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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Looking guilty: Handcuffing suspects influences judgements of deception”, de Zloteanu, M.; Salman, N. L.; Krumhuber, E. G. y Richardson, D. C. (2022), en el que los autores realizan un estudio con oficiales de policía y ciudadanos civiles para saber cómo afecta al juicio de los entrevistadores el observar que el sujeto al que están interrogando lleva esposas o no.

La detección del engaño puede ser crucial en contextos de investigación forense, donde la decisión del juez y/o el jurado puede depender de la credibilidad del testimonio de la víctima, el testigo o el sospechoso. 

Sin embargo, los juicios de veracidad son un gran desafío, especialmente para aquellos cuya decisión es la que condenará o absolverá a un acusado. 

Como ya hemos comentado varias veces, las personas tendemos a ser malas detectando la mentira. Nuestro juicio está sesgado hacia la sobreestimación de la honestidad de los demás y a confiar demasiado en nosotros mismos. 

Dada la enorme importancia de estos juicios en el contexto legal, es vital examinar el papel de los factores situacionales en este proceso. 

Por este motivo, los autores decidieron utilizar un escenario experimental en el que simularon un interrogatorio real. Esposaron a algunas personas que iban a tener el rol de sospechosos, y examinaron cómo ésto podía afectar a los juicios de veracidad de quienes tenían que decidir si el sospechoso estaba mintiendo o no.

Antes de explicar el estudio y las conclusiones, los autores hacen un breve repaso por la literatura existente. 

La realidad es que quienes realizan estos juicios de veracidad (de ahora en adelante los llamaremos “jueces”) lo hacen con una calidad mejorable. Esto es algo que se ha atribuido, en parte, a la falta de señales conductuales confiables que diferencien a los mentirosos de los que dicen la verdad. 

Por ejemplo, las personas creen que los mentirosos se tocan más a sí mismos, se mueven más, tienden a apartar la mirada y, en general, están ansiosos y nerviosos. Sin embargo, estas creencias rara vez coinciden con la realidad. 

De hecho, uno de los motivos por los que los autores eligieron este tema para su estudio, fue que, según estudios de 2006, 2007 y 2004, los mentirosos suelen hacer menos movimientos con manos y dedos y utilizan menos gestos ilustradores en comparación con quienes dicen la verdad. Por lo tanto, la idea de restringir los movimientos de los “sospechosos” en este estudio, puede tener impacto en la discriminabilidad de los mentirosos y quienes dicen la verdad. 

Es decir, en este caso, la realidad contrastada por distintos estudios es contraria a la creencia popular.

Por otro lado, la literatura sobre detección del engaño ha pasado por alto, en gran medida, el impacto de los factores situacionales (elementos externos que influyen en el proceso) en los mentirosos y en los que dicen la verdad. Es decir, que la situación en la que se encuentran puede afectar a su comportamiento

Por ejemplo, manipular la vestimenta de las personas puede afectar a la empatía de los jueces con respecto al sospechoso. Y llevar gafas puede aumentar la percepción que el juez tiene sobre el sospechoso en relación a su inteligencia, honestidad y confiabilidad.

Los autores decidieron incluir agentes de policía en este estudio porque la investigación con profesionales de este área suele ser escasa en el campo de la detección del engaño. 

Los datos disponibles sugieren que los oficiales de policía muestran un desempeño similar al del resto de ciudadanos. Esto puede deberse a que los agentes de policía se basen en señales para determinar el engaño que no sean del todo correctas. 

En el estudio que nos ocupa se obtuvo un número de 83 personas que tomarían el rol de “jueces”; de estas, 23 eran policías. Los sospechosos fueron 19 personas, que aleatoriamente fueron distribuidos en dos grupos: personas esposadas y personas sin esposar. 

Antes del interrogatorio, los sospechosos completaron cuatro ítems de un cuestionario utilizado para medir diferencias individuales en el maquiavelismo. Posteriormente, dos de estas cuatro respuestas fueron modificadas, de forma que el sospechoso tuviera dos respuestas honestas y dos deshonestas.

Antes del interrogatorio, se les permitió leer las respuestas modificadas y se les indicó que debían justificarlas ante el entrevistador llegado el momento. 

Tal y como esperaban los autores, parece ser que la manipulación de las esposas afectó tanto a los agentes de policía como a aquellos que no trabajaban en este campo. Las declaraciones hechas por sospechosos esposados fueron más difíciles de clasificar para ambos grupos. Es decir, la probabilidad de que un sospechoso esposado se clasificase erróneamente en términos de la veracidad de su declaración fue de casi un 65%.

Un resultado que los autores consideraron preocupante, fue que los agentes de policía mostraron una mayor confianza en sus decisiones, sin ser más precisos que el grupo de ciudadanos civiles.

En general, tanto policías como no policías tuvieron un peor rendimiento en su tarea cuando el sospechoso estaba esposado, lo que respalda las afirmaciones de los autores de que los factores situacionales pueden afectar negativamente.

Es decir, los resultados ilustran que los elementos situacionales pueden afectar la percepción y el juicio de las personas. Reducir el impacto de estos factores podría mejorar las prácticas forenses y, sobre todo, los procedimientos de detección del engaño, al tiempo que reduciría el riesgo de posibles errores judiciales. 

Los autores recomiendan que las futuras investigaciones en esta línea se dediquen a estudiar más en profundidad cómo afecta que el sospechoso esté esposado o no cuando se trata de hacer juicios de veracidad. También señalan como muy interesante el centrarse en la capacidad del sospechoso para gesticular.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Intentional-Deception Detection Based on Facial Muscle Movements in an Interactive Social Context”, de Dong, Z.; Wang, G.; Lu, S.; Dai, L.; Huang, S. y Liu, Y. (2022), en el que los autores realizan un estudio utilizando la técnica de la electromiografía facial para estudiar la musculatura facial de la mentira.

La detección del engaño ha sido un tema social de interés durante toda la historia de la humanidad, en el que las expresiones faciales han tenido un papel clave. 

El rostro se puede utilizar como pista para interpretar la actividad mental de una persona y, por tanto, puede ser útil para saber si estamos ante un discurso honesto o no. 

En alguna ocasión ya hemos hablado de que existen dos tipos de expresiones faciales, según su duración: las macroexpresiones y las microexpresiones. Las macroexpresiones son más frecuentes, duran más y, por tanto, se controlan y suprimen más fácilmente. Por el contrario, las microexpresiones son breves, sutiles y más discretas. Éstas surgen del intento fallido de ocultar o reprimir emociones. Por tanto, se cree que son las pistas más confiables para detectar la deshonestidad. Ekman argumentó, sobre este tema, que los movimientos musculares incontrolables y rápidos en el área de la frente pueden ser pistas importantes para detectar mentiras.

Una de las técnicas con mayor tasa de éxito para el estudio de las microexpresiones y su relación con la mentira es el análisis de expresiones faciales en vídeo. Sin embargo, en este tipo de análisis es necesario un algoritmo que clasifique las expresiones, por ejemplo, utilizando las unidades de acción facial (AU) y, por tanto, la anotación manual sigue siendo en cierto modo necesaria. 

Lo cierto es que la precisión de los humanos en la detección de mentiras no suele superar el azar, según investigaciones anteriores, llegando a poco más del 50% de aciertos. Pero ¿qué ocurre si nos ayudamos de medios computarizados? Según los expertos, la precisión puede aumentar hasta alcanzar aproximadamente el 70% de aciertos. 

Estos medios computarizados, como el polígrafo, normalmente se centran en analizar las respuestas fisiológicas como la temperatura facial, el pulso, la frecuencia cardíaca, la presión arterial… Se entiende que el mentiroso sufrirá momentos de estrés emocional porque estará asustado, nervioso y ansioso al mentir, y eso es precisamente con lo que se relacionan estos indicadores.  

El problema es que las personas inocentes que dicen la verdad también pueden estar asustadas y nerviosas en una situación en la que se está juzgando su honestidad. Por tanto, este método no es completamente fiable. 

Otros estudios de detección de mentiras se han basado en técnicas de imágenes cerebrales, como la electroencefalografía, y han tenido resultados muy positivos. Sin embargo, este método requiere de la utilización de sensores y maquinaria poco accesible. 

En los últimos años se ha propuesto la electromiografía facial como método para investigar los movimientos musculares faciales y la asociación de éstos con la mentira. Ha tenido resultados positivos, aunque debe explorarse más a fondo su utilidad en este campo. 

Precisamente es este el método de análisis que ponen a prueba los autores del artículo, realizando un experimento con 22 voluntarios a los que dividieron por parejas, en un total de 11. 

La actividad consistía en una dinámica en la que cada una de las dos personas de la pareja tomaría un rol. Una de ellas sería el informante y la otra sería el detective. El detective haría una serie de preguntas autobiográficas sencillas y otras más extensas de preferencias personales. En una segunda etapa del experimento se intercambiaron los roles para, finalmente, en una tercera, intentar reconocer quién estaba mintiendo y cuándo mentía. Mientras esto ocurría, a los participantes se les realizaba una electromiografía facial. 

Los autores obtuvieron varias ideas interesantes. En primer lugar, parece ser que los humanos tendemos a utilizar el músculo cigomático en las expresiones asociadas a emociones positivas y para ocultar emociones mientras mentimos. 

Por otro lado, el músculo corrugador se asoció con expresiones relacionadas con emociones negativas (por ejemplo, fruncir el ceño). 

Además, lo más interesante es que parece ser que quienes mintieron en este experimento tuvieron una mayor actividad del músculo cigomático.

Por tanto, dado que este músculo se asocia con las expresiones de las emociones positivas, los autores infieren que los mentirosos pueden estar experimentando una cierta alegría por haber tenido éxito en su mentira

Una idea que apoyaría esta propuesta de los autores, es la sonrisa de Duchenne, que con la activación del músculo cigomático es una indicadora de emociones felices. 

Tanto el músculo cigomático como el músculo corrugador se encuentran en la zona facial superior y los músculos de este área están sujetos a un menor control volitivo por la corteza motora que se encarga de su movimiento. Como resultado, algunos investigadores creen que cuando las personas mienten, sus músculos faciales superiores filtran las emociones con mayor facilidad. Esta idea sería apoyada por los resultados del experimento de los autores, que, si bien invitan a continuar investigando sobre el tema, arrojan información reveladora que se debe tener en cuenta. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Effectiveness, Attractiveness, and Emotional Response to Voice Pitch and Hand Gestures in Public Speaking”, de Rodero, E. (2022), en el que la autora realiza un estudio para saber cómo influyen las variaciones en la intensidad del tono de la voz y la frecuencia y exageración de los gestos realizados con las manos, en la efectividad de los discursos en público.

Cuando vemos y escuchamos a una persona mientras habla, se pueden distinguir dos partes diferenciadas en la comunicación que son muy importantes: lo que dice esa persona y cómo lo dice, es decir, el contenido y la forma del mensaje. O, dicho de otra forma, la comunicación verbal y la no verbal, ambas igualmente importantes. 

La autora decide centrarse en este caso en la comunicación no verbal, ya que cada parte de nuestro cuerpo, cada movimiento, expresión facial o variación de tono, tiene un significado. De hecho, nuestro cerebro puede crear una impresión sobre alguien que da un discurso en sólo milisegundos, atendiendo únicamente a su rostro, su cuerpo, o escuchando su voz. 

Ya hemos mencionado en numerosas ocasiones que existen distintos canales de comunicación no verbal. Por un lado, tenemos todo lo relacionado con la kinésica, como son los gestos, las posturas o el movimiento; también está el paralenguaje, lo que son los rasgos de la voz; la proxémica, que se refiere al espacio y la gestión de las distancias; la apariencia de las personas, como la vestimenta, las joyas, incluso el color de la piel. 

Las señales de comunicación no verbal pueden influir en la percepción y el procesamiento del mensaje. Usamos nuestros cambios corporales y de voz para reforzar o calificar lo que decimos, transmitir emociones, actitudes, intenciones, regular el flujo de la comunicación…

Según expertos, los líderes carismáticos utilizan variaciones del tono de la voz, contacto visual, gestos y expresiones faciales para diferenciarse del resto. La forma en que los presentadores de televisión, por ejemplo, utilizan sus voces y gestos al hablar en público, es crucial para involucrar a la audiencia, atraer su atención y provocar emociones. 

En esta investigación se analiza la efectividad, el atractivo y la respuesta emocional de diferentes estrategias relacionadas con el tono de la voz y los gestos de las manos en los discursos públicos. Pero ¿por qué estos dos elementos?

En primer lugar, la voz juega un papel muy importante en nuestras relaciones sociales, y por tanto en los mensajes persuasivos, como los discursos públicos. Cómo usamos la voz se llama prosodia, y representa el conjunto de características que usamos al hablar. 

Uno de los componentes más importantes de la prosodia es la entonación, sin embargo, la investigación sobre la influencia de las variaciones de la entonación cuando se trata de discursos en público es escasa, a pesar de su importancia. 

En 2011, un estudio encontró que los cambios sustanciales de tono aumentaron la persuasión y la credibilidad, y en 2021 se concluyó con que un tono más alto y variado en la voz, se relaciona con un mayor carisma. En discursos públicos, una entonación enfática moderada se considera la más efectiva, capta más atención y provoca mayor excitación, mejorando la comprensión, debido a su dinamismo. 

Sin embargo, aunque estos cambios son muy positivos, las variaciones excesivas podrían ser contraproducentes y hacer que el discurso sea exagerado y poco natural, por lo que la hipótesis de la autora es que la estrategia moderada sería la mejor opción. 

Por otro lado, tenemos los gestos con las manos. Según los expertos, las personas que usan gestos con las manos son percibidas como más efectivas, persuasivas, creíbles, dominantes, extrovertidas, sociables y honestas. Por lo tanto, hay una tendencia a asociar rasgos positivos con los movimientos de las manos. 

Un estudio realizado con charlas TED, concluyó con que los gestos de las manos hacen que el orador parezca más convincente. Sin embargo, como ocurre con el tono de la voz, una excesiva intensidad podría resultar exagerada y provocar distracciones. La hipótesis de la autora también es abogar por estrategias moderadas. 

Para el estudio, se grabaron un total de 48 vídeos de discursos cortos en los que se combinaban tres variaciones del tono de la voz (suave, moderado, intenso) y tres intensidades de gestos con las manos (suaves, moderados, intensos). 120 estudiantes universitarios formaron la muestra del estudio. 

Los hallazgos mostraron que las señales de comunicación no verbal examinadas fueron relevantes para determinar la efectividad y el atractivo de un discurso público.

La estrategia con variaciones de tono moderadas, en lo relativo al tono de la voz, fue la más efectiva y atractiva, seguida del estilo de variaciones altas y, en tercer lugar, las pocas variaciones. El resultado está en línea con los hallazgos de estudios previos.

Una estrategia equilibrada con cambios de tono, ni pocos ni muchos, se percibe como más dinámica y, por tanto, más eficaz, ya que una voz más expresiva siempre se percibe mejor que una voz aburrida, y aporta carisma. 

En cuanto a los gestos, ocurrió exactamente lo mismo. La estrategia moderada fue la que más éxito tuvo, seguida de la estrategia de muchos gestos y, en última posición, pocos gestos. 

Al combinar las estrategias relacionadas con el tono de la voz y las de los gestos, se obtuvo el hallazgo novedoso de que, cuando la voz experimenta variaciones moderadas del tono, son efectivos tanto los gestos moderados, como los gestos exagerados. 

Los resultados de este estudio permiten avanzar en el análisis de claves no verbales, especialmente, como es lógico, en el estudio del tono de la voz y la gestualidad. La autora señala la necesidad de dedicar mayores esfuerzos a estudiar los efectos de ambos canales combinados, que, como hemos visto, pueden ofrecer respuestas prometedoras a preguntas interesantes. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Gesture and Language Trajectories in Early Development: an Overview from the Autism Spectrum Disorder Perspective” de Ramos-Cabo, S.; Vulchanov, V. y Vulchanova, M. (2019), en el que los autores realizan una revisión sobre los trabajos existentes en materia de gestos, lenguaje y cómo se desarrollan en niños con trastornos del espectro autista. 

Cuando hablamos de los trastornos del espectro autista, nos referimos a un grupo muy amplio y extenso de distintas neurodivergencias. Sin embargo, sabemos algunas cosas sobre ellas. 

Por ejemplo, uno de los primeros signos de existencia de trastornos del espectro autista (TEA) es la ausencia o aparición tardía de conductas comunicativas, tanto verbales como no verbales. 

En este artículo los autores comentan que existe una gran cantidad de investigaciones que muestran que la evolución del lenguaje en niños con un desarrollo típico (DT) depende enormemente de su capacidad para producir gestos. Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin respuesta para niños con TEA sobre este mismo tema. 

Los autores se preguntan, pues, si los gestos también influyen en el desarrollo del lenguaje en niños con TEA, y si existen diferencias entre los gestos de niños con TEA y niños con DT. 

De todos los estudios que los autores mencionan y comentan en el artículo, se pueden extraer dos ideas principales. 

En primer lugar: la asociación gesto-lenguaje existe en los niños con TEA; en segundo lugar, existen, efectivamente, diferencias en el desarrollo de las habilidades de comunicación verbal y no verbal entre los niños con TEA y los niños con DT. 

Con respecto a la primera idea, múltiples estudios han demostrado que los gestos pueden predecir las habilidades del lenguaje de los niños con TEA y, en particular, los gestos deícticos, que serían relevantes tanto para estos niños como para aquellos con un desarrollo típico. Los gestos deícticos son aquellos que se utilizan para guiar la atención de alguien hacia algo ubicado en el entorno. 

El hecho de que estos gestos estén relacionados con demandas sociales e interactivas, nos indica que podría constituir una poderosa herramienta para intervenciones tempranas en niños con TEA, ya que estos trastornos también se relacionan con la interacción social.

Estudios previos muestran que la intervención en este área mejora el vocabulario de los niños con desarrollo típico, por lo que los autores entienden que podría ser muy beneficioso para niños con TEA, proporcionándoles más recursos de comunicación no verbal que podrían, a su vez, ampliar sus habilidades verbales y, por tanto, mejorar también las sociales. 

Con respecto a la segunda idea, hay numerosos estudios que indican la presencia de diferencias en el desarrollo de las habilidades comunicativas no verbales en niños con TEA cuando se compara con el desarrollo de niños con DT. 

Una de estas diferencias es la menor tasa de gestos en los niños con TEA en comparación con los niños con un desarrollo típico. También aparecería un deterioro progresivo del dominio de los gestos deícticos. 

Una idea que plantean los autores, es que debido al hecho de que hasta el primer año de vida no aparecen evidencias de los retrasos en la comunicación verbal y no verbal, algunos estudios previos no han logrado encontrar otras diferencias en las habilidades de comunicación temprana entre grupos de niños con TEA y niños con DT. 

También se debe considerar que los bebés con TEA pueden desarrollar habilidades de comunicación similares a las de los niños con DT, pero la trayectoria de este desarrollo cambia a partir de ese primer año que hemos mencionado. 

Es decir, en algún momento en los dos primeros años de vida se sufre un declive. Este no se limita al dominio de las habilidades comunicativas, sino también a las conductas sociales, cognitivas y adaptativas. 

En cualquier caso, los autores aconsejan prudencia al interpretar los hallazgos, ya que consideran necesarias muchas más pruebas debido a la complejidad de los trastornos del espectro autista. 

Los autores mencionan la necesidad de investigaciones que repliquen este estudio y los mencionados en él. Para algunas investigaciones mencionadas se utilizaron métodos como la observación de interacciones no estructuradas o análisis de vídeos caseros, por lo que, a pesar de que tienen cierta validez, su control es difícil. 

Comentan que son necesarias metodologías de elicitación del lenguaje gestual que puedan permitir interacciones naturalistas entre el cuidador y el niño en entornos controlados, de forma que las habilidades comunicativas de éste, así como otras cognitivas y sociales, mejoren sustancialmente. 

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Credibilidad de las denuncias de agresión sexual. Club del Lenguaje No Verbal.
Credibilidad de las denuncias de agresión sexual. Club del Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, en ocasión les presentamos un resumen del artículo “Despistado por la emoción: la capacidad de los observadores de discriminar denuncias de agresiones sexuales reales y falsas”, de los autores Kristine A. Peace de la Universidad Grant MacEwan (Canadá), Stephen Porter de la Universidad British Columbia (Canadá) y Daniel F. Almon de la Universidad Dalhousie (Canadá), que trata sobre la detección del engaño en las denuncias de agresión sexual.

Una de las razones por las que el engaño ha generado un enorme interés científico son los problemas que han surgido en el sistema legal como resultado de las evaluaciones de credibilidad erróneas y en consecuencia condenas injustas. En particular, los casos de agresiones sexuales suponen un importante reto para la policía y para los jueces; el hecho no suele denunciarse de inmediato y normalmente no existen pruebas confirmatorias. Si bien es difícil establecer un número determinado, se estima que hasta un 20% de las denuncias podrían ser falsas. Por lo tanto, resulta esencial investigar los factores asociados con las características de las denuncias de agresión sexual reales y falsas y la exactitud en la discriminación de los observadores es crucial.

El presente estudio examina la capacidad de los observadores (posibles jurados) para discriminar informes reales y falsos de agresión sexual, y si las diferencias individuales están relacionadas con la capacidad para determinar la credibilidad de tales afirmaciones. Uno de los objetivos del estudio es determinar si existe una predisposición a la veracidad ante denuncias reales y falsas de agresión sexual. Se prevé que en el análisis de las declaraciones escritas que contienen descripciones impactantes y perturbadoras de agresiones sexuales, los observadores serán más propensos a creer el informe. Además de determinar la precisión del observador en la valoración de las denuncias de agresión sexual, se ha tratado de identificar las posibles diferencias individuales entre los observadores legos que podrían contribuir a diferentes niveles de competencia de valoración. La fuerza del contenido emocional de la declaración podría interactuar con la función emocional y la personalidad del juez para influir en los juicios de credibilidad. Los distintos rasgos de personalidad podrían asimismo estar relacionados con el uso diferenciado de señales en la toma de decisiones.

En general, el análisis empírico de las capacidades de detección del engaño y las diferencias individuales ha arrojado resultados inconsistentes. Las investigaciones que analizan el uso de señales ha revelado que los participantes que se apoyan en un mayor número y variedad de señales (ya sean verbales y/o no verbales) tienden a ser más precisos en la detección del engaño. Este estudio cuenta con tres objetivos principales: (1) evaluar la exactitud de los juicios de credibilidad de denuncias reales y falsas de agresión sexual; (2) analizar el papel de la personalidad y las diferencias individuales en la precisión de la detección; y (3) examinar las estrategias de utilización de señales y su relación con la precisión en las valoraciones de credibilidad.

Los resultados del estudio apoyan las anteriores investigaciones que indicaban que la precisión en la detección está en general alrededor del nivel de azar, y se confirma la predicción con respecto a la predisposición a la veracidad cuando se juzgan denuncias de victimización sexual. De hecho, los observadores que obtuvieron peores resultados, mostraron poca precisión discriminatoria y respuestas sesgadas. Sin embargo, es posible que los juicios sobre la intensidad emocional se hayan visto limitados por la naturaleza emocional de las denuncias de agresión sexual. Curiosamente, el estudio reveló una ligera correlación negativa entre confianza y precisión en la detección de denuncias reales de victimización. Como tal, es importante tener en cuenta la confianza en la toma de decisiones dado que se asocia con percepciones de veracidad. Por otro lado, se halló una correlación negativa entre extraversión y precisión global, lo que indica que los participantes que puntúan bajo en extraversión demostraron más capacidades de detección. Otro hallazgo fue la asociación positiva entre precisión, apertura a la experiencia y neuroticismo.

El análisis sobre el uso de señales en este estudio no apoya las hipótesis; la precisión no está relacionada con el número o el tipo de señales empleadas. Parece ser que tanto las denuncias falsas como las reales contenían muchas de las señales más utilizadas (cantidad de detalles, consistencia lógica, detalles relevantes), lo que limita cualquier asociación entre uso de señales y precisión. De este modo, el uso de señales irregulares de palabras/frases se asoció con una mayor precisión en la correcta discriminación de informes reales. Se analizó igualmente si los jueces más precisos utilizan señales diferentes a las que emplean los jueces que cometen más errores. Pero contrariamente a lo que cabría esperar, no existe diferencia en la utilización de señales entre los jueces.

Algunos investigadores han llegado a la conclusión de que las diferencias en la detección del engaño dependen más de las características y conductas del que engaña más que del observador. Algunos argumentan que las diferencias individuales son insignificantes, salvo que las personas difieran en su predisposición a la veracidad de las declaraciones. Los hallazgos sugieren que los factores de personalidad tienen al menos una ligera influencia sobre la capacidad de detección del engaño y confirman que los legos asumen más a menudo que las denuncias de agresión sexual son veraces.

El siguiente paso en esta investigación es evaluar la capacidad de los investigadores de la policía y de los que toman las decisiones judiciales para discriminar las denuncias de agresión sexual reales y falsas, y si estos profesionales presentan predisposiciones similares o diferentes hacia la credibilidad de estas denuncias. El presente estudio ofrece una visión de las capacidades de detección del engaño cuando se usan estímulos reales y emocionalmente evocadores.

Los participantes obtuvieron peores resultados que al nivel de azar en general, y demostraron una predisposición a la veracidad en sus determinaciones. Estos resultados tienen consecuencias para el ámbito forense, cuando los investigadores se enfrentan a denuncias de agresión sexual, y afrontan el reto de determinar la veracidad.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje No Verbal

Traducción y edición: Leticia Moreno

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Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana les proponemos un resumen del artículo “El rol de la personalidad en el inicio de situaciones de comunicación”, de los autores Sofie Frederickx de la Universidad de Leuven (Bélgica) y Joeri Hofmans de la Vrije Universiteit Brussel (Bélgica), acerca de la relación entre los rasgos de personalidad y el tipo de comunicación que se establece.

En el campo de la comunicación existe un enorme interés en cómo las diferencias individuales afectan a la manera de comunicarse. Los rasgos generales de personalidad, y especialmente la extraversión, el neuroticismo y la afabilidad, influyen en diversos aspectos de la comunicación interpersonal. Los estudios previos se han centrado exclusivamente en el papel de la personalidad cuando ya se está involucrado en una situación de comunicación. La investigación sobre la elección de la situación ha demostrado que las personas no acaban de forma pasiva en esas situaciones, sino que participan activamente en su selección y evitación. Por otra parte, el tipo de situaciones que se escogen y evitan difieren considerablemente entre las personas, y la personalidad parece ser un importante determinante. Dado el impacto de los rasgos generales de personalidad en la forma de comunicarse, cabe preguntarse si también están relacionados con los tipos específicos de situaciones de comunicación que se eligen.

En el presente estudio, se aborda esta cuestión examinando si los cinco grandes rasgos de personalidad se relacionan con los tipos de conversaciones que se inician en la vida diaria. Para ello, se plantea la hipótesis de que los individuos tienden a buscar las situaciones de comunicación que son congruentes con su personalidad. Puesto que el hecho de comportarse de manera discordante con los rasgos de personalidad propios genera sentimientos negativos y positivos cuando la conducta es congruente.

Para probar esta hipótesis, se han centrado en la congruencia entre los cinco grandes rasgos de personalidad y tres características de situaciones de comunicación: (1) la familiaridad con el compañero de interacción, (2) la colaboración del compañero, y (3) la certeza sobre el tema de conversación. En primer lugar, la familiaridad con el interlocutor ha demostrado aumentar los sentimientos de simpatía y disminuir las sensaciones de incertidumbre y ansiedad. Como consecuencia, esta función está ligada a una mayor calidad y frecuencia de la interacción. En segundo lugar, un pequeño aporte del compañero a la conversación produce un aumento de la afectividad negativa y se asocia con la evitación de iniciar la conversación. Por último, la incertidumbre en general conduce a eludir las interacciones interpersonales. Por ello, se espera que estas características se relacionen con una mayor probabilidad de iniciar una conversación.

En cuanto a los rasgos de personalidad, en primer lugar, la extraversión es una dimensión que se relaciona con la sociabilidad, los individuos que puntúan alto en extraversión se caracterizan por una gran necesidad de contacto social y atención. Por lo tanto, se prevé que las personas con alta extraversión escojan más situaciones de comunicación interpersonal en comparación con personas con baja extraversión, independientemente de las características específica de la situación (Hipótesis 1).

 

En segundo lugar, las personas afables suelen ser amables, generosas, y con predisposición a ayudar a los demás. Asimismo, participan en las conversaciones con un enfoque más positivo, están motivados por mantener relaciones interpersonales positivas, y experimentan más sentimientos desagradables cuando se involucran en discusiones que los individuos con baja afabilidad. Así pues, se plantea la hipótesis de que los individuos con alta afabilidad van a elegir más frecuentemente situaciones de conversación con conocidos (Hipótesis 2a) que propician la conversación (Hipótesis 2b). En tercer lugar, el neuroticismo se caracteriza como la tendencia crónica a experimentar sentimientos y pensamientos negativos, a la inestabilidad emocional y la inseguridad. Por lo tanto, las personas con altas puntuaciones en neuroticismo seleccionarán situaciones que se caracterizan por la incertidumbre y la ansiedad.

Es decir, situaciones de conversación con extraños (Hipótesis 3a) determinadas por la incertidumbre sobre el tema (Hipótesis 3b). En cuarto lugar, se ha probado también cómo los rasgos de apertura a la experiencia (imaginación, cultura, tolerancia y sensibilidad artística) y responsabilidad están relacionados con la selección de los diferentes tipos de situación de comunicación. Por último, se ha analizado asimismo si las relaciones entre los cinco grandes rasgos y el inicio de la situación de comunicación varían cuando se controla la variable de autoestima. Un rasgo que ha demostrado estar asociado con medidas de comunicación tales como la aprehensión y la preferencia por la comunicación cara a cara.

Se ha examinado la relación entre las diferencias individuales en los tipos de conversaciones iniciadas y las diferencias individuales en extraversión, afabilidad, neuroticismo, apertura y responsabilidad. Se han hallado relaciones significativas en línea con el principio de congruencia que establece que las personas buscan situaciones que sean congruentes con su personalidad. Así pues, los resultados apoyan la conclusión de que la personalidad no sólo afecta a la conducta una vez que las personas están involucradas en una situación, sino que también es un determinante importante de diferencias interindividuales en la selección y la evitación de la situación. Se ha descubierto igualmente, que al controlar la variable de autoestima, los individuos con puntuaciones altas en neuroticismo participan con más frecuencia en comunicaciones cuando el compañero de interacción es conocido.

Por último, las diferencias individuales en apertura y responsabilidad no tienen un efecto significativo sobre las situaciones de comunicación que se inician. En cuanto a las limitaciones del estudio, es importante destacar que se han medido inicios de situaciones de comunicación auto informadas y no reales. Futuras investigaciones deberían comprobar si las relaciones halladas en estas situaciones también se dan en inicios reales. Una segunda limitación de los datos auto informados es que el margen de error de la memoria puede haber afectado al informe. Por lo tanto, en futuras investigaciones podrían apoyarse en la experiencia basada en sucesos ya que de esta manera se informa sobre el comportamiento cuando se está llevando a cabo.

 

En tercer lugar, es posible que las diferencias individuales en el informe de inicio de situaciones de comunicación sean debidas a las diferencias individuales en la forma de reflejar lo experimentado en lugar de a las diferencias individuales en su comportamiento real. Esta limitación de nuevo subraya la necesidad de replicar los hallazgos con medidas de conducta reales, en lugar de auto informadas.

En cuarto lugar, el estudio se ha basado únicamente en unas pocas características situacionales.

En quinto lugar, sólo se midieron las conversaciones iniciadas por los sujetos, dejando de lado las conversaciones que no iniciaron ellos. Así pues, puede ser interesante para futuras investigaciones medir asimismo el nivel de actividad social y examinar el número de conversaciones iniciadas en relación al total de conversaciones.

Por último, las características situacionales se han conceptualizado como categorías binarias (presentes o ausentes). Por lo tanto, en futuras investigaciones debería probarse si la medición de las características situacionales de manera continua afecta a los resultados. De esta manera, se ha demostrado que las diferencias individuales en la personalidad no sólo se reflejan en la conducta durante una comunicación, sino también en los tipos de situaciones de comunicación que las personas eligen en la vida diaria.

En particular, los individuos dedican tiempo a situaciones de comunicación que fomentan, promueven y alientan las manifestaciones conductuales de su personalidad. En consecuencia, se ha demostrado que únicamente se puede alcanzar una completa comprensión del papel de la personalidad en la comunicación si a su vez se estudia su impacto en el tipo de situaciones elegidas.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje No Verbal

Traducción y edición: Leticia Moreno

La imitación durante el proceso de confirmación conductual. Club Lenguaje No Verbal.
La imitación durante el proceso de confirmación conductual. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana les presentamos un resumen del artículo “The tongue-tied chameleon: El papel de la imitación no consciente en el proceso de confirmación conductual”, de los autores K. Rachelle Smith-Genthôs, Darcy A. Reich y Mario P. Casa de Calvo de la Universidad Tecnológica de Texas (EE.UU.) y, Jessica L. Lakin de la Universidad Drew (EE.UU.), que analiza la conducta de imitación que se produce durante las interacciones sociales.

Los comportamientos de las personas se interrelacionan durante las interacciones sociales. En la investigación actual, se señala que estos procesos están íntimamente conectados. Concretamente, el comportamiento de un perceptor impulsado por una expectativa negativa puede ser involuntariamente imitado por el destinatario, lo que lleva a la confirmación conductual. La imitación no consciente se produce cuando el destinatario corresponde involuntariamente al comportamiento del perceptor con un comportamiento idéntico o similar. Las personas imitan las expresiones faciales de enfado a un nivel muscular cuando se les muestran imágenes representativas e imitan un tono negativo de voz cuando repiten un texto que han escuchado en un tono negativo. Una de las cuestiones analizadas por la actual investigación es si se imitan los comportamientos no verbales negativos que se producen durante las interacciones sociales en curso. Algunas investigaciones plantean que esto podría ocurrir, pero las interacciones sociales implican demandas y metas de auto-presentación que pueden inhibir la imitación de comportamientos negativos. Una segunda pregunta es si la imitación conductual negativa en las interacciones sociales guiadas por expectativas puede conducir a consecuencias negativas. El objetivo asociado es un fuerte motivador de la conducta de imitación. Por lo tanto, en las interacciones en las que las necesidades de afiliación son más notables (situaciones de entrevista), es posible que se imite la conducta del compañero de interacción incluso si no es lo más beneficioso. La profecía auto cumplida ha sido demostrada en varias interacciones y puede ocurrir sin el conocimiento o intención de perceptores o destinatarios. Ocurre cuando el perceptor se crea expectativas sobre el compañero de interacción, trata a su destinatario de forma congruente con la expectativa y este inconscientemente se comporta de manera que confirma las expectativas del perceptor. El perceptor provoca el comportamiento consistente con la expectativa del destinatario alterando el clima afectivo, el esfuerzo realizado, la retroalimentación y las oportunidades para responder. La influencia de los efectos de la expectativa sigue siendo un tema de investigación activo. Podría existir un interesante vacío teórico en el modo en que las tendencias de comportamiento del perceptor suscitan conductas consistentes con la expectativa del destinatario. Existen dos procesos capaces de explicarlo, y se propone además un tercero. En primer lugar, los comportamientos del perceptor imponen limitaciones situacionales y el destinatario muestra reacciones situacionalmente limitadas. En segundo lugar, las conductas del perceptor son conscientemente interpretadas por el destinatario y este decide conscientemente reaccionar del mismo modo. Una tercera posibilidad es que los comportamientos del perceptor congruentes con la expectativa son percibidos por el destinatario, quien, sin saberlo, se implica en comportamientos idénticos a través del proceso automático conductual de imitación. Cuando el perceptor tiene expectativas negativas sobre el destinatario, el comportamiento no verbal refleja esa negatividad. El destinatario puede percibir esos comportamientos e imitarlos inconscientemente. Las conductas negativas mostradas por el destinatario pueden entonces confirmar las expectativas negativas del perceptor.

Este estudio investiga esta posibilidad. En concreto, se analiza, si en el caso de que la imitación conductual negativa se produzca en una interacción social, las consecuencias de la imitación de un comportamiento negativo y la imitación explican cómo los comportamientos congruentes con las expectativas de los perceptores provocan la confirmación conductual con la expectativa del destinatario. En este caso, se simuló una entrevista telefónica, en la que los participantes se postulaban para un hipotético puesto de trabajo. Se manipularon los comportamientos de los entrevistadores relevantes a las expectativas en vez de las propias expectativas formulando a los supuestos candidatos preguntas en un tono de voz negativo o neutral. Se predijo que los candidatos que escucharon las preguntas formuladas en un tono negativo rendirían peor y utilizarían un tono más negativo que los candidatos que escucharon las preguntas neutralmente formuladas. Además, la relación entre el tono de voz del entrevistador y el rendimiento de los candidatos debería estar influida por el tono de voz de los candidatos. Los candidatos cambiaban su tono para encajar con el tono del entrevistador, y hay que considerar este cambio para los efectos del tono de voz del entrevistador en el desempeño general de los candidatos durante la entrevista.

Este experimento ha demostrado que los participantes en esas entrevistas simuladas imitaron el tono de voz negativo del entrevistador, ese tono de voz (manipulado para manifestar un comportamiento guiado por las expectativas) condujo a una profecía auto cumplida en cuanto al rendimiento de los participantes, y que el efecto del tono del entrevistador en el rendimiento de los candidatos se produjo por un cambio en el tono de voz de estos. Por lo tanto, la imitación del tono de voz juega un papel fundamental en el proceso de confirmación conductual. El presente estudio demuestra que las personas imitan comportamientos negativos en las interacciones sociales, incluso cuando esa imitación produce resultados negativos (un peor rendimiento). Las futuras investigaciones deberían investigar qué tipos de comportamientos negativos son imitados en esas interacciones, las circunstancias en las que se produce la imitación negativa, y las posibles consecuencias de esa imitación. Es posible que los procesos de imitación sustenten otros patrones de interacción perjudiciales, así como el incremento de los conflictos en las relaciones. El presente estudio es también el primero en demostrar que la conducta de imitación no consciente puede servir como un proceso a través del cual los comportamientos de los perceptores guiados por las expectativas (paso 2) conducen a los destinatarios a alterar involuntariamente su propio comportamiento para mostrar un rendimiento congruente con la expectativa (paso 3). La imitación puede actuar sola o junto con otros mecanismos, tales como limitaciones situacionales o reciprocidad deliberada, para facilitar la confirmación conductual. Las futuras investigaciones deberían continuar explorando estos y otros mecanismos para llenar el vacío teórico existente entre las tendencias de comportamiento que transmiten las expectativas del perceptor y las conductas de confirmación de expectativas exhibidas por el destinatario. Así pues, la actual investigación amplía la comprensión tanto de la imitación como de la confirmación conductual y demuestra que estos procesos están íntimamente conectados.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje No Verbal

Traducción y edición: Leticia Moreno

Experiencias emocionales en las aulas. Club Lenguaje No Verbal.
Experiencias emocionales en el aula. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, esta vez les sugerimos un resumen del artículo “Experiencias emocionales de los alumnos en el aula: Un estudio cualitativo multimétodo”, de los autores Wondimu Ahmed, Margaretha P.C. Van der Werf y Alexander Minnaert de la Universidad de Groningen (Países Bajos), que estudia las reacciones emocionales de los alumnos en el aula de clase.

Las recientes investigaciones sobre emociones en el contexto educativo han recibido mucha atención. Este aumento del interés se ha atribuido al reconocimiento de las emociones como importantes constructos psicológicos que fomentan el aprendizaje y el rendimiento. La emoción es un constructo hipotético compuesto de distintos componentes que generalmente, incluyen, pero no se limitan a, sentimientos subjetivos (estoy enfadado), expresiones (fruncir el ceño cuando se siente ira) y reacciones fisiológicas.

Por lo tanto, la comprensión de la experiencia emocional hace necesario el conocimiento de los componentes emocionales subyacentes así como la forma en que funcionan mutuamente. Un tema muy relacionado con las manifestaciones emocionales son sus posibles antecedentes. La bibliografía sobre emociones destaca la viabilidad de las valoraciones cognitivas en la obtención de emociones. Las valoraciones determinan y diferencian las experiencias emocionales. El propósito de este estudio es examinar de qué manera el sistema de respuesta emocional (cambios en el ritmo cardíaco, expresiones no verbales y sentimientos subjetivos) funciona de forma simultánea para revelar las experiencias emocionales y cómo la valoración de situaciones específicas se relaciona con las emociones experimentadas de forma temporal. Se ha tratado de analizar estas cuestiones en las aulas, utilizando un enfoque cualitativo.

Un supuesto fundamental en la medición de emociones, es que las emociones son constructos hipotéticos que pueden inferirse a través de varios indicadores. Tales inferencias son: la experiencia subjetiva, los cambios fisiológicos, y las expresiones no verbales que acompañan a la experiencia. Por lo tanto, para entender el constructo psicológico de la emoción es necesario evaluar distintos sistemas de respuesta emocional a la vez. Otra de las cuestiones de interés en la exploración de las experiencias emocionales son los determinantes de las emociones. Las emociones son el resultado de la valoración cognitiva de eventos significativos para el individuo. La opinión acerca del suceso en el contexto es crucial para provocar emociones. Los contextos pueden variar en función de sus posibilidades y limitaciones, algunos comprenden tareas desafiantes y otros menos exigentes.

La conclusión es, que las emociones se producen como resultado de las valoraciones cognitivas en un contexto por lo que no pueden analizarse por separado. Así pues, en el ámbito educativo, el estudio de las experiencias emocionales de los estudiantes en el contexto exige tener en cuenta el aula de clase. El objetivo de este estudio es triple. En primer lugar, se pretende explorar la correspondencia entre los sentimientos subjetivos, las expresiones emocionales no verbales y las reacciones fisiológicas asociadas al aula. Se evaluaron las emociones (ira, ansiedad, aburrimiento, placer, orgullo y vergüenza) en el aula de matemáticas de forma simultánea a través de múltiples modalidades de respuesta. El segundo objetivo, es examinar la relación entre las emociones de los estudiantes y las valoraciones de rendimiento y valor. Y el tercer propósito, es determinar si los patrones de experiencias emocionales en el aula dependen de la dificultad de la tarea y la capacidad de los participantes.

En cuanto al primer objetivo de este estudio, los resultados revelaron que las expresiones emocionales no verbales de la ira, la ansiedad y del placer son en cierto modo congruentes con la reacciones fisiológicas y con la propia confirmación retrospectiva de los estudiantes de experimentar las emociones simultáneamente. Las expresiones no verbales de aburrimiento, orgullo y vergüenza rara vez correspondieron con las respuestas de los estudiantes en la entrevista. La falta de expresión de emociones de orgullo y vergüenza podría explicarse de varias maneras. La experiencia y expresión de estas emociones requieren tres importantes habilidades cognitivas: conocer las normas y reglas, tener un concepto de sí mismo y ser capaz de valorarse en relación a esas normas.

Otra explicación podría ser que informar acerca de las propias emociones es embarazoso, especialmente en contextos como éste. En relación al segundo de los objetivos, los resultados sugieren que las funciones lineales sencillas no son aptas para explicar las relaciones. Las valoraciones de rendimiento y valor parecen funcionar de manera interactiva. Un examen más detenido de las emociones dominantes experimentadas por cada estudiante y su correspondientes evaluaciones, sugiere que el bajo rendimiento y el bajo valor de la tarea percibidos puede provocar ira y/o ansiedad, mientras que las valoraciones de bajo valor y alto rendimiento pueden llevar al aburrimiento.

Por otra parte, las valoraciones de alto rendimiento y alto valor pueden provocar placer. La explicación más plausible para estos diferentes patrones de relaciones entre las valoraciones y las emociones tiene que ver con las características de medición. Otra posible explicación es que las valoraciones de rendimiento y valor podrían no haber sido suficientes para obtener las distintas emociones. Respecto al tercer objetivo, no se ha hallado una clara asociación entre el nivel de dificultad de la tarea y las emociones de los estudiantes.

A pesar de que el enfoque multimétodo cualitativo utilizado en el presente estudio ha servido para analizar las experiencias emocionales de los estudiantes de manera más eficaz que con un solo método, existen algunas limitaciones que deben ser consideradas. En primer lugar, aunque el diseño del estudio de casos múltiples ha permitido explorar la experiencia emocional de un número limitado de casos con mucho más detalle que con métodos de encuesta, los resultados no se pueden generalizar. Segundo, no se puede asegurar que las emociones manifestadas durante la entrevista sean representaciones precisas de cómo los individuos se sienten en una situación real. En tercer lugar, las reacciones fisiológicas pueden deberse a simples movimientos de la mano y pueden haber interferido en el registro de datos de la frecuencia cardíaca. Por último, las expresiones emocionales no verbales son a priori muestras de esquemas de codificación existentes.

Por lo tanto, la aplicación de tales instrumentos para codificar las emociones en un contexto natural como las aulas puede requerir el muestreo de emociones intensas, que no suelen darse con frecuencia. Teniendo en cuenta estas limitaciones, las futuras investigaciones podrían recurrir al uso de cámaras de vídeo ocultas para registrar las expresiones emocionales no verbales de los participantes. A pesar de estas limitaciones, los resultados del actual estudio tienen importantes implicaciones para la docencia y los procesos de aprendizaje.

Los resultados muestran que hay cierta correspondencia entre los sistemas de respuesta emocional en el contexto del aula. La sincronización de los sistemas emocionales de respuesta moviliza los recursos del organismo para afrontar un reto importante. Por lo tanto, un sistema emocional de respuesta coordinado puede ayudar a los estudiantes a afrontar o evitar las tareas de clase. Por otra parte, las expresiones emocionales no verbales de los estudiantes permiten a los profesores inferir las experiencias subjetivas y las tendencias de acción de los estudiantes. Los resultados revelan asimismo que atendiendo al rendimiento y al valor de las valoraciones de los estudiantes en el aula, se puede mejorar la experiencia de emociones de adaptación.

En conclusión, el enfoque multimétodo plantea que la evidencia convergente de múltiples métodos puede facilitar la comprensión del impreciso constructo de la emoción. En consecuencia, es necesario pasar de los métodos únicos a los multimétodos y de los autoinformes retrospectivos a las evaluaciones online.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje No Verbal

Traducción y edición: Leticia Moreno

Reconocimiento de anomalías conductuales y detección de mentiras. Club Lenguaje No Verbal.
Reconocimiento de anomalías conductuales y Detección de mentiras. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, en esta ocasión les presentamos un resumen del artículo “Efectos positivos del entrenamiento en reconocimiento de anomalías conductuales para la detección de mentiras”, de los autores David Matsumoto y Hyisung C. Hwang de la Universidad Estatal de San Francisco (EE.UU.), Lisa G. Skinner del F.B.I. (EE.UU.) y Mark G. Frank de la Universidad Estatal de Nueva York (EE.UU.), que trata de los posibles efectos positivos del entrenamiento en la detección de anomalías conductuales para los agentes de la ley.

El reconocimiento de indicadores relacionados con la verdad y la mentira puede ser una valiosa ayuda para los agentes de la ley, y la investigación ha proporcionado una gran fuente de información relativa a dichos indicadores. Una de ellas proviene del análisis de las palabras utilizadas en las tomas de declaración o los interrogatorios. Las mentiras contienen menos palabras y omisiones de información; son menos plausibles, estructuradas, y lógicas; son más internamente discrepantes y ambivalentes; contienen detalles recurrentes y carecen de marco contextual; e incluyen más descripciones de lo que no ocurrió. Otra fuente de indicadores proviene del análisis del comportamiento no verbal.

Los indicadores de comportamiento no verbal se producen debido a que las emociones y cogniciones se expresan verbalmente y porque los pensamientos y sentimientos opuestos generados al mentir suelen filtrarse a pesar de los intentos de controlarlos. Los indicadores de comportamiento no verbal de la mentira comprenden cambios en el uso de ilustradores del habla y gestos emblemáticos; expresiones faciales de emoción y cognición, especialmente fuga emocional; cambios en el parpadeo, pausas, y tasas de habla; e intentos de controlar o regular las propias emociones. A pesar de la existencia de estas dos ricas fuentes de indicadores de la verdad y la mentira, no son fácilmente identificables. Pero para algunas profesiones, es crucial que las mentiras se detecten con mayor precisión que al azar; la aplicación de la ley es una de esas profesiones. Dado que no existen indicios de engaño, una cuestión fundamental es si los individuos en general, y los agentes de la ley en particular, pueden ser entrenados para mejorar su capacidad para detectar mentiras.

Por lo tanto es importante formar a las personas en el reconocimiento de los indicadores verbales y no verbales de la verdad y la mentira conjuntamente puesto que suelen aparecer de forma simultánea. Se ha examinado si la formación tanto en indicadores verbales como no verbales de la verdad y la mentira tendría efectos positivos sobre la capacidad de los agentes de la ley para su detección. Los participantes del estudio son alumnos de la Academia Nacional del FBI.

Los análisis han generado varias conclusiones notables. Cuando los vídeos fueron analizados en su conjunto, hubo un aumento general de las tasas de precisión de alrededor del 10%, lo que corresponde con un tamaño del efecto bastante grande. Los efectos positivos del entrenamiento se repitieron cuando se analizaron los datos de los vídeos de individuos que decían la verdad y los vídeos de individuos que mentían por separado. Curiosamente el efecto del entrenamiento fue mayor con los vídeos en los que se mentía que con los vídeos en los que se decía la verdad, y limitado a vídeos de crímenes más que a vídeos de opiniones. No obstante, existen ciertas limitaciones en este estudio, tal vez la mayor es la falta de grupo control. Debido a esto, no se puede descartar por completo la posibilidad de que los alumnos hayan mejorado su capacidad de detectar mentiras simplemente asistiendo a un curso en la Academia Nacional del FBI, ni se puede deducir que los efectos dependan exclusivamente del contenido de ese curso en particular.

Otra limitación podría ser el número relativamente pequeño de vídeos utilizados en los pre y post tests y su brevedad, y el hecho de que los alumnos fueran meros observadores de la interacción y no tuvieran la libertad de interrogar a los entrevistados ellos mismos. De este modo, los alumnos tuvieron que hacer juicios basados en la mínima información disponible. Otra posible limitación de los vídeos utilizados para evaluar la precisión en la detección de mentiras es el hecho de que representaban estudiantes de licenciatura y de postgrado y algunos miembros de la comunidad, mientras que los vídeos utilizados en la formación incluyen víctimas reales, sospechosos y testigos. No parece, sin embargo, que esto sea una limitación, ya que no hay evidencia que sugiera que las fugas verbales y no verbales sean específicas de la edad adulta, y no hay ninguna razón o evidencia que indique que la anomalías conductuales representadas en los vídeos sean diferentes a las generadas por las personas que aparecen en los vídeos de formación para las clases.

Por otro lado, que la mejoría en la precisión de la detección de mentiras se produzca al combinar las técnicas de análisis de palabras y comportamiento no verbal puede parecer de sentido común dado que el entrenamiento en una estrategia u otra generalmente produce beneficios. Sin embargo, que cada técnica produzca efectos positivos por separado no significa necesariamente que lo hagan de forma combinada. Los alumnos que aprenden ambas técnicas por separado suelen sentirse abrumados por la cantidad de detalles a los que deben prestar atención, y es muy probable que la formación en ambas pueda haber producido demasiada sobrecarga de información de manera que su aplicación práctica no haya tenido éxito.

Los resultados sugieren asimismo que la mejora en los índices de precisión observados en el estudio no es simplemente debida a los aumentos en el procesamiento activo de los estímulos. Algunos estudios han revelado que, debido al sesgo de verdad (tendencia a juzgar las declaraciones como verdaderas), el entrenamiento en detección de mentiras puede afectar a la precisión en la detección de mentiras pero no de verdades. No obstante, los resultados hallados no apoyan esta idea, ya que el entrenamiento produce un aumento en los índices de precisión tanto en los vídeos de individuos que dicen la verdad como en los vídeos de individuos que engañan. Lamentablemente, el diseño del estudio impide saber exactamente que elementos fundamentales de los cursos producen efectos positivos en la precisión de la detección de mentiras.

En consecuencia, el reconocimiento de anomalías conductuales en el comportamiento verbal y no verbal no sólo ayuda a los investigadores a detectar mentiras con mayor precisión; sino que también puede utilizarse como apoyo en las entrevistas e interrogatorios. No obstante, el reconocimiento de anomalías conductuales para evaluar la veracidad y detectar mentiras en entrevistas de investigación no es la panacea para resolver todos los casos. Normalmente las entrevistas e interrogatorios necesitan apoyarse en otras fuentes como declaraciones de testigos, pruebas forenses y otras evidencias.

Aún así, los investigadores deben preparar y planificar las entrevistas e interrogatorios, y elaborar las preguntas y guiar la conversación cuando se detecten anomalías. Del mismo modo, los investigadores que han recibido formación en detección de mentiras deberían tener cuidado con los sesgos que puedan aparecer tras el entrenamiento. Así pues, la identificación de anomalías conductuales válidas indicadoras de verdad y mentira, tanto verbales como no verbales, puede ser de gran utilidad para cualquier investigador.

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Fundación Universitaria Behavior & Law – Club del Lenguaje No Verbal

Traducción y edición: Leticia Moreno

Arrepentimiento Verdadero y Arrepentimiento Simulado. Club Lenguaje No Verbal.
Arrepentimiento Verdadero y Arrepentimiento Simulado. Club Lenguaje No Verbal.

Estimados suscriptores y seguidores del Club del Lenguaje No Verbal, esta vez les ofrecemos un resumen del artículo “Lágrimas de cocodrilo: Comportamientos faciales, verbales y corporales relacionados con el arrepentimiento verdadero y simulado”, de los autores Leanne ten Brinke y Stephen Porter de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), que trata sobre la detección del engaño emocional en el arrepentimiento.

El engaño es un aspecto común de la interacción social humana. No obstante, las mentiras acompañadas de intensas emociones y manifestaciones emocionales falsas pueden tener graves consecuencias a nivel individual y social. Por ejemplo, en sentencias condenatorias o audiencias de libertad condicional, el arrepentimiento es un factor importante; la credibilidad percibida de la emoción de un acusado durante su testimonio determina las decisiones finales relativas a su futuro. Los sentimientos de culpa se producen sobre todo en situaciones en las que el acto deplorable era controlable por el transgresor.

Aunque se ha sugerido que una sola expresión universal no representa arrepentimiento, ninguna investigación empírica hasta la fecha ha considerado analizar la combinación de expresiones emocionales universales asociadas a este estado de ánimo. Además, ningún estudio ha examinado las posibles diferencias de expresión emocional entre el arrepentimiento verdadero y el simulado. La teoría y la investigación plantean la existencia de varias señales de comportamiento asociados con el engaño.

En teoría, las manifestaciones de un mentiroso y de quien dice la verdad deben variar debido a la elevada excitación, la carga cognitiva y el control conductual involucrados en la simulación de un relato o sentimientos. Mientras relata los hechos, el mentiroso debe controlar sus expresiones faciales (a veces tiene que ocultar o simular una emoción) y el lenguaje corporal. Esta necesaria “multitarea” debería reducir el nivel de control consciente que el mentiroso tiene sobre cada canal de comportamiento e incrementar la cantidad de “fugas” relativas a uno u otro(s), en función de a que le está dedicando su esfuerzo. Teniendo en cuenta que la cara es el foco principal en la interacción interpersonal, un mentiroso inteligente sería capaz de controlar su expresión facial.

De esta manera, los individuos que engañan deben mantener su duplicidad simulando expresiones emocionales concurrentes con la mentira y eliminando la “fuga” de sus verdaderas emociones. Dada la compleja musculatura de la cara, y la pesada carga cognitiva relacionada con esta tarea, no es de extrañar que la expresión de emociones genuinas y simuladas pueda ser sensiblemente diferente. Por lo tanto, se puede deducir que las emociones relacionadas con el engaño podrían dar lugar a expresiones simuladas.

La evidencia empírica señala que puede ser importante atender a las señales verbales para detectar mentiras emocionales en las manifestaciones de arrepentimiento. La extensa bibliografía sobre el engaño revela que, los mentirosos tienen tendencia a hablar más lento y dar menos detalles. Son asimismo más propensos a dudar. Del mismo modo, los patrones lingüísticos pueden proporcionar indicadores de falso discurso. En concreto, los mentirosos tienden a utilizar menos pronombres en primera persona y referencias a otras personas.

La bibliografía existente confirma que también existen asociaciones entre el lenguaje corporal y el engaño. El presente estudio investiga las posibles señales faciales, verbales y corporales de engaño en las manifestaciones de verdaderas transgresiones autobiográficas asociadas con el arrepentimiento verdadero y simulado. Se prevén diferencias en la presencia y duración de las expresiones emocionales que se producen cuando los participantes describen sus sentimientos de arrepentimiento genuinos frente a los simulados.

La Hipótesis 1 plantea que se prevé que la tristeza domine las manifestaciones de sentimientos genuinas en comparación con las manifestaciones simuladas. Por otro lado, se prevé que las manifestaciones simuladas de emociones se caractericen por la presencia de expresiones emocionales discordantes, como felicidad o ira.

Según la hipótesis 2, se prevé de manera similar que las verdaderas manifestaciones emocionales den lugar a largos estados de tristeza. Sin embargo, las manifestaciones engañosas contendrían mayores estados de felicidad e ira.

De acuerdo con la hipótesis 3, se prevé que las expresiones negativas (simuladas) estén más frecuentemente seguidas de expresiones positivas (fuga emocional) en el arrepentimiento simulado, en comparación con el verdadero arrepentimiento. La hipótesis 4 plantea la relación de los indicadores verbales con el arrepentimiento simulado. En la hipótesis 5 se analiza el lenguaje corporal como señal de arrepentimiento simulado.

Este estudio es probablemente el primero en investigar las señales conductuales en el arrepentimiento verdadero y simulado. Se esperaba que las manifestaciones emocionales difirieran en los niveles de credibilidad, especialmente cuando los participantes describían los sentimientos asociados a cada transgresión. Un hallazgo importante es que no existen diferencias significativas en la presencia de expresiones faciales emocionales universales entre el arrepentimiento verdadero y el simulado. Las manifestaciones emocionales de arrepentimiento simulado (por ejemplo: “Me sentí tan culpable”) contienen una mayor variedad de emociones, en relación con las manifestaciones genuinas. Las manifestaciones simuladas se relacionan normalmente con felicidad y sorpresa. Además, puesto que los relatos genuinos contienen menos emociones, la manifestación emocional del mentiroso puede también reflejar una estrategia de sobre-compensación. Esto da lugar a un comportamiento emocional melodramático por una transgresión pasada relativamente leve, no delictiva, que no justifica tal expresión.

Dado que ambas experiencias descritas ocurrieron en realidad (es decir, todos los detalles del evento eran verdaderos) y que no se ejerció ningún control sobre la longitud o el contenido específico de los relatos de cada participante, es sorprendente que no se encuentren diferencias en la expresiones faciales emocionales al analizar toda la narración. Se examinaron asimismo las micro-expresiones como posibles señales de engaño emocional y las frecuencias relativas parecen indicar que pueden revelar el verdadero estado de ánimo. Las micro-expresiones generalmente indican tristeza en el arrepentimiento genuino e ira en el simulado. Mientras que la tristeza es un elemento del arrepentimiento, la ira normalmente es contraria a él.

Por lo tanto, estas breves expresiones pueden revelar sentimientos encubiertos (y aparentes). El hallazgo de que las micro-expresiones (en general) son igualmente comunes en las expresiones genuinas y en las simuladas. Destaca la importancia de considerar la emoción expresada en su contexto en lugar de simplemente interpretar la presencia de una micro-expresión como señal de engaño. Además de la presencia de emociones expresadas, se ha descubierto asimismo que las secuencias de expresiones emocionales de arrepentimiento verdadero son diferentes de las del arrepentimiento simulado, pero únicamente en la parte inferior de la cara.

Por el contrario, las expresiones negativas (tristeza) en el arrepentimiento simulado son seguidas normalmente por otras emociones, positivas y negativas. A pesar de no presentar diferencias significativas en el lenguaje corporal y las conductas verbales, los participantes muestran más vacilaciones del habla (por ejemplo: “eh, eh, eh”), cuando cuentan la historia relacionada con el arrepentimiento simulado en comparación con el verdadero relato de arrepentimiento. El aumento de vacilaciones del habla generalmente da lugar a un incremento de la complejidad cognitiva. Por otro lado, el contacto cara a cara con un infractor durante una audiencia de libertad condicional influye enormemente en las decisiones relativas a la liberación.

Por lo tanto, la identificación de señales de comportamiento fiables que puedan diferenciar entre el arrepentimiento verdadero y el simulado podría tener considerables implicaciones prácticas. Los resultados actuales pueden ser de relevancia práctica para psicólogos forenses, para agentes de libertad condicional y para los que toman decisiones legales al evaluar la veracidad de las manifestaciones de arrepentimiento.

A pesar de que es necesaria más investigación antes de que tales señales comporten factores agravantes o atenuantes en un juicio, los profesionales clínicos pueden encontrar esta investigación útil para detectar y enfrentarse a las “lágrimas de cocodrilo”, resultando probablemente en un tratamiento más justo y efectivo para los delincuentes. En general, se necesita más investigación para obtener una mayor comprensión de esta común y significativa emoción humana.

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Traducción y edición: Leticia Moreno

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