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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Nonverbal Synchrony: An Indicator of Clinical Communication Quality in Racially-Concordant and Racially- Discordant Oncology Interactions”, de Hamel, L. M.; Moulder, R.; Ramseyer, F. T.; Penner, L. A.; Albrecht, T. L.; Boker, S. y Eggly, S. (2022), en el que los autores utilizan dos estudios anteriores para estudiar cómo influye la sincronía no verbal en los procesos comunicativos de las interacciones entre médicos y pacientes cuando sus razas coinciden y cuando no coinciden.

La comunicación, tanto verbal como no verbal, es la clave de las interacciones sociales en todas las áreas, incluida la sanidad.

Una buena comunicación médico paciente de alta calidad se asocia, como ya hemos señalado en anteriores artículos, a una buena adherencia al tratamiento. Por el contrario, la mala comunicación puede conducir a peores resultados de los tratamientos, con consecuencias como la discontinuidad de la atención, insatisfacción del paciente y mayores costos en general.

Desafortunadamente, parece ser que la calidad de la atención clínica también se ve influenciada por la raza del paciente. Los pacientes negros, por ejemplo, experimentarían con mayor frecuencia una comunicación de peor calidad en comparación con los pacientes blancos.

En el caso de los casos de oncología, las investigaciones anteriores señalan que los médicos tienden a estar menos centrados en el paciente, ser verbalmente más dominantes, más polémicos y, además, dan menos información durante interacciones con pacientes negros.

La investigación ha demostrado consistentemente la relación entre la comunicación verbal y no verbal médico-paciente y los resultados en la salud del paciente, teniendo en cuenta elementos como la confianza, la satisfacción, la comprensión, la resolución de los síntomas…

Por ejemplo, se ha demostrado que, cuando se trata de centrarse en el paciente, relacionarse con él, desarrollar una relación empática y tener conciencia de los problemas psicológicos que pueda tener, el contacto visual es un gran aliado.

Otro ejemplo del efecto de la comunicación no verbal, es que el equipo de trabajo de los autores observó que, en un entorno de oncología, si los pacientes y médicos sonríen y muestran posturas abiertas a la interacción, los resultados de ésta serán más positivos.

En el estudio que esta semana nos ocupa, los autores quisieron investigar la naturaleza dinámica, interdependiente e inconsciente de la comunicación interpersonal no verbal, durante las interacciones oncológicas con pacientes negros en contextos racialmente discordantes y, por otro lado, con pacientes blancos en contextos racialmente concordantes.

¿Y cómo hicieron esto? Utilizaron un software que conseguía medir la sincronía de las interacciones médico-paciente, basándose en la coordinación del movimiento. Se entiende que, a mayor sincronía, mayores son las probabilidades de que la comunicación se esté realizando de forma efectiva y beneficiosa para ambas partes.

La gente sincroniza más con aquellos con quienes tienen relaciones positivas existentes, o bien con aquellos con quienes quieren desarrollarlas. Los niveles más altos de sincronía no verbal dan como resultado más afecto positivo posterior y simpatía.

El análisis de este artículo se llevó a cabo utilizando datos de dos estudios recientes. El primero de ellos se llevó a cabo entre 2002 y 2006 y el segundo entre 2012 y 2014. Ambos estudiaban distintos aspectos e influencias de la comunicación no verbal en pacientes de Oncología e incluían datos en vídeo.

El número total de pacientes analizados alcanzó un número total de más de 220 personas. Numerosas investigaciones han demostrado que los procesos inconscientes afectan al resultado de las interacciones humanas. Los hallazgos de los autores sugieren que, entre los pacientes negros y los médicos no negros, estaban operando procesos inconscientes para superar las posibles barreras culturales y raciales y, de esta manera, ayudar a crear una mayor sincronía no verbal. Estas motivaciones pueden haber estado ausentes en interacciones racialmente concordantes entre médicos negros y pacientes negros.

Existen evidencias de que las personas con niveles más altos de sesgo racial implícito pueden esforzarse más para controlarlo durante interacciones interraciales.

Por otro lado, parece ser que los pacientes negros que habían sufrido niveles más altos de discriminación previa, eran más activos verbalmente cuando se comunicaban con sus médicos blancos o no negros, lo que puede sugerir que los pacientes negros pueden usar estrategias verbales y no verbales, consciente e inconscientemente, para tener más controlada la interacción médica.

Lo ideal sería que la discordancia o la concordancia racial no afectase a la calidad de la comunicación en las interacciones oncológicas. La realidad es, sin embargo, bastante diferentes. Los autores llegaron a la conclusión de que existen diferencias en la comunicación no verbal que, casi con certeza, se encuentran fuera del control consciente.

Una idea importante que se debe tener en cuenta para los estudios futuros es que se debe estudiar si las diferencias encontradas en la sincronía no verbal en interacciones racialmente discordantes y concordantes se replican en otro tipo de interacciones médicas. Si lo hacen, entonces se debería investigar por qué se dan estas diferencias en Sanidad y cómo combatirlas. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Prediction of Communication Effectiveness During Media Skills Training Using Commercial Automatic Non-Verbal Recognition Systems”, de Pereira, M.; Meng, H. y Hone, K. (2022) en el que los autores realizan un estudio con tecnología comercial para saber si, con ella, se pueden detectar las señales que son útiles para dar discursos o entrevistas en los medios de comunicación. 

Ser capaces de comunicar de forma efectiva en las entrevistas con los medios de comunicación es importante en multitud de roles laborales. De hecho, se realizan grandes inversiones para mejorar las habilidades de comunicación de las personas, de forma que se muestren positivamente. 

Esto no nos sorprende, ya que desde hace unos años se sabe que la comunicación verbal representa un pequeño porcentaje de la comunicación social, donde cobran especial importancia las señales no verbales. 

Por ello, es importante que las observaciones precisas y objetivas de señales no verbales se incorporen en la evaluación del desempeño de las personas en las entrevistas en los medios de comunicación, y en las intervenciones para mejorar las habilidades de estas personas de forma que el éxito sea más sencillo de alcanzar. Sin embargo, las herramientas actuales para esto, son más limitadas de lo que parecen.

Investigaciones anteriores sobre la comunicación no verbal se basaron únicamente en la observación y el análisis meticuloso de grabaciones de vídeo. El problema es que este método es propenso a caer en la subjetividad y requiere mucho tiempo. 

En este artículo, los autores proponen la alternativa de utilizar tecnologías comerciales y al alcance de prácticamente cualquier persona, para realizar una medición más rápida y objetiva de elementos no verbales.

Pero, antes de llegar a este punto, hacen una pequeña revisión de los aspectos más básicos del lenguaje no verbal. 

Por ejemplo, mencionan que el lenguaje no verbal cumple con una función importante desde el punto de vista evolutivo, mostrando emociones y beneficiando con ello tanto a los emisores como a los receptores del mensaje en las relaciones sociales. 

Explican, además, los canales que existen: las expresiones faciales, la prosodia (el comportamiento vocal), los gestos, las posturas… 

También mencionan la existencia de Ekman y sus investigaciones, además del sistema FACS de codificación facial, del que ya hemos hablado en varias ocasiones. 

Dentro de la prosodia, comentan la importancia de las vocalizaciones no lingüísticas y lingüísticas, así como la calidad de la voz o el silencio. Por ejemplo, la entonación puede cambiar un mensaje de forma que sea irónico o sarcástico. 

Los gestos a menudo se usan para regular las interacciones, cambiando los movimientos de los brazos, las piernas, las posturas, todo ello para mostrar emociones. 

Además, se sabe que la comunicación entre dos interlocutores depende del objetivo de ésta y del contexto. Por ejemplo, la señal no verbal que se identifica como más importante en una entrevista de trabajo es sonreír más, mientras que en el aula, las claves no verbales más importantes son la calidad de la voz y la actividad gestual. 

En algunos manuales se hacen recomendaciones para las entrevistas en los medios de comunicación. Por ejemplo, la falta de contacto visual, la velocidad rápida del habla, la voz monótona, influyen negativamente en cómo la audiencia percibe al entrevistado. Se recomienda, por lo contrario, imitar los movimientos del entrevistador, mantener el contacto visual y sonreír. 

Lo que ocurre es que, si se utilizan softwares para analizar esto, son de alto coste y de difícil acceso. Es por eso por lo que los autores mencionan la utilidad de programas accesibles y comerciales como Emotients FACET, Affectiva o Microsoft Kinect.

Los objetivos de este trabajo son dos. Por un lado, investigar qué combinaciones de señales no verbales son importantes en una entrevista con los medios y, por otro, presentar un posible método más objetivo de capturar señales sociales durante las entrevistas con los medios. 

Para la investigación se usaron entrevistas grabadas en vídeo de 39 participantes. En una primera sesión se grabaron 17 y en otra 22. 

Los resultados sugieren que la posición del cuerpo, las expresiones faciales, las señales vocales y los gestos con las manos son, como ya suponíamos, relevantes para el contexto de las entrevistas con los medios. 

Parece ser que se considera que las personas que están aparentemente relajadas y tranquilas, proyectan mayor honestidad y comodidad. 

Los resultados sobre las expresiones faciales sugieren que aquellos que mostraron más ira y asco fueron clasificados como mejor comunicadores. Esto puede ser porque el descenso de la frente y las cejas puede entenderse a menudo como concentración, sugiriendo que los sujetos están escuchando y con una actitud reflexiva.

Con el estudio se demuestra que la tecnología comercial utilizada, detallada en el artículo, se puede utilizar de forma exitosa para la medición de señales verbales de distintos canales, lo cual se puede utilizar para ayudar a los capacitadores brindándoles un mecanismo más sencillo para proporcionar a los alumnos una retroalimentación objetiva en su formación. 

También puede ser relevante para investigadores de psicología social, que necesitan evaluaciones de alta calidad de entrevistas en medios de comunicación. 

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Amigos del Club de Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Online communication and body language” de Paradisi, P.; Raglianti, M. y Sebastiani, L. (2021), en el que los autores comentan unas hipótesis e ideas sobre los cambios que la comunicación online está trayendo a la comunicación no verbal.

El progreso de las tecnologías digitales está teniendo un profundo impacto en la comunicación interpersonal.

La emergencia de la Covid-19 sacó a relucir la necesidad de explotar más las tecnologías digitales en línea para trasladar a este contexto las relaciones interpersonales. Debido a la necesidad de aislamiento físico, nos vimos obligados, además, a adaptarnos mediante un proceso muy rápido.

Por ello, la modalidad natural de la interacción cara a cara, hoy en día a menudo se reemplaza por interacciones a través de plataformas de comunicación online.

De hecho, este tipo de plataformas se utilizan ahora de manera mucho más rutinaria para reuniones, cursos, etcétera, todos ellos en diferentes contextos: entornos laborales, educativos, y en general para cualquier actividad que implique interacción social.

Incluso las personas mayores, que eran sólo usuarios marginales de estas tecnologías, se vieron obligadas a utilizarlas como su única oportunidad de mantener contacto social con sus allegados.

Esta nueva forma de comunicarnos ha traído consigo una gran mejora en las posibilidades de interacción social al superar las limitaciones del tiempo y el espacio. Sin embargo, también han modificado las reglas de la comunicación, por ejemplo, las relacionadas con la proxémica.

¿Cómo es esto? Cuando nos comunicamos mediante plataformas de vídeo online, la distancia que separa la imagen de la pantalla y al interlocutor real es de unas pocas decenas de centímetros, que es menor que la distancia entre las personas involucradas en una conversación cara a cara.

Tal cercanía, presupondría una intimidad entre personas que realmente no existe y una predisposición mutua al uso potencial del canal táctil (apretón de manos, abrazo, etcétera).

Los problemas señalados sugieren que los cambios de comunicación online son complejos y se deben estudiar en profundidad.

Los movimientos corporales y el lenguaje son cruciales tanto en comunicación no verbal basada en emociones, como en las interacciones sociales basadas en la cognición. Por ello, es previsible que el uso extensivo de tecnologías en línea pueda tener efectos importantes en los procesos cognitivos, no sólo en los relacionados con actividades educativas, sino también los relacionados con las relaciones emocionales en la vida social.

Un ejemplo que proponen los autores es la “terapia de baile”. En esta terapia se emplean los movimientos corporales para promover el bienestar personal y social. El componente social a través de la interacción corporal tiene un papel crucial en este tipo de terapia: se juega con las distancias, las perspectivas y la reciprocidad, creando un contexto comunicativo donde tiene lugar el movimiento.

Se han realizado previamente estudios que han demostrado que la meditación online es compatible con la idea de trabajar con uno mismo, pero con respecto a las interacciones con los demás miembros del grupo no ocurre lo mismo.

Los autores sugieren que el toque humano juega un papel crucial en el establecimiento de un sentido de proximidad entre las personas, además, facilita el comportamiento afiliativo y la vinculación social. De hecho, estudios previos han demostrado una estrecha relación entre un toque social agradable y la liberación de oxitocina (modulador del comportamiento social y las emociones).

El sentido del olfato también está involucrado en la comunicación social no verbal de los humanos; de hecho, a través de éste, podemos transmitir involuntariamente información personal. Y este sentido también se vería perjudicado por la comunicación online.

Por tanto, los autores concluyen con que en las interacciones sociales en línea el olfato y el tacto están ausentes, los estímulos visuales se limitan a una percepción en 2d, mientras que los auditivos prácticamente no varían; hay cambios en la relación entre las distancias percibidas y el conocimiento y no hay interacciones corporales directas.

Cuando las personas están en línea, quienes interactúan no pueden recuperar la mayoría de las características relevantes del entorno y el comportamiento corporal de los demás, adaptando el suyo en consecuencia.

Estos cambios pueden socavar los aspectos emocionales y empáticos de la comunicación interpersonal.

Una mejor comprensión de estos aspectos podría requerir una revisión parcial de las teorías clásicas de la comunicación, para considerar las nuevas modalidades introducidas por las interacciones online.

Una cuestión abierta, que los autores consideran que se merece más investigaciones, es la cuantificación de las distancias virtuales percibidas en las interacciones en línea.

Aunque parece que sólo se observan puntos negativos, los autores animan a que enfoquemos el asunto de forma diferente. No debemos pensar en lo que perdemos, sino en qué nos depara y qué hay de nuevo en este contexto inexplorado.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Nonverbal Auditory Cues Allow Relationship Quality to be Inferred During Conversations”, de Dunbar, R. I. M.; Robledo, J. P.; Tamarit, I.; Cross, I. y Smith, E. (2021) en el que los autores se preguntan si es posible inferir la calidad de la relación entre las personas que conversan a través de señales auditivas no verbales, y si es así, cómo.

El lenguaje es, sin duda, uno de los desarrollos evolutivos más importantes logrados por la raza humana. Aparte del papel obviamente central que tiene en el enriquecimiento de la cultura, tiene también un valor incalculable como medio a través del cual transmitimos información, negociamos la cooperación o transmitimos emociones.

Desde hace ya unos años, ha habido un interés creciente en estudiar cuáles son los aspectos del habla que tienen más peso, si los verbales o los no verbales.

Las primeras investigaciones afirmaban que predominaban los elementos no verbales. Mehrabian estaba entre los expertos que afirmaban esta idea, pues decía que, al menos con respecto a la comunicación de los afectos, más del 90% de la conversación se transmitía por señales no verbales, como la entonación, el volumen o las expresiones faciales.

Aunque hay otros muchos expertos que niegan esta versión, nadie duda de que las señales no verbales proporcionan una gran cantidad de información durante los intercambios verbales. De hecho, son las que nos permiten inferir el significado de un enunciado.

Esto también tiene que ver con Mehrabian y su famosa afirmación de que sólo el 7% del significado de cualquier enunciado se encuentra en su componente verbal.

Por otro lado, otros expertos encontraron, tras realizar sus experimentos, que tanto los canales de audio como los visuales, informan de forma independiente de características como el dominio social o la confiabilidad.

Los autores señalan que la crítica que más han recibido los estudios previos sobre el tema, es que se han centrado en la transferencia de información de un nivel muy bajo, como sería el reconocimiento de estados emocionales. Reconocer simplemente la expresión de una emoción, o una disposición afectiva, no es comparable con, por ejemplo, reconocer el grado de compenetración entre dos individuos que están manteniendo una conversación.

Un intento reciente de superar este desafío, descubrió que escuchar un clip breve de dos personas riendo juntas, era suficiente para permitir al oyente predecir si la pareja tenía una relación de amistad o eran extraños, con una precisión entre 53-67%, en 24 culturas diferentes.

Aunque esto está apenas por encima del nivel del azar, los resultados nos sugieren que puede ser posible inferir cierta información sobre la calidad de la interacción social a partir de señales únicamente no verbales.

El estudio de los autores se diferencia de los demás en que se utilizan grabaciones naturales de situaciones reales en las que interactúan dos o más personas. Los estudios anteriores, se centraban en cómo interpretamos información emocional con la declaración de un solo hablante.

El hecho de que se utilicen conversaciones naturales garantiza que los estímulos sean ecológicamente válidos y no incluyan exageraciones prosódicas como las que los actores introducen convencionalmente en los estudios de laboratorio.

Por otro lado, mientras que la mayoría de estudios anteriores se han centrado en las señales emocionales de las expresiones, los autores se centran en interpretar la calidad de la relación.

El estudio tiene como objetivo, por tanto, evaluar en qué medida se requiere información semántica y prosódica para que los oyentes identifiquen la calidad de la relación entre los hablantes.

Los participantes escucharon tres versiones distintas del mismo clip de audio: el clip original, con todas las señales prosódicas y verbales conservadas; una versión en la que se conservaron las pistas prosódicas pero se eliminó el contenido verbal; y una versión en la que el flujo de audio se convirtió únicamente en tonos y ritmo.

En él, participaron 199 hablantes nativos de inglés y 139 hablantes nativos de español para determinar si la familiaridad con el idioma tenía algún efecto.

Los autores hicieron tres predicciones: si el contenido verbal es primordial, esperaban que el rendimiento y aciertos estuviesen por encima del azar cuando los participantes escuchasen el audio completo; mientras que si las señales no verbales juegan un papel tan importante, el rendimiento estará por encima del azar incluso cuando el contenido verbal esté degradado.

Por otro lado, si el contenido verbal es crucial, los autores esperaban que los participantes tuviesen un mejor rendimiento al escuchar su propio idioma, con el que están más familiarizados.

Al clasificar los clips, los participantes podían elegir entre situaciones positivas, como: acuerdo libre, diferencias de opiniones (donde aún así los hablantes desean mantener una buena relación), comunión fática (los hablantes no están preocupados por el tema de conversación, sino simplemente pasan tiempo juntos) y provocación/broma amistosa.

También podían elegir entre interacciones negativas, como acuerdos forzados, desacuerdos sin consideración, chismes maliciosos o provocación agresiva.

El primero de los resultados sorprendió a los autores, ya que no concordaba con sus predicciones: no hubo diferencias significativas en el desempeño de hispanohablantes y angloparlantes al escuchar su propio idioma y el otro.

Las tasas más bajas de respuestas correctas las obtuvieron los clips que efectivamente correspondían a acuerdos forzados y chismes maliciosos. Esto puede deberse a que se necesita una gama más amplia de señales para aclarar el significado de la interacción en estos casos.

También había una tendencia a clasificar erróneamente la provocación/broma amistosa como acuerdos amistosos, y viceversa, lo que parece una alternativa razonable.

En los clips deslexicalizados, los participantes acertaron en un 80% cuando se trataba de clasificarlos como pertenecientes a interacciones positivas o negativas (es decir, tomaban una decisión binaria).

Los resultados generales confirmaron que las señales no verbales de los intercambios conversacionales por sí solas brindan información significativa sobre la calidad de la relación entre aquellos que interactúan.

Este estudio es interesante porque, entre otras cosas, puede tener muchas implicaciones para comprender los mensajes online, donde tenemos menos canales verbales y no verbales disponibles, según la interacción.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “No evidence that instructions to ignore nonverbal cues improve deception detection accuracy”, de Bogaard, G. y Meijer, E. H. (2022), en el que los autores realizan una serie de experimentos para saber si, cuando a alguien se le da la orden de ignorar el comportamiento no verbal de una persona, efectivamente lo hace, y presta más atención a las señales verbales, facilitando así el proceso de detección de mentiras y llevándolo a cabo de forma más eficaz. 

Cuando se pregunta a las personas qué buscan en una persona cuando tratan de desenmascararla y descubrirla en sus mentiras, la mayoría responde, generalmente, que prestan atención a señales no verbales como la aversión a la mirada o la inquietud general.

La gente cree que tales señales no verbales son las más difíciles de suprimir y controlar, mucho más que las señales verbales, por lo tanto, son muy útiles para detectar las mentiras. 

Esta creencia de que las señales no verbales son un diagnóstico infalible para los diagnósticos de engaño es común en la mayoría de países. Incluso expertos dedicados a ello como policías, funcionarios penitenciarios, oficiales de libertad condicional, fiscales o jueces, lo creen firmemente en muchas ocasiones. 

Sin embargo, esta creencia está en desacuerdo con la investigación empírica, que muestra que la relación entre las señales no verbales y el engaño es, en realidad, más débil de lo que pensamos. 

El conocimiento de las claves de comunicación no verbal es útil para muchas áreas, pero la evidencia empírica ha demostrado que prestarles atención únicamente a ellas no es el método más fiable para pillar a un mentiroso.

En muchas ocasiones se advierte a jueces y fiscales de que no presten atención a si un testigo desvía la mirada, se mueve, está nervioso o habla demasiado rápido, puesto que son señales que pueden llevar a equívocos. 

Incluso desde departamentos de policía de distintas partes del mundo, como es el caso de la policía holandesa, se recomienda de forma expresa a los agentes que las señales no verbales estereotípicas no indican engaño y, por lo tanto, no deben usarse para emitir juicios de credibilidad. 

Con base en la investigación del área legal, hay motivos para ser escépticos acerca de la efectividad de ignorar las instrucciones al emitir un juicio. Los autores señalan que, cuando la evidencia inadmisible (es decir, señales no verbales evidentes) causa una impresión significativa en los jurados, es muy complicado eliminar el impacto, a pesar de que se les haya indicado expresamente que, por favor, no presten atención a algún elemento específico. 

La investigación empírica muestra que las señales verbales son, efectivamente, más diagnósticas para la mentira que las señales no verbales. Los mentirosos son generalmente menos comunicativos, cuentan historias de forma menos convincente y plausible, e incluyen menos detalles comprobables. Y por tanto, las personas que confían más en este tipo de señales cuando emiten juicios de engaño, superan en precisión a las que confían únicamente en las señales no verbales. 

Además, tener formación sobre las conductas verbales a las que atender, se correlaciona positivamente con la precisión en la detección de mentiras. 

Por tanto, si se dan instrucciones de prestar atención a las señales verbales, es posible que se obtenga un aumento en la precisión del diagnóstico de la mentira

Para comprobar esto, los autores llevaron a cabo tres experimentos que tenían más o menos la misma base. Los participantes debían ver unos vídeos donde unas personas eran entrevistadas y contaban eventos de sus vidas. Algunos de estos relatos eran mentira y otros eran verdad. Los participantes fueron divididos en varios grupos, cada uno de ellos con una condición: uno de ellos no recibió ningún tipo de instrucción, a otro grupo se le indicó que ignorara las señales no verbales, y al último se le indicó que, además de ignorar las señales no verbales, intentase prestar atención únicamente a las verbales. 

Los resultados muestran que dar instrucciones de ignorar las señales no verbales está lejos de ser suficiente para evitar que las personas se vean influenciadas por ellas, y por tanto, lejos de mejorar la detección del engaño. 

En uno de los tres experimentos parece que mejoró este último punto, sin embargo, no de forma estadísticamente significativa. 

Ignorar las señales no verbales parece ser una tarea muy complicada, posiblemente porque juegan un papel vital en la interacción social diaria. Esta confianza en las señales no verbales se denomina sesgo visual.

Se sugiere que la investigación futura debería dedicar esfuerzos a investigar sobre este tema, ya que depender demasiado de las señales no verbales puede llevarnos a tomar decisiones erróneas en diagnósticos de veracidad y mentira, lo cual, dependiendo del contexto, puede ir de la mano con consecuencias muy negativas que, con investigación, podría prevenirse. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “I saw him first: Competitive nonverbal flirting among women, the tactics used and their perceived effectiveness”, de Wade, T. J.; Fisher, M. L. y Clark, E. (2021), en el que los autores llevan a cabo dos estudios para conocer cuáles son las señales no verbales más utilizadas entre mujeres cuando quieren conquistar a un hombre en el que más de una de ellas está interesada. 

Universalmente, las personas tienen el deseo de formar relaciones íntimas, ya sea de larga duración, o tan sólo ligues de una noche. Uno de los retos a los que se enfrentan las personas interesadas en establecer relaciones sexoafectivas es la captación de la pareja, y una forma de superar este obstáculo es el coqueteo. 

El coqueteo es un aspecto esencial de la interacción interpersonal humana, y puede ser utilizado de muchas formas. Por ejemplo, las personas solteras pueden usarlo para atraer a una pareja, pero aquellos que están en relaciones pueden coquetear para provocar celos en su pareja actual. 

También se puede utilizar como un intento de intensificar la relación que ya se tiene y promover su desarrollo, así como el crecimiento de vínculos entre las personas de esa pareja. 

Si bien el coqueteo se puede usar para muchos propósitos, el más conocido e importante a nivel evolutivo es el del apareamiento. De hecho, la mayoría de la literatura sobre el tema se refiere a cómo señalar a una persona que se está interesado en salir con ella. 

Algo muy interesante es que el coqueteo difiere entre hombres y mujeres, lo que refleja sus distintas prioridades a la hora de elegir pareja. Por ejemplo, los psicólogos evolutivos argumentan que los hombres heterosexuales suelen elegir a sus parejas en función de las señales de fertilidad y potencial reproductivo, así como el acceso sexual. 

Por otro lado, las mujeres heterosexuales suelen tener un comportamiento de competición intrasexual entre ellas para obtener acceso a parejas deseables. 

Si bien estas diferencias han sido documentadas en literatura previa, la forma en que se relacionan con el coqueteo y la posterior formación de relaciones, es compleja. 

Por ejemplo, la preferencia de los hombres por parejas sexualmente accesibles puede hacernos pensar que el coqueteo de las mujeres debería enfatizar estas cualidades para generar interés, pero parecer sexualmente receptivo es contraproducente para las mujeres cuando se trata de establecer una relación a largo plazo, según literatura previa. 

La forma en que las mujeres coquetean para atraer a una pareja potencial depende presumiblemente de muchos factores, como, por ejemplo, si la pareja tiene la calidad suficiente o si ha sido seleccionado como una posible pareja a largo plazo.

Si bien el coqueteo se puede realizar verbalmente, el componente no verbal es más abundante y, además, más importante en este contexto. Por ejemplo, las mujeres pueden intentar manifestar su disponibilidad sexual, lo cual es más fácil de hacer a través de medios no verbales. Además, las señales no verbales, suelen tener asociada una mayor credibilidad que las verbales. 

Los autores proponen la idea de que las mujeres tienden a competir de forma intrasexual, es decir, unas con otras, por la potencial pareja masculina. Sin embargo, es un tema que no se ha investigado aún desde el prisma del lenguaje no verbal, así como tampoco se ha explorado el cómo se ejecuta esta competición. Este es el objetivo del artículo.

Los autores se centran sobre todo en el uso de “señales de lazo” o “señales de vínculo”, que son exhibiciones públicas no verbales, signos u objetos (como anillos de boda o darse la mano) que indican que existe una relación entre dos personas. Se consideran una forma efectiva que las personas usan para decir que existe una relación entre ellas. 

En el primer estudio, se reunió a 91 mujeres que participaron en un cuestionario online. Respondieron preguntas como: “¿cómo lograría que la atención de su ligue se desplace de otra mujer a usted, en el contexto de un pub?”, entre otras. Las 11 acciones más populares se utilizaron para el siguiente estudio. Estas fueron: el contacto visual, bailar en su campo de visión, sonreírle tocarle, reírse de sus bromas, meterse a bailar entre la otra mujer y el hombre, mostrar asco o disgusto hacia ella, rozar al hombre, abrazarle, coquetear con otros hombres o saludarlo con la mano. 

En el segundo estudio se reunió a 139 participantes, entre ellos hombres y mujeres, y también a través de un cuestionario en línea se les preguntó qué tácticas consideraban más efectivas, utilizando una escala.

Parece ser que tocar a un hombre en el brazo, el hombro, el pecho o la pierna es el acto de coqueteo más efectivo, porque significa para otras mujeres que se está formando un vínculo con el hombre. Desde el punto de vista de la competencia intrasexual, una vez que “se toma” a una pareja, es más útil acercarse a un compañero alternativo antes que tratar de competir con una rival. 

Esta es una explicación simplista, según reconocen los autores, ya que la competencia intrasexual involucra muchos más factores, algunos desde el punto de vista evolutivo, otros desde el prisma social, etcétera. 

Otras técnicas útiles resultaron ser el contacto visual, el abrazo (que puede verse como una señal de vínculo y además libera oxitocina, que une a las personas), o reírse de sus bromas.

Los autores proponen la interesante idea de explorar en futuras investigaciones cómo el valor autopercibido de la pareja influye en las técnicas de coqueteo y, en particular, en el coqueteo competitivo.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos “Perception of emergent leaders’ faces and evolution of social cheating: cross-cultural experiments” de Rostovsteva, V. V.; Mezentseva, A. A. y Butovskaya, M. L. (2022), en el que las autoras realizan un estudio para saber si la apariencia del rostro es una fuente de información real sobre la capacidad de liderazgo de las personas. 

Desde el punto de vista evolutivo, se asume que los líderes serán quienes deben actuar en interés del grupo y facilitar la coordinación entre los miembros de éste para conseguir el bien común. 

Algunos estudios empíricos sugieren que, el engaño, también puede ocurrir en el contexto del liderazgo humano, el cual, a su vez, está estrechamente relacionado con los rasgos de la personalidad específicos de cada líder. 

Por ejemplo, las personas que obtienen puntuaciones altas en maquiavelismo en test de personalidad, son percibidas por los otros, normalmente, como líderes carismáticos y buenos, y tienden a ocupar, además, puestos de alta dirección, especialmente en empresas con poco recorrido. Por el contrario, a largo plazo, estos líderes tienen un efecto perjudicial en las carreras y el bienestar de sus seguidores. 

En un estudio anterior de las mismas autoras, donde se utilizó un juego (basado en el Public Goods Game, o iPGG) en el que se revelaron tres tipos de liderazgos: primero, aquellos no líderes; después, aquellos con liderazgo prosocial; por último, aquellos identificados como líderes-tramposos

El análisis de este estudio reveló que cada uno de estos comportamientos tenía un conjunto de características distintivas de personalidad, comunicación y cooperación. Tanto los líderes prosociales como los líderes tramposos fueron igualmente seguidos por otros miembros del grupo, en el 88% de los casos, indicando la existencia de estrategias comunicativas exitosas para los dos tipos de líder, incluso los tramposos, lo que les permitió, probablemente, generar una sensación de confianza en los demás, a pesar de las intenciones engañosas reales. Este estudio anterior al que nos ocupa, se realizó con jóvenes buriatos del sur de Siberia, un grupo de pastores tradicionales de origen mongol. 

El presente estudio fue diseñado para extender los hallazgos previos. Las autoras plantearon varias preguntas, como: ¿los rostros neutrales de los individuos tienen características comunes que los definen en uno u otro grupo?, si es así ¿qué rasgos físicos y de comportamiento se atribuyen a cada grupo?, entre otras. 

Se plantearon las hipótesis de que los observadores podrían diferenciar el potencial del liderazgo y los estilos de liderazgo por ciertas características físicas y de comportamiento basándose sólo en información facial estática, y, por otro lado, las autoras esperaban que los rostros de los líderes se percibieran como más masculinos, más fuertes, dominantes y saludables en comparación con los demás. 

En este estudio se construyeron unas fotografías prototipo a partir de los rostros de los participantes del primer estudio. En concreto, se consiguió un retrato del “no líder”, un retrato del líder prosocial y un retrato del líder-engañoso, conseguidos haciendo una mezcla con los de todos los participantes de cada grupo. Recordamos que estos jóvenes pertenecían a un grupo étnico concreto.

Después, se reunió a un total de 104 jóvenes, algunos de ellos eran rusos y otros también formaban parte de la comunidad buriata del sur de Siberia.

Dividieron a los participantes en grupos. Cada uno de los individuos de los grupos poseía 20 fichas y entre todos los miembros tendrían un fondo común, que perderían o ganarían en función de sus opiniones con respecto a las fotografías obtenidas del primer estudio: debían negociar qué les transmitía y por qué, y lograr un consenso. 

Los resultados demostraron que vivir en un entorno social de raza mixta no afectó a los juicios de los retratos, ya que los rusos no difirieron de los buriatos en las calificaciones de los retratos ni en la consistencia de sus juicios. 

Parece ser que las características que distinguen a los líderes-tramposos y los líderes prosociales son la forma de los ojos, los labios, la mandíbula y las cejas. Los líderes tramposos tienen los ojos más grandes y redondeados, los labios más carnosos, la mandíbula más redondeada y las cejas más prominentes

El estudio abre nuevas perspectivas para futuras investigaciones, invocando la investigación de estructuras faciales particulares que puedan distinguir a individuos con diferentes cualidades de liderazgo. Las autoras recomiendan seguir estudiando sobre el tema para obtener ideas aún más concluyentes.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Robot lecture for enhancing presentation in lecture” de Ishino, T.; Goto, M. y Kashihara, A. (2022), en el que los autores realizan un experimento para saber si la utilización de robots con habilidades especializadas en comunicación no verbal es algo positivo y beneficioso para el aprendizaje de los alumnos en clase.

Desde hace unos años, se ha ido extendiendo la utilización de robots, sobre todo de pequeño tamaño, en diversos contextos como los cuidados, la enfermería, la educación, la orientación, la hostelería… y además, su interés en algunas de estas áreas crece de forma exponencial, especialmente, en la educación. 

En este artículo, los autores se enfocan en el uso de robots de comunicación para dar conferencias o lecciones cortas en clases pequeñas. 

En una conferencia, generalmente, es muy importante presentar los contenidos con diapositivas de apoyo a la exposición oral, de forma que se pueda promover una mejor y más fácil comprensión por parte de los alumnos. Esto requiere que los profesores controlen la atención de los alumnos, tanto a las diapositivas como a la exposición oral, y esto debe hacerse por medio de muchos elementos no verbales: la mirada, los gestos, el paralenguaje, etcétera. 

Por ejemplo, si los profesores quieren atraer la atención de los alumnos a un punto importante de una diapositiva en concreto, deben dirigir su rostro hacia la presentación y señalar con un gesto directo de forma simultánea. 

Por otro lado, el comportamiento no verbal que sea histriónico, excesivo, innecesario, impediría que los alumnos mantengan su atención en la comprensión de los contenidos. En consecuencia, es indispensable que los profesores o los ponentes de las conferencias tengan una cierta formación en comunicación no verbal. 

Sin embargo, incluso para aquellos comunicadores con experiencia, no es tan fácil hacer un uso adecuado de las herramientas aprendidas de comunicación no verbal y mantenerlo a lo largo de la conferencia. Y si le sumamos que también hay personas inexpertas y no conocen las técnicas efectivas en este tipo de situaciones, el asunto se vuelve más complejo. 

Aquellos que tienen menos experiencia tienden a concentrarse más en la explicación oral y dejar de lado la comunicación no verbal. En consecuencia, el proceso de aprendizaje para los alumnos será más difícil. 

Los autores proponen la utilización de robots para dar conferencias, sustituyendo a los profesores humanos. El objetivo era reproducir un comportamiento no verbal lo más adecuado posible para que los alumnos presten atención a los contenidos más importantes de la lección. 

El robot reproduce la presentación que forma parte del material de apoyo de la ponencia o la clase, y dirige su rostro y sus gestos en función de ésta. 

En el estudio se compara la efectividad de las conferencias realizadas por humanos y realizadas por robots en cuanto al aprendizaje de los alumnos. 

Los participantes fueron 36 estudiantes de universidad. Se prepararon tres videoconferencias distintas que duraban entre 5 y 6 minutos. 

Los resultados obtenidos informaron de que los robots tenían dificultades para llevar a cabo un comportamiento preciso como ponentes, debido a sus limitaciones obvias (no son seres humanos), pero su comportamiento era reconocible. 

En el caso de un gesto de señalar, realizado por profesores humanos, se requiere señalar lugares precisos. Si es impreciso, puede dar lugar a confusión por parte de los alumnos,  y perderán la atención. El gesto de señalar por parte de un robot tiende a ser más firme, en consecuencia, los alumnos prestarían atención inmediata en la dirección señalada. 

De todas formas, para suplir las posibles carencias de los robots en cuanto a los gestos, los autores proponen utilizar punteros láser o efectos visuales en las diapositivas.

Como punto que también se debe mejorar, los autores mencionan que el robot necesita reconocer los estados de aprendizaje y comportamiento en la clase por parte de los alumnos. Por ejemplo, si hay personas que sienten que la conferencia es difícil, el robot tendrá que presentar un comportamiento no verbal distinto que ayude a cambiar esta percepción. 

Los resultados son positivos en cuanto a la atención cuando se trata de conferencias dadas por el robot, posiblemente por el factor novedad, aunque también se menciona que son ponencias breves y esto puede ser un punto a favor. Por ello, los autores proponen apostar por modelos híbridos donde robots hagan las introducciones a ciertos temas y profesores humanos expliquen las partes más complejas o que requieran de un factor menos “tecnológico”. 

En el futuro, los autores tienen la intención de saber más sobre las aplicaciones de los robots en el campo de la educación. Mientras tanto, invitan a otros investigadores a indagar sobre el tema, para incluir cada vez más este tipo de tecnología en nuestras vidas. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “In the name of love: can nonverbal communication serve as a predictor of Acceptance and Rejection of Potential Partners?”, de van den Eijnden, L.; van Telgen, T.; van Viersen, J. y Visser, T. (2022), en el que los autores realizan un par de estudios para saber si la comunicación no verbal y, en particular, la expresión facial, nos ayuda a predecir si un potencial compañero sentimental o sexual nos va a rechazar o no. 

Durante muchos años, los investigadores han coincidido en que la comunicación no verbal tiene un papel muy importante en el proceso de envío y recepción de mensajes, al transmitir información relevante que va más allá de las palabras. 

La investigación de los autores se centra específicamente en las parejas, porque se considera que la comunicación verbal es un factor fundamental de la transmisión de mensajes y, por tanto, de las emociones de las personas. Dado que el amor se basa en las emociones más que en la racionalidad, es razonable decir que la comunicación no verbal puede ser especialmente relevante para el amor. 

Por tanto, los autores se preguntan: ¿hasta qué punto la comunicación no verbal sirve como predictor en la elección de la pareja?

Para investigar este tema, los autores toman como referencia un programa de televisión holandés, donde un grupo de hombres agricultores busca el amor y tienen citas con diferentes candidatas. En la investigación actual se tiene en cuenta la expresión facial que el hombre que va a decidir, muestra antes de verbalizar su decisión. 

Las expresiones faciales son, a menudo, el medio a través del cuál se infieren muchas emociones. Las personas tienden a asociar ciertos movimientos faciales con algunas emociones y, por tanto, es posible que las señales no verbales que se muestran en el rostro de quien va a tomar una decisión, nos revelen su respuesta.

Una hipótesis de los autores es que, al observar al agricultor, se puede predecir la decisión que éste va a tomar antes de que la comunique.

Por otro lado, es importante averiguar cuáles son los elementos que nos hacen deducir que el agricultor tomará una u otra decisión. Es decir, qué movimientos inclinan la balanza hacia el rechazo o la aceptación. Los autores tienen en cuenta cuatro: 1) levantar las cejas, 2) sonreír, 3) cabecear y 4) sacudir la cabeza. 

Levantar las cejas se ha asociado a menudo con la tristeza y el enfado, incluso la sorpresa o el miedo, dependiendo del movimiento. 

La sonrisa, por su parte, puede expresar felicidad, pero hay muchos tipos de sonrisa, como las falsas, o la triste.

El cabeceo y sacudir la cabeza son también importantes porque pueden transmitir acuerdo y atención o bien desacuerdo, reticencia, incluso enfado…

Por tanto, los autores predicen que estos elementos van a ser predictores importantes de la aceptación o el rechazo a la potencial pareja. 

Se analizaron un total de 40 clips donde aparecían algunos de los hombres agricultores protagonistas del programa justo antes de rechazar a sus candidatas.

A diferencia de las expectativas, los resultados no mostraron apoyo a la idea de que  podemos predecir si el agricultor va a rechazar o aceptar una candidata. Tampoco hubo apoyo para la expectativa de que las señales faciales desempeñen un papel en la predicción del rechazo o la aceptación. 

Una posible explicación es que las señales visuales son, a menudo, subjetivas. Por ejemplo, una sonrisa puede indicar que alguien está feliz, pero a veces también puede ser una señal de timidez o cinismo. Levantar las cejas puede indicar múltiples emociones, como asombro o preocupación, lo cual dificulta juzgar el estado emocional de las personas. 

Por eso, es especialmente importante tener en cuenta el contexto y otros canales de comunicación no verbal, ya que uno solo nos proporciona información escasa y poco confiable. 

Los autores sugieren investigar con más participantes en futuros estudios, así como clasificar los vídeos: por un lado, aquellos en los que el candidato acepta alguien, por el otro, aquellos en los que rechaza a la persona. De esta forma, se puede contrastar entre unas expresiones faciales y otras. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Detecting deception using comparable truth baselines” de Bogaard, G.; Meijer, E. H.; Vrij, A. y Nahari, G. (2022), en el que los autores realizan un par de experimentos para saber cómo afecta a la detección de la mentira el utilizar líneas base veraces. 

Ya hemos visto en varias ocasiones a lo largo de los diferentes posts cómo la capacidad humana para detectar mentiras es bastante pobre. Tanto la habilidad de los legos como la habilidad de los profesionales no suele superar los niveles del azar y la casualidad. 

Entre las posibles razones que explicarían la deficiencia de estas habilidades se encuentra la idea de que las personas prestamos demasiada atención a las señales de comportamiento, como la aversión a la mirada y los movimientos corporales. La realidad es que no hay tanta relación como se cree entre estas señales y el engaño.

La investigación también ha demostrado que, para mejorar la precisión en la detección de verdades y mentiras, los observadores deben centrarse principalmente en el contenido de las declaraciones de las personas, ya que se ha mostrado como una técnica más prometedora. 

Sin embargo, incluso las herramientas de detección de mentiras verbales tienen una tasa de error importante, y una fuente potencial de esta tasa de error son las diferencias individuales en el comportamiento verbal del mentiroso; la investigación metaanalítica así lo ha mostrado.

Es decir, que los observadores sean capaces de detectar una mentira depende en gran medida de las cualidades de las habilidades para decir mentiras de alguien. 

Por ejemplo, las personas propensas a la fantasía son mejores para formular mentiras creíbles, y las personas con habilidades verbales se salen con la suya con más frecuencia porque tienden a incluir más detalles en sus historias falsas. 

Esto concuerda con el hallazgo de que los buenos mentirosos informan de que confían mucho en las estrategias verbales cuando mienten. 

Una forma de incluir las diferencias individuales y verbales de los mentirosos en un procedimiento de detección de mentiras es a través de la línea base. Esto es, utilizando una declaración que se sabe que es verdadera, o parte de una declaración verdadera, para comparar entre ésta y la mentira. 

La idea es que las personas dicen la verdad durante una pequeña charla trivial, y cualquier diferencia de comportamiento entre ésta y la parte de la entrevista que trata sobre el tema importante que se está investigando, se interpreta como una señal a la que se debe prestar atención y como un posible indicador de engaño. 

El problema es que esta comparación es confusa. Los temas que se tratan en las charlas triviales son distintos a los que se investigan y, según el tema y la relevancia personal, las personas pueden responder de manera diferente. Además, lo que está en juego contrasta sustancialmente. 

Por ello, existe la llamada “línea base veraz comparable”. Esta línea base se utiliza para poder considerarla comparable al tema de investigación.

Estudios previos arrojan la idea de que los mentirosos cuyas mentiras están acompañadas de verdades incluyen más detalles. Es decir, los buenos mentirosos calibran sus respuestas engañosas en función de información veraz. Por tanto, aparecen dos ideas contradictorias. Por un lado, si los mentirosos calibran la cantidad de detalles que informan en su mentira en función de una respuesta veraz anterior, un LBVC podría disminuir la discriminabilidad entre la mentira y la verdad. Sin embargo, si los mentirosos no pueden calibrar  sus respuestas, el uso de una LBVC tiene la posibilidad de mejorar la discriminación entre mentira y verdad. 

Es por ello que, en dos experimentos, se investigaron dos aspectos: primero, si proporcionar una LBVC influye en el detalle de una declaración posterior proporcionada por la misma persona; y segundo, si usar una declaración de LBVC mejoraría la capacidad de detección de mentiras gracias a las señales verbales. 

En el primer experimento participaron 171 personas; en el segundo, 138. En ellos básicamente se asignaba a los participantes el rol de decir la verdad o mentir según unas determinadas condiciones, bien explicadas en el artículo original, para después pasar su declaración completa por una herramienta utilizada para evaluar la credibilidad del discurso, que es el Reality Monitoring.

Los análisis mostraron la existencia de un patrón verbal interesante: las declaraciones objetivo (las principales y referentes a los temas de investigación) de los que dicen la verdad suelen incluir más detalles temporales y auditivos que su declaración de referencia, o su LBVC, mientras que los resultados de los mentirosos mostraban el patrón opuesto. 

En el primero de los experimentos no apareció ninguna evidencia de que el uso de una LBVC mejore la precisión a la hora de detectar verdades y mentiras. 

En el experimento número 2, los observadores que usaron la LBVC se volvieron peores en la detección de verdades, pero igualmente precisos en la detección de mentiras, en comparación con aquellos que no usaron la LBVC. 

Sin embargo, los autores mencionan que sus resultados deben interpretarse con cautela, porque el apoyo de éstos es débil y parece prematuro utilizarlos como referencia. Por tanto, animan a que otros investigadores continúen ahondando en este tema, y dejan la puerta abierta a futuros experimentos relacionados. 

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