Amigos del Behavioral Economics Blog, esta semana presentamos el artículo “Behavioral Economics and Tobacco Control: Current Practices and Future Opportunities” de Littman, D.; Sherman, S. E.; Toxel, A. B. y Stevens, E. R. (2022), en el que los autores reflexionan sobre cómo podrían aplicar los 7 principios básicos de la economía conductual a las campañas de prevención del tabaquismo. 

Mejorar el control y el tratamiento del tabaco sigue siendo una prioridad médica. A pesar del progreso de los últimos años, fumar sigue siendo la principal causa prevenible de muerte en los Estados Unidos, causando 480.000 muertes al año y 300.000 millones de dólares en pérdidas económicas relacionadas.

Los tratamientos conductuales y médicos actuales han tenido éxito, pero no el suficiente. Para hacer frente a la considerable carga sanitaria (más ahora que seguimos luchando contra la Covid-19), existe una necesidad continua de desarrollar mejores intervenciones de control y prevención del consumo de tabaco. 

Al combinar elementos de la economía y la psicología, la economía del comportamiento proporciona un marco para diseñar soluciones novedosas que ayuden a los fumadores a dejar de fumar cuando con las intervenciones tradicionales no lo han conseguido. 

Los principios de la economía conductual, según Dawnay y Shah, serían: “el comportamiento de otras personas es importante”, “los hábitos son importantes”, “las personas están motivadas para hacer lo correcto”, “las expectativas propias influyen en el comportamiento”, “las personas tienen aversión a las pérdidas”, “las personas son malas para calcular”, y “la gente quiere sentirse involucrada y eficaz”. En total, 7. 

Sin embargo, la lista completa de principios no ha sido muy utilizada en el ámbito del control y el tratamiento o prevención del tabaco. La gran mayoría de estudios relacionados se enfocaron en los incentivos financieros y pocos se dedicaron a otros principios. Por tanto, esto es lo que proponen los autores: expandir la aplicación potencial de los 7 principios para el control y el tratamiento del tabaco. 

En una recopilación rápida sobre artículos de economía conductual aplicada a la prevención del tabaco y su tratamiento, 198 artículos de un total de 230 se referían a los incentivos económicos. Pero ¿y las demás posibilidades?

Los autores mencionan en primer lugar que el comportamiento de otras personas importa. Esto es, al tomar decisiones, las personas tienden a modelar su propio comportamiento según el de los que las rodean. El alcance de la influencia del comportamiento de los demás también se relaciona con quién tiene la personalidad más influyente. El sesgo del endogrupo sugiere una predilección por modelar el comportamiento de aquellos con una identidad social compartida. Incluso los famosos y celebridades influirían en las personas normales. 

La investigación futura puede evaluar la realización de campañas de personas influyentes que han dejado de fumar y sus resultados, lo que puede alentar a los espectadores a seguir su camino.

El segundo principio menciona que los hábitos son importantes. El comportamiento es habitual y seguimos siempre unas rutinas. Confiar en los hábitos reduce la energía mental requerida para completar tareas, incluso si los hábitos no son eficientes o saludables. Los hábitos brindan oportunidades para el cambio de comportamiento, primero al aprovechar los actuales, y luego al crear nuevos.

La investigación futura puede evaluar sustituir los cigarrillos por cigarrillos electrónicos, por ejemplo, de manera que el hábito de fumar continúa, pero se reducen los daños. 

Los autores también mencionan que las personas están motivadas para hacer lo correcto. La percepción de que una acción se lleva a cabo por el bien público o por el bien de los demás, influye en el comportamiento. Apelar al sentido del altruismo de las personas puede ser un enfoque eficaz y eficiente para el cambio de comportamiento.

Por otro lado, está la idea de que las expectativas propias influyen en el comportamiento. Esto sucede porque las personas quieren que sus acciones estén en línea con sus valores y compromisos. Comprometerse abiertamente con amigos, familiares e incluso extraños puede aumentar la medida en la que se produce un cambio de comportamiento, lo cual podría utilizarse en este contexto. 

El quinto principio es que las personas tienen aversión a la pérdida. La investigación de la economía del comportamiento sugiere que las pérdidas producen más reacciones emocionales que las ganancias. Desarrollar y probar intervenciones que cambien el marco de los incentivos económicos para explotar este principio, podría ser interesante, enfocándose no tanto en ganar algo, sino en perderlo. 

Por otro lado, las personas tienden a ser malas en matemáticas. Muchos estudios sugieren que los humanos entienden mal los conceptos de probabilidad y estadística en general, lo cual ayuda a explicar la popularidad de jugar a la lotería. Para aprovechar precisamente el atractivo de la lotería, se podría comunicar a los fumadores lo que podrían haber ganado si hubiesen completado una acción relacionada con dejar de fumar, por ejemplo.

Por último, el séptimo principio: la gente quiere sentirse involucrada. La teoría económica clásica postula que dar a las personas más opciones da como resultados mejores decisiones, siempre y cuando no se vuelva abrumador. Equilibrar ambas cosas, aumentar la autoeficacia al ayudar a los fumadores a comprender sus opciones para dejar de fumar y enfatizar su capacidad para hacerlo, hace que las personas sean más propensas a dejar de fumar definitivamente. 

Los autores animan a que se continúen desarrollando proyectos dedicados al tratamiento del tabaquismo desde la economía conductual, ya que consideran que proporciona muy buenas ideas para conseguir resultados positivos para un problema tan representativo para la salud de las personas alrededor del mundo. 

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