Amigos del Behavioral Economics Club, esta semana presentamos el artículo “Monetary incentives do not reduce the repetition-induced truth effect” de Speckmann, F. y Unkelbach, C. (2022) en el que los autores realizan un experimento para saber si la introducción de incentivos económicos afecta cuando se trata de distinguir entre una verdad y una mentira, específicamente, teniendo en cuenta el efecto de la verdad inducida por repetición.

Las personas ven, leen y escuchan muchos eventos y declaraciones diferentes cada día (noticias, redes sociales, conversaciones…) de los que pueden dudar o bien creer.

Aparentemente, la gente utiliza la repetición como una señal para inclinarse hacia uno u otro lado cuando se trata de tomar una decisión sobre la veracidad de lo que escuchan. Por lo tanto, tienden a creer las declaraciones que se repiten más, en comparación con declaraciones que se repiten menos. 

Este fenómeno se conoce como el efecto de la verdad ilusoria, verdad por repetición, o simplemente el efecto verdad.

En un trabajo de Hasher, en los años 70, se presentó a los participantes un total de 60 declaraciones. La mitad de ellas eran falsas y la otra mitad, verdaderas. Se expusieron a los participantes en dos sesiones. Durante cada una de estas, se repitieron 20 de los 60 enunciados, y los 40 restantes, eran de nueva introducción. Es decir, 20 de los 60 enunciados se mostraron en las dos sesiones. Después de la fase de presentación en cada sesión, los participantes debían calificar la validez de cada afirmación. Los participantes juzgaron las declaraciones repetidas como más válidas y creíbles que las declaraciones nuevas, lo que demostró el efecto básico de verdad. 

El efecto ha cobrado más protagonismo en los últimos años, ya que puede servir como una explicación de la creencia de las personas en teorías de la conspiración, la desinformación y las noticias falsas o fake news, debido a la frecuente repetición de información falsa en internet y redes sociales. 

En este estudio, los autores investigan qué sucede si, cuando hay que tomar una decisión, se deben tener en cuenta incentivos económicos. Es decir, qué pasa cuando al elegir entre calificar un enunciado como verdadero o falso, se gana o se pierde una determinada cantidad de dinero, en función de si se acierta o no. 

En otras palabras, se preguntaron si el efecto de verdad por repetición persiste si las decisiones de los participantes están altamente incentivadas. 

El hecho de que los incentivos disminuyan el efecto de verdad, sugeriría que el impacto en la vida real de repetir información no es tan crítico como parece

Sin embargo, si los incentivos monetarios no reducen el efecto de verdad por repetición, se subrayaría la relevancia del fenómeno en la vida real. En el nivel teórico, mostraría que las personas potencialmente consideran la repetición como una señal válida para tomar sus decisiones. 

En el experimento, los autores utilizaron 120 afirmaciones, 60 de ellas eran verdaderas y 60 falsas. Reclutaron a un total de 321 personas. Los dividieron en tres grupos: el grupo de altos incentivos (podían ganar hasta 12€), el grupo de los incentivos medios (podían ganar hasta 6€), y un último grupo sin incentivos. Sin embargo, a los tres grupos se les dijo que podían ganar un máximo de 4€. 

En cada afirmación, debían indicar si la consideraban verdadera o falsa. Ellos no lo sabían, pero por cada respuesta correcta recibirían 0,10€ y por cada respuesta falsa perderían 0,10€, no pudiendo llegar nunca a resultados negativos. 

Aunque algunos participantes podían recibir hasta 12€ y otros hasta 6€, parece ser que los incentivos no influyeron sustancialmente en el efecto de verdad por repetición. 

Usando un contraste exploratorio, los autores encontraron una ligera diferencia en el efecto de verdad entre las condiciones “sin incentivo” y las condiciones “con incentivo”: los participantes mostraron una ligera reducción en su tendencia a juzgar la información repetida como verdadera, pero el efecto tuvo un tamaño muy pequeño, por lo que no se considera una evidencia sólida. 

Las diferencias significativas se produjeron, sin embargo, cuando se trataba del tiempo de respuesta. Al ser más corto, parece lógico pensar que los participantes estaban motivados para responder correctamente con tanta frecuencia como fuera posible para aumentar sus ganancias. 

Los resultados son consistentes con otros obtenidos en literatura previa, y además ilustran la solidez del efecto de verdad por repetición al mostrar que, incluso al agregar consecuencias directas a los juicios de verdad, no hay cambios en las personas. 

Los datos respaldan, por tanto, las explicaciones cognitivas existentes sobre el efecto de verdad por repetición, con las implicaciones potenciales para los fenómenos del mundo real que ya se vienen explicando desde hace un tiempo, como la creencia en las noticias falsas, las teorías de la conspiración, entre otros. 

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