirada se ha demostrado errónea, pero aún así, la mayoría de las personas confía en ella. Strömwall y Granhag informaron de que la aversión a la mirada y un aumento del movimiento del cuerpo eran, para policías, jueces y fiscales, fuertes señales de engaño. 

Las personas tienden a depender en gran medida de las señales no verbales cuando emiten veredictos de engaño. Sin embargo, una gran cantidad de investigaciones muestra que el engaño no se puede inferir de forma confiable sólo a través del comportamiento. Se necesita, además, prestar atención a las señales verbales. 

Masip (que ha sido en varias ocasiones profesor de nuestro máster en Comunicación No Verbal y Detección de la Mentira) y Herrero, realizaron un estudio en el que preguntaron a policías y ciudadanos civiles cómo se pueden detectar mentiras. Ambos grupos mencionaron que confiaban, principalmente, en señales no verbales.

Como las personas tienden a confiar en las señales no verbales, el contenido verbal se suele ignorar en gran medida, a pesar de que las investigaciones muestran que la precisión del diagnóstico se puede mejorar cuando se confía en el contenido. Sorprendentemente, poca investigación ha analizado las creencias sobre este tipo de señales. 

Se han desarrollado varios métodos de evaluación de la veracidad que se basan específicamente en el contenido de una declaración, como el análisis de contenido basado en criterios (CBCA) o el reality monitoring (RM). 

El CBCA consta de 19 criterios que se espera que estén más presentes en las declaraciones verdaderas que en las inventadas. Por ejemplo, hay evidencia de que los mentirosos generalmente cuentan una historia menos coherente y es menos probable que hagan correcciones espontáneas en sus historias. Además, tienden a describir menos reproducciones de conversaciones. 

El CBCA se desarrolló originalmente para evaluar los testimonios de niños en casos de presuntos abusos sexuales, pero se ha utilizado en numerosos estudios con adultos en contextos distintos de forma exitosa. 

El RM se utiliza para evaluar si un recuerdo se ha originado a partir de una experiencia real o un evento imaginario. La razón de esto, es que es un recuerdo de una experiencia real surge de la percepción y, en consecuencia, contendrá más información sensorial, contextual y afectiva que los recuerdos que se originan en la imaginación.

Se ha encontrado apoyo en estudios previos para algunos criterios de RM, como por ejemplo, que los mentirosos incluyen menos información perceptiva, espacial y temporal en sus relatos, y que las historias de los mentirosos son menos plausibles que las historias de los que dicen la verdad.

En el estudio que nos ocupa, los autores exploran los puntos de vista de los participantes sobre las señales verbales y no verbales a través de preguntas abiertas, y, además, para examinar más a fondo su opinión sobre las señales verbales, se les hizo una serie de preguntas cerradas, obtenidas del CBCA y el RM. 

La muestra estuvo conformada por 95 policías y 104 estudiantes universitarios de los Países Bajos. Los agentes de policía eran detectives o interrogadores profesionales con una media de experiencia de 22 años. 

Cuando los estudiantes y oficiales de policía tuvieron la oportunidad de enumerar las señales que creían que indicaban engaño, hablaron de las señales no verbales estereotipadas y sin apoyo científico, como la aversión de la mirada, el nerviosismo, el movimiento exagerado o la sudoración. 

Además, mencionaron más señales no verbales que verbales para el diagnóstico de la mentira, lo cual está en línea con las investigaciones previas. 

En las preguntas abiertas, los policías mencionaron menos pistas que los estudiantes en general, pero dentro de aquellas que mencionaron, predominaban las pistas verbales

La mayoría de señales de comportamiento que mencionaron los participantes, se remontan a la idea de que mentir hace que los mentirosos se angustien, y esta angustia se muestra en sus expresiones faciales (se sonrojan, sudan, parpadean…), o en sus gestos (están inquietos, su cuerpo se mueve, aparecen gestos ilustradores…). Sin embargo, la gente subestima la importancia de los factores situacionales que pueden influir en el comportamiento de alguien. Por ejemplo, los que dicen la verdad también pueden estar nerviosos por otras razones además del engaño, si por ejemplo el estilo de la entrevista es intimidatorio o tienen miedo a no ser creídos. 

Los oficiales de policía son más cautos al hablar de señales de engaño, probablemente porque para ellos cometer errores en su trabajo es algo más serio que para los estudiantes entrevistados. 

Probablemente, estas creencias sean tan persistentes por la falta de feedback. Es decir, nadie confiesa si efectivamente ha estado mintiendo o no después de una entrevista y menos en un entorno policial. 

Una limitación del estudio es que sólo se investigaron las creencias sobre las mentiras y no se observó el rendimiento real de la detección del engaño. 

Aunque varios estudios ya han demostrado los peligros de confiar en señales no verbales estereotipadas, el estudio actual revela que las personas aún creen que estas señales son útiles para desenmascarar a los mentirosos. Para los profesionales, estas creencias son especialmente dañinas. Ser consciente de ellas podría ser suficiente para cambiar poco a poco su atención a las señales verbales, sobre las cuales, según los hallazgos de este artículo y literatura previa, deberían ser más precisas. 

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