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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Can third-party observers detect attraction in others based on subtle nonverbal cues?” de Samara, I.; Roth, T. S.; Nikolic, M.; Prochazkova, E. y Kret, M. E. (2022), en el que los autores realizan varios experimentos para saber si un tercero observador es capaz de saber, a través de señales no verbales, si las dos partes de una pareja sienten atracción entre sí.

Los humanos producen e infieren rápidamente estados emocionales a través de expresiones faciales o corporales en la vida cotidiana. 

Aunque algunas emociones son más sencillas de reconocer que otras, las personas las pueden comunicar de manera eficiente usando señales no verbales. 

Uno de estos estados emocionales con mayor importancia es la atracción, crucial para la elección de la pareja. 

Observar y descifrar mensajes no verbales sutiles, como sonrojarse o sonreír levemente, podría facilitar la respuesta ante la pregunta de si una persona está interesada en volver a ver a otra. Sin embargo, aún no se ha examinado si tales señales no verbales pueden detectarse con tanta precisión como otras emociones. 

En el estudio objeto del artículo, los autores investigan si los observadores externos pueden detectar la atracción entre extraños durante una cita rápida utilizando fragmentos de vídeo. 

Este tema es de especial interés para los autores porque la atracción es una emoción poderosísima. Puede guiar nuestro comportamiento durante las interacciones sociales, acercarnos o alejarnos de personas. Al igual que otras emociones, la atracción influye también en los demás. En particular, la experiencia de la atracción está relacionada con una mayor excitación, que se puede observar incluso con procesos fisiológicos.

Investigaciones anteriores han demostrado que, en las citas rápidas, una persona puede indicar si le gustaría volver a encontrarse con su cita sólo tres segundos después de mirarla. Esto sugiere que la atracción puede surgir rápidamente y guiar el comportamiento durante la acción social. 

Los humanos son capaces de ocultar sus sentimientos o transmitir algo contrario a lo que sienten para dirigir sus interacciones sociales según deseen. Sin embargo, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, hay señales específicas sobre las que no tenemos control. Por ejemplo, al ver a alguien que nos interesa sexoafectivamente, nuestras pupilas pueden dilatarse y un rubor distintivo puede aparecer en nuestras mejillas. 

Aunque no hay una expresión clara, hay señales sutiles de tipo no verbal que cuando se expresan indican interés y disponibilidad. Sin embargo, pueden ser ambiguas. Es importante tener en cuenta que hay muchos factores que pueden influir en la detección de la atracción.

En una serie de tres experimentos, los autores estudian si los observadores pueden detectar la atracción en una pareja de extraños que tiene una cita atendiendo sólo a pequeñas porciones de esa interacción. Específicamente, se examina si esto está influenciado por la edad, la fase de la interacción y/o la duración del estímulo. 

Los vídeos fueron recopilados durante un estudio de citas a ciegas realizado en los Países Bajos en 2021. En él, los participantes se sentaron en extremos opuestos de una mesa y se les informó de que tendrían tres interacciones separadas con su pareja: una fase de primera impresión, una fase de contacto visual (ya que al principio tenían tapados los ojos) y una fase verbal. 

Se instruyó a los observadores del estudio del artículo para que prestaran atención a los vídeos, sin instrucciones específicas sobre a qué debían prestarle atención específicamente. Al final, se les preguntó si creían que las personas de la cita querrían repetirla. 

Finalmente, los autores no encontraron pruebas sólidas que respaldasen la idea de que las personas puedan detectar de manera confiable la atracción o ausencia de atracción a través de observar fragmentos de vídeos de citas, y basándose en señales no verbales.

Sin embargo, parece ser que la precisión aumentó cuando las personas de los vídeos sí sentían atracción, y disminuyó cuando las personas no la sintieron. 

Dado que los hallazgos anteriores han enfatizado la importancia de las señales no verbales sutiles en la comunicación de la atracción, cabe preguntarse si la baja precisión observada en la detección de la atracción puede deberse a una ausencia de comportamientos asociados a ésta. Es decir, ¿habría suficiente información presente para que los observadores la captasen? 

La conclusión obtenida es que las personas no pueden detectar con certeza cuándo existe atracción entre dos personas atendiendo sólo a señales no verbales, pero parece ser que cuando las personas sí se atraen, es más sencillo percibirlo, lo cual, señalan los autores, puede ser muy interesante para investigaciones futuras.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “I saw him first: Competitive nonverbal flirting among women, the tactics used and their perceived effectiveness”, de Wade, T. J.; Fisher, M. L. y Clark, E. (2021), en el que los autores llevan a cabo dos estudios para conocer cuáles son las señales no verbales más utilizadas entre mujeres cuando quieren conquistar a un hombre en el que más de una de ellas está interesada. 

Universalmente, las personas tienen el deseo de formar relaciones íntimas, ya sea de larga duración, o tan sólo ligues de una noche. Uno de los retos a los que se enfrentan las personas interesadas en establecer relaciones sexoafectivas es la captación de la pareja, y una forma de superar este obstáculo es el coqueteo. 

El coqueteo es un aspecto esencial de la interacción interpersonal humana, y puede ser utilizado de muchas formas. Por ejemplo, las personas solteras pueden usarlo para atraer a una pareja, pero aquellos que están en relaciones pueden coquetear para provocar celos en su pareja actual. 

También se puede utilizar como un intento de intensificar la relación que ya se tiene y promover su desarrollo, así como el crecimiento de vínculos entre las personas de esa pareja. 

Si bien el coqueteo se puede usar para muchos propósitos, el más conocido e importante a nivel evolutivo es el del apareamiento. De hecho, la mayoría de la literatura sobre el tema se refiere a cómo señalar a una persona que se está interesado en salir con ella. 

Algo muy interesante es que el coqueteo difiere entre hombres y mujeres, lo que refleja sus distintas prioridades a la hora de elegir pareja. Por ejemplo, los psicólogos evolutivos argumentan que los hombres heterosexuales suelen elegir a sus parejas en función de las señales de fertilidad y potencial reproductivo, así como el acceso sexual. 

Por otro lado, las mujeres heterosexuales suelen tener un comportamiento de competición intrasexual entre ellas para obtener acceso a parejas deseables. 

Si bien estas diferencias han sido documentadas en literatura previa, la forma en que se relacionan con el coqueteo y la posterior formación de relaciones, es compleja. 

Por ejemplo, la preferencia de los hombres por parejas sexualmente accesibles puede hacernos pensar que el coqueteo de las mujeres debería enfatizar estas cualidades para generar interés, pero parecer sexualmente receptivo es contraproducente para las mujeres cuando se trata de establecer una relación a largo plazo, según literatura previa. 

La forma en que las mujeres coquetean para atraer a una pareja potencial depende presumiblemente de muchos factores, como, por ejemplo, si la pareja tiene la calidad suficiente o si ha sido seleccionado como una posible pareja a largo plazo.

Si bien el coqueteo se puede realizar verbalmente, el componente no verbal es más abundante y, además, más importante en este contexto. Por ejemplo, las mujeres pueden intentar manifestar su disponibilidad sexual, lo cual es más fácil de hacer a través de medios no verbales. Además, las señales no verbales, suelen tener asociada una mayor credibilidad que las verbales. 

Los autores proponen la idea de que las mujeres tienden a competir de forma intrasexual, es decir, unas con otras, por la potencial pareja masculina. Sin embargo, es un tema que no se ha investigado aún desde el prisma del lenguaje no verbal, así como tampoco se ha explorado el cómo se ejecuta esta competición. Este es el objetivo del artículo.

Los autores se centran sobre todo en el uso de “señales de lazo” o “señales de vínculo”, que son exhibiciones públicas no verbales, signos u objetos (como anillos de boda o darse la mano) que indican que existe una relación entre dos personas. Se consideran una forma efectiva que las personas usan para decir que existe una relación entre ellas. 

En el primer estudio, se reunió a 91 mujeres que participaron en un cuestionario online. Respondieron preguntas como: “¿cómo lograría que la atención de su ligue se desplace de otra mujer a usted, en el contexto de un pub?”, entre otras. Las 11 acciones más populares se utilizaron para el siguiente estudio. Estas fueron: el contacto visual, bailar en su campo de visión, sonreírle tocarle, reírse de sus bromas, meterse a bailar entre la otra mujer y el hombre, mostrar asco o disgusto hacia ella, rozar al hombre, abrazarle, coquetear con otros hombres o saludarlo con la mano. 

En el segundo estudio se reunió a 139 participantes, entre ellos hombres y mujeres, y también a través de un cuestionario en línea se les preguntó qué tácticas consideraban más efectivas, utilizando una escala.

Parece ser que tocar a un hombre en el brazo, el hombro, el pecho o la pierna es el acto de coqueteo más efectivo, porque significa para otras mujeres que se está formando un vínculo con el hombre. Desde el punto de vista de la competencia intrasexual, una vez que “se toma” a una pareja, es más útil acercarse a un compañero alternativo antes que tratar de competir con una rival. 

Esta es una explicación simplista, según reconocen los autores, ya que la competencia intrasexual involucra muchos más factores, algunos desde el punto de vista evolutivo, otros desde el prisma social, etcétera. 

Otras técnicas útiles resultaron ser el contacto visual, el abrazo (que puede verse como una señal de vínculo y además libera oxitocina, que une a las personas), o reírse de sus bromas.

Los autores proponen la interesante idea de explorar en futuras investigaciones cómo el valor autopercibido de la pareja influye en las técnicas de coqueteo y, en particular, en el coqueteo competitivo.

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Body sway predicts romantic interest in speed dating” de Chang, A.; Kragness, H. E.; Tsou, W.; Bosnyak, D. J.; Thiede, A. y Trainor, L. J. (2021), en el que los autores organizan una serie de citas rápidas para estudiar cómo la música y los movimientos corporales influyen en los intereses románticos de los participantes. 

Las relaciones amorosas son uno de los vínculos sociales más esenciales para los humanos y, además, son fundamentales para la sociedad. 

Debido a esto, muchos estudios previos han investigado los factores sociales y de personalidad que están relacionados con la formación y el mantenimiento de estas relaciones, así como con la felicidad y el resultado de éstas. 

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los expertos y también del público general es el primer momento de este vínculo, es decir, el origen, el interés romántico inicial. Para investigarlo se han utilizado las citas rápidas, que es un proceso en el que las personas tienen una serie de citas que duran pocos minutos con potenciales parejas románticas. El motivo de la validez de este método es que permite una buena manipulación experimental, además de que posee la aprobación de la comunidad científica.  Es el método que se utiliza en este estudio.

Sin embargo, el papel de la interacción interpersonal y el comportamiento no verbal en el interés romántico inicial rara vez ha sido estudiado científicamente, pese a ser visto como un factor crucial para las personas. 

En este artículo en concreto, los autores se centran en los balanceos, los vaivenes corporales interactivos de los miembros de la potencial pareja que participa en citas rápidas, y cómo estos se relacionan con el interés romántico. 

El balanceo del cuerpo forma parte del comportamiento no verbal de las personas y sirve como indicador de las interacciones en muchos entornos. Las personas rara vez se sientan y se quedan completamente quietas, sino que más bien realizan movimientos sutiles de torso y cabeza, generalmente sin darse cuenta. 

Cuando dos o más personas tienen una conversación, están en una sesión de psicoterapia o están tocando música al mismo tiempo, sus vaivenes corporales tienden a estar acoplados

Ya hemos mencionado que lo que se estudia en este artículo es el balanceo corporal y su relación con el interés romántico inicial. Pues bien, para evaluarlo, se examinaron las relaciones de acoplamiento entre el balanceo de una y otra persona, a lo largo de los 4 minutos que duró cada cita. 

Además se tuvo en cuenta un factor interesante: la música. Los entornos de citas suelen incluir música de fondo, sin embargo, el efecto de la música en el interés romántico inicial rara vez ha sido estudiado. 

Muchos lugares donde las personas experimentan interacciones románticas, como restaurantes, bares y fiestas, tienen música. Se sabe que ésta impulsa los movimientos intencionales y también aquellos inconscientes, especialmente los estilos como el soul, el funk o el jazz, que tienen un alto nivel del llamado “groove”. El “groove” sería el instinto que nos hace movernos y que nace de la influencia musical. 

Los estudios empíricos han demostrado que ciertos tipos de música promueven el balanceo del cuerpo a su ritmo, por lo tanto, los autores plantearon la hipótesis de que el ritmo musical podría afectar al interés romántico inicial al mejorar el acoplamiento interpersonal del balanceo. 

Para investigar todo esto, se reunió a 55 participantes. Hubo dos sesiones de citas entre hombres y mujeres mayores de edad. Para cada sesión se seleccionó música de fondo diferente. Se minimizó el contacto cara a cara entre posibles parejas antes de las citas y se instruyó a los participantes para que, una vez llegase el momento, tuvieran conversaciones e interacciones sólo con su compañero a la mesa. Después de cada cita, cada participante completó un cuestionario sobre su compañero. 

Se descubrió que el acoplamiento direccional del balanceo del cuerpo predecía el interés en las relaciones románticas a largo plazo, pero no a corto plazo. Específicamente, los participantes parecían tener un mayor interés en una relación a largo plazo si la dinámica de su balanceo predecía mejor el balanceo del cuerpo de su posible pareja. 

Esto es consistente con hallazgos previos que muestran que el interés en las relaciones a corto plazo se asocia principalmente con el atractivo, mientras que el interés en las relaciones a largo plazo se asocia con características de la personalidad similares y socialmente atractivas, como la inteligencia, la honestidad y la calidez. 

Los autores proponen la idea de que el acoplamiento del balanceo corporal refleja la calidad de la comunicación en la pareja y revela el grado de características de personalidad compatibles. 

Por otro lado, en cuanto a la música, se muestra que promueve el interés romántico durante las citas rápidas, lo que motiva futuras investigaciones sobre este tema. Sin embargo, no se encontraron evidencias de que la música se relacione con un mayor acoplamiento del balanceo, lo que no era consistente con la hipótesis planteada. Pero es importante mencionar que otros estudios previos muestran que la música con “groove” promueve la incorporación del movimiento a la música y por tanto se debe ahondar en si beneficia al surgimiento de vínculos románticos. 

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Amigos del Club del Lenguaje No Verbal, esta semana presentamos el artículo “Can I have your number? Men’s perceived effectiveness of pick-up lines used by women”, de Fisher, L. M.; Coughlin, S. y Wade, T. J. (2020), en el que los autores se preguntan cuáles de las frases que utilizan las mujeres para flirtear con hombres son las más efectivas, según la opinión de estos.

Uno de los ámbitos en los que el conocimiento del lenguaje y la conducta no verbales es más interesante es en el del coqueteo.

Tanto a hombres como mujeres les preocupa cómo son percibidos por el sexo que les interesa, y no son pocos aquellos que intentan trabajar para mejorarlo. De hecho, estamos seguros de que prácticamente todos hemos llevado a cabo alguna estrategia para ser más atractivos al ojo de nuestro objetivo amoroso o sexual.

Y uno de los puntos más interesantes de la conducta no verbal aplicada al flirteo, es cómo se inician las conversaciones de este tipo. ¿Qué aproximación nos asegurará el éxito? ¿Cuál debemos evitar a toda costa?

La mayoría de estudios hasta ahora se centraban en cómo los hombres heterosexuales usaban estas primeras palabras, del primer encuentro, para impresionar a las mujeres. Por ello, los autores deciden realizar su experimento enfocándose en lo contrario, en la otra parte: las mujeres percibidas por los hombres.

De todas las clasificaciones de estas primeras palabras, la que utilizan los autores a lo largo del artículo es: las líneas directas (por ejemplo: “Me pareces guapo, ¿me das tu número?”), las líneas inocuas (“¿Me recomiendas una bebida?”), y las líneas divertidas o poco serias (“¿Te puedo hacer una foto para enseñarle a Santa Claus lo que quiero por Navidad?”).

Generalmente, las mujeres son más receptivas a líneas inocuas, seguidas de líneas directas. Por lo contrario, las que menos les gustarían son las líneas divertidas o poco serias. Se sugiere que sea porque las mujeres perciben estas últimas como típicas de personas poco inteligentes y que no son dignas de confianza.

Los hombres, por otro lado, y según investigaciones anteriores, serían más receptivos a líneas directas, seguidas de las divertidas o poco serias; sintiéndose menos atraídos por las inocuas. Es posible que esto suceda porque estas últimas no expresan de forma explícita el coqueteo.

Sin embargo, los estudios hasta el momento se han centrado históricamente en estas primeras palabras y no han tenido en cuenta la apariencia de la persona que las pronunciaba. Por ello, los autores han decidido hacer una aproximación teniendo en cuenta lo atractiva y promiscua que es la persona para el observador.

Las hipótesis que se plantean los autores son dos. En primer lugar, si las mujeres que usan líneas directas serían percibidas como las más efectivas en el contexto del coqueteo. En segundo lugar, si sería más importante para los hombres el considerar a las mujeres atractivas y promiscuas, antes que las palabras que utilizan para coquetear con ellos por primera vez.

Para comprobar estas hipótesis realizan dos estudios piloto que les sirven para recabar información y realizar su experimento principal.

El primero de estos estudios sirvió para asegurarse de que las mujeres utilizan unas primeras palabras para acercarse a los hombres con los que quieren coquetear y cuáles son. Se llevó a cabo planteándoles a un grupo de mujeres una situación hipotética en la que tienen que pensar qué decirle a un hombre con quien pretenden flirtear en un bar. Se obtuvieron una serie de frases que posteriormente, serían utilizadas en el experimento principal.

El segundo experimento piloto, sirvió para determinar qué fotografías se utilizarían para el experimento. A los participantes (todos masculinos) se les mostraron una serie de fotografías de mujeres y se les pidió que las clasificasen según lo atractivas y promiscuas que les parecían. Con los resultados obtenidos, los autores seleccionaron doce de estas imágenes; tres en cada una de las cuatro categorías siguientes: percibidas como muy atractivas y promiscuas, percibidas como muy atractivas y no promiscuas, poco atractivas y promiscuas, y ni atractivas ni promiscuas.

En el experimento principal participaron 130 hombres heterosexuales a los que se les presentó un cuestionario con las doce imágenes seleccionadas, clasificadas en cuatro categorías mencionadas en el segundo experimento piloto, cada categoría con tres fotografías. Además, a cada una de estas imágenes se le asignó un tipo de palabras utilizadas para iniciar los primeros encuentros: directas, inocuas y divertidas o poco serias.

Se les propuso una situación hipotética, en la que debían decir cuál creían que era la eficacia de cada una de las doce mujeres de las fotografías a la hora de flirtear con un hombre heterosexual, teniendo en cuenta también su atractivo y cómo de promiscuas parecían estas mujeres a ojos de los participantes.

Los resultados obtenidos sugieren que los hombres prefieren las líneas directas antes que las divertidas o las inocuas (estas serían las que menos les gustarían).

Además, el atractivo juega un papel muy importante en la efectividad de estas primeras palabras, más que la promiscuidad percibida.

Las mujeres con una alta promiscuidad y un gran atractivo percibidos obtuvieron la mayor puntuación de eficacia en el experimento.

Es decir, se confirmarían las hipótesis que se plantearon los autores al comienzo del artículo.

Las líneas divertidas o poco serias merecen especial atención porque los resultados con respecto a ellas son ligeramente contradictorios.

Por ejemplo, los resultados de las investigaciones previas sugieren que las mujeres prefieren hombres divertidos con un gran sentido del humor, inteligentes y creativos. Esto nos haría pensar que las líneas divertidas o poco serias deberían ser las favoritas de las mujeres, cuando es justo lo contrario.

Con respecto a los hombres, no tendrían preferencias especiales hacia las mujeres más divertidas, sino que preferirían mujeres que disfruten con su sentido del humor. Esto sugeriría que los hombres serían menos receptivos ante las líneas divertidas o poco serias, cuando la realidad parece ser que, si bien no son sus favoritas, las prefieren antes que las líneas inocuas.

Existen limitaciones en este estudio, como que las mujeres de las fotografías eran todas modelos y por tanto no representaban el grueso de la sociedad femenina. Por otro lado, el experimento consistió en cuestionarios sobre situaciones hipotéticas, que difieren de las conversaciones reales donde otros elementos, como la prosodia, cobran especial importancia.

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