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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Robot lecture for enhancing presentation in lecture” de Ishino, T.; Goto, M. y Kashihara, A. (2022), en el que los autores realizan un experimento para saber si la utilización de robots con habilidades especializadas en comunicación no verbal es algo positivo y beneficioso para el aprendizaje de los alumnos en clase.

Desde hace unos años, se ha ido extendiendo la utilización de robots, sobre todo de pequeño tamaño, en diversos contextos como los cuidados, la enfermería, la educación, la orientación, la hostelería… y además, su interés en algunas de estas áreas crece de forma exponencial, especialmente, en la educación. 

En este artículo, los autores se enfocan en el uso de robots de comunicación para dar conferencias o lecciones cortas en clases pequeñas. 

En una conferencia, generalmente, es muy importante presentar los contenidos con diapositivas de apoyo a la exposición oral, de forma que se pueda promover una mejor y más fácil comprensión por parte de los alumnos. Esto requiere que los profesores controlen la atención de los alumnos, tanto a las diapositivas como a la exposición oral, y esto debe hacerse por medio de muchos elementos no verbales: la mirada, los gestos, el paralenguaje, etcétera. 

Por ejemplo, si los profesores quieren atraer la atención de los alumnos a un punto importante de una diapositiva en concreto, deben dirigir su rostro hacia la presentación y señalar con un gesto directo de forma simultánea. 

Por otro lado, el comportamiento no verbal que sea histriónico, excesivo, innecesario, impediría que los alumnos mantengan su atención en la comprensión de los contenidos. En consecuencia, es indispensable que los profesores o los ponentes de las conferencias tengan una cierta formación en comunicación no verbal. 

Sin embargo, incluso para aquellos comunicadores con experiencia, no es tan fácil hacer un uso adecuado de las herramientas aprendidas de comunicación no verbal y mantenerlo a lo largo de la conferencia. Y si le sumamos que también hay personas inexpertas y no conocen las técnicas efectivas en este tipo de situaciones, el asunto se vuelve más complejo. 

Aquellos que tienen menos experiencia tienden a concentrarse más en la explicación oral y dejar de lado la comunicación no verbal. En consecuencia, el proceso de aprendizaje para los alumnos será más difícil. 

Los autores proponen la utilización de robots para dar conferencias, sustituyendo a los profesores humanos. El objetivo era reproducir un comportamiento no verbal lo más adecuado posible para que los alumnos presten atención a los contenidos más importantes de la lección. 

El robot reproduce la presentación que forma parte del material de apoyo de la ponencia o la clase, y dirige su rostro y sus gestos en función de ésta. 

En el estudio se compara la efectividad de las conferencias realizadas por humanos y realizadas por robots en cuanto al aprendizaje de los alumnos. 

Los participantes fueron 36 estudiantes de universidad. Se prepararon tres videoconferencias distintas que duraban entre 5 y 6 minutos. 

Los resultados obtenidos informaron de que los robots tenían dificultades para llevar a cabo un comportamiento preciso como ponentes, debido a sus limitaciones obvias (no son seres humanos), pero su comportamiento era reconocible. 

En el caso de un gesto de señalar, realizado por profesores humanos, se requiere señalar lugares precisos. Si es impreciso, puede dar lugar a confusión por parte de los alumnos,  y perderán la atención. El gesto de señalar por parte de un robot tiende a ser más firme, en consecuencia, los alumnos prestarían atención inmediata en la dirección señalada. 

De todas formas, para suplir las posibles carencias de los robots en cuanto a los gestos, los autores proponen utilizar punteros láser o efectos visuales en las diapositivas.

Como punto que también se debe mejorar, los autores mencionan que el robot necesita reconocer los estados de aprendizaje y comportamiento en la clase por parte de los alumnos. Por ejemplo, si hay personas que sienten que la conferencia es difícil, el robot tendrá que presentar un comportamiento no verbal distinto que ayude a cambiar esta percepción. 

Los resultados son positivos en cuanto a la atención cuando se trata de conferencias dadas por el robot, posiblemente por el factor novedad, aunque también se menciona que son ponencias breves y esto puede ser un punto a favor. Por ello, los autores proponen apostar por modelos híbridos donde robots hagan las introducciones a ciertos temas y profesores humanos expliquen las partes más complejas o que requieran de un factor menos “tecnológico”. 

En el futuro, los autores tienen la intención de saber más sobre las aplicaciones de los robots en el campo de la educación. Mientras tanto, invitan a otros investigadores a indagar sobre el tema, para incluir cada vez más este tipo de tecnología en nuestras vidas. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Students’ Classroom Silence and Hopelessness: The impact of Teachers’ Immediacy on Mainstream Education” de Juma, O.; Husiyin, M.; Akhat, A. y Habibulla, I. (2022), en el que los autores reflexionan y analizan las implicaciones del silencio y el abatimiento o desesperanza en el contexto educativo, y cómo los profesores pueden actuar para prevenir sus efectos negativos.

Los sentimientos de los alumnos son una parte clave de su bienestar individual y, obviamente, también de su salud mental, afectando a su inspiración, su atención, su éxito escolar… 

Por un lado, tenemos los sentimientos constructivos, como la alegría, el orgullo, que elevan la inspiración de los alumnos para aprender y su interés. Por otro lado, están los sentimientos destructivos, como el estrés, la exasperación y el aburrimiento, que pueden poner en peligro la educación. 

Cuando los estudiantes se enfrentan al fracaso, pueden encontrarse con sentimientos destructivos, como la humillación, la desesperanza, y es posible que no puedan participar como otros compañeros en el aprendizaje. 

Dado que los sentimientos marcan tanto el proceso de aprendizaje, es importante obtener información sobre ellos para crear un entorno educativo que sea emocionalmente sano y que pueda mejorar la salud mental y el rendimiento de los alumnos. 

Si hablamos de los sentimientos destructivos, por un lado, tenemos el abatimiento o la desesperanza. Los alumnos que la sufren pueden evitar comprometerse con las actividades del curso, lo que lleva a un rendimiento y aprendizaje muy reducidos. También reduce la motivación por la vida, y esto puede generar conductas violentas. 

Es decir, la desesperanza aumenta cuando disminuye la convicción de que un futuro bueno espera. Provoca, además, un aumento de la negatividad sobre la vida. 

Otro tema más explorado en el aprendizaje en general, es el problema del silencio. Es un fenómeno amplio, que se ha convertido en un obstáculo para la creación de vínculos entre educadores y alumnos, lo que influye en el logro de los objetivos de la clase como conjunto y de cada alumno en particular.

El silencio puede ser positivo, pero sin duda sus interpretaciones negativas suelen ser más comunes, y un entorno negativo en el aula a menudo afecta al rendimiento. 

Los profesores han hecho grandes esfuerzos para involucrar a los alumnos en las actividades y para mejorar la eficacia de su educación, pero muchos alumnos siguen sin estar interesados en participar en las clases. Lo más habitual es que estos jóvenes duden en participar, no estén listos para responder, sean inactivos y dependan demasiado, en ocasiones, de los profesores. 

Con todo esto, llegamos a la conclusión de que los educadores quieren instruir a sus alumnos de forma exitosa, por lo que necesitan saber cómo desarrollar la inspiración en su clase y animar a sus alumnos a participar. Para lograrlo, pueden configurarse prácticas verbales y, también, no verbales. 

Aquí es donde aparece el concepto de la inmediatez. Se refiere a una amistad o familiaridad física, expresiva o afectiva que se confirma a través de comportamientos constructivos, y en el ámbito educativo, se considera un medio de interacción entre profesores y alumnos que trae muchos beneficios; de hecho, otros estudios previos han demostrado que la inmediatez es una forma de mejorar la comunicación y los vínculos entre profesores y alumnos.

La inmediatez es indispensable, por tanto, para que los educadores consigan disminuir los filtros emocionales de los estudiantes, así como cambiar y mejorar su salud y conducta a través de la enseñanza y la formación. 

Algunas de las técnicas verbales de inmediatez son proporcionar a los alumnos retroalimentación inmediata, mantener conversaciones antes y después de las clases, llamar por su propio nombre a los alumnos, compartir experiencias, dar opiniones personales, entre otras. 

Las técnicas de inmediatez verbal aluden a mensajes que muestran compasión, franqueza, amabilidad, premio, aclamación, inclusión, comedia, y sobre todo, voluntad de involucrar a los alumnos en el grupo. 

Pero además también se utiliza la simpatía, el lenguaje corporal, los gestos de amistad y apoyo, que son elementos no verbales y también influyen positivamente en la relación entre profesores y alumnos, motivando a estos últimos a ser más activos en el aula y a estar más motivados. 

La inmediatez no verbal implicaría actitudes no orales que promueven la intimidad, sobre todo emocional, y atraen la atención de los alumnos. Es decir, lo más importante de los elementos no verbales aplicados a la inmediatez, es que mejoran la cercanía emocional y mental de profesores y alumnos. 

Pueden incluir la gesticulación, las expresiones faciales, los movimientos corporales, la ropa y la apariencia, la sonrisa, la distancia física… 

Por tanto, tras revisar literatura previa, los autores llegan a la conclusión de que mejorar las prácticas de desarrollo de la inmediatez de los profesores promoverá la tolerancia al estrés de los alumnos, la confianza en sí mismos, su motivación, reduciendo así sus niveles de abatimiento y mejorando su bienestar en general.

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Amigos del Club de Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Effects of Body-Oriented Interventions on Preschoolers’ Social-emotional Competence: A systematic review” de Dias Rodrigues, A.; Cruz-Ferreira, A.; Marmeleira, J. y Veiga, G. (2022), en el que los autores realizan una revisión de la literatura previa sobre las intervenciones orientadas al cuerpo con niños de preescolar, para saber si éstas mejoran sus capacidades socioemocionales, entre otras.

La primera infancia es un período fundamental de la vida. En él hay un desarrollo muy significativo de las competencias socioemocionales, que son una base muy importante para la salud, el bienestar y el éxito de los niños. Estas competencias son también cruciales para que los niños se enfrenten a factores estresantes, desafíos actuales y futuros.

Cuando hablamos de competencias socioemocionales nos referimos a competencias sociales (capacidad de resolver problemas, ajustar la conducta según la situación social, etcétera) y emocionales (comprensión, regulación y expresión de las emociones) que trabajan juntas hacia el desarrollo adaptativo.

Estas competencias socioemocionales se desarrollan desde edades muy tempranas a través del proceso de socialización de emociones, es decir, a través del modelado, la observación y la comunicación de las emociones.

En las últimas décadas se han implementado varios programas de intervención en contextos educativos con el objetivo de promover el desarrollo de las competencias socioemocionales en niños.

Uno de estos tipos de intervenciones son las orientadas al cuerpo, que nos interesan especialmente porque asumen que las experiencias corporales y emocionales están asociadas entre sí y relacionadas con la psicomotricidad, el juego, la danza, la actividad física o la relajación. Es decir: elementos no verbales.

Todo esto serviría para tener conciencia del cuerpo, del cuerpo en relación con los demás y la conexión entre éste y la emociones.

Un fuerte grupo de evidencias respalda la efectividad de estas intervenciones en el contexto educativo. Es por ello que la investigación trata sobre este contexto específicamente.

El objetivo es saber si efectivamente hay una mejora de las competencias socioemocionales con estas intervenciones enfocadas al cuerpo que utilizan elementos no verbales de comunicación.

El proceso fue el siguiente: se escogieron una serie de artículos, recopilados de varias bases de datos, publicados entre 2000 y 2020. Era necesario que los participantes del estudio fuesen niños de entre 3 y 7 años y asistiesen a educación preescolar. Además, el estudio debía utilizar intervenciones enfocadas al cuerpo durante al menos una semana y obligatoriamente en el contexto de la escuela.

Hasta la fecha, es la primera revisión sistemática para conocer los efectos de las intervenciones enfocadas al cuerpo en los contextos educativos sobre las competencias socioemocionales de niños en edad preescolar.

A pesar de la dificultad para identificar cuál es la “dosis” de intervención ideal, el consenso emergente entre los investigadores apunta a que los niños que recibieron más sesiones demostraron mayores resultados. Sin embargo, según el análisis realizado, no hay evidencias suficientes de esta idea.

Algunos de los instrumentos de evaluación utilizados en los estudios incluidos, fueron autoinformes de padres y maestros. El uso de informes de los padres se basa en la idea que los padres ven, y en su conocimiento del niño en varios contextos, por lo tanto, pueden observarlos en situaciones muy distintas. Sin embargo, pueden dejarse llevar por el impulso de crear una imagen positiva de sus hijos y por ello, su opinión puede estar sesgada.

Hubo evidencias limitadas de los efectos positivos de este tipo de intervenciones en el reconocimiento de emociones, en las estrategias de regulación emocional y en la cooperación e independencia social. Sin embargo, los autores sí consideran que las experiencias corporales y emocionales proporcionadas por estas intervenciones posiblemente faciliten el reconocimiento y regulación de las emociones.

Estas habilidades son esenciales para las interacciones sociales y son predictoras de conductas sociales cooperativas.

También hubo evidencias, si bien limitadas, de que estas intervenciones mejoran la interacción en el juego y la habilidad en este, los problemas de conducta y la hiperactividad.

Las investigaciones futuras no deben omitir datos importantes, como ocurrió en algunas de las analizadas, sobre, por ejemplo, criterios de elegibilidad.

Los autores señalan la necesidad de conocer exactamente qué tipo de intervención orientada al cuerpo es más útil para el desarrollo de las competencias socioemocionales en niños de estas edades y lo marcan como uno de los objetivos principales de futuros estudios.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Gesture and Language Trajectories in Early Development: an Overview from the Autism Spectrum Disorder Perspective” de Ramos-Cabo, S.; Vulchanov, V. y Vulchanova, M. (2019), en el que los autores realizan una revisión sobre los trabajos existentes en materia de gestos, lenguaje y cómo se desarrollan en niños con trastornos del espectro autista. 

Cuando hablamos de los trastornos del espectro autista, nos referimos a un grupo muy amplio y extenso de distintas neurodivergencias. Sin embargo, sabemos algunas cosas sobre ellas. 

Por ejemplo, uno de los primeros signos de existencia de trastornos del espectro autista (TEA) es la ausencia o aparición tardía de conductas comunicativas, tanto verbales como no verbales. 

En este artículo los autores comentan que existe una gran cantidad de investigaciones que muestran que la evolución del lenguaje en niños con un desarrollo típico (DT) depende enormemente de su capacidad para producir gestos. Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin respuesta para niños con TEA sobre este mismo tema. 

Los autores se preguntan, pues, si los gestos también influyen en el desarrollo del lenguaje en niños con TEA, y si existen diferencias entre los gestos de niños con TEA y niños con DT. 

De todos los estudios que los autores mencionan y comentan en el artículo, se pueden extraer dos ideas principales. 

En primer lugar: la asociación gesto-lenguaje existe en los niños con TEA; en segundo lugar, existen, efectivamente, diferencias en el desarrollo de las habilidades de comunicación verbal y no verbal entre los niños con TEA y los niños con DT. 

Con respecto a la primera idea, múltiples estudios han demostrado que los gestos pueden predecir las habilidades del lenguaje de los niños con TEA y, en particular, los gestos deícticos, que serían relevantes tanto para estos niños como para aquellos con un desarrollo típico. Los gestos deícticos son aquellos que se utilizan para guiar la atención de alguien hacia algo ubicado en el entorno. 

El hecho de que estos gestos estén relacionados con demandas sociales e interactivas, nos indica que podría constituir una poderosa herramienta para intervenciones tempranas en niños con TEA, ya que estos trastornos también se relacionan con la interacción social.

Estudios previos muestran que la intervención en este área mejora el vocabulario de los niños con desarrollo típico, por lo que los autores entienden que podría ser muy beneficioso para niños con TEA, proporcionándoles más recursos de comunicación no verbal que podrían, a su vez, ampliar sus habilidades verbales y, por tanto, mejorar también las sociales. 

Con respecto a la segunda idea, hay numerosos estudios que indican la presencia de diferencias en el desarrollo de las habilidades comunicativas no verbales en niños con TEA cuando se compara con el desarrollo de niños con DT. 

Una de estas diferencias es la menor tasa de gestos en los niños con TEA en comparación con los niños con un desarrollo típico. También aparecería un deterioro progresivo del dominio de los gestos deícticos. 

Una idea que plantean los autores, es que debido al hecho de que hasta el primer año de vida no aparecen evidencias de los retrasos en la comunicación verbal y no verbal, algunos estudios previos no han logrado encontrar otras diferencias en las habilidades de comunicación temprana entre grupos de niños con TEA y niños con DT. 

También se debe considerar que los bebés con TEA pueden desarrollar habilidades de comunicación similares a las de los niños con DT, pero la trayectoria de este desarrollo cambia a partir de ese primer año que hemos mencionado. 

Es decir, en algún momento en los dos primeros años de vida se sufre un declive. Este no se limita al dominio de las habilidades comunicativas, sino también a las conductas sociales, cognitivas y adaptativas. 

En cualquier caso, los autores aconsejan prudencia al interpretar los hallazgos, ya que consideran necesarias muchas más pruebas debido a la complejidad de los trastornos del espectro autista. 

Los autores mencionan la necesidad de investigaciones que repliquen este estudio y los mencionados en él. Para algunas investigaciones mencionadas se utilizaron métodos como la observación de interacciones no estructuradas o análisis de vídeos caseros, por lo que, a pesar de que tienen cierta validez, su control es difícil. 

Comentan que son necesarias metodologías de elicitación del lenguaje gestual que puedan permitir interacciones naturalistas entre el cuidador y el niño en entornos controlados, de forma que las habilidades comunicativas de éste, así como otras cognitivas y sociales, mejoren sustancialmente. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Non-Verbal Communication and Management of Interactive Conflict in School-based violence: a Sociological Perspective” de Iyekolo, A. O. (2020), en el que el autor hace una revisión de las posibilidades que supone el no prestar atención a la conducta no verbal de los estudiantes y profesores en el entorno escolar.

Todos sabemos que la escuela, en realidad, es una proyección de la sociedad en versión pequeña.

Al final, no deja de ser un entorno en el que personas de diversos orígenes y orientaciones socioeconómicas se reúnen, con el fin de adquirir conocimientos y habilidades sociales.

La interacción social sería el método a través del cual las personas dentro de cualquier entorno (aunque nos referimos al escolar en este caso) se relacionan e intercambian ideas, utilizando para ello tanto el lenguaje verbal como el no verbal.

El lenguaje es tan importante precisamente, porque es la herramienta principal de la interacción social. Los humanos, los animales, e incluso parece que las plantas, tienen formas de comunicar su estado mediante el uso de este.

Y es importante tanto en su manifestación verbal como no verbal. Cuando el autor habla de comunicación no verbal, se refiere a las expresiones faciales, los gestos, el movimiento del cuerpo y la apariencia física, además del paralenguaje, la proxémica, los artefactos, etcétera.

En muchos casos, gran parte de las comunicaciones no verbales del entorno escolar son descuidadas o subestimadas para el correcto desarrollo de la vida en el centro. Sin embargo, se utiliza constantemente. De hecho, la interacción social y las actividades académicas pueden no generar los beneficios esperados cuando no se utilizan adecuadamente los mensajes no verbales, incluso puede aparecer la violencia escolar.

Ocurren los llamados conflictos interactivos. Se dan cuando las interacciones académicas y sociales del personal de la escuela y los estudiantes, se vuelven negativas y disfuncionales. Es decir, la interacción entre el personal y los estudiantes puede no llevarlos hacia el logro de los objetivos propuestos si hay una interrupción de la comunicación.

El autor, en este artículo, presenta desde una perspectiva sociológica cómo la mala comunicación tanto verbal como no verbal puede afectar a la relación entre los estudiantes, maestros y el centro escolar, y cómo pueden surgir conflictos de interacción si los mensajes no son bien decodificados o se subestiman por figuras de poder del entorno.

El autor explica en primera instancia la teoría del etiquetado y la teoría de las profecías autocumplidas, que considera importantes para el desarrollo de su exposición.

La teoría del etiquetado sostiene que a las personas se les asigna una etiqueta en función de lo que hacen, dicen, y la forma en que aparecen. Por tanto, la apariencia de una persona puede ser suficiente para etiquetarla como desviada, conformista, delincuente, obediente, etcétera. Según los expertos que sostienen esta teoría, si es una figura de poder la que adjudica una etiqueta (padres, maestros, etcétera), existe la tendencia a que las personas etiquetadas se vean a sí mismos como tal y actúen en consecuencia de esa etiqueta.

Las interacciones de los profesores con los alumnos se verán influenciadas por le etiqueta o la definición del comportamiento de los alumnos, los cuales se comunican de forma verbal y no verbal. Los docentes pueden, por ejemplo, dar mayores estímulos a aquellos alumnos que consideran brillantes. Esto hará que el autoconcepto de ese alumno sea moldeado por las expectativas del profesor, viéndose a sí mismo como brillante, aburrido o pasivo (en otros casos), actuando en consecuencia. Esta sería la teoría de las profecías autocumplidas aplicada a este contexto.

Por ello es tan importante un buen entendimiento de la comunicación, verbal y no verbal, de alumnos y profesores.

El autor destaca varios puntos no verbales a los que considera que los docentes deberían prestar especial atención.

Los artefactos son elementos de comunicación no verbal que consisten en ropa, maquillaje, gafas, accesorios, joyería, etcétera. Son elementos de la apariencia de la persona. En el entorno escolar se dedican esfuerzos a unificar estos artefactos a través de políticas como llevar uniforme. De esta forma, se intentan eliminar las impresiones negativas, la segregación o las desigualdades, e inculcar disciplina. Pero, igualmente, si echamos una mirada de cerca a los alumnos y profesores, podemos inferir unas cuantas cosas con respecto a su persona.

Por ejemplo, un estudiante puede comunicar a través de esta forma su disposición hacia una determinada subcultura juvenil. También puede reflejar su sentido de la disciplina o su disposición para participar en un acto violento. La forma en que los estudiantes se arremangan, dónde se colocan el cinturón, los pantalones, el nivel al que se abotonan la camisa… puede decir mucho sobre él.

El paralenguaje también es un aspecto muy interesante. Nos referimos a la voz, el volumen, el ritmo del habla, las pausas o suspiros de quien habla. Puede proporcionar una rica fuente de información para el docente, los jefes de estudios, y todo el personal del colegio que desee evitar la violencia en él.

El paralenguaje puede representar el temperamento de los estudiantes y el personal docente. Los maestros pueden decodificar cuál es el nivel de agresividad de un estudiante a través del paralenguaje; al igual que los administradores del centro pueden decodificar cómo sus empleados manejan sus emociones en el colegio.

Este canal informa de forma no verbal a los oyentes sobre las necesidades emocionales del hablante. El docente puede detectar si un alumno u otro docente está emocionalmente estable simplemente escuchándolo hablar.

También tenemos la proxémica, que es el empleo del espacio social y personal al comunicarnos. La forma en la que el estudiante se sienta, mueve las manos, la cara, puede mostrar su interés por lo que está escuchando. Por tanto, el maestro puede evaluar la disposición de sus alumnos para, por ejemplo, aprender.

El hecho de que las escuelas no decodifiquen correctamente una serie de mensajes no verbales dentro de sus entornos puede generar conflictos y violencias en ellos.

Los mensajes no verbales negativos no leídos pueden causar conflictos que obstaculicen la interacción social. Muchos estudiantes quedan aislados y son molestados en el colegio porque no se integran de la misma forma que los demás.

Desafortunadamente, un estudiante puede ser muy callado, reservado y pasivo en clase, no porque esa sea su personalidad, sino porque le resulta difícil ubicarse entre sus compañeros. Un docente que no sea consciente de esto, puede clasificar erróneamente al estudiante como pasivo y, por tanto, descuidarlo. Además, podría afectar al autoconcepto del estudiante, que se desarrolla a partir de sus interacciones con los demás.

La conclusión que obtenemos es que en la escuela no se pueden ignorar los elementos no verbales y es necesario prestarles atención igual que a los verbales. Este tipo de comunicación puede contribuir en gran medida a mejorar el bienestar de alumnos y docentes y, como tal, se deben dedicar recursos a su estudio.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “The Role of Emoticons in the Comprehension of Emotional and Non-emotional Messages in Dyslexic Youth: a Preliminary Study”, de Lesniak, E. y Grzybowski, S. J. (2021), en el que los autores realizan un estudio preliminar para valorar la comprensión de los mensajes escritos con emoticonos en los jóvenes con dislexia. 

De todas las discapacidades del aprendizaje, la dislexia es la más común, con una tasa de prevalencia de hasta el 17% de la población mundial, con muchos niños y jóvenes en edad escolar sin diagnosticar. 

Además de ser un problema de aprendizaje, también es una fuente de complicaciones conductuales, emocionales y psicosociales, incluso puede llegar a serlo a largo plazo. 

La dislexia se caracteriza por una precisión y/o fluidez escasas en la lectura, que, junto a una mala ortografía y decodificación, impactan de lleno en la comprensión lectora. 

Se ha demostrado que estos déficits afectan negativamente a las funciones ejecutivas, como la atención selectiva. Hay algunos datos que indican, incluso, que la dislexia del desarrollo podría estar relacionada con problemas más graves en los mecanismos cognitivos, como la atención ejecutiva y la memoria de trabajo.

La dislexia genera problemas en la escuela, pero también en el ámbito personal y social, donde los adolescentes pueden ser un grupo más vulnerable, dado que una gran mayoría de sus contactos sociales consisten en escribir y leer mensajes en línea (redes sociales).

Es importante investigar sobre cómo desempeñan los jóvenes disléxicos tareas de la vida diaria, como leer mensajes de distintos tipos, y cómo los factores que poseen los sistemas de mensajería online les afectan. 

Una de las características distintivas de los sistemas de mensajería en línea es la presencia de ayudas no verbales para las comunicaciones verbales. Estas ayudas son los emoticonos

Realizan funciones no verbales en la comunicación online y se utilizan para expresar no sólo emociones y humor, sino también para fortalecer los contenidos verbales del mensaje, al tiempo que afectan a su interpretación. Además, transmiten aspectos específicos de los actos de habla, como las intenciones del usuario. Su propósito es hacer que el mensaje sea lo más comprensible posible.

Además, la mayoría de los jóvenes nacidos después de 1980 (los llamados millennials) conocen bien el uso de los emoticonos y dependen en gran medida de ellos en sus intercambios diarios de mensajes escritos. 

Por ello, los autores consideran que merece la pena examinar el papel y los beneficios (si los hay) de los emoticonos en la comprensión lectora de los jóvenes disléxicos, que dependen de las aplicaciones de mensajería online en su vida diaria, especialmente con la situación pandémica y pospandémica, que obliga a mantener el aislamiento social. 

Para el experimento, los autores reunieron a un total de 32 alumnos de primaria y secundaria, de entre 11 y 15 años. 16 de ellos fueron clasificados en el equipo de jóvenes con dislexia, y los otros 16 fueron el grupo de control. 

Se les mostraron una serie de mensajes cortos, con emoticonos, emulando a la plataforma de mensajería “Messenger”. 

Los autores compararon la comprensión de los mensajes escritos con o sin emoticonos con los tiempos de reacción y la precisión de las respuestas dadas tanto en el grupo experimental como en el de control. 

Los tiempos de respuesta más largos se dieron en el grupo experimental, con jóvenes con dislexia. Esto podría señalar los problemas que pueden tener para conseguir la información adecuada. Además, se podría tener en cuenta como un punto a favor para brindar más tiempo durante el proceso educativo a jóvenes con dislexia, incluidos los exámenes escritos. 

Las respuestas más rápidas se dieron en ambos grupos, cuando había emoticonos presentes en los mensajes. Por el contrario, los mensajes que carecían de pistas no verbales y sin contenido emocional, parecían ser los más difíciles de procesar. 

Los análisis y observaciones mostraron que las respuestas a los mensajes con emoticonos no estándar (eso es, aquellos que no representan emociones) fueron las más precisas. Posiblemente, sean estos emoticonos los que más beneficien a las personas con esta discapacidad, ya que son signos puramente no verbales que sirven como transcripciones gráficas del contenido verbal y ayudan en la comprensión del mensaje. 

Como tales, se podrían implementar en programas educativos y estudios online como ayudas en tareas de comprensión lectora.

Por otro lado, los emoticonos tradicionales (que transmiten estados emocionales básicos, como felicidad, tristeza o sorpresa), podrían verse como de naturaleza más compleja, ya que agregan una interpretación, o una intención, al mensaje. 

Sin embargo, este último punto debe abordarse con cautela porque no hubo diferencias significativas entre la precisión de las respuestas de mensajes con emoticonos tradicionales y mensajes con emoticonos no tradicionales. 

Una limitación de este estudio es que, debido a la naturaleza exploratoria y preliminar de este, el tamaño de la muestra es pequeño, lo cual limita la interpretación de los datos y los resultados obtenidos, y es un punto en el que se deberían enfocar las futuras investigaciones. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Does Teacher Immediacy Affect Students? A Systematic Review of the Association Between Teacher Verbal and Non-verbal Immediacy and Student Motivation”, de Liu, W. (2021), en el que el autor realiza una revision de los trabajos acerca de si la inmediatez de los profesores afecta a los estudiantes.

Cada vez atrae más la atención de los expertos el estudio de la inmediatez del maestro en el campo de la comunicación educativa.

Pero ¿qué es la inmediatez?

Fue introducida por primera vez por Mehrabian, que definió el concepto como “conductas de comunicación que mejoran la cercanía y la interacción no verbal con otro”. Además, a la luz de la “teoría de aproximación-evitación”, este autor propuso que es probable que las personas se acerquen a quienes les agradan y se alejen de quienes no les agradan.

En cuanto a la importancia de la inmediatez en los entornos educativos, otros autores han propuesto que los comportamientos verbales y no verbales que emplean los maestros en las interacciones con sus alumnos, pueden ser consideradas gratificantes por estos. Es decir, los maestros podrían inspirar a los estudiantes a estar más motivados, atentos y comprometidos, minimizar la ansiedad, el estrés y las reacciones negativas de los estudiantes, mediante la exhibición de acciones verbales y no verbales.

Se ha señalado que esto podría ser especialmente útil para las clases de idiomas, si bien también podría afectar a todas las actividades formativas en general.

En algunas investigaciones se ha estudiado la satisfacción de los alumnos con respecto a la inmediatez del profesor. En ellos, se llega a conclusiones que apuntan en la dirección de que los estudiantes que tienen un maestro inmediato están más satisfechos con su experiencia de aprendizaje que aquellos que no lo tienen.

A pesar de que numerosos estudios han buscado examinar la asociación entre la inmediatez y factores como el compromiso académico, la participación o el aprendizaje, hay menos que investiguen sobre la inmediatez y la motivación.

Por ello, el autor decide realizar una revisión sistémica de la literatura existente sobre este asunto.

¿Cuáles serían las conductas de inmediatez del maestro? Podemos clasificarlas en verbales y no verbales.

Las verbales pueden ser: llamar a los estudiantes por sus nombres, pedir comentarios sobre las lecciones, referirse a la clase como “nosotros”, entablar conversaciones con los estudiantes antes y después de clase, etcétera.

Las no verbales pueden ser: tener una proxémica cercana, una orientación corporal directa, sonrisas y variedades vocales, emplear gestos físicos, hacer contacto visual, tener una posición corporal relajada, entre otras.

¿Cómo se realizó este estudio? El autor realizó una búsqueda bibliográfica en diferentes bases de datos sobre el tema. Tras filtrar numerosos artículos, finalmente la muestra se redujo a 30 investigaciones.

De estos 30, sólo 5 estudios empíricos (17%) se llevaron a cabo en clases de idiomas; el resto, examinó la interacción entre la inmediatez del maestro y la motivación de los estudiantes en contextos educativos generales (ciencias, comunicación, negocios, etcétera).

Entre los resultados obtenidos, nos encontramos con que los estudiantes perciben las conductas de inmediatez de los profesores como un factor de motivación importante en los entornos de enseñanza-aprendizaje.

Con respecto al papel de la inmediatez no verbal del profesor, los hallazgos indicaron que estos comportamientos mejoran la motivación de los estudiantes. En otras palabras, se reveló que la inmediatez no verbal del profesor es un fuerte predictor de la motivación de sus estudiantes.

También se encontró una relación positiva entre la inmediatez verbal del profesor y la motivación de los estudiantes.

Es decir, que los estudiantes instruidos por un maestro que usa comportamientos de inmediatez tanto verbal como no verbal, están más motivados que aquellos instruidos por maestros que no los emplean.

Esto puede explicarse por el hecho de que llamar la atención de los estudiantes es el factor más crucial para motivarlos. También influyen fuertemente moverse por la clase, hacer contacto visual, y, en general, llamarlos por su nombre.

Estos profesores, además de mejorar el estado de la motivación de sus alumnos, contribuyen a fortalecer su interacción con ellos, y por tanto, la relación entre ambos.

También hay indicios de que la inmediatez influiría también en los resultados del aprendizaje de los alumnos, con mayores logros. Se puede explicar porque estos comportamientos inspirarían a los estudiantes a estar más atentos y, por tanto, mejorar su rendimiento.

Entre las limitaciones de esta investigación señalamos el escaso número de estudios que se han examinado y, además, que la gran mayoría de ellos se realizó en entornos universitarios y no escolares.

Para futuras investigaciones, se señala la importancia de la realización de más estudios empíricos en estos entornos, especialmente en clases de idiomas.

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